Jueves 20 30 hs en Vera Vera Teatro ( Vera 108 )
Una interesante propuesta llega al Vera Vera, de la mano de Rodrigo García Aguero, el autor de esta historia, inspirada en hechos reales, que nos hablará de un campeón nacional de tenis de mesa y sus ilusiones. Se puede vivir en busca de un sueño ?? Es sostenible esto en el tiempo ?? El entorno será cómplice de nuestra vocación o nos juzgará por salir de los carriles normales ??
El relato se desarrolla en la década de los 90, en Chivilcoy, pero podría desarrollarse en cualquier cuidad pequeña del interior, donde todos se conocen y nada de lo que se hace pasa desapercibido. Decíamos que la historia, tenía un base real, ya que Rodrigo, el autor de la obra, en su adolescencia, era federado en tenis de mesa y conoció las internas de una pequeña federación, con pocos integrantes, pero con jugadores participando en el Nacional, no tanto por sus virtudes, sino más bien por acción del cupo de representación.
En La Federación, tenemos a Fernando ( Diego Leiser ), que está en su casa familiar, preparando a puro pulmón, su viaje a Buenos Aires, para participar del Torneo Nacional. Todo es artesanal, desde la preparación del bolso, con algunas camisetas gastadas, que resultan una cábala, hasta esa bicicleta que debe preparar para que responda en la ruta, ya que se irá pedaleando desde Chivilcoy a Buenos Aires, porque que no tiene plata para comprar un pasaje en micro.
Fernando busca tranquilidad y concentración, ya que el tiempo corre y tiene que irse pronto, pero no está solo en la casa, allí también vive su madre Teresa ( Marta Montes de Oca ), quien preocupada porque el hijo se viajará en bicicleta por ruta, algo demasiado peligroso y agotador, por lo que intentará convencerlo y ayudarlo para que vaya de otra manera. En este encuentro entre Fernando y su madre, se darán muchas situaciones graciosas y divertidas, que nos resultarán muy familiares, ya que todos conocemos madres como Teresa, que pese a que el hijo tiene ya más de 30 años, lo trata como si tuviera la mitad.
El relato suena cercano y resulta una buena pintura, de como es la vida en los pueblos pequeños, donde cualquiera de sus habitantes que se destaque en alguna actividad, será tratado como una verdadera celebridad Por eso no extraña, que la gente que pasa por la puerta de su casa, lo alienta a Fernando, deseándolo suerte y los bomberos ya imaginan, el regreso triunfal del hijo pródigo con el trofeo y el obligado paseo en autobomba, por las calles de la ciudad.
Las actuaciones que presenta la obra, son destacadas, quien más se luce, sin dudas es Diego Leiser, quien dá vida, a un apasionado Fernando, que está decidido a dejar de lado todos los contratiempos que aparecen, para presentarse en el torneo. El ping pong, es su pasión, su filosofía de vida y dejará todo, en busca en búsqueda de cumplir su sueño. Nos gustó mucho la actuación de Diego, con un estilo campechano, que lo hace un personaje muy querible.
Lo acompañan en muy buena forma, Marta Montes de Oca, como una madre metida y sobreprotectora, que pese a la tranquilidad y a la intimidad que le pide tener su hijo, no puede con su genio y se inmiscuirá en cada de unos de sus asuntos. Nos divertimos mucho con su personaje y los intercambios con su hijo.
Completan el elenco, Tomas Catania, como Andrés, el encantador alumno de tenis de mesa de Fernando, que se muere de ganar por acompañar a su profe a Buenos Aires, Aldana Ramírez es la seductora madre de Andrés, que parece secretamente enamorada de Fernando, al que mira con cariño. Y por último mencionar a Sergio García, como Rubén, quien está enemistado con Fernando y aparecerá promediando el relato, para crispar loa ánimos de todos.
La puesta que propone el director es íntima, la idea es que el espectador se sienta espiando lo que sucede en esa habitación, con Fernando y su entorno, algo que consigue. Nos gustó mucho el vestuario noventoso, propuesto por Gabriela Varela Laciar que lucen los protagonistas. Hay un buen diseño escenográfico de Gerardo Porión, con los elementos que decoran ese cuarto, aprovechando además las puertas y ventanas que presenta la sala del Vera Vera. Toda la puesta, tiene un carácter de familiaridad y cotidianidad, que colabora con la credibilidad de la historia.
En conclusión, nos divertimos mucho con La Federación y además la obra ayuda a reflexionar, acerca de la importancia que tienen aquellas personas, que a pesar de vivir en una sociedad mercantilista y de consumo, donde ganar plata parece lo único importante, defienden su pasión y sus sueños, pese a saber que será complicado, obtener beneficios económicos que retribuyan el tiempo y el amor, que le ponen a su vocación. Nosotros claramente vemos una clara relación entre el jugador de ping pong y el artista del off, no sabemos si el autor, observó esa relación, nosotros creemos que si.
Desde su estreno, la obra viene agotando localidades, lo que indica que La Federación tiene muy buena recepción del público, que se identifica claramente con la historia y los personajes que la componen. Por eso no extraña, el generoso aplauso que reciben los protagonistas al final de la función, testimoniando que la pieza gustó mucho y que apoyan el sueño que Fernando, defiende con toda pasión.
Pensador Teatral.
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