Libro y Dirección de Ricardo Díaz Mourelle.
Miércoles 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )
Una propuesta bella y entrañable, nos propone El Oficio de Dar, hermoso espectáculo musical y poético que tiene una característica que lo convierte en casi único, nos referimos a que los protagonistas son nada menos que padre e hija, compañeros de la vida, que se funden en el escenario, para compartirnos su talento y su arte.
Julieta Díaz, reconocida actriz, de la que todos recordamos exitosos trabajos en cine, teatro y televisión, muestra aquí una faceta que nosotros no conocíamos, pero que ya existía. Julieta tiene una hermosa voz y canta realmente muy lindo. Luego de ver la obra, nos enteramos que la actriz es una apasionada por la música y hace algunos años ya, formó un dúo musical con el uruguayo Diego Presa, presentado ya su primer disco juntos. Y precisamente su pasión por la música nació por influencia familiar.
Y así allí vamos, su compañero de escena en El Oficio de Dar, es nada menos que su padre Ricardo Diaz Mourello, actor, cantautor y poeta, dueño también de una voz privilegiada, que se mueve como pez en el agua en el escenario, dejando en claro los genes artísticos que posee la familia. Es la primera vez que padre e hija comparten escenario. Venían madurando la idea hace mucho años y pasada la pandemia, encontraron el momento justo para que el proyecto salga a la luz.
Y que bueno que así haya sido, la idea se pudo concretar, es realmente emocionante ver como Julieta y Ricardo, se adueñan del espacio escénico y disfrutan cada momento, presentando ambos, temas de su propia autoría, eligiendo canciones populares que recorren nuestra historia social y política, recitando poemas que hacen alusión a momentos oscuros de nuestra historia y dejando lugar para comentar anécdotas familiares que marcaron las vidas y el vínculo fuerte de los protagonistas.
El repertorio es variado, a lo largo la noche disfrutaremos de temas del gran Atahualpa Yupanqui, de Cesar Isella, hay zambas, chacareras, un tema de Charly García y como dijimos canciones compuestas por la misma Julieta y también por Ricardo, algunas con un significado especial, lo que le otorga magia y ternura a la noche. El público disfruta las canciones, las tararea y por momentos hacen palmas, siendo partícipes de lo que se vive en el escenario.
Pero Julieta y su padre, no están solos en escena, los acompañan los músicos, Daniel Homer en guitarra y a cargo de la Dirección Musical, Leandro Marquesano en Piano y Diego Gazzaniga en percusión. Los tres se integran muy bien al espectáculo y muestran mucha química con los protagonistas. Se percibe la emoción en el escenario, la ternura y ambos sentimientos llegan a los espectadores. Un hecho a destacar es el perfecto sonido que tiene el show, algo que no siempre ocurre en los musicales y que no hace falta aclarar, es un item que no debe fallar para el disfrute del público.
En definitiva, disfrutamos de una entrañable noche en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, viendo este bellísimo espectáculo poético musical, que recorre la historia política y social argentina y que une a padre e hija, que como reza el título, ofrecen su arte y talento, cumpliendo además el sueño de poder actuar juntos. Se los nota muy felices a ambos de poder compartir el escenario y los espectadores disfrutan esta comunión familiar.
En el final de la función, los protagonistas comparten una anécdota familiar muy sentida, sobre la abuela de Julieta y madre de Ricardo, ayudando a comprender el origen de esta familia de artistas y resultando un homenaje para ella. Los aplausos del público al final de la función, coronan una noche plena de sensibilidad, con buena música, poesía y la emoción de poder ver a Julieta y a su padre, brillar en el escenario y ser testigos de la fortaleza de un vínculo y del poder sanador del arte.
Pensador Teatral.