viernes, 2 de septiembre de 2022

No Tengo Tiempo

Autoría: María Pía López. Dirección: Cintia Miraglia.





Viernes 20 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 )

En los últimos tiempos, se ha convertido en una sana costumbre, concurrir a El Extranjero y volver a casa, lleno de teatro por haber disfrutado de hermosos momentos teatrales y precisamente esto es lo que nos sucedió, luego de haber visto No Tengo Tiempo, obra basada en la novela del mismo nombre escrita por Maria López en el 2010 y que llega al teatro en esta potente adaptación, que dirige Cintia Miraglia.






En tiempos de pandemia, la autora se reunió con Carolina Guevara, una de las actrices y juntas pensaron que sería una muy buena idea, adaptar la novela al teatro. Y para ello decidieron sumar al proyecto a Cinita Miraglia, una de las directoras del momento, para que colabore activamente con la adaptación. Su participación en la dramaturgia fue clave, introduciendo algunas modificaciones al texto original, como traer los acontecimientos al tiempo presente, cuando en la novela se estructuraban en un diario íntimo, la protagonista solitaria se transformó en dos mujeres en escena, entre otros ajustes, pero siempre respetando el espíritu y la poética de la novela.

Y los resultados realmente fueron más que positivos, porque esta comunión de ideas, confluyó en una propuesta teatral muy robusta, con dos actrices excelentes y una puesta que nos encantó, ya que potencia el texto, le dá movimiento y volumen, siendo este un verdadero diferencial, ya que en la cartelera abundan obras que tratan temas del universo femenino, pero con la estética y la corporalidad que presenta No Tengo Tiempo, no es habitual verlas, siendo esta una de las razones que explican el muy buen suceso que está teniendo la obra, con varios meses en cartel y llenando localidades en cada función.






Y de que nos habla la obra ?? Del implacable paso del tiempo, de como después de cumplir cierta edad, ya no es grato sumar años y el almanaque se convierte en una amenaza, lanzando una especie de cuenta regresiva que aunque queramos ignorarla está corriendo. En el relato aparecen dos mujeres, que intentan resistir al paso del tiempo, cuerpos que ya no son los mismos y algunos mandatos sociales que tienen fecha de vencimiento, el principal la maternidad, que en caso de no haberlos cumplidos, se vuelven perentorios.

Uno de los ejes centrales de la obra, es recorrer lo que sucede con las mujeres cuando llegan a los cuarena años y aún no son madres. Realmente lo desean o solo cumplir el mandato ?? Y como se hace si a esa edad justo no se está en pareja ?? Hay algún método para ser madre de todos modos ?? La trama con mucho humor y también con profundidad, describe una historia que resulta cercana y que grafica como la desesperación, puede llegar a límites peligrosos y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso.






Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, que como dijimos antes, son un verdadero diferencial, ya que las interpretaciones de Carolina Guevara y Leticia Torres son magníficas, histriónicas ambas, con una corporalidad y una entrega física que debemos destacar. A Leticia Torres, la conocíamos de haberla visto hace unos años en Rayito de Sol, un unipersonal, donde realmente la rompía, tanto que pasado el tiempo aún recordamos su performance, aquella noche en Machado Teatro.

Antes de ver esta obra y sabiendo de sus condiciones, dábamos por sentado que Leticia Torres haría un gran trabajo y lo confirmamos. Pero lo que no imaginábamos era que su compañera, Carolina Guevara nos iba a sorprender con una composición genial, con una entrega y un carisma para resaltar. Que quede claro, ambas actrices realizan un trabajo estupendo, tanto en lo individual, como en el conjunto, componiendo con maestría a dos amigas que comparten sus experiencias y se ríen de si mismas.





Tanto Leticia, como Carolina, en varias oportunidades rompen la cuarta pared, dialogando entre ellas sobre alguna parte difícil que les tocó en el texto, burlándose de alguna escena que tuvieron que llevar adelante o simplemente haciendo algún comentario de la trama al público. Todos estos elementos humanizan sus trabajos, generando empatía con el público, que se siente cómplice y se identifica con lo la historia que cuentan las actrices. Felicitamos tanto a Leticia y a Carolina, por sus excelentes composiciones..

Y como dijimos anteriormente, la puesta que presenta No Tengo Tiempo, bajo la dirección de Cintia Miraglia, es realmente destacable y suma mucho al texto. Arrancando por ese tatami, que funciona como escenario en que las protagonistas, florete en mano practican esgrima. Destacamos el vestuario deportivo que acerca Paula Molina, los momentos musicales que tiene la trama, donde Leticia Torres, micrófono en mano toma protagonismo y el diseño lumínico de Matias Noval, jugando con los tonos rojos o azules, para macar diferentes momentos del relato. Son muchos los elementos de la puesta que le agregan valor a la obra.





