Viernes 21 hs en Centro Cultural Ricardo Rojas ( Av. Corrientes 2038 )
Arranquemos esta reseña señalando que Cyan, fue la Obra Ganadora del Concurso Nacional de Operas Primas 2018 organizado por el Centro Cultural Ricardo Rojas. La idea de dar oportunidades a nuevos valores, cumple cabalmente su objetivo, ya que Pilar Fridman, autora y directora, contaba solo con 24 años, cuando presentó esta pieza.
Cyan, es una obra que nos hablará de vínculos humanos, pero lo hará con una mirada original, con un texto que decide mostrar algunas cosas y esconder otras, dejando algunos caminos abiertos para que el espectador explore en ellos. La trama tiene un tinte cinematográfico y desde el comienzo tiene un halo de misterio, que envuelve a esos personajes, que parecen guardar algunos secretos.
La obra cuenta la vida de dos hermanos, Bruno y María, que están atravesando la pérdida de sus padres, en un confuso episodio. El escribe y ella actúa sus textos. Así pasan sus días, encerrados en ese mundo ficticio, repasando una futura representación, sin querer salir al exterior.
La relación entre los hermanos, parece esconder algo, se advierte una tensión sexual entre ellos y los límites entre juego y realidad, por momentos son difusos Gran parte del tiempo, se entretienen mirando por la ventana a sus vecinos Audri y Edward, imaginando sus vidas ocupadas e interesantes, lo opuesto a sus rutinas monótonas, en una existencia que parece haber, quedado detenida en el tiempo,
Pero en un momentos esos mundos paralelos y lejanos a la vez, se unirán ya que una cena los reunirá, pero no serán cuatro los comensales, sino cinco. El quinto invitado, será Frank. Un personaje misterioso, que parece vivir con los hermanos y que no se perderá esa cena. Y hasta allí contaremos. Si ese personaje es real o imaginario, es uno de los enigmas, que el espectador tratará de develar, cuando vea la obra.
Nos gustaron mucho las actuaciones que presenta la obra, se conformó un elenco muy joven que se adapta muy bien, a ese clima íntimo que requiere la historia. Y la propia autora y directora, Pilar Fridman, forma parte del elenco, interpretando a una María, aniñada y sensual a la vez. Bella y sugerente, aporta sensibilidad al texto de su autoría. Cautivante interpretación de Pilar.
Nos gustó mucho también, la actuación de Débora Nishimoto, como Audri. Un acierto su inclusión en el elenco, interpreta a una editora algo aburrida de los desplantes de su marido. Sus rasgos orientales, le dán un toque exótico a una interpretación que resulta muy sólida.
Por el lado masculino, resalta la labor de Daniel Surasky, como Edward, el único de los personajes no relacionado con el arte. Es oficinista y trabaja en una empresa de seguros. Parece el más pragmático de todos y su practicidad resalta ante el resto..
Max Suen, interpretó a Bruno, en la función que vimos nosotros y cumplió muy bien su papel. Jugando muy buenas escenas con María, en una relación que por momentos no pareciera fraternal. Por último mencionar a Franco de la Puente, como Frank, ese personaje misterioso, que ronda toda la historia y no vamos a adelantar más.
La puesta que propone Pilar es íntima, los espectadores parecen espían en el interior de esos departamentos ,viendo lo que sucede paredes adentro. La sala del Rojas elegida para la pieza, resulta ideal para la trama, el plano se divide en dos, con un departamento de cada lado, con puertas laterales, que conforman un dispositivo escénico original, para que los actores entren y salgan de escena, encajando justo con la historia que se cuenta.
La estética de la obra es moderna, nos gustó el diseño escenográfico de Miranda Pauls, hay un diseño de luces de Facundo David, muy importante para el desarrollo de esos dos planos paralelos y simultáneos, Es interesante, el recurso de los subtítulos que aparecerán en determinados momentos, acompañando el relato y dando algunas pistas importantes para seguir la historia.
La obra que desde hace meses, se presenta en el Rojas, con localidades agotadas, con una estética muy cuidada, nos hablará de la soledad, de la incomunicación reinante hoy en nuestra sociedad, de clichés y de relaciones ambiguas, pero aquí no se agotan los temas, el espectador al ver la obra, descubrirá otros y tratará de develar algunos misterios y puertas abiertas que deja esta historia abierta.
Desde este humilde sitio, celebramos siempre la aparición de jóvenes talentos, como el caso de Pilar Fridman, que dando sus primeros pasos en la dramaturgia, se anima a incursionar con una obra profunda y enigmática a la vez, como Cyan, que dejará al espectador reflexionando, sobre si en verdad todo lo que vió, es real o sin verdad, podría ser de otra manera.
Pensador Teatral.