Dramaturgia de Bénabar y Héctor Cabello Reyes. Dirección de Carlos Olivieri.
Miércoles a Domingos en Teatro Metropolitan Sura ( Av. Corrientes 1343 )
En épocas de pandemia, donde la gente está cansada del encierro y las malas noticias, poder tener una válvula de escape en el teatro, para olvidarse de los problemas y reírse a lo largo de la función, resulta un bálsamo y es por eso que los espectadores, agradecen el estreno de comedias, como Lo Escucho.
Llegada desde Francia, donde tuvo un gran suceso de público, se presenta en Buenos Aires, en esta versión local de Fernando Masllorens y Federico González, dirigida por Carlos Olivieri, que conservando la esencia de la obra original, introduce varios guiños locales en el texto, permitiendo que la trama sea más amigable, sin que por eso pierda efectividad.
La obra se desarrollará en el consultorio de un psiquiatra ( Jorge Suárez ) que recibe la visita de un nuevo paciente ( Gabriel Goity ) que luce desesperado, ya que su esposa acaba de dejarlo. Hasta allí todo parece normal, pero la pieza dará un giro, cuando el paciente responsabiliza al terapeuta por la decisión que tomó su ex y le deja claro que ahora deberá solucionar lo que ha provocado. Y el pedido no será por las buenas, ya que se presenta en el consultorio, munido de lo necesario, para que el profesional se sienta obligado a ayudarlo.
Lo Escucho, tiene un estilo de comedia de enredos, donde a medida que la trama avanza, la relación conflictiva entre psiquiatra y paciente del comienzo, irá ganando en confianza y por momentos parecerán viejos amigos, que en tono de confesión, comentan sus penas de amores. Para mantener el suspenso, no vamos a contar más, solo adelantaremos que como el público bien imagina, el climax de la historia llegará cuando justamente llegue a ese consultorio, la esposa del hombre abandonado y allí llegarán los momentos más graciosos de la historia.
La trama fluye y el púbico ríe, esto se explica por un texto efectivo y por la muy buena química que tiene la dupla protagónica conformada por el Puma Goity y Jorge Suarez, que se conocieron en el Conservatorio de Arte Dramático en 1981, cumpliendo este año, nada más , ni nada menos, que cuarenta años de amistad,. Esto se nota en todo momento, por el entendimiento y la complicidad que tienen los protagonistas, que se nota disfrutan la obra y el estar juntos en escena.
El Puma Goity, es la figura convocante de la pieza y si bien el mismo actor reconoce que le resulta más cómodo representar personajes dramáticos, también declara que ama la comedia y le encanta que lo convoquen para protagonizarlas, aunque esa no sea su zona de confort y sienta que el desafío siempre es mayor en una comedia, porque no hay nada más difícil que hacer reír a la gente.
Más allá del pensamiento del propio del Puma, que nos resulta interesante compartir, viéndolo en escena queda claro, porque los productores lo convocan seguido para protagonizar comedias. Dueño de un carisma indudable, sus gestos, su postura, sus tonos, todo en él fluye para ser un cómico extraordinario y que el público festeje cada una de sus intervenciones.
En este caso, que Jorge Suarez, sea su compañero, ayuda a potenciar su lucimiento. Que podemos decir de Jorge, un verdadero animal de teatro, un profesional como pocos, al que vimos lucirse en el teatro oficial, en el comercial y en off, llevando adelante todo tipo de papeles. En este caso, el rol de terapeuta, le cae perfecto y ya lo ha hecho anteriormente, pero Jorge, una vez más confirma que es un todo terreno, que cumple siempre.
Como dijimos antes en este caso, el conocimiento y la confianza que tiene la dupla protagónica, agregan mucho valor a la puesta y contribuyen a la efectividad de esta comedia, que no los tiene solos en escena.
Por aquel consultorio, desfilarán también Ricardo Cerone y Daniela Pal, a quien vimos en varias obras obras del off, acá tienen papeles pequeños, pero en los pocos minutos que están en escena, muestran su valía.
Párrafo aparte para Julieta Vallina, una actriz que nos gusta mucho y que recordamos haber elogiado mucho, por su actuación en Los Vecinos de Arriba. Aquí llegará en la parte final de la pieza, aportando su frescura y siendo clave para cerrar la historia. Muy bueno lo de Julieta, completando el triángulo virtuoso que ofrece la obra.
En resumen, Lo Escucho cumple a las claras, con su objetivo, hacer reír a los espectadores que la eligieron. Consigue esto, con una historia ágil y efectiva, que resulta muy reconocible para un público que se siente identificado con la trama, que involucra una buena crítica al psicoanálisis y que disfruta mucho de las actuaciones.
Nos reímos mucho a lo largo de la función y por eso recomendamos la obra. Como dijimos en el comienzo, siempre las comedias son bien recibidas por el público, pero en estos momentos, donde abundan las preocupaciones y las malas noticias, poder encontrar una obra que nos haga reír y nos permita olvidarnos de los problemas, es algo que debemos agradecer y valorar.
Pensador Teatral.