Dramaturgia y Dirección de Florencia Santángelo.
Domingos 20 30 hs en Tadrón Teatro ( Niceto Vega 4802 )
Una de las cosas que más nos gustan del teatro independiente, sucede cuando concurrimos a ver alguna obra, sin tener casi referencias previas de la misma y nos encontramos con una propuesta tan valiosa como La Que No Existe, que con un texto muy potente, se anima a abordar una temática compleja, con gran altura, constituyéndose entonces en una gratísima sorpresa, ya que es un equipo muy joven, el que lleva adelante el proyecto.
La Que No Existe, es la historia de una mujer adulta que vive escapando de su pasado, buscando la manera de ahogar los recuerdos amargos que aparecen en su mente, de manera desordenada y confusa. Es como si tuviera un rompecabezas de su pasado en la cabeza, al que le faltan algunas piezas, que ella misma en algún momento de su vida, de manera inconsciente se ocupó de esconder, para que no aparecieran nunca más, sabiendo que si ese rompecabezas se completara, el dolor sería insoportable.
La protagonista de esta historia, que el texto no nos revela su nombre, regresa a la casa de su infancia, pero no tiene claro los motivos y si los tiene, prefiere hacer de cuenta que no los sabe. La atmósfera en aquel hogar es asfixiante, hay fantasmas del pasado en cada rincón y estar allí se le vuelve algo insalubre. Recuerda que cuando era una niña, ella como muchos otros chicos de su edad, tenían una amiga imaginaria, a la que les confiaba sus secretos. Para no encariñarse con ella, en vez de ponerle un nombre, prefería llamarla la que no existe, para no olvidarse nunca que no era alguien real.
Compartió muchos años con ella, pero al irse de la casa, dejó de hablar con ella. Pero ahora volvió a la casa y allí está su amiga imaginaria nuevamente, pero nota que ya no es la misma que antes. Ya no le dice las cosas que ella quería escuchar, ahora parece querer contarle otra historia, una que no se parece en nada a la suya, una más cruel y lo peor de todo, que parece verdadera.
Y hasta allí vamos a contar. Una de las virtudes más grandes que tiene el texto, es el suspenso que tiene su dramaturgia. El relato cuenta algunas cosas y sugiere muchas otras. No se cuenta todo, aparecen indicios y el rompecabezas, se irá completando lentamente, quedando claro que con cada pieza nueva que se suma, el horror irá tomando forma con toda su crudeza.
Pero como muchas veces decimos, en teatro pueden existir muy buenas ideas o textos virtuosos, pero si luego no se encuentran los intérpretes adecuados para llevar esa teatralidad al espectador, todo puede quedar en intenciones. Bueno, aquí ocurre lo contrario, ya que el texto se potencia en gran forma con las interpretaciones de un elenco conformado por cinco jóvenes actrices que abrazan con mucha pasión el proyecto.
Arranquemos por Mariana Judez, que es la protagonista de la historia, la que regresa a su hogar de chica, pero se niega a recordar. Destacamos la presencia escénica de Mariana, a quien recordamos haber elogiado en este sitio, por su muy buena interpretación en La Gracia Perdida, entrañable obra del off. que vimos hace unos meses. Aquí desde un papel protagónico, vuelve a destacarse de manera nítida. Muy buen trabajo de Mariana.
Continuamos con Florencia Otero, como La Que No Existe, que funciona como un gran complemento de la protagonista, la acompaña, la consuela y con mucha ternura trata de acercarla a la verdad. Nos gustó mucho su composición, aportando un toque fantástico a la historia. Cautivante composición de Florencia.
Sigamos con Anabel Ares y Victoria Aristegui, que en ambos casos desdoblan dos personajes de enorme contraste entre ellos. Primero ambas serán dos niñas inocentes y amigas de la infancia, regalándonos unas escenas muy tiernas en la casa. Luego Anabel se transformará en la madre de nuestra protagonista y Victoria en una enfermera bastante cruel. Destacar la versatilidad de ambas, ya que componen dos personajes bien diferenciados y en ambos casos se lucen mucho. Felicitamos a ambas, ya que desde papeles secundarios, logran destacarse.
Para el final dejamos a Florencia Santángelo, que además de ser la dramaturga y directora, interpreta a la protagonista en edad adolescente, jugando escenas claves en el relato. Florencia interpreta su personaje con pasión y alta energía. Nuestro reconocimiento para ella, ya que además de escribir el texto, tiene una participación fundamental en la trama.
Se hizo algo larga la descripción, pero creemos que era justo hacerlo, ya que como dijimos en un comienzo, la obra presenta a cinco actrices, que con mucha personalidad, abrazan un texto fuerte y complejo, para regalarnos composiciones exquisitas.
Llega el momento de hablar de la puesta, que nos gustó muchísimo, ya que desde que el espectador se sienta en su butaca, nota que en la sala se respira un ambiente lúgubre y cargado de tensión, que el texto pide. La puesta es bella desde lo estético, con la música de Martín Cortez, que acompaña de manera estupenda la historia y un vestuario de época de Adriana Ávila que suma mucho. Este caso es un muy buen ejemplo, de como no siempre es necesario contar con grandes recursos económicos, para lograr una puesta bella, que cuida todos los detalles.
Y no queremos contar más, para mantener el suspendo, solo les recomendamos que se embarquen en este viaje hacia los recuerdos de nuestra protagonista, que nos propone la dramaturgia, sabiendo que muchas veces llegar a la verdad puede resultar doloroso, pero absolutamente necesario, para que las heridas recibidas algún día cicatricen.
Nada más para agregar, solo recomendar La Que No Existe, una propuesta valiosa y muy valiente del teatro independiente, que se atreve a indagar en una temática compleja, que muchos prefieren esconder bajo la alfombra. El gran merito en este caso, es que el objetivo se logra, con una trama que atrapa y conmueve al espectador, que movilizado, no queda indiferente ante el horror.
Para este buen resultado, confluyen una dramaturgia potente, una puesta muy bella y actuaciones comprometidas de un joven elenco que se muestra fuertemente involucrado con una historia que pide a gritos ser contada. Los aplausos emocionados del público al final de la función, son el broche de oro, para cerrar una noche de teatro independiente en estado puro.
Pensador Teatral.