Para ir concluyendo, nos gustó mucho la propuesta de No Tengo Tiempo, con un relato, que si bien pone en el centro a dos mujeres, puede aplicarse a todos, ya que nos habla de como el tiempo corre, sin que nos demos cuenta, hasta que en un momento tomamos conciencia de ello y aparece el miedo a la vejez, a la muerte y también a no poder cumplir esos proyectos que teníamos cuando eramos jóvenes y que suenan improbables a esta altura del almanaque, debiendo ser muy fuertes mentalmente, para digerirlo.

La obra jugando con la ironía y como mucho humor, nos invita a reflexionar, sobre un tema existencial como es el paso del tiempo y el cumplimiento de los mandatos sociales. Lo hace con un texto muy entretenido, una puesta muy atractiva y fundamentalmente con composiciones estupendas, de las dos protagonistas, que le ponen el cuerpo y su histrionismo a la propuesta, para que disfrutemos de un hermoso momento teatral, coronado al final de la función, con los prolongados aplausos del público que colmó la sala de El Extranjero.


Pensador Teatral.


miércoles, 31 de agosto de 2022

El Oficio de Dar

Libro y Dirección de Ricardo Díaz Mourelle.







Miércoles 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )

Una propuesta bella y entrañable, nos propone El Oficio de Dar, hermoso espectáculo musical y poético que tiene una característica que lo convierte en casi único, nos referimos a que los protagonistas son nada menos que padre e hija, compañeros de la vida, que se funden en el escenario, para compartirnos su talento y su arte.






Julieta Díaz, reconocida actriz, de la que todos recordamos exitosos trabajos en cine, teatro y televisión, muestra aquí una faceta que nosotros no conocíamos, pero que ya existía. Julieta tiene una hermosa voz y canta realmente muy lindo. Luego de ver la obra, nos enteramos que la actriz es una apasionada por la música y hace algunos años ya, formó un dúo musical con el uruguayo Diego Presa, presentado ya su primer disco juntos. Y precisamente su pasión por la música nació por influencia familiar.

Y así allí vamos, su compañero de escena en El Oficio de Dar, es nada menos que su padre Ricardo Diaz Mourello, actor, cantautor y poeta, dueño también de una voz privilegiada, que se mueve como pez en el agua en el escenario, dejando en claro los genes artísticos que posee la familia. Es la primera vez que padre e hija comparten escenario. Venían madurando la idea hace mucho años y pasada la pandemia, encontraron el momento justo para que el proyecto salga a la luz.





Y que bueno que así haya sido, la idea se pudo concretar, es realmente emocionante ver como Julieta y Ricardo, se adueñan del espacio escénico y disfrutan cada momento, presentando ambos, temas de su propia autoría, eligiendo canciones populares que recorren nuestra historia social y política, recitando poemas que hacen alusión a momentos oscuros de nuestra historia y dejando lugar para comentar anécdotas familiares que marcaron las vidas y el vínculo fuerte de los protagonistas.

El repertorio es variado, a lo largo la noche disfrutaremos de temas del gran Atahualpa Yupanqui, de Cesar Isella, hay zambas, chacareras, un tema de Charly García y como dijimos canciones compuestas por la misma Julieta y también por Ricardo, algunas con un significado especial, lo que le otorga magia y ternura a la noche. El público disfruta las canciones, las tararea y por momentos hacen palmas, siendo partícipes de lo que se vive en el escenario.

Pero Julieta y su padre, no están solos en escena, los acompañan los músicos, Daniel Homer en guitarra y a cargo de la Dirección Musical, Leandro Marquesano en Piano y Diego Gazzaniga en percusión. Los tres se integran muy bien al espectáculo y muestran mucha química con los protagonistas. Se percibe la emoción en el escenario, la ternura y ambos sentimientos llegan a los espectadores. Un hecho a destacar es el perfecto sonido que tiene el show, algo que no siempre ocurre en los musicales y que no hace falta aclarar, es un item que no debe fallar para el disfrute del público.






En definitiva, disfrutamos de una entrañable noche en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, viendo este bellísimo espectáculo poético musical, que recorre la historia política y social argentina y que une a padre e hija, que como reza el título, ofrecen su arte y talento, cumpliendo además el sueño de poder actuar juntos. Se los nota muy felices a ambos de poder compartir el escenario y los espectadores disfrutan esta comunión familiar.

En el final de la función, los protagonistas comparten una anécdota familiar muy sentida, sobre la abuela de Julieta y madre de Ricardo, ayudando a comprender el origen de esta familia de artistas y resultando un homenaje para ella. Los aplausos del público al final de la función, coronan una noche plena de sensibilidad, con buena música, poesía y la emoción de poder ver a Julieta y a su padre, brillar en el escenario y ser testigos de la fortaleza de un vínculo y del poder sanador del arte.


Pensador Teatral.



domingo, 28 de agosto de 2022

1989

Dramaturgia de Teodoro López. Dirección de Leandro Airaldo.










Domingos 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Una propuesta muy atractiva, llega de la mano de 1989 que nos propone viajar en el tiempo, a aquellos años turbulentos de Argentina, donde el gobierno de Alfonsín naufragaba con el Plan Austral y la hiperinflación se convertía en una pesadilla, mientras la sociedad que soportaba los cortes de energía, el desabastecimiento y la amenaza cada vez más concreto de saqueos.








Allí en esa época temporal se desarrolla esta historia que tiene lugar en una cerrajería de barrio, donde trabaja Hernán, que hace copias de llave artesanalmente con su torno, mientras no corten la luz. Lo ayuda con los quehaceres del negocio Huguito, un adolescent bastante bonachón, que funciona como cadete para toda tarea, recibiendo las recomendaciones consejos algo desubicados sobre el amor y sexo que le dá su verborragico patrón.

El día trascurre en la cerrajería, como cualquier otro, mechando trabajo, con cortes de luz y charlas entre Hernán y su asistente, hasta que llegará el negocio, la atractiva Nora ( María Colloca ) que pronto sabremos que es la esposa de Fernando, uno de los hermanos de Hernán. Viene con la excusa de hacer una copia de llave, pero sin entrar en detalles, para no spoilear nada, notaremos que alguna historia amorosa pendiente hay entre ella y el hermano de su esposo, siendo este el inicio de una serie de sucesos que pondrán al descubierto relaciones familiares bastante truculentas.










Esta escena será la presentación para un relato que tiene como protagonistas a tres hermanos, que se reúnen en la cerrajería familiar al cumplirse 10 años de la muerte de su padre. Deben exhumar su cuerpo y trasladarlo a un nicho, hasta allí todo normal, pero en el mismo deberán incluir una misteriosa cajita, que conservaron sus hijos todos estos años, con la precisa instrucción de tenerla lista para esta ocasión, donde deberán cumplir con el particular pedido del padre, en el marco de un ritual misterioso y oscuro.

El particular pedido es el disparador para esta obra anclada de manera magistral a fines de la década del 80 y que tiene un componente de misterio muy alto. Que tendrá esa misteriosa caja ?? Ninguno de los hermanos la abrió en esos diez años ?? Que esconden aquellos hermanos ?? Cada uno con una personalidad diferente, pero los tres machistas, impunes, vanagloriándose de sus conquistas sexuales y siempre jugando al limite, infundiendo algo de temor a quienes pudieran escucharlos, ya que no parecen tener muchos escrúpulos en sus conductas.








Son cinco los actores en escena y se dá algo que no siempre ocurre, todos ellos tienen el tiempo necesario en escena para elaborar sus personajes, para marcar sus características y para el lucimiento, tanto en lo individual, como en el conjunto, donde las actuaciones se potencian siendo este un punto muy alto de la obra, ya que son muy logradas las composiciones de los cinco y cada uno de los espectadores al final de la función elegirá su personaje favorito.

Arranquemos por Gonzalo Ruiz como Hernán, quien siguió adelante con el negocio familiar y pasa sus días en la cerrajería. Aferrado a las costumbres y algo bohemio, parece detenido en el tiempo, disfrutando con la rutina desde el negocio, mientras se entera de todo lo que ocurre en el barrio y hace alguna travesura los días de guardia nocturna. Nos encantó el personaje de Gonzalo, siendo tal vez nuestro personaje favorito.

Sigamos con los hermanos y llega el turno de Germán Rodríguez, como Fernando, mujeriego, compadrito y muy fanfarrón. Está casado con Nora, pero disfruta contando sus aventuras amorosas e infidelidades. Le encanta aparentar y hacer alarde de sus negocios, que por la difícil situación económica del país, no parecen ser tan prósperos, como quiere venderles al resto, No se lleva para nada bien con Hernán y lo critica por nunca haberse animado a dejar la cerrajería y buscar ganar guita afuera, como el siempre le dijo. Un verdadero villano compone Germán y lo hace de maravillas.









Emiliano Díaz es Gregorio, el hermano mayor, el que juega en las grandes ligas, ya que dió el salto y se fue a trabajar a Estados Unidos. Volvió dejando algún temita pendiente que resolver en el Norte y especialmente para cumplir el ritual. trayendo regalos costosos para todos. Tiene dolares y le gusta demostrar su status. Emiliano es un excelente actor, al que elogiamos ya en este sitio en varias oportunidades, recordando en especial su exquisito trabajo en Enamorarse es Hablar Corto y Enredado, una estupenda obra del off, que tuvo reconocimientos varios Aquí vuelve a lucirse, componiendo al personaje más misterioso y temible de la obra. 

María Colloca, es Nora, la única mujer de la obra y su personaje es disruptivo en la historia. Despreciada por su esposo y deseada por su cuñado será decisiva en el desarrollo de la trama. A María la elogiamos este año, por su consagratorio trabajo protagónico en La Falcón. Aquí desde un personaje, con menos minutos en escena, aportará belleza y femineidad al relato, mostrando su magnetismo y una gran presencia escénica, para rodondear una composición que se destaca mucho.

Para el final dejamos a Tobías Bearzotti, como Huguito, el más chico de la trama. Es el cadete de la cerrajería y sufre a diario los consejos de Hernán su patrón y por la ocasión también de los hermanos. Su carácter bonachón, no concuerda con la fiereza y falta de escrúpulos del resto. Adorable personaje compone Tobías, que en una de sus primeras presentaciones teatrales, logra convertirse en una muy buena revelación.












Se hizo un poco larga la descripción, de cada actor, pero la minuciosidad de las composiciones y los muy buenos trabajos que presentan los cinco, entendemos que así lo merecían. Hay también mérito aquí en Leandro Airaldo, que desde la dirección logra darle espacio a todos para su lucimiento. Además es el responsable de una puesta que resulta realmente atractiva con numerosos guiños que nos transportan a aquellos años ochenta. Por la trama pasarán fragmentos de Nuevediario, el genial Negro Olmedo en No Toca Botón. Referencias a Alfonsín, a Menem, aparecerá Sofovich, cigarrillos importados, Mordart y Fechoria, por nombrar solo las escenas que nos vienen rápido a la mente.

De la puesta, debemos destacar sin dudas el fenomenal diseño escenográfico de Manuel Escudero, que recrea una cerrajería barrial con todos los elementos que tiene ese tipo de negocio y además también la ambientación necesaria para situarla en los 80´. Para ello también colabora el muy buen vestuario que lucen los protagonistas, rubro a cargo de Sabrina López Hovhannessian. 











Entendemos que contamos ya lo suficiente, 1989 es una obra que nos propone un viaje en el tiempo, para que podamos comprobar, que pese que pasaron ya más de treinta años y cambian algunos nombres propios, los problemas de Argentina son casi los mismos. Aumentos de precios desmedidos, cortes de luz, clase política desprestigiada, el dolar como objeto de deseo y esa sensación de que para poder sobrevivir en un ambiente hostil, como el que siempre ofrece nuestro país, con crisis que llegan de manera cíclica, algunos piensan que están habilitados para manejarse con impunidad, aprovechar cualquier oportunidad que se presenta y sin reparar si para ello hay que saltar alguna valla prohibida o perjudicar a alguien, 

Disfrutamos de una muy buena noche de teatro, con este texto tan rico de Teodoro López, la puesta  muy bien elaborada por Leandro Airaldo, que le otorga la ambientación necesaria a estos personajes brutales e impunes, acostumbrados a los atajos como receta para eludir las crisis y que pasados diez años de la muerte de su padre, acudirán para cumplir un ritual que tiene una mezcla de misterio y perversión, cóctel que resultará muy atractivo para los espectadores, que disfrutan de la obra y seguramente a la salida reflexionarán sobre el explosivo final, cenando en Fechoría o en alguno de los carritos de la Costanera.



Pensador Teatral.-



jueves, 25 de agosto de 2022

Yo me quería morir antes que vos.

Dramaturgia de Magalí Meliá. Dirección de Lorena Romanín.






Jueves 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Potente y conmovedor texto escrito por Magalí Meliá, llega de la mano de Yo me Quería Morir Antes que Vos, un relato que nos interpela y aborda una temática lamentablemente muy vigente en nuestra sociedad. Nos referimos a los femicidios, un delito que acumula cifras que alarman. En los últimos años, los medios se ocuparon de dar visibilidad a casos notorios, de mujeres asesinadas en la mayoría de los casos por sus parejas o ex-parejas, siendo crímenes motivados por la violencia machista. Y pese a que la sociedad pareció tomar conciencia de este flagelo, las muertes de mujeres no se detienen.






El texto de Magalí aborda el tema, desde un ángulo original y muy interesante, ya que navega entre el teatro documental y la acción dramática, desde la mirada de la hermana de la víctima y del entorno familiar. Analizando la secuencia completa, que irremediablemente desembocará en la tragedia y las consecuencias que sufren los que siguen vivos El dolor infinito que envuelve a la familia y como los que tienen que seguir adelante, tienen que procesar el infierno que viven y ser fuertes a la vez, para comunicar la noticia a los eslabones más débiles del entorno familiar.

En la historia que nos presenta Yo me quería morir ..., se pone la lupa en el gran vínculo que tienen dos hermanas, Irina ( Magalí Melia ) y Leia ( Débora Longobardi ). Siempre fueron muy unidas, jugando cuando eran chicas primero, adolescentes luego y adultas finalmente, acompañándose en todo momento. Irina era la mayor y siempre se preocupó por cuidar a Leia. El destino quiso que estuvieran juntas en un boliche, aquel fatídica noche de veraneo, en que Leia conoció a Javier, que luego de un corto noviazgo, se convertiría en su esposo, en el padre de sus dos hijas y finalmente en su femicida. 






Magalí, además de ser la autora, jugará un rol fundamental de presentadora de la historia, que arrancará por el triste final, con la muerte de su hermana, teniendo la dolorosa tarea de revivir aquellos desoladores momentos finales de su querida Leia, desde que recibió la trágica noticia y tratando de reconstruir aquellos últimos días de una pareja, que ya no funcionaba como tal y que venia cuesta abajo desde hace tiempo.

Para mantener el suspenso, no queremos adelantar demasiado, para que el espectador se sorprenda cuando vea la obra. Solo diremos que sin recurrir al golpe bajo en ningún momento, la dramaturgia consigue interpelarnos y movilzarnos, ya que las situaciones que nos propone el relato resultan cercanas y reconocibles. Aparecerán situaciones de violencia domestica, escenas de celos, manipulación, culpa y avisos a las que no les damos la importancia debida y sin danos cuenta, anticipan la tragedia que pronto llegará.

El relato por momentos es desgarrador y tiene una carga alta de dolor y congoja, que llega al corazón del espectador. Y sin dudas para que esto ocurra, además de la potencia del texto que señalamos anteriormente, es necesario contar con un elenco comprometido con la historia, algo que aquí se logra con creces, gracias a las virtudes del trío protagónico reunido para la ocasión.

Arranquemos por Magalí Meliá, el alma de este proyecto, ya que además de escribir la obra, tiene reservado un papel muy importante en la misma, ya que con una sensibilidad a flor de piel, logra emocionarnos y conmovernos, con un relato desbordado por la pérdida de un ser querido y ese aura de culpa que la invade, por no haber podido detectar con anticipación la tempestad que llegaría, preguntándose a cada instante, si no hubiera tenido que hacer algo más, para evitar el peor desenlace y salvar a su hermana. Un trabajo enorme el de Magalí.






Sigamos con Débora Longobardi en la piel de Leia, la víctima. Nos encantó su composición, en este papel que era realmente complejo de representar.  A Debora ya la elogiamos mucho en este sitio por anteriores trabajos y que aquí nos sorprende, al representar a una Leia, alegre y llena de vida, que a medida que avanza su relación con Javier, irá ganando en preocupación, mostrando su carácter, para no dejarse avasallar, por un esposo celoso, violento y experto en el arte de la manipulación. Exquisito trabajo de Débora, una actriz que nos encanta, por su sensibilidad y carisma. Aquí vuelve a mostrar sus credenciales, en un personaje que requiere gran compromiso y ratificando porque es una de nuestras actrices favoritas donde del circuito de teatro independiente. Siempre es un placer verla en escena.

Para el final nos queda, Sebastián Blanco Leis, en su doble representación del esposo de Irina y el de Javier, el gran villano de la historia. Minuciosa su composición, de un hombre posesivo, extremadamente celoso y con una carga de violencia, que pese a sus intentos por disimular, se hacen presente en numerosas ocasiones. No es sencillo jugar su personaje, pero Sebastián lo hace en gran forma, sin exageraciones, pero con el carácter necesario, para convertirlo en ese hombre violento que infunde miedo y al que le encanta victimizarse. 






Se hizo larga la descripción, pero entendemos que la calidad de las interpretaciones que presenta la obra, ameritaba la menciones y el reconocimiento para un trío de protagonistas, que muestra mucha química y un compromiso absoluto con el texto y la temática que merece destacarse. Para no ser injustos, queremos dedicar unas líneas a Pina González, ya que ella también está en escena y es la que se encarga de la banda sonora en vivo, que tiene la obra y colabora mucho para la creación de los diferentes climas que el transcurso del relato va pidiendo,

La dirección de Lorena Romanin, que además es una autora muy reconocida, logra potenciar la contundencia de un texto cargado de dolor, con una puesta austera, una escenografía despojada y con pocos elementos, pero elocuente, con ese alambre rodeando la escena que representa la cárcel en la que habita Leia. Los colores oscuros y el vestuario colaboran al clima opresivo, ideal para dar el marco adecuado a un relato, donde la palabra es la que marca el ritmo. Ambos ítems están a cargo de Gabriella Gerdelics.






No queda mucho más para agregar, solo señalar el silencio absoluto con que el público sigue la acciones, que quedará de lado en algunas momentos cuando la tragedia se asoma en plenitud y en la sala se escucharán los sollozos de los espectadores, algo que pocas veces ocurre y que en este caso, muestra como el relato consigue romper la cuarta pared y llega al corazón de los espectadores.

Recomendamos Yo me quería Morir antes que vos, una historia que conmueve y nos interpela, poniendo en primer plano el tema de violencia de género y el femicidio como peor final. El texto de Magalí, sin recurrir nunca al golpe bajo, presenta esta historia que conjugando el teatro documental y una teatralización cargada de sensibilidad, gracias a la credibilidad de las interpretaciones, presentando una propuesta teatral, de esas que resultan necesarias, ya que es una obra que invita a la reflexión y nos alerta acerca de como muchas veces, naturalizamos ciertas conductas o comportamientos violentos, que no deberíamos dejar pasar.


Pensador Teatral.


lunes, 8 de agosto de 2022

Clausura del Amor

Dramaturgia de Pascal Rambert. Dirección de Silvina Katz.






Sábados 21 30 hs en Teatro Payró ( San Martín 766 )

Una potente y movilizante propuesta llega de la mano de La Clausura del Amor, obra escrita por el dramaturgo francés Pascal Rambert, uno de los autores contemporáneos más arriesgados de la escena europea, que presenta un texto feroz y despiadado, que nos muestra lo que puede llegar a suceder cuando el amor se acaba y el vínculo amoroso se extingue.






El disparador es tan sencillo, como inquietante. Que sucede cuando uno de los integrantes de la pareja, decide un día, que ya no puede continuar con la relación, que ya no hay amor y que lo correcto es manifestar esto. Cantarlo a viva voz, exponer su hartazgo, su rabia, sus padecimientos y dejar bien claro que es imposible seguir. Está permitido usar palabras grandilocuentes, punzantes, todo está terminado, entonces no tiene sentido quedar ha medias tintas. El quiere escupir su verdad y lo hace sin ningún reparo, a esta altura parece no importarle, las heridas que le está ocasionando, a quien hasta la noche anterior, era la persona con que compartía todos sus días.

Su monólogo es implacable y no admite interrupciones. Dura casi media hora y su mujer soporta las cuchilladas de manera estoica, aunque herida de muerte por el fragor de las palabras que escucha. Una vez que termina su exposición, el hombre siente que ya todo ha quedado claro y que es el momento de retirarse. Pero ella lo frena, no va a permitir que luego de semejante espectáculo se vaya así como si nada. 

Ya hizo demasiado silencio, ahora llega su turno y enfurecida refutará cada uno de sus argumentos. Lo hará de forma pasional y con una visión diferente, resaltando todo lo bueno que vivieron juntos en aquellos años, no entendiendo como luego de todas las vivencias compartidas, su compañero de ruta fuera capaz de humillarla de la manera que lo hizo. Su alegato será conmovedor y hasta allí vamos a contar, para que el resto lo descubran ustedes cuando vean la obra.






Es importante mencionar algunas particularidades del formato, que merecen tenerse en consideración. En primer lugar , señalar que el cruce verbal se producirá en un teatro, ya que ambos son actores. Se conocieron trabajando en una obra de teatro y por eso no extraña que el fin de la relación se desarrolle en el mismo ámbito. Otro punto importante es, que en cada país en que se ha representado la obra, el autor sugiere que los personajes tomen el nombre verdadero del actor y de la actriz que representan. Sugerencia que en esta versión se respeta y entonces veremos el furibundo intercambio oral entre Mateo y Cecilia, siendo momento propicio entonces para hablar de ellos.

Sin dudas que los grandes protagonistas de la noche son Mateo Chiarino y Cecilia Cósero, que realizan fantásticas composiciones, cada uno a su tiempo desarrollarán su soliloquio de manera implacable, con una pasión y alta carga emocional, que dejan sin palabras a los espectadores que observan sin perder detalle la guerra verbal que se desarrolla en el escenario. Los actores con gran habilidad, rompen varias veces la cuarta pared, jugando un poco con el teatro dentro del teatro y haciendo partícipes al público del momento tan íntimo como desgarrador, que están experimentando.






Como dato de color, agregar que Mateo y Cecilia, son pareja en la vida real, algo que sin dudas le otorga a la representación una emocionalidad y una química, que agrega aún más valor a un texto, que no dá respiros. Sin dudas representar estos personajes, significó un desafío extra para ambos, que pudieron resolver de gran forma, gracias a sus recursos actorales y también a la acertada dirección de Silvina Katz, que sin dudas tuvo que trabajar con esta particularidad, para desarrollar los personajes, tal como pide el texto.

La puesta que nos propone Silvina es despojada, consiguiendo una puesta íntima y asfixiante por momentos, en sintonia con la crudeza de la trama. Aquí la palabra es la que manda y esto se deja bien a resguardo, en una puesta, que consigue romper la puerta pared y mantiene al espectador pegado a su butaca, mientras las estocadas orales, vuelvan por el espacio escénico.






Clausura del Amor, obra multipremiada, traducida a más de veinte idiomas y representada en escenarios de todo el mundo, transita su segunda temporada en la cartelera porteña, siendo una propuesta valiosa y poco habitual, ya que desnuda el lado oscuro del amor, mostrando lo que puede suceder cuando una relación de años y con hijos de por medio, llega a su fin de manera abrupta y poco amigable. Se nos presenta, un relato que recorrerá los recovecos del amor, el sexo, las pasiones, las promesas incumplidas y la devastación que ocurre, cuando el amor termina. El texto además muestra la veracidad, de aquella sentencia que dice que del amor al odio hay un solo paso y que los extremos muchas veces se unen.

Disfrutamos de una magnífica noche de teatro, que fue muy especial, ya que se trató de una función especial, que se celebró para conmemorar los setenta años del querido Payró, un sala tan llena de historia y de relevancia para nuestro teatro independiente. Por ello ha sido una gran idea, celebrarlo viendo Clausura del Amor, una historia fuerte, en carne viva, que moviliza y nos invita a reflexionar, además de permitirnos disfrutar de las estupendas actuaciones de una dupla protagónica, que se deja la piel en escena y que al final de la función, recibe el merecido y prolongado aplauso del público que como en sus mejores épocas llenó el Payró.



Pensador Teatral.-


jueves, 4 de agosto de 2022

Cazón

Dramaturgia de Rodrigo Paredes. Dirección de Federico Buso.










Jueves 20 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Una noche de pesca y reflexiones, nos propone Cazón, unipersonal escrito y protagonizado por Rodrigo Paredes, que nos presenta un relato donde ir a pescar será la excusa del protagonista, para poder tener un momento de introspección, en donde en soledad podrá repensar sus vínculos familiares y la vida en general.









La historia se desarrolla en alguna ciudad costera, hasta allí llegará Luis, con todos los petates para poder cumplir con el ritual de la pesca. Está decidido a llevarse un cazón de buen tamaño y para ello debe tomas varias decisiones correctas. Entre ellas elegir cual es la mejor carnada, el anzuelo adecuado para la especie, tener en cuenta la fuerza con la que sopla y por supuesto elegir el lugar justo para buscar el pique. 

El relato arranca muy divertido, Luis está entusiasmado, se lo nota contento de estar allí solo, con el desafío personal de sacar ese cazón que tanto lo obsesiona. Habrá llevado todo lo necesario o se habrá olvidado de algo ?? Llevó los fósforos para prender la fogata, tan necesaria para combatir el frío de la noche ?? Puede ser que se haya olvidado su anzuelo favorito ?? De a poco esa alegría que mostraba al principio ira virando y comenzará una lucha mental interna contra el mismo y sus recuerdos.










Los sonidos de la noche, se interrumpirán con el ring tone de su celular que sonará de manera irreverente. Debería atenderlo ??? . Su idea era tener una noche sin interrupciones, pero no siempre esto puede lograrse. Seguramente es su esposa que lo llama, para ver si está todo bien. O lo llamará Rúben su hermano menor, al que también le gusta pescar, aunque tiene métodos diferentes. Como sea el teléfono lo saca del estado de gracia en el que se encontraba y lo vuelve a la realidad. Comienza a pensar, por ejemplo a él,  le gusta pescar desde el muelle y su hermano siempre pesca embarcado. Mentalmente recuerda las diferencias que tienen por este tema y también por otros más importantes.

No queremos contar demasiado, para mantener la sorpresa, solo adelantaremos que los momentos graciosos y las anécdotas divertidas que Luis recuerda en un principio irán quedando en un segundo plano y empezarán a llegar otros recuerdos no tan agradables. Relaciones familiares que no están funcionando bien, frustraciones que rondan su vida diaria y angustias que permanecían ocultas. De a poco todo, ira saliendo a la luz, en una noche que se irá transformando en una sesión de psicoanálisis intima y a cielo abierto. Hasta allí contaremos, el resto lo descubrirán cuando vean la obra.










Nos encantó el trabajo de Rodrigo Paredes, componiendo a un Luis bonachón y muy querible. Quiere mostrarse contento y feliz, sin otros problemas en la vida, que pescar un buen ejemplar de cazón. Pero esa es la capa exterior, la que quiere mostrar a los demás, pero no es la real. Detrás de esa supuesta felicidad, se esconden varias cuestiones para resolver y tal vez reconocer esos problemas sea un gran comienzo.

El personaje que compone Rodrigo es divertido y sensible. Con mucha presencia escénica, recorrerá el amplio espacio escénico del Callejón, componiendo a un Luis humano y afligido, que resulta muy reconocible para los espectadores, que se identifican mucho con el personaje y sus vivencias. 

La dirección de Fede Buso, le otorga dinámica y profundidad a la trama, con una puesta que tiene varios elementos para destacar. Arrancando por diseño escenográfico de José Escobar, con los elementos necesarios para ambientar en gran forma el relato. Hay un muy buen diseño lumínico de Sebastián Francia. Los sonidos de la naturaleza dan marco a la historia y también destacar el aprovechamiento de la amplitud y características que presenta el espacio escénico que permiten ver a nuestro pescador con su caña, en la altura de un muelle, buscando el pique y luchando contra las inclemencias del clima.







 

Cazón arrancó su segunda temporada en Espacio Callejón y es algo muy meritorio, para este unipersonal de elaboración artesanal, que tiene como mayor virtud, lograr llegar al espectador con una dramaturgia simple, pero efectiva, que resulta cercana y en la que cualquiera se puede reflejar. La obra nos invita a reflexionar, sobre aquellos conflictos familiares o situaciones personales, que significan mucho para nosotros, pero que por alguna razón elegimos esconder bajo la alfombra. Y una noche de pesca, una caminata bajo la lluvia, un viaje en soledad o la manera que elijamos, puede ser la opción ideal para enfrentar los problemas y tratar de resolverlos, ya que a veces con un simple llamado o bajando el orgullo, es suficiente.

Disfrutamos de una entrañable noche de teatro independiente, nos reímos y nos angustiamos junto a nuestro amigo pescador, gracias a la estupenda actuación de Rodrigo Paredes, que le puso el corazón a la obra que el mismo escribió. Luego del lindo aplauso del final, del público que colmó la sala, nos fuimos pensativos de la sala, pensando en los fantasmas internos que todos tenemos, mientras el sonido de las olas, sigue presente en nuestros oídos.



Pensador Teatral.



domingo, 31 de julio de 2022

Enero

 Autoría: Sara Gallardo. Dirección de Analía Fedra García.






Domingos 20 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 )

Llega el teatro un texto de Sara Gallardo, escritora argentina que luego de estar marginada algún tiempo de la escena, ha resurgido con fuerza en los último años, descubriendo muchos lectores, que fue una de las primeras autoras con una perspectiva de género en nuestra literatura. Enero fue su primer obra, la escribió cuando tenía solo veintisiete años y fue la pieza de su autoría que mayor reconocimiento tuvo.







La novela de Gallardo fue publicada en 1958, han pasado más de sesenta años, pero pareciera que fue escrita hace solo unos meses, tal es la vigencia y la actualidad de la temática que trata. Indudablemente esta actualidad en el tiempo, sedujo a Analía Fedra García, que es lectora apasionada y cuando descubrió este texto de Sara, enseguida tuvo la idea de llevarlo al teatro, algo que resulta un verdadero desafío, ya que no es sencillo adaptar un texto literario de este calibre al espacio escénico.

Fedra tuvo como premisa, respetar palabra por palabra del texto original, para este monólogo que indaga en el interior de Nefer, una mujer humilde y desamparada, que busca angustiada la forma seguir adelante. Se la nota perturbada y profundamente sola. Está embarazada, leva una vida en su vientre, pero en vez de estar feliz, está avergonzada por la situación y muy afligida por lo que vendrá.







El relato se desarrolla en una estancia, por lo que el universo campestre estará presente a lo largo de todo el texto, con una riqueza de imágenes que llegarán con mucha poesía y nos remiten a la naturaleza. Y precisamente allí es donde encuentra refugio Nefer, en los árboles, en la tierra, el canto de las aves y la bravura de su caballo tordillo. Tiene una naturaleza animal, que la hace sentir mucho más cómoda, al estar en contacto con la naturaleza, que entre humanos.

Enero, fue la primera novela que se atrevió a hablar del aborto y lo hizo sin bajar línea, sin juzgar. Es una historia que toca muchas temáticas, nos habla de abusos, de clases dominantes que someten a los trabajadores, de personas que nos miran con indiferencia o desprecio, en vez de tendernos una mano. Pero Enero también es una historia de amor adolescente, de despertar sexual, como esa fascinación que Nefer siente cuando imagina o ve al Negro, sus dientes blancos, su cuchillo afilado y esa virilidad que estremece su cuerpo.






Llega el momento de hablar de la gran protagonista de la noche, ya que hay un texto estupendo de Sara Gallardo, una gran adaptación de Fedra, pero para que la obra llegue al espectador con la potencia que lo hace, es necesario contar con una intérprete que se encuentre a la altura del enorme desafío que representa protagonizar este unipersonal, que tiene una exigencia mayúscula- Luego de haber visto la obra, podemos afirmar que Vanesa González, la elegida por la directora para la ocasión, no solo demuestra estar a la altura del protagónico, sino que nos regala una actuación exquisita, que está entre las mejores que vimos este año.

La composición de Vanesa es fenomenal, componiendo con minuciosidad y una sensibilidad a flor de piel a una Nefer vulnerable y salvaje a la vez. Logra dar vida al