Dramaturgia y Dirección de Cecilia Meijide.
Jueves 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )
Un texto sensible y entrañablemente humana, nos ofrece Cecilia Meijide, con Las Cosas de Mabel. Cecilia, joven dramaturga y directora, es reconocida en el teatro independiente, entre otras cosas, por ser la autora de Cactus Orquidea, una joyita del teatro independiente, que recibió numerosos premios y estuvo varias temporadas en escena, debido a la gran respuesta del público.
Al igual que aquella premiada pieza, en Las Cosas de Mabel, también se hablará de vínculos humanos y ahora que asociamos, también tendremos una plantita en escena que recibirá muchas miradas. En este caso los vínculos se enfocarán, desde la mirada de la vejez. Que sucede cuando se llega a esa etapa de la vida, donde parece que ya hemos vivido todo y el entorno familiar, ocupado con sus temas urgentes, le presta poca atención a ese ser querido, que parece tener su vida en modo cámara lenta..
La protagonista de esta entrañable historia, es Mabel ( Rosario Varela ), una adorable y tierna viejita, que viuda y con sus 86 años, muestra una lucidez mental admirable y los achaques propios de la edad. Por sus problemas en las articulaciones y para no quedarse dura, debe recurrir a los servicios de Iván, un joven kinesiólogo, que la visita a su casa y con una rutina diaria de ejercicios, la ayuda a mantener algo de movilidad.
La relación entre Mabel e Ivan, adquiere importancia, ya que el joven además de darle la rutina de ejercicios, la cuida, le hace compañía y se preocupa por ella. El tercer protagonista de esta historia, es Fabián ( Nacho Bozzolo ), el hijo de Mabel. Enfrascado en sus problemas personales y luchando por no separarse de su actual esposa, le dedica muy poco tiempo a su mamá. Solo pasa cada tanto y cada vez que lo hace, parece más preocupado, por llevarse alguna cosa de la casa, para venderla luego, en vez de interesarse por salud de su madre o sus sentimientos.
Fabián es egoista y desconfiado, no le gusta que ese kinesiólogo pase el día entero con su mamá en la casa y lo mira con recelo. No contaremos más, pero a medida que transcurre la trama, el vínculo entre los tres, que comienza muy tirante, se irá acomodando y encontrando una armonía, impensada en un comienzo.
La historia es simple, pero tiene la fuerza de lo cotidiano, de lo cercano. El espectador reconoce a los personajes y se identifica con ellos, influyendo también mucho en esto, no solo un texto cargado de sensibilidad, sino también las excelentes actuaciones que tiene la obra.
Es hora ya de destacar, la fantástica composición de personaje que realiza Rosario Varela, como Mabel. La directora eligió para el papel a una actriz joven, revelando el procedimiento actoral y dejando en evidencia al teatro como ficción. Y la apuesta, le salió realmente bien, ya que Rosario, resuelve el desafío de manera admirable. Con esa voz quebrada, el cuerpo encorvado y toda la gestualidad de una dulce anciana, enamora al espectador con su gran composición. Es la primera vez que vemos a Rosario en escena y nos encontramos con una actuación magnífica.
Pero semejante interpretación, no está sola, los hombres de la trama, también se destacan y acompañan a la gran protagonista de la noche. Ignacio Torres, es un joven lleno de amor y paciencia, que pese a sus problemas personales ( se peleó recientemente con su novia y esto lo afecta mucho ), le dará lo mejor a esa anciana, que por momentos parece su abuela. Muy bueno lo de Ignacio.
Por último mencionar a Nacho Bozzolo, un estupendo actor, a quien elogiamos ya varias veces, desde este humilde espacio. Aquí compone a un hijo, bastante egoísta, que no parece tener mucho registro por su madre, ni mucho afecto para darle. Una vez más Nacho muestra su versatilidad y ofrece una actuación muy convincente.
La puesta de carácter íntimo tiene muchos aspectos para destacar. Como por ejemplo el diseño escenográfico de Cecilia Zuvialde, que ofrece un cálido hogar, lleno de objetos, colores y detalles que llenan los ojos del espectador. Es importante, también el diseño lumínico de Sebastián Ladillo, creando climas y creando el espacio para las confesiones y los recuerdos, que tiene reservados la trama.
Realmente nos gustó mucho la obra, una historia mínima puede decirse, pero real y cotidiana, que sabe llegar al corazón del espectador, mostrando como muchas veces cuando llega la vejez de algún familiar, el entorno más cercano parece no querer aceptar o reconocer esta realidad y prefiere mostrarse indiferente y algo distante, apareciendo nuevas amistadas o la figura de cuidadores como Ivan, que empatizan con la persona mayor y la acompañan, haciendo más llevadera la soledad que sienten.
Las Cosas de Mabel, tiene un texto muy sensible, sin recurrir nunca a los golpes bajos, con momentos para reírse y otros para reflexionar. Cada espectador tendrá una reacción diferente ante la obra, de acuerdo a sus vivencias personales, su actualidad y sus recuerdos, lo que podamos asegurar, es que de ninguna manera quedarás indiferentes, luego de ver la obra.
Quien escribe estas lineas, además de disfrutar mucho de la historia y de sus estupendas actuaciones, salió sumamente movilzado del Beckett, demostrando que muchas veces las historias simples, pueden ser las más contundentes.
Solo nos queda recomendar la obra e invitarlos a que conozcan a Mabel y las Cosas que tiene para decirnos, antes de irse, esa voz de la experiencia, que muchas veces, nos resistimos a escuchar.
Pensador Teatral.
jueves, 30 de mayo de 2019
domingo, 26 de mayo de 2019
Un Señor Alto, Rubio, de Bigotes
Dramaturgia de Humberto Constantini y Dirección de Leandro Odierna.
Domingo 20 30 hs en El Crisol Teatro ( Malabia 611 )
El poeta y escritor argentino Humberto Constantini, hace un par de décadas, escribió este cuento, que luego fue adaptado para el teatro, con muy suceso. La obra de Constantini, se caracterizó por tener una mirada crítica hacia los mecanismos opresivos, de las sociedades, que en muchas ocasiones, puede resultar egoísta y deshumanizada. Una de sus principales virtudes de este autor, es escribir en un idioma sencillo y poder describir con simpleza la intimidad de personajes que al verlos, nos resultan cercanos y cotidianos.
En Un Señor Alto, Rubio, de Bigotes, el protagonista será Fernando Sciardys, interpretado de manera fantástica por Pablo Mariuzzi. En esta historia, con indudable acento porteño, Fernandito se vestirá con su mejor buen traje, puños de camisa limpios, el nudo de la corbata bien prolijo y con la sonrisa dibujada en la cara. saldrá a la calle, en búsqueda de encontrar su lugar en una sociedad, que parece no querer aceptarlo.
El protagonista buscará ese trabajo, que lo igualaría a esa rutina que tiene el resto. La calle resulta hostil, personas que caminan apuradas y se lo llevan por delante, no lo ven, pareciera que fuera un fantasma, se nota que no tienen tiempo para perder. Y Fernandito quiere entrar en ese selecto grupo de la gente ocupada y para ello está dispuesto a caminar, a hablar con secretarias y esperar el tiempo necesario. Sabe que su oportunidad tiene que llegar, no puede demorar mucho más y el tiene que estar listo para cuando llegue ese momento.
El texto tiene una vuelta muy interesante, la rutina de la búsqueda se hace insoportable para quien la realiza, los lugares parecen repetirse, la alienación vá en aumento y en algún momento realidad e imaginación, parecerán confundirse en la mente del protagonista y hasta allí contaremos.
El trabajo de Pablo Mariuzzi es sencillamente fantástico, componiendo su personaje con una minuciosidad que impacta. Manejando a la perfección los tiempos de la obra, los silencios y esas esperas prolongadas, en las que dialoga con si mismo, para darse ánimo.
La entrega y el compromiso de Pablo conmueve, estará solo en escena, solo una silla lo acompañará como único elemento escenográfico y ese cuadrado negro, que caminará de manera lenta, apurada y y hasta convertirá en escaleras. Generará diálogos consigo mismo, con imaginarias secretarias y con sus posibles empleadores, con tanta sapiencia, que el espectador intentará reconstruir la totalidad de esos diálogos imaginarios, ya que en ocasiones, solo contaremos con la mímica y las muecas del protagonista.
Es importante señalar, que por este excelente trabajo, Pablo Mariuzzi, fue nominado como Mejor Actor Protagónico en los Premios Trinidad Guevara. Cuando vean la obra, avalará este reconocimiento, ya que la actuación de Pablo es superlativa, en un papel muy exigente.
La puesta de Leonardo Odierna, experimentado actor y director, es inteligente y sensible, logrando que los detalles mínimos adquieran relevancia y que el protagonista de esta historia, resulte absolutamente reconocible para espectador, que probablemente se sienta identificado, por haber atravesado en alguna oportunidad, alguna de las situaciones humillantes, por las que pasa Fernandito.
La cercanía de los espectadores, que posibilita la cálida sala de El Crisol , contribuye al ambiente intimista y minimalista que propone el director, permitiendo disfrutar sin perder detalle, cada movimiento y cara del protagonista. Es muy destacado el diseño lumínico que tiene la obra, jugando mucho con la oscuridad y acentuando la luz en el rostro del protagonista.
En definitiva, estamos en presencia de una obra, que aunque fue escrita hace más de cuarenta años, presenta una vigencia, que asombra y duele a la vez. Veremos a un hombre solo, que debe superar sus miedos y enfrentarse a ese mundo hostil, que en vez de tenderle una mano, lo excluye, mostrando el costado menos humano y solidario de la sociedad.
Un Señor Alto, Rubio, de Bigotes, se encuentra transitando su segunda temporada de suceso, a sala llena en cada una de sus presentaciones, algo que se explica por el boca a boca, que en el teatro independiente, es la mejor receta para que una obra crezca. Sin dudas, encuentran atractivo el combo que incluye, un texto profundamente humano, una dirección sensible y principalmente una actuación magistral como la de Pablo Mariuzzi, que no puede dejar de verse.
Los aplausos prolongados, que el público le tributa al protagonista al final de la función, dejan en claro que la obra movilizó y mucho, a los espectadores, que una vez que están en la calle, caminarán atentos y sin mirar al piso, en búsqueda de ese señor alto, rubio y de bigotes, que les brinde su lugar en el mundo.
Pensador Teatral.
Domingo 20 30 hs en El Crisol Teatro ( Malabia 611 )
El poeta y escritor argentino Humberto Constantini, hace un par de décadas, escribió este cuento, que luego fue adaptado para el teatro, con muy suceso. La obra de Constantini, se caracterizó por tener una mirada crítica hacia los mecanismos opresivos, de las sociedades, que en muchas ocasiones, puede resultar egoísta y deshumanizada. Una de sus principales virtudes de este autor, es escribir en un idioma sencillo y poder describir con simpleza la intimidad de personajes que al verlos, nos resultan cercanos y cotidianos.
En Un Señor Alto, Rubio, de Bigotes, el protagonista será Fernando Sciardys, interpretado de manera fantástica por Pablo Mariuzzi. En esta historia, con indudable acento porteño, Fernandito se vestirá con su mejor buen traje, puños de camisa limpios, el nudo de la corbata bien prolijo y con la sonrisa dibujada en la cara. saldrá a la calle, en búsqueda de encontrar su lugar en una sociedad, que parece no querer aceptarlo.
El protagonista buscará ese trabajo, que lo igualaría a esa rutina que tiene el resto. La calle resulta hostil, personas que caminan apuradas y se lo llevan por delante, no lo ven, pareciera que fuera un fantasma, se nota que no tienen tiempo para perder. Y Fernandito quiere entrar en ese selecto grupo de la gente ocupada y para ello está dispuesto a caminar, a hablar con secretarias y esperar el tiempo necesario. Sabe que su oportunidad tiene que llegar, no puede demorar mucho más y el tiene que estar listo para cuando llegue ese momento.
El texto tiene una vuelta muy interesante, la rutina de la búsqueda se hace insoportable para quien la realiza, los lugares parecen repetirse, la alienación vá en aumento y en algún momento realidad e imaginación, parecerán confundirse en la mente del protagonista y hasta allí contaremos.
El trabajo de Pablo Mariuzzi es sencillamente fantástico, componiendo su personaje con una minuciosidad que impacta. Manejando a la perfección los tiempos de la obra, los silencios y esas esperas prolongadas, en las que dialoga con si mismo, para darse ánimo.
La entrega y el compromiso de Pablo conmueve, estará solo en escena, solo una silla lo acompañará como único elemento escenográfico y ese cuadrado negro, que caminará de manera lenta, apurada y y hasta convertirá en escaleras. Generará diálogos consigo mismo, con imaginarias secretarias y con sus posibles empleadores, con tanta sapiencia, que el espectador intentará reconstruir la totalidad de esos diálogos imaginarios, ya que en ocasiones, solo contaremos con la mímica y las muecas del protagonista.
Es importante señalar, que por este excelente trabajo, Pablo Mariuzzi, fue nominado como Mejor Actor Protagónico en los Premios Trinidad Guevara. Cuando vean la obra, avalará este reconocimiento, ya que la actuación de Pablo es superlativa, en un papel muy exigente.
La puesta de Leonardo Odierna, experimentado actor y director, es inteligente y sensible, logrando que los detalles mínimos adquieran relevancia y que el protagonista de esta historia, resulte absolutamente reconocible para espectador, que probablemente se sienta identificado, por haber atravesado en alguna oportunidad, alguna de las situaciones humillantes, por las que pasa Fernandito.
La cercanía de los espectadores, que posibilita la cálida sala de El Crisol , contribuye al ambiente intimista y minimalista que propone el director, permitiendo disfrutar sin perder detalle, cada movimiento y cara del protagonista. Es muy destacado el diseño lumínico que tiene la obra, jugando mucho con la oscuridad y acentuando la luz en el rostro del protagonista.
En definitiva, estamos en presencia de una obra, que aunque fue escrita hace más de cuarenta años, presenta una vigencia, que asombra y duele a la vez. Veremos a un hombre solo, que debe superar sus miedos y enfrentarse a ese mundo hostil, que en vez de tenderle una mano, lo excluye, mostrando el costado menos humano y solidario de la sociedad.
Un Señor Alto, Rubio, de Bigotes, se encuentra transitando su segunda temporada de suceso, a sala llena en cada una de sus presentaciones, algo que se explica por el boca a boca, que en el teatro independiente, es la mejor receta para que una obra crezca. Sin dudas, encuentran atractivo el combo que incluye, un texto profundamente humano, una dirección sensible y principalmente una actuación magistral como la de Pablo Mariuzzi, que no puede dejar de verse.
Los aplausos prolongados, que el público le tributa al protagonista al final de la función, dejan en claro que la obra movilizó y mucho, a los espectadores, que una vez que están en la calle, caminarán atentos y sin mirar al piso, en búsqueda de ese señor alto, rubio y de bigotes, que les brinde su lugar en el mundo.
Pensador Teatral.
sábado, 25 de mayo de 2019
Una Familia Feliz
Dramaturgia de Javier Naudeau y Dirección de Federico Buso.
Una Familia Feliz, es un texto actual que nos habla de un vínculo familiar deteriorado, en esta tragicomedia aggiornada a estos tiempos, que expone recurriendo al humor y a la exageración, situaciones que se reproducen en muchas familias disfuncionales.
En la trama que nos presentan, tendremos a Raquel, una madre soltera, que vive con Germán, su hijo adolescente. La relación entre ellos es extraña , ya que mientras el chico realiza las tareas de la casa, su madre se la pasa tomando whisky y mirando la televisión, dando importancia a noticias que pasan en los confines del mundo, pero sin interesarse en lo más mínimo, por los pensamientos y el día a día de su hijo.
Germán pese a no estar a gusto con la situación, tiene un amor incondicional por su madre, que es la única figura adulta que tiene como referencia ya que no sabe quien es su padre. Precisamente en la escuela, sufre el bullying de sus compañeros, que lo atormentan por ese motivo. Germán sufre mucho la situación, que lo averguenza y hará denodados esfuerzos, para que su madre, recuerde quien fue su padre, sin suerte. Risueña y de manera cruel, la madre le dice que con tantos hombres que pasaron por su cama, le resulta una misión casi imposible saber quien es su padre.
La situación en la casa empeorará, con la llegada de Daniel, una especie de noviecito de la madre, que al satisfacer los deseos sexuales de una Raquel demandante y en estado de excitación crónica, encontrará la forma de ingresar al hogar y ganar espacio. Se nota que es un chanta y un vividor, pero la madre no quiere o no puede darse cuenta de esto. Germán al principio, lo mira con recelo, pero de a poco, irá comprando la figura de Daniel, ya que la posibilidad de tener una figura paterna, es muy importante para el.
Las actuaciones que presenta la obra son destacadas, siendo para nosotros Heidi Fauth, como Raquel, la gran protagonista de la noche. Con una expresividad a flor de piel y una frescura que se mantiene a lo largo de toda la trama, siendo quien lleva el peso de la obra y componiendo su personaje en gran forma. A Heidi la elogiamos ya por anteriores trabajos, recordando en especial su gran interpretación en La Fragilidad del Cielo. Aquí en un papel, bien diferente, vuelve a mostrar su versatilidad, aportando su histrionismo y belleza, mostrando ser una actriz muy talentosa, que siempre rinde,
Muy convincente, resulta la labor de Diego López Dominguez, como Daniel, en el papel de buscavidas, cual encantador de serpientes, que no tendrá límites, con tal de ganarse la confianza de los miembros de ese hogar, siempre enfocado en lograr el mayor provecho económico posible. Rodrigo Paredes, con un participación acotada, cumple en buena forma, en el papel de Roberto, un personaje del que no vamos a adelantar demasiado, para no dar tantas pistas de la trama.
Para el final dejamos a Pedro Maurizi, como Germán, una verdadera revelación. Tiene un papel complejo y lo resuelve muy bien, a pesar de su juventud, tiene la presencia necesaria, para transmitir el abandono y la angustia, que le produce principalmente, la actitud distante de su madre.
La puesta de Federico Buso es efectiva, jugando mucho con el fraccionamiento de escenas, que le permite, avanzar en diferentes situaciones y adelantar los tiempos de la trama, Puntos a destacar, el diseño lumínico de Matías Sendón y en especial la escenografía de José Escobar y Alicia Leloutre, que representa con mucho realismo, el living de este hogar disfuncional.
En definitiva, tenemos una comedia dramática bien actual, que incluye las nuevas formas de comunicación que llegaron con la tecnología y exagerando en algunas caracterizaciones, pero delatando como, la desesperación, por encontrar una familia perfecta o que se parezca a ella, puede llevar a cometerse actos muy peligrosos. Por otro lado, el texto, pone en evidencia, como el egoísmo o pensar solo en satisfacer deseos frívolos, pueden llevarnos a dejar de lado, situaciones tan elementales, como conocer los verdaderos sentimientos de nuestros hijos o familiares cercanos..
Una vez más, Espacio Callejón nos permite conocer el texto de un joven autor, que nos presenta esta historia familiar, que con una una cobertura divertida, esconde un situación dramática que duele, porque sabemos, que se emparenta a la rutina habitual de muchos hogares, lo que nos invita a reflexionar, sobre una sociedad, que muchas veces prefiere, centrarse en las apariencias y no en la realidad.
Pensador Teatral.
Una Familia Feliz, es un texto actual que nos habla de un vínculo familiar deteriorado, en esta tragicomedia aggiornada a estos tiempos, que expone recurriendo al humor y a la exageración, situaciones que se reproducen en muchas familias disfuncionales.
En la trama que nos presentan, tendremos a Raquel, una madre soltera, que vive con Germán, su hijo adolescente. La relación entre ellos es extraña , ya que mientras el chico realiza las tareas de la casa, su madre se la pasa tomando whisky y mirando la televisión, dando importancia a noticias que pasan en los confines del mundo, pero sin interesarse en lo más mínimo, por los pensamientos y el día a día de su hijo.
Germán pese a no estar a gusto con la situación, tiene un amor incondicional por su madre, que es la única figura adulta que tiene como referencia ya que no sabe quien es su padre. Precisamente en la escuela, sufre el bullying de sus compañeros, que lo atormentan por ese motivo. Germán sufre mucho la situación, que lo averguenza y hará denodados esfuerzos, para que su madre, recuerde quien fue su padre, sin suerte. Risueña y de manera cruel, la madre le dice que con tantos hombres que pasaron por su cama, le resulta una misión casi imposible saber quien es su padre.
La situación en la casa empeorará, con la llegada de Daniel, una especie de noviecito de la madre, que al satisfacer los deseos sexuales de una Raquel demandante y en estado de excitación crónica, encontrará la forma de ingresar al hogar y ganar espacio. Se nota que es un chanta y un vividor, pero la madre no quiere o no puede darse cuenta de esto. Germán al principio, lo mira con recelo, pero de a poco, irá comprando la figura de Daniel, ya que la posibilidad de tener una figura paterna, es muy importante para el.
Las actuaciones que presenta la obra son destacadas, siendo para nosotros Heidi Fauth, como Raquel, la gran protagonista de la noche. Con una expresividad a flor de piel y una frescura que se mantiene a lo largo de toda la trama, siendo quien lleva el peso de la obra y componiendo su personaje en gran forma. A Heidi la elogiamos ya por anteriores trabajos, recordando en especial su gran interpretación en La Fragilidad del Cielo. Aquí en un papel, bien diferente, vuelve a mostrar su versatilidad, aportando su histrionismo y belleza, mostrando ser una actriz muy talentosa, que siempre rinde,
Muy convincente, resulta la labor de Diego López Dominguez, como Daniel, en el papel de buscavidas, cual encantador de serpientes, que no tendrá límites, con tal de ganarse la confianza de los miembros de ese hogar, siempre enfocado en lograr el mayor provecho económico posible. Rodrigo Paredes, con un participación acotada, cumple en buena forma, en el papel de Roberto, un personaje del que no vamos a adelantar demasiado, para no dar tantas pistas de la trama.
Para el final dejamos a Pedro Maurizi, como Germán, una verdadera revelación. Tiene un papel complejo y lo resuelve muy bien, a pesar de su juventud, tiene la presencia necesaria, para transmitir el abandono y la angustia, que le produce principalmente, la actitud distante de su madre.
La puesta de Federico Buso es efectiva, jugando mucho con el fraccionamiento de escenas, que le permite, avanzar en diferentes situaciones y adelantar los tiempos de la trama, Puntos a destacar, el diseño lumínico de Matías Sendón y en especial la escenografía de José Escobar y Alicia Leloutre, que representa con mucho realismo, el living de este hogar disfuncional.
En definitiva, tenemos una comedia dramática bien actual, que incluye las nuevas formas de comunicación que llegaron con la tecnología y exagerando en algunas caracterizaciones, pero delatando como, la desesperación, por encontrar una familia perfecta o que se parezca a ella, puede llevar a cometerse actos muy peligrosos. Por otro lado, el texto, pone en evidencia, como el egoísmo o pensar solo en satisfacer deseos frívolos, pueden llevarnos a dejar de lado, situaciones tan elementales, como conocer los verdaderos sentimientos de nuestros hijos o familiares cercanos..
Una vez más, Espacio Callejón nos permite conocer el texto de un joven autor, que nos presenta esta historia familiar, que con una una cobertura divertida, esconde un situación dramática que duele, porque sabemos, que se emparenta a la rutina habitual de muchos hogares, lo que nos invita a reflexionar, sobre una sociedad, que muchas veces prefiere, centrarse en las apariencias y no en la realidad.
Pensador Teatral.
viernes, 24 de mayo de 2019
Angel
Dramaturgia de Patricia Suárez. Dirección de Marcelo Moncarz.
Viernes 20 hs en Patio de Actores ( Lerma 568 )
La talentosa pluma de Patricia Suárez, una de las dramaturgas más prolíficas del teatro independiente, nos ofrece este bello texto, que nos hablará del vínculo de dos hermanos, del amor, de la locura y de la esperanza, de una manera tan profunda, que nos cuestionaremos, si en verdad es tan sencillo, determinar quien está cuerdo y puede juzgar al otro, diciendo que no lo es.
Santiago y Teo, los protagonistas de esta historia, no tuvieron una infancia sencilla, quedaron huérfanos cuando tenían cuatro y tres años respectivos, al perder a sus padres en un accidente ferroviario. Vivieron con una familia sustituta, pero siempre los acompañó, el recuerdo de la dolorosa pérdida de sus padres.
Luego de otro suceso trágico que atravesó sus vidas y que no vamos a adelantar, los dos hermanos debieron abandonar a las apuradas San Cristobal, su pueblito natal, para empezar una nueva vida en la ciudad, pueden hacerlo gracias a la ayuda económica que les brinda Patricia, la novia de Santiago, que ocupa un importante puesto ejecutivo, en un banco de origen chino.
El presente de los hermanos no es sencillo, Santiago trabaja duro en una jugueteria, para tener un ingreso que le permita mantener el hogar y a Teo, que es un ser muy espiritual y algo especial, ya que tiene problemas psiquiátricos, manifestados principalmente en un delirio místico. Pasa la mayor parte de sus horas, pintando cuadros de ángeles, que luego vende en una plaza.
No vamos a contar mucho más, preferimos que el espectador cuando vea la obra, descubra los recovecos de esta entrañable historia. Solo diremos que una noche, Teo recibirá la visita de un ángel, que aparece querer ayudarlo y dejarle un mensaje importante. Si la visita es real o producto de su imaginación y de que se trata el mensaje, lo podrán descubrir cuando vean la pieza.
El texto de Angel es profundo y pleno de sensibilidad, sabiendo como llegar al espectador, con la ayuda de una dirección precisa y con mucha poesía de Marcelo Moncarz y las excelentes actuaciones del joven elenco reunido.
Arranquemos por Nicolás Asprella. que realiza una composición fantástica de Teo. Su personaje irradia amor y ternura. Conmueve por su entrega, se muestra hiperkinético, siempre inquieto, verborrágico y con una energía bien arriba. Podríamos decir que Teo, es un loco lindo, con mucho amor por dar y una riqueza espiritual que se refleja en cada uno de sus actos. Estupenda la interpretación de Nicolás, realmente quedamos sorprendidos por la enorme valía de su trabajo.
Pero Nicolás no está solo en escena, Hernán Statuto es Santiago, que más que un hermano mayor, parece el padre de Teo. Busca dar contención y proteger a su hermano. Le compra los remedios y lo ayuda con el tratamiento psiquiátrico. Muy buena labor la de Hernán, con una templanza y una paciencia, que solo puede explicarse por el profundo amor que lo une a su hermano. Es muy bueno el contraste, su calma versus el desborde de Teo.
Verónica Litvin, como Patricia, juega un papel clave en la historia. Se muestra muy estresada, por un trabajo que le exige mucho y le deja poco tiempo para ella. Obligada a viajar mucho y desatender sus temas personales, no está contenta con la vida que lleva, donde no tiempo tiempo libre. Nos gustó mucho la actuación de Verónica, aportando frescura y momentos muy divertidos a la obra, en especial, en una escena muy desopilante con Teo.
Nos encontramos, con tres muy buenas actuaciones desde lo individual, que se potencian en el conjunto, gracias a una dirección muy lúcida, que sabe explotar las virtudes del elenco y lograr su compromiso absoluto, con la historia que se cuenta.
La puesta es cálida y muy atractiva, logrando mantener la atención del espectador en todo momento. Destacamos el diseño lumínico de Daniela Garcia Dorato y en especial la música en vivo de Alan Swiszcz, que acompaña en gran forma los diferentes momentos de la trama y enriquece mucho la puesta.
En definitiva, nos encontramos con una hermoso y emotivo relato, una historia de amor que moviliza y nos obliga a reflexionar acerca de los verdaderos valores de la vida. Quien está capacitado para determinar que alguien está loco ?? En verdad, podemos considerar como cuerda, a aquella persona, que no sabe disfrutar los momentos y vive una vida a pura vértigo, sin disfrutar casi nada. Ronda la idea, que en estos tiempos actuales, se impone el miedo de tener tiempo para pensar y darnos cuenta, que la vida pasa y no estamos encontrarnos el camino que nos hace felices. Por eso es mejor, correr y seguir la rutina, sin detenernos para tratar de encontrar el sentido, al camino que estamos recorriendo.
Estamos en presencia de una muy buena propuesta, que incluye un texto valioso, una dirección sensible y actuaciones magníficas, para redondear una historia que emociona, conmueve y nos invita a reflexionar y a mirar hacia nuestro interior. Nos gusto mucho Ángel y por eso la recomendamos especialmente.
Una satisfacción, ser testigos de la ovación, con la que el público despidió a los protagonistas al final de la función, en una colmada sala del Patio de Actores, para una pieza que viene agotando localidades desde su estreno, dando muestras que el boca a boca en el teatro independiente no falla y que entrañables obras como Ángel, siempre tendrán buena recepción, de parte de los espectadores, ávidos de buen teatro.
Pensador Teatral.
Viernes 20 hs en Patio de Actores ( Lerma 568 )
La talentosa pluma de Patricia Suárez, una de las dramaturgas más prolíficas del teatro independiente, nos ofrece este bello texto, que nos hablará del vínculo de dos hermanos, del amor, de la locura y de la esperanza, de una manera tan profunda, que nos cuestionaremos, si en verdad es tan sencillo, determinar quien está cuerdo y puede juzgar al otro, diciendo que no lo es.
Santiago y Teo, los protagonistas de esta historia, no tuvieron una infancia sencilla, quedaron huérfanos cuando tenían cuatro y tres años respectivos, al perder a sus padres en un accidente ferroviario. Vivieron con una familia sustituta, pero siempre los acompañó, el recuerdo de la dolorosa pérdida de sus padres.
Luego de otro suceso trágico que atravesó sus vidas y que no vamos a adelantar, los dos hermanos debieron abandonar a las apuradas San Cristobal, su pueblito natal, para empezar una nueva vida en la ciudad, pueden hacerlo gracias a la ayuda económica que les brinda Patricia, la novia de Santiago, que ocupa un importante puesto ejecutivo, en un banco de origen chino.
El presente de los hermanos no es sencillo, Santiago trabaja duro en una jugueteria, para tener un ingreso que le permita mantener el hogar y a Teo, que es un ser muy espiritual y algo especial, ya que tiene problemas psiquiátricos, manifestados principalmente en un delirio místico. Pasa la mayor parte de sus horas, pintando cuadros de ángeles, que luego vende en una plaza.
No vamos a contar mucho más, preferimos que el espectador cuando vea la obra, descubra los recovecos de esta entrañable historia. Solo diremos que una noche, Teo recibirá la visita de un ángel, que aparece querer ayudarlo y dejarle un mensaje importante. Si la visita es real o producto de su imaginación y de que se trata el mensaje, lo podrán descubrir cuando vean la pieza.
El texto de Angel es profundo y pleno de sensibilidad, sabiendo como llegar al espectador, con la ayuda de una dirección precisa y con mucha poesía de Marcelo Moncarz y las excelentes actuaciones del joven elenco reunido.
Arranquemos por Nicolás Asprella. que realiza una composición fantástica de Teo. Su personaje irradia amor y ternura. Conmueve por su entrega, se muestra hiperkinético, siempre inquieto, verborrágico y con una energía bien arriba. Podríamos decir que Teo, es un loco lindo, con mucho amor por dar y una riqueza espiritual que se refleja en cada uno de sus actos. Estupenda la interpretación de Nicolás, realmente quedamos sorprendidos por la enorme valía de su trabajo.
Pero Nicolás no está solo en escena, Hernán Statuto es Santiago, que más que un hermano mayor, parece el padre de Teo. Busca dar contención y proteger a su hermano. Le compra los remedios y lo ayuda con el tratamiento psiquiátrico. Muy buena labor la de Hernán, con una templanza y una paciencia, que solo puede explicarse por el profundo amor que lo une a su hermano. Es muy bueno el contraste, su calma versus el desborde de Teo.
Verónica Litvin, como Patricia, juega un papel clave en la historia. Se muestra muy estresada, por un trabajo que le exige mucho y le deja poco tiempo para ella. Obligada a viajar mucho y desatender sus temas personales, no está contenta con la vida que lleva, donde no tiempo tiempo libre. Nos gustó mucho la actuación de Verónica, aportando frescura y momentos muy divertidos a la obra, en especial, en una escena muy desopilante con Teo.
Nos encontramos, con tres muy buenas actuaciones desde lo individual, que se potencian en el conjunto, gracias a una dirección muy lúcida, que sabe explotar las virtudes del elenco y lograr su compromiso absoluto, con la historia que se cuenta.
La puesta es cálida y muy atractiva, logrando mantener la atención del espectador en todo momento. Destacamos el diseño lumínico de Daniela Garcia Dorato y en especial la música en vivo de Alan Swiszcz, que acompaña en gran forma los diferentes momentos de la trama y enriquece mucho la puesta.
En definitiva, nos encontramos con una hermoso y emotivo relato, una historia de amor que moviliza y nos obliga a reflexionar acerca de los verdaderos valores de la vida. Quien está capacitado para determinar que alguien está loco ?? En verdad, podemos considerar como cuerda, a aquella persona, que no sabe disfrutar los momentos y vive una vida a pura vértigo, sin disfrutar casi nada. Ronda la idea, que en estos tiempos actuales, se impone el miedo de tener tiempo para pensar y darnos cuenta, que la vida pasa y no estamos encontrarnos el camino que nos hace felices. Por eso es mejor, correr y seguir la rutina, sin detenernos para tratar de encontrar el sentido, al camino que estamos recorriendo.
Estamos en presencia de una muy buena propuesta, que incluye un texto valioso, una dirección sensible y actuaciones magníficas, para redondear una historia que emociona, conmueve y nos invita a reflexionar y a mirar hacia nuestro interior. Nos gusto mucho Ángel y por eso la recomendamos especialmente.
Una satisfacción, ser testigos de la ovación, con la que el público despidió a los protagonistas al final de la función, en una colmada sala del Patio de Actores, para una pieza que viene agotando localidades desde su estreno, dando muestras que el boca a boca en el teatro independiente no falla y que entrañables obras como Ángel, siempre tendrán buena recepción, de parte de los espectadores, ávidos de buen teatro.
Pensador Teatral.
lunes, 20 de mayo de 2019
El Vestido de Oro
Idea de Muriel Mahdjoubian Rébori. Dramaturgia de Ana María Boerr . Dirección de Marcelo Zitelli.
Lunes 21 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )
Basada en hechos reales, llega El Vestido de Oro, una pieza que a través un de una bella historia de amor, resalta la identidad y las tradiciones del pueblo armenio y de muchos inmigrantes de esa comunidad que llegaron a Argentina, huyendo del genocidio turco.
La obra nace de la idea de Muriel Mahdjoubian, jóven actriz y bailarina de orígen armenio, que a partir del recuerdo de su abuela Margarita Sarchejian, que escapó de Estambul, huyendo del genocidio, al que eran sometidos los armenios, llegó a la Argentina, para iniciar una nueva vida, como hicieron muchos inmigrantes, dejando atrás el horror y la muerte, para intentar empezar de nuevo.
Remitiendo al título de la obra, contemos que Margarita bajó del barco Antonio Delfino en el Puerto de Buenos Aires, con su vestido forrado de monedas de oro, que seguramente algún familiar le había cosido, imaginando una situación de emergencia y el exilio obligado.
Siempre que podemos y tenemos el dato, nos gusta contar los orígenes de las obras y en este caso, creemos, suma mucho valor hacerlo, ya que a partir de esta historia familiar y real, Ana María Boerr logró plasmar este entrañable texto, que ahora podemos ver en El Método Kairos.
La obra se desarrolla en la cocina de un restaurante armenio, que tiene la familia de Mariam, una joven y atractiva mujer, que trabajando allí, se enamora de Ale, el cocinero Ale, inmigrante del Levante mediterráneo como sus antepasados y con un acento que revela su origen. Entre sabores y olores de la gastronomía armenia, nacerá el romance y se consumará el amor entre estos jóvenes.
Esta historia, que podría ser similar a la de cualquier otra pareja, sufrirá un vuelco de 180 grados, cuando la joven descubrirá con pavor, que Ale en realidad se llama Alí y su origen es turco y no armenio como todos pensaban. La noticia causa un verdadero terremoto en el restaurante y en la familia de Mariam, ya que para quien lo desconoce comentamos que la comunidad armenia, no tiene ninguna simpatía por nada turco.
El motivo de esta enemistad histórica, tiene su origen en el genocidio armenio a manos del Imperio Otomano. Un plan sistemático que tuvo como objetivo el exterminio del pueblo armenio y que se cobró más de 1.500.000 vidas. Del exterminio se cumplieron ya 100 años, pero las heridas aún están lejos de cicatrizar, ya que desde esa época hasta la actualidad, ningún gobierno de Turquia, reconoció el genocidio y prefirieron sostener la teoría, que se trató de una guerra civil, originada por los lazos existentes entre los armenios y los rusos, tratando de justifica de esta manera, lo injustificable, como fueron los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Volviendo a la obra, el descubrimiento de que hay un cocinero turco en un restaurante armenio, es algo inaceptable para todos. Es unánime que esa incipiente relación, no puede continuar de ninguna manera. Para complicar la situación, llegarán al país procedentes de Turquia, los padres de Alí, que están huyendo de la persecución que sufren del actual régimen turco.
Se dará entonces un debate interesante y acalorado, entre viejos y nuevos inmigrantes, cada uno con sus creencias y sus posturas, llevando sobre sus espaldas diferencias que parecen irreconciliables y se mantienen a lo largo de los años . Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán si el amor finalmente prevalecerá o serán más fuertes los mandatos históricos y de sangre, que piden poner fin a una relación, que parece ser inviable y por momentos recuerda las disputas entre Montescos y Capuletos.
El texto es rico y preciso en las referencias históricas, pero además sostiene además en las muy buenas actuaciones que presenta la obra. La interpretación más destacada es la de Muriel Mahdjoubian, que además de ser la mentora de este proyecto, es la gran protagonista de la historia. Aportado su belleza y frescura, con indudable presencia escénica, nos ofrece una actuación plena de sensibilidad y muy fuerte desde lo emocional, con algunos momentos casi mágicos, como cuando nos regala unos bellisimos pasos de danza armenia. Magnífico trabajo de Muriel, a quien el año pasado habíamos elogiado por su actuación en Amanda y Eduardo, una entrañable obra del off y en esta oportunidad, ya en un rol protagónico, la vemos lucirse y disfrutar actuando, en una pieza, tan cara a sus sentimientos.
Hay también un gran trabajo de Fernando Arsenian, como Alí. Es quién tendrá la difícil misión de luchar contra los rencores y las heridas del pasado, que aún perduran. Mostrará siempre un ánimo conciliador y mostrar que nada tiene que ver con aquel enfrentamiento.
Mirtha Oliveri y Roberto Franco, serán los padres armenios de Mariam y también los padres turcos de Alí, en un juego escénico, muy bien ideado por el director y excelentemente ejecutado por Mirtha y Roberto, que resuelven en gran forma el desafío actoral que tienen y los obligará a cambiar de personajes varias veces, siendo necesaria mucha repentización para lograrlo.
Por último mencionamos a Teresa Suárez, como Yeva, no vamos a adelantar mucho de su personaje, que lleva el dolor en la mirada.. Solo diremos que es un testimonio vivo, del horror del pasado. Gran composición de Teresa.
Entendemos que hubo una muy buena elección del elenco y un compromiso muy grande de todos con la historia, algo que contribuye para dotar de credibilidad y sentimiento a un texto muy sentido.
La puesta es realmente atractiva, la escenografía de Sabrina Hovhannessian se destaca muchísimo, replicando un restaurante armenio, lleno de detalles, la misma Sabrina tiene a su cargo el vestuario, que tiene mucha importancia para la construcción de los distintos personajes. También resaltamos el potente diseño sonoro y musical que tiene la pieza, acompañando muy bien la trama.
En definitiva, estamos en presencia de una obra cargada de sentimiento y emociones, que además de enseñarnos mucho sobre cultura armenia, sus tradiciones y gastronomía, por sobre todas las cosas, nos dará una excelente semblanza de su identidad como pueblo y del dolor sufrido, que se incrementa al no ser reconocido por el victimario.
Además es interesante la mirada, que se hace desde el lado de la inmigración y como muchas veces el argentino, que es tan generoso para recibir al inmigrante, tiene confusiones o simplificaciones, por las que llama chino a todo aquel que viene del Lejano Oriente o turco al que llegó del Levante, sin tener en cuenta cuestiones históricas y culturales, que diferencian claramente a esos pueblos.
Celebramos entonces, la presencia de El Vestido de Oro en nuestro teatro independiente, que se presenta a sala llena en el Kairos. Aprenderemos muchas cosas, de una comunidad tan querida para los argentinos, como la armenia y además nos invitará a reflexionar, sobre las nefastas consecuencias que pueden causar, no querer reconocer una verdad histórica, ya que lo único que se consigue con esto, es agravar las heridas del pasado y obstaculizar una reconciliación, que desde lo humano y en épocas, que el mundo reclama paz, entendemos es muy necesaria.
Pensador Teatral.
Lunes 21 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )
Basada en hechos reales, llega El Vestido de Oro, una pieza que a través un de una bella historia de amor, resalta la identidad y las tradiciones del pueblo armenio y de muchos inmigrantes de esa comunidad que llegaron a Argentina, huyendo del genocidio turco.
La obra nace de la idea de Muriel Mahdjoubian, jóven actriz y bailarina de orígen armenio, que a partir del recuerdo de su abuela Margarita Sarchejian, que escapó de Estambul, huyendo del genocidio, al que eran sometidos los armenios, llegó a la Argentina, para iniciar una nueva vida, como hicieron muchos inmigrantes, dejando atrás el horror y la muerte, para intentar empezar de nuevo.
Remitiendo al título de la obra, contemos que Margarita bajó del barco Antonio Delfino en el Puerto de Buenos Aires, con su vestido forrado de monedas de oro, que seguramente algún familiar le había cosido, imaginando una situación de emergencia y el exilio obligado.
Siempre que podemos y tenemos el dato, nos gusta contar los orígenes de las obras y en este caso, creemos, suma mucho valor hacerlo, ya que a partir de esta historia familiar y real, Ana María Boerr logró plasmar este entrañable texto, que ahora podemos ver en El Método Kairos.
La obra se desarrolla en la cocina de un restaurante armenio, que tiene la familia de Mariam, una joven y atractiva mujer, que trabajando allí, se enamora de Ale, el cocinero Ale, inmigrante del Levante mediterráneo como sus antepasados y con un acento que revela su origen. Entre sabores y olores de la gastronomía armenia, nacerá el romance y se consumará el amor entre estos jóvenes.
Esta historia, que podría ser similar a la de cualquier otra pareja, sufrirá un vuelco de 180 grados, cuando la joven descubrirá con pavor, que Ale en realidad se llama Alí y su origen es turco y no armenio como todos pensaban. La noticia causa un verdadero terremoto en el restaurante y en la familia de Mariam, ya que para quien lo desconoce comentamos que la comunidad armenia, no tiene ninguna simpatía por nada turco.
El motivo de esta enemistad histórica, tiene su origen en el genocidio armenio a manos del Imperio Otomano. Un plan sistemático que tuvo como objetivo el exterminio del pueblo armenio y que se cobró más de 1.500.000 vidas. Del exterminio se cumplieron ya 100 años, pero las heridas aún están lejos de cicatrizar, ya que desde esa época hasta la actualidad, ningún gobierno de Turquia, reconoció el genocidio y prefirieron sostener la teoría, que se trató de una guerra civil, originada por los lazos existentes entre los armenios y los rusos, tratando de justifica de esta manera, lo injustificable, como fueron los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Volviendo a la obra, el descubrimiento de que hay un cocinero turco en un restaurante armenio, es algo inaceptable para todos. Es unánime que esa incipiente relación, no puede continuar de ninguna manera. Para complicar la situación, llegarán al país procedentes de Turquia, los padres de Alí, que están huyendo de la persecución que sufren del actual régimen turco.
Se dará entonces un debate interesante y acalorado, entre viejos y nuevos inmigrantes, cada uno con sus creencias y sus posturas, llevando sobre sus espaldas diferencias que parecen irreconciliables y se mantienen a lo largo de los años . Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán si el amor finalmente prevalecerá o serán más fuertes los mandatos históricos y de sangre, que piden poner fin a una relación, que parece ser inviable y por momentos recuerda las disputas entre Montescos y Capuletos.
El texto es rico y preciso en las referencias históricas, pero además sostiene además en las muy buenas actuaciones que presenta la obra. La interpretación más destacada es la de Muriel Mahdjoubian, que además de ser la mentora de este proyecto, es la gran protagonista de la historia. Aportado su belleza y frescura, con indudable presencia escénica, nos ofrece una actuación plena de sensibilidad y muy fuerte desde lo emocional, con algunos momentos casi mágicos, como cuando nos regala unos bellisimos pasos de danza armenia. Magnífico trabajo de Muriel, a quien el año pasado habíamos elogiado por su actuación en Amanda y Eduardo, una entrañable obra del off y en esta oportunidad, ya en un rol protagónico, la vemos lucirse y disfrutar actuando, en una pieza, tan cara a sus sentimientos.
Hay también un gran trabajo de Fernando Arsenian, como Alí. Es quién tendrá la difícil misión de luchar contra los rencores y las heridas del pasado, que aún perduran. Mostrará siempre un ánimo conciliador y mostrar que nada tiene que ver con aquel enfrentamiento.
Mirtha Oliveri y Roberto Franco, serán los padres armenios de Mariam y también los padres turcos de Alí, en un juego escénico, muy bien ideado por el director y excelentemente ejecutado por Mirtha y Roberto, que resuelven en gran forma el desafío actoral que tienen y los obligará a cambiar de personajes varias veces, siendo necesaria mucha repentización para lograrlo.
Por último mencionamos a Teresa Suárez, como Yeva, no vamos a adelantar mucho de su personaje, que lleva el dolor en la mirada.. Solo diremos que es un testimonio vivo, del horror del pasado. Gran composición de Teresa.
Entendemos que hubo una muy buena elección del elenco y un compromiso muy grande de todos con la historia, algo que contribuye para dotar de credibilidad y sentimiento a un texto muy sentido.
La puesta es realmente atractiva, la escenografía de Sabrina Hovhannessian se destaca muchísimo, replicando un restaurante armenio, lleno de detalles, la misma Sabrina tiene a su cargo el vestuario, que tiene mucha importancia para la construcción de los distintos personajes. También resaltamos el potente diseño sonoro y musical que tiene la pieza, acompañando muy bien la trama.
En definitiva, estamos en presencia de una obra cargada de sentimiento y emociones, que además de enseñarnos mucho sobre cultura armenia, sus tradiciones y gastronomía, por sobre todas las cosas, nos dará una excelente semblanza de su identidad como pueblo y del dolor sufrido, que se incrementa al no ser reconocido por el victimario.
Además es interesante la mirada, que se hace desde el lado de la inmigración y como muchas veces el argentino, que es tan generoso para recibir al inmigrante, tiene confusiones o simplificaciones, por las que llama chino a todo aquel que viene del Lejano Oriente o turco al que llegó del Levante, sin tener en cuenta cuestiones históricas y culturales, que diferencian claramente a esos pueblos.
Celebramos entonces, la presencia de El Vestido de Oro en nuestro teatro independiente, que se presenta a sala llena en el Kairos. Aprenderemos muchas cosas, de una comunidad tan querida para los argentinos, como la armenia y además nos invitará a reflexionar, sobre las nefastas consecuencias que pueden causar, no querer reconocer una verdad histórica, ya que lo único que se consigue con esto, es agravar las heridas del pasado y obstaculizar una reconciliación, que desde lo humano y en épocas, que el mundo reclama paz, entendemos es muy necesaria.
Pensador Teatral.
sábado, 18 de mayo de 2019
La Reina de la Belleza.
Dramaturgia de Martín Mc Donagh y Dirección de Oscar Barney Finn.
Viernes y Sábados 20 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Opera prima del dramaturgo angloirolandés Martin Mc Donagh, reconocido en estos tiempos, por sus piezas teatrales y también por su exitosa carrera cinematográfica, obteniendo numerosos reconocimientos, entre ellos, nominaciones al Oscar, Globos de Oro y Premios Tony, por mencionar solo algunos de los galardones recibidos..
Con un estilo particular, por el cual le imprime un estilo cinematográfico a muchas de sus piezas teatrales, se caracteriza por presentar textos violentos y brutales. Sus piezas recorrieron el mundo, por ejemplo, La Reina de la Belleza, escrita en 1996, fue traducida a 29 idiomas y se ha representado en 39 países.
El prestigioso director Oscar Barney Finn, de raíces irlandesas, se interesó por esta obra de Mc Donagh y la trajo al país en 1999, en una recordada versión que contó con un notable elenco conformado por Leonor Manso, Aída Luz, Alejandra Awada y un novel Pablo Rago, en una producción encabezada por Carlos Rotemberg.
Casi veinte años después, Oscar decide retomar el texto, tomando distancia y con una madurez que le permite tener una perspectiva diferente, descubriendo aristas diferentes a un guión tan duro, como rico en matices.
Luego de esta introducción, que seguramente sirve para dimensionar la importancia que tiene esta nueva versión de la obra, digamos ya que la historia nos traslada al condado irlandés de Galway, más precisamente al pequeño pueblo de Leenane, allí en un casa en una colina y alejado de todos, viven una madre anciana ( Madge ) y su hija adulta ( Maureen ).
La historia que nos convocará, se centrará en la turbulenta relación entre madre e hija. Maureen ha dedicado veinte años de su vida al cuidado de su madre. El vínculo entre ellas es perverso, en el ambiente de esa casa, reina la crueldad y el desamor, Por un lado tenemos una madre egoísta y manipuladora, que lo único que quiere, es tener esclavizada a su hija, para que la sirva. Y la hija , no para de acumular rencores y odios contra su madre. No tiene duda, que es la gran responsable, de que ella no haya podido tener una vida normal, como cualquier mujer.
El ambiente que se respira en aquel hogar recóndito, es de violencia extrema, verbal y también física, en un vínculo virulento y absolutamente tóxico. La tragedia se intuye puede golpear la puerta en cualquier momento, ya que la intolerancia entre las dos mujeres, por momentos se hace insostenible.
La rutina diaria de maltratos y tedio, se sacudirá con la vuelta al pueblo de Pato Dooley, un antiguo pretendiente de Maureen. Pato de adolescente consideraba a Maureen, como la más bella del pueblo de Leenane. Han pasado muchos años, pero la atracción entre ambos se mantiene y esto pone en alerta a Madge, que de ninguna manera puede aceptar que su hija, siquiera imagine una vida lejos de ella.
Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán hasta donde estarán dispuestas a llegar estas despiadadas mujeres, con tal de lograr su cometido, ya que los intereses son contrapuestos y la crueldad entra estas mujeres parece no tener límites.
Este drama profundo, requiere muy buenos intérpretes y creemos que este es uno de los puntos fuertes de la pieza, ya que se ha reunido un elenco importante, que además, se muestra absolutamente comprometido con la historia.
El director eligió para el papel de la madre, a una actriz extraordinaria, con la que ya trabajo anteriormente, nos referimos a Marta Lubos, ganadora del Premio ACE y Maria Guerrero, por la obra El Diccionario, dirigida por el propio Barney Finn, que vimos el año pasado en El TInglado.
La composición de Lubos es fantástica, se adueña de manera admirable de la escena, con una presencia impactante. Un lujo poder verla en acción y disfrutar de una interpretación, que sin dudas está llamada, una vez más, a llevarse varios premios.
Con una labor tan destacada como la de Marta, cuesta imaginar que alguien pueda equipararla, pero es allí donde aparece, Cecilia Chiarandini, que con una entrega absoluta y una actuación superlativa, logra sacarse chispas con su madre, en un duelo actoral que merece verse. La rompe literalmente Cecilia. Cuando vean la obra, les aseguramos van a coincidir con nuestras palabras y comprobarán que los elogios para su composición, son más que justos.
Los papeles masculinos, con menos tiempo en escena, realizan un aporte importante. Pablo Mariuzzi, es un Pato sensible, que será testigo de la guerra que se libraba en aquella casa y quedará algo conmovido. Destacamos un monólogo, donde se luce mucho.
Sebastián Dartayete, el hermano menor de Pato, es un Ray rebelde, que no encaja en ese pueblo anticuado y perdido en el mapa, aportando frescura y momentos de humor, que sirven, para descomprimir, una obra muy dura.
La puesta de Oscar Barney Finn, es muy lograda, generando un atmósfera asfixiante y cargada de tensión, que consigue perturbar al espectador. Destacamos el diseño escenográfico de Eduardo Spindola recreando la fría casa familiar, la música de Sergio Klafner y un diseño de luces de Claudio del Bianco, que crea climas acordes con la trama.
No hay mucho más para agregar, estamos en presencia de un texto premiado y representado en todo el mundo, que en esta adaptación, hace referencia a las rivalidades entre los ingleses, irlandeses, mencionando el tema de la inmigración, sin perder de vista, que el conflicto central de esta historia es la conflictiva y violenta relación que mantienen una madre y una hija, donde el amor hace muchos años, está ausente.
Recomendamos La Reina de la Belleza, un texto sórdido y descarnado, que además de hacernos reflexionar sobre temas como la vejez y el vínculo filial, nos permitirá disfrutar de un notable duelo actoral, con interpretaciones soberbias.
El aplauso emocionado y sostenido, con que los espectadores despiden a los protagonistas al final de la función, dejan claro, que hemos sido partícipes de una noche donde el teatro independiente, una vez más, se ha vestido con sus mejores ropas.
Pensador Teatral.
Viernes y Sábados 20 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Opera prima del dramaturgo angloirolandés Martin Mc Donagh, reconocido en estos tiempos, por sus piezas teatrales y también por su exitosa carrera cinematográfica, obteniendo numerosos reconocimientos, entre ellos, nominaciones al Oscar, Globos de Oro y Premios Tony, por mencionar solo algunos de los galardones recibidos..
Con un estilo particular, por el cual le imprime un estilo cinematográfico a muchas de sus piezas teatrales, se caracteriza por presentar textos violentos y brutales. Sus piezas recorrieron el mundo, por ejemplo, La Reina de la Belleza, escrita en 1996, fue traducida a 29 idiomas y se ha representado en 39 países.
El prestigioso director Oscar Barney Finn, de raíces irlandesas, se interesó por esta obra de Mc Donagh y la trajo al país en 1999, en una recordada versión que contó con un notable elenco conformado por Leonor Manso, Aída Luz, Alejandra Awada y un novel Pablo Rago, en una producción encabezada por Carlos Rotemberg.
Casi veinte años después, Oscar decide retomar el texto, tomando distancia y con una madurez que le permite tener una perspectiva diferente, descubriendo aristas diferentes a un guión tan duro, como rico en matices.
Luego de esta introducción, que seguramente sirve para dimensionar la importancia que tiene esta nueva versión de la obra, digamos ya que la historia nos traslada al condado irlandés de Galway, más precisamente al pequeño pueblo de Leenane, allí en un casa en una colina y alejado de todos, viven una madre anciana ( Madge ) y su hija adulta ( Maureen ).
La historia que nos convocará, se centrará en la turbulenta relación entre madre e hija. Maureen ha dedicado veinte años de su vida al cuidado de su madre. El vínculo entre ellas es perverso, en el ambiente de esa casa, reina la crueldad y el desamor, Por un lado tenemos una madre egoísta y manipuladora, que lo único que quiere, es tener esclavizada a su hija, para que la sirva. Y la hija , no para de acumular rencores y odios contra su madre. No tiene duda, que es la gran responsable, de que ella no haya podido tener una vida normal, como cualquier mujer.
El ambiente que se respira en aquel hogar recóndito, es de violencia extrema, verbal y también física, en un vínculo virulento y absolutamente tóxico. La tragedia se intuye puede golpear la puerta en cualquier momento, ya que la intolerancia entre las dos mujeres, por momentos se hace insostenible.
La rutina diaria de maltratos y tedio, se sacudirá con la vuelta al pueblo de Pato Dooley, un antiguo pretendiente de Maureen. Pato de adolescente consideraba a Maureen, como la más bella del pueblo de Leenane. Han pasado muchos años, pero la atracción entre ambos se mantiene y esto pone en alerta a Madge, que de ninguna manera puede aceptar que su hija, siquiera imagine una vida lejos de ella.
Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán hasta donde estarán dispuestas a llegar estas despiadadas mujeres, con tal de lograr su cometido, ya que los intereses son contrapuestos y la crueldad entra estas mujeres parece no tener límites.
Este drama profundo, requiere muy buenos intérpretes y creemos que este es uno de los puntos fuertes de la pieza, ya que se ha reunido un elenco importante, que además, se muestra absolutamente comprometido con la historia.
El director eligió para el papel de la madre, a una actriz extraordinaria, con la que ya trabajo anteriormente, nos referimos a Marta Lubos, ganadora del Premio ACE y Maria Guerrero, por la obra El Diccionario, dirigida por el propio Barney Finn, que vimos el año pasado en El TInglado.
La composición de Lubos es fantástica, se adueña de manera admirable de la escena, con una presencia impactante. Un lujo poder verla en acción y disfrutar de una interpretación, que sin dudas está llamada, una vez más, a llevarse varios premios.
Con una labor tan destacada como la de Marta, cuesta imaginar que alguien pueda equipararla, pero es allí donde aparece, Cecilia Chiarandini, que con una entrega absoluta y una actuación superlativa, logra sacarse chispas con su madre, en un duelo actoral que merece verse. La rompe literalmente Cecilia. Cuando vean la obra, les aseguramos van a coincidir con nuestras palabras y comprobarán que los elogios para su composición, son más que justos.
Los papeles masculinos, con menos tiempo en escena, realizan un aporte importante. Pablo Mariuzzi, es un Pato sensible, que será testigo de la guerra que se libraba en aquella casa y quedará algo conmovido. Destacamos un monólogo, donde se luce mucho.
Sebastián Dartayete, el hermano menor de Pato, es un Ray rebelde, que no encaja en ese pueblo anticuado y perdido en el mapa, aportando frescura y momentos de humor, que sirven, para descomprimir, una obra muy dura.
La puesta de Oscar Barney Finn, es muy lograda, generando un atmósfera asfixiante y cargada de tensión, que consigue perturbar al espectador. Destacamos el diseño escenográfico de Eduardo Spindola recreando la fría casa familiar, la música de Sergio Klafner y un diseño de luces de Claudio del Bianco, que crea climas acordes con la trama.
No hay mucho más para agregar, estamos en presencia de un texto premiado y representado en todo el mundo, que en esta adaptación, hace referencia a las rivalidades entre los ingleses, irlandeses, mencionando el tema de la inmigración, sin perder de vista, que el conflicto central de esta historia es la conflictiva y violenta relación que mantienen una madre y una hija, donde el amor hace muchos años, está ausente.
Recomendamos La Reina de la Belleza, un texto sórdido y descarnado, que además de hacernos reflexionar sobre temas como la vejez y el vínculo filial, nos permitirá disfrutar de un notable duelo actoral, con interpretaciones soberbias.
El aplauso emocionado y sostenido, con que los espectadores despiden a los protagonistas al final de la función, dejan claro, que hemos sido partícipes de una noche donde el teatro independiente, una vez más, se ha vestido con sus mejores ropas.
Pensador Teatral.
jueves, 16 de mayo de 2019
La Alimaña.
Jueves 20 hs en Multiescena CPM ( Av.Corrientes 1764 )
Dramaturgia de Patricia Suárez y Dirección de Ulises Puiggrós.
Medea la tragedia griega escrita por Eurípides, regresa al teatro independiente, en esta renovada versión de Patricia Suarez, que pone la lupa sobre la mirada de tres mujeres, que darán cuenta de su relación con el poder, el amor y acerca de lo implacable y devastador, que puede resultar el simple paso del tiempo.
La obra se estructura en los monólogos de tres mujeres, Medea, la esposa degradada de Jasón, la joven y bella princesa Creuza, hija del Rey Creón y la nodriza de Medea. Tres mujeres, de distintas generaciones, que si bien no interactúan en forma directa en la trama, en verdad, si lo hacen con sus textos, ya que sus monólogos, que inteligentemente se irán intercalando, se relacionan y siguiendo el hilo de los mismos, se irá configurando esta historia dramática y desgarradora.
No vamos a contar demasiado, solo diremos que Medea, la vieja hechicera, no soportará perder a su esposo en manos de esa joven insulsa e ingenua, que desde su punta de vista tan poca cosa resulta comparada con ella. Ciega de odio y con una inmensa sed de venganza, tendrá serias dificultades para controlar sus impulsos. Quien recuerda la tragedia griega de Eurípides, sabe que no exageramos cuando decimos que Medea, está enferma de saña y quien no lo recuerda, al ver la obra, entenderá cabalmente, porque la llaman la Alimaña,
El texto de Patricia, si bien toma como base los lineamientos de la leyenda griega, le imprime una impronta propia y femenina, que realza la historia, permitiendo hasta algún momento de humor, lo que la hace sumamente atractiva, creciendo mucho además, debido a las estupendasactuaciones que presenta la pieza, por parte de las tres mujeres que la protagonizan.
Eliana Migliarini, como Medea, es la protagonista central de la historia y nos regala una actuacíón soberbia, con una entrega física y actoral, que supera lo habitual. Logra transmitir en gran forma, el dolor y el odio que su personaje, lleva en las entrañas. La atormentan, los recuerdos de esa mujer irresistible que fue, sin aceptar el paso de del tiempo y mucho menos conformarse, con un presente gris, que la muestra postergada y olvidada, lejos de sus años de esplendor.. Excelente labor la de Eliana, con una presencia escénica imponente, que abruma por su realismo.
Silvia Petri, es la nodriza, también añora mejores momentos, aquellos en los que vivía su ama original, esa que le regalaba tantos pares de zapatos, que le quedaban tan bien. Con la señora actual, las cosas no son como eran entonces, en la casa no se respira un aire pacífico, por el contrario son tempestades las que recorren esos pasillos y ella con su valija repleta de zapatos a cuestas, tratará de aliviar el sufrimiento que se vive. Entrañable interpretación de Silvia.
Para el final, dejamos a Débora Longobardi, que encarna la joven y bella Creuza. No es sencilla su tarea, ya que debe actuar como contrapeso, de una Medea arrolladora, que se lleva todo por delante. Y realmente supera el desafío, siendo una princesa dulce y tierna, que pese a saber que fue llevada con Jason, para contraer un matrimonio por conveniencia, se permite ilusionarse, con la posibilidad de encontrar el amor verdadero y derrotar la envidia que genera. Nos encantó la composición de Débora, una de nuestras actrices preferidas del off, por su frescura, gestualidad y ese tono de voz particular, que la distingue. Nos alegra comprobar una vez más, su superación y ese crecimiento continuo, que la proyecta como una actriz, con un enorme futuro.
Sin dudas se reunió un trío de actrices muy talentosas y comprometidas con la historia, que gracias al respaldo de un director joven y sensible como Ulises Puiggrós, encuentran espacio fértil para el lucimiento individual, en monólogos muy bien estructurados y acertadamente intercalados.
La puesta que se propone es íntima y minimalista, con una escenografía despojada, siendo las mujeres y sus palabras, las que ocuparán el centro de las escena. Destacamos el diseño lumínico de Gonzalo Calcagno, colaborando a crear el clima intimista que pide el texto.
La Alimaña, se encuentra transitando su segunda temporada, algo muy meritorio y que debemos resaltar, ya que luego de una primera temporada de suceso en La Comedia, llega ahora a la Calle Corrientes, al renovado Multiescena, algo que demuestra, el crecimiento y recorrido de la obra, en gran medida, gracias al boca a boca, .
No hay mucho más para agregar, solo nos queda recomendar La Alimaña, una versión potente y rejuvenecida de Medea, donde la tragedia, se recrea desde los ojos y el sentir femenino. Confluyendo un texto intenso, una dirección sensible y en especial tres actuaciones magníficas, para redondear, esta notable y movilizadora propuesta, que el teatro independiente, tiene para ofrecernos.
Pensador Teatral.
Dramaturgia de Patricia Suárez y Dirección de Ulises Puiggrós.
Medea la tragedia griega escrita por Eurípides, regresa al teatro independiente, en esta renovada versión de Patricia Suarez, que pone la lupa sobre la mirada de tres mujeres, que darán cuenta de su relación con el poder, el amor y acerca de lo implacable y devastador, que puede resultar el simple paso del tiempo.
La obra se estructura en los monólogos de tres mujeres, Medea, la esposa degradada de Jasón, la joven y bella princesa Creuza, hija del Rey Creón y la nodriza de Medea. Tres mujeres, de distintas generaciones, que si bien no interactúan en forma directa en la trama, en verdad, si lo hacen con sus textos, ya que sus monólogos, que inteligentemente se irán intercalando, se relacionan y siguiendo el hilo de los mismos, se irá configurando esta historia dramática y desgarradora.
No vamos a contar demasiado, solo diremos que Medea, la vieja hechicera, no soportará perder a su esposo en manos de esa joven insulsa e ingenua, que desde su punta de vista tan poca cosa resulta comparada con ella. Ciega de odio y con una inmensa sed de venganza, tendrá serias dificultades para controlar sus impulsos. Quien recuerda la tragedia griega de Eurípides, sabe que no exageramos cuando decimos que Medea, está enferma de saña y quien no lo recuerda, al ver la obra, entenderá cabalmente, porque la llaman la Alimaña,
El texto de Patricia, si bien toma como base los lineamientos de la leyenda griega, le imprime una impronta propia y femenina, que realza la historia, permitiendo hasta algún momento de humor, lo que la hace sumamente atractiva, creciendo mucho además, debido a las estupendasactuaciones que presenta la pieza, por parte de las tres mujeres que la protagonizan.
Eliana Migliarini, como Medea, es la protagonista central de la historia y nos regala una actuacíón soberbia, con una entrega física y actoral, que supera lo habitual. Logra transmitir en gran forma, el dolor y el odio que su personaje, lleva en las entrañas. La atormentan, los recuerdos de esa mujer irresistible que fue, sin aceptar el paso de del tiempo y mucho menos conformarse, con un presente gris, que la muestra postergada y olvidada, lejos de sus años de esplendor.. Excelente labor la de Eliana, con una presencia escénica imponente, que abruma por su realismo.
Silvia Petri, es la nodriza, también añora mejores momentos, aquellos en los que vivía su ama original, esa que le regalaba tantos pares de zapatos, que le quedaban tan bien. Con la señora actual, las cosas no son como eran entonces, en la casa no se respira un aire pacífico, por el contrario son tempestades las que recorren esos pasillos y ella con su valija repleta de zapatos a cuestas, tratará de aliviar el sufrimiento que se vive. Entrañable interpretación de Silvia.
Para el final, dejamos a Débora Longobardi, que encarna la joven y bella Creuza. No es sencilla su tarea, ya que debe actuar como contrapeso, de una Medea arrolladora, que se lleva todo por delante. Y realmente supera el desafío, siendo una princesa dulce y tierna, que pese a saber que fue llevada con Jason, para contraer un matrimonio por conveniencia, se permite ilusionarse, con la posibilidad de encontrar el amor verdadero y derrotar la envidia que genera. Nos encantó la composición de Débora, una de nuestras actrices preferidas del off, por su frescura, gestualidad y ese tono de voz particular, que la distingue. Nos alegra comprobar una vez más, su superación y ese crecimiento continuo, que la proyecta como una actriz, con un enorme futuro.
Sin dudas se reunió un trío de actrices muy talentosas y comprometidas con la historia, que gracias al respaldo de un director joven y sensible como Ulises Puiggrós, encuentran espacio fértil para el lucimiento individual, en monólogos muy bien estructurados y acertadamente intercalados.
La puesta que se propone es íntima y minimalista, con una escenografía despojada, siendo las mujeres y sus palabras, las que ocuparán el centro de las escena. Destacamos el diseño lumínico de Gonzalo Calcagno, colaborando a crear el clima intimista que pide el texto.
La Alimaña, se encuentra transitando su segunda temporada, algo muy meritorio y que debemos resaltar, ya que luego de una primera temporada de suceso en La Comedia, llega ahora a la Calle Corrientes, al renovado Multiescena, algo que demuestra, el crecimiento y recorrido de la obra, en gran medida, gracias al boca a boca, .
No hay mucho más para agregar, solo nos queda recomendar La Alimaña, una versión potente y rejuvenecida de Medea, donde la tragedia, se recrea desde los ojos y el sentir femenino. Confluyendo un texto intenso, una dirección sensible y en especial tres actuaciones magníficas, para redondear, esta notable y movilizadora propuesta, que el teatro independiente, tiene para ofrecernos.
Pensador Teatral.
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