Dramaturgia de Raquel Albeniz. Dirección de Raquel Albeniz y Paula Etchebehere.
Jueves 20 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )
Una gran alegría volver al Espacio Callejón, luego del paréntesis de la pandemia y hacerlo con Mientras Se Vuelan los Campos, una entrañable propuesta que nos ofrece el teatro independiente y que transita su tercera temporada en cartel, logro que como solemos decir en este sitio, solo consiguen aquellas obras que tienen un encanto especial.
Y aquí ese encanto, se refleja en diferentes virtudes, la principal creemos es la dramaturgia exquisita y elaborada de manera artesanal, por Raquel Albeniz. La autora logra, traer al escenario, una semblanza de nuestro campo profundo y casi siempre olvidado. Dando a conocer historias simples y cotidianas, de aquellas personas, que hacen patria de manera anónima, a cientos de kilómetros de la Capital, lejos de las luces de los medios de comunicación, pero haciendo un aporte fundamental a la integración del país.
Uno de los mayores méritos, que creemos tiene el texto, es saber jugar con el humor y el absurdo, para contar una historia rural / campestre que tiene mucha de tragedia y también de realidad, ya que sabe retratar como muchas veces habitar los pasajes rurales, deben luchar contra las condiciones climáticas, la soledad y principalmente el olvido de una sociedad, que prefiere darle la espalda a tantos pequeños pueblos rurales, que parecen destinados a la desaparición.
En Mientras Se Vuelan los Campos, la sequía y el viento que domina la comarca, parece haber terminado con toda vida posible, haciendo inviable la cría de ganado, de aves o de cualquier producción agrícola que requiere agua y condiciones climáticas más benignas.
La puesta que construyen Raquel y Paula Etchebehere es minimalista, pausada y colma al espectador de imágenes y sonidos del campo, tradiciones rurales y campestres que sobrevuelan el escenario y permiten al espectador vivir una historia mínima, que es simplemente una excusa, para disfrutar de un momento teatral exquisito, donde se estimulan todos los sentidos del espectador.
Y también como solemos repetir por aquí, muchas veces puede haber historias valiosas, pero sino se encuentran los intérpretes adecuados, muchas veces las buenas intenciones, pueden quedar solo en ello. En este caso ocurre todo lo contrario, ya que los actores elegidos, potencian la historia y la embellecen sobremanera.
Hablemos un poco de las actuaciones que tiene la obra que son realmente estupendas. Se logran componer personajes muy queribles, cada uno de ellos con características y particularidades propias que sirven para el lucimiento individual y también en el conjunto.
Claudio Pazos, interpreta a un Silvio, que luce resignado ya por esa chacra y ese paraje que tiene poco para ofrecer. Siente que el campo es parte del pasado y el futuro suyo y de su compañera está en la ciudad, que esperan los reciba con los brazos abiertos, cuando puedan vender e irse. Aún recordamos una memorable actuación de Claudio, en la sala pequeña de la desaparecida La Comedia, en Jorobado el Encierro de un Cornudo. Aquí en un papel muy diferente, nos vuelve a deleitar, con una actuación excelente. Tiene un magnetismo muy particular Claudio, que aquí aparece a pleno.
Silvio vive en la chacra con Elena ( Coni Marino ) que trata de complacer a su esposo y hacerle lo más llevadera posible la vida en esa paraje hostil. Excelente la actuación de Coni, con una sensibilidad y una calidez, que llega al corazón del espectador y le dá una cuota de ternura enriquecedora a la historia.
David Masajnik, como Don Aira, completa el trío protagónico y nos regala otra interpretación soberbia, con una caracterización sobresaliente, su tono de voz, sus dichos, su postura, es un hombre de campo hecho y derecho. Además será el disparador de la trama, ya que llegará a la chacra de Silvio y Elena, con una gallina bajo el brazo, que no tiene dudas, será la próxima ganadora del próximo concurso que se organizará en la ciudad y al mismo tiempo su tabla de salvación que deje atrás este presente aciago. Estupendo trabajo el de David.
Sin dudas que hubo un muy buen trabajo en la dirección, para que cada actor encuentre el tono justo que requiere su personaje y el objetivo se ha logrado con creces, ya que se lograron crear personajes muy queribles, que consiguen transmitir sus emociones, sueños y frustraciones, con una sensibilidad que el espectador agradece. Obviamente, que la obra lleve varias temporadas en cartel, ha hecho que cada actor se sienta cómodo con el personaje a cargo y eso se nota en escena.
En relación a la puesta, queremos destacar el diseño escenográfico de Nacho Riveros, que con los elementos juntos, logra esta atmósfera campestre e íntima que pide el texto. Otros puntos alto que no debemos dejar pasar por alto es el vestuario de Jennifer Sankovic y la iluminación de Leandra Rodríguez, todos ítem que aportan belleza a un texto, que de por si, ya tiene mucha poesía.
De la trama no vamos a adelantar más, dejaremos que el espectador la descubra a medida que las acciones transcurran, con ese ritmo pausado que permiten disfrutar de ese viaje al interior rural, que la autora y la directora, nos proponen desde la escena inicial.
Solo nos queda recomendar Mientras Se Vuelan Los Campos, una historia campestre simple y bella, que logra transmitir con humor, la silenciosa tragedia de un interior, que día a día lucha, por seguir de pie y no resignar los sueños, que a esta altura parecen utopías, a la vista de una sociedad moderna manejada por poderosos, que se quiere llevar todo por delante, pero que deben saber, que no tendrán una empresa sencilla, ya que del otro lado, estarán los habitantes de siempre de esas tierras, que con amor y sentido de pertenencia, lucharan contra el olvido y la resignación.
El combo funciona de manera precisa, tenemos un texto sensible, que juega con el absurdo y las metáforas, para retratar una realidad que muchos no quieren ver, con una puesta bellísima y estupendas actuaciones del trío protagónico, que se combinan para que el espectador pueda cerrar los ojos y sentir el sonido del viento desde su butaca, logrando viajar con la imaginación, por esas pampas extensas, gracias a la magia del teatro.
Disfrutamos mucho la función y por eso recomendamos Mientras se vuelan los Campos, teatro independiente en estado puro, una pausa necesaria, para estos tiempos turbulentos, donde las urgencias nos abruman y la mayoría de las veces, no no damos el tiempo, para apreciar las cosas simples de la vida.
Pensador Teatral.