Miércoles 21 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )
El dramaturgo rumano Eugene Ionesco, es considerado unos de los representantes más importantes del teatro del absurdo. Nacido en un hogar de padre rumano y madre francesa, vivió en París durante su infancia, luego regresó a Rumania, para estudiar literatura francesa en la Universidad de Bucarest, para finalmente volver a Francia y radicarse en la ciudad de Marsella, donde se estableció de manera permanente.
En sus obras, Ionescu expone la ridiculez de la existencia humana y la incapacidad de las personas para comunicarse. Su pesimismo es la base del teatro del absurdo, movimiento teatral que pone el acento en la la falta de sentido de la condición humana.
Fue autor de piezas muy representadas en el teatro contemporáneo, como La Cantante Calva, Las Sillas, El Rinoceronte ( tal vez su obra más conocida, en la que los habitantes se transforman en rinocerontes ) y La Lección, que es la obra que nos convoca en esta ocasión.
Esta breve introducción, entendemos sirve como marco, para entender la relevancia que tuvo este autor y adentrarnos un poco de su impronta.
La Lección narra la historia, de una alumna que concurre a la casa de un prestigioso profesor, para tomar clases particulares, que le permitan aprobar el examen de doctorado total, que deberá rendir en breve.
La joven luce aniñada, educada y de buenos modales, se pone en las manos de un profesor que irradia sabiduría. Ambos parece complacidos con el encuentro, la alumna por prepararse con un maestro de semejante envergadura y el hombre por poder dar clases a una joven de buena familia, que además de ser atractiva, parece dócil e inteligente.
Parecen congeniar muy bien, la amabilidad y la corrección entre ambos, por momentos parece hasta exagerada. En apariencias, la lección fluirá de la mejor manera, aunque hay algo inquietante en el entorno, que enciende la señal de alerta, creando sospechas en el espectador. El profesor emplea a un ama de llaves, un tanto extraña y con estilo marcial, que le advierte con énfasis a su patrón, sobre el peligro de avanzar con aquel encuentro, aunque el profesor no le hará caso.
No contaremos mucho más, solo decir que el primer tópico de la lección será la aritmética y veremos a una alumna luego de un comienzo muy seguro, empezará a caer en su rendimiento,ante problemas no tan complejos. Luego el tema, será la filología, las dificultades de la alumna para entender crecerá y la paciencia del profesor, irá en sentido contrario.
Hasta allí adelantaremos, el resto dejaremos que lo descubra el espectador cuando vea la obra, solo decir, que luego de un comienzo muy divertido, con muchas situaciones graciosas y desopilantes, la cordialidad y la amabilidad que había en el ambiente, irá cayendo, la tensión irá apareciendo y el desarrollo tendrá un viraje dramático.
La dirección de Laphtiz es acertada y pone el acento, en la incapacidad que tienen las personas para comunicarse y entenderse, uno de los lineamientos fundamentales del dramaturgo franco-rumano. Otro gran mérito del director, es la acertada elección de los intérpretes para esta obra, provenientes del Laboratorio de Teatro, la escuela de actuación que dirige junto a Marcelo Zitelli.
Las actuaciones nos gustaron mucho, principalmente la dupla que conforman Juan Molinari, el profesor y Julia Labadie, la alumna, con muy buena química entre ellos, algo fundamental para darle fluidez a la trama.
Juan con un discurso aleccionador y pedagógico, encuentra el tono justo para su personaje, al igual que Julia que con mucha frescura, compone a una joven ingenua que está feliz de poder recibir las enseñanzas de un profesor, por el que siente admiración, impresión que cambiará a medida que la obra irá avanzando. Nos gustaron mucho sus interpretaciones.
Andrea Mansilla es una ama de llaves, que parece más una carcelera, su función es velar por la salud y los nervios de su patrón. Desde un papel secundario, cumple de manera acertada su rol.
Queremos destacar especialmente las interpretaciones, porque el género del absurdo, no es sencillo de representar, doble mérito entonces, para actores sin tanta experiencia, que sin dudas con mucho ensayo, logran encontrar el tono justo a sus personajes y en esta segunda temporada, se los nota muy afianzados.
La obra pese a ser escrita en 1950, tiene una vigencia inquietante, ya que, coloca sobre el tapete temas, como la educación, el abuso de poder, las dificultades para comunicarse y hasta la violencia de género, que actualmente genera tanto debate en la sociedad. Además el absurdo y el grotesco, muchas veces ponen al descubierto situaciones que se toman como normales, pero que al mirarlas en detalle, no tienen otra justificación, que el cumplimiento de mandatos sociales arraigados.
Con todos los ingredientes mencionados, podrán disfrutar del humor negro de Ionesco y la satirización permanente a la condición humana, de la mano de un director de experiencia como Laphitz, que le brinda confianza, a un elenco que ofrece entrañables interpretaciones.
La sala más pequeña del Método Kairos, propone un ambiente íntimo, ideal para el desarrollo de la obra, situación que el espectador agradece y lo deja bien predispuesto, para disfrutar de una lección teatral, que además de divertir, deja espacio para la reflexión.
Pensador Teatral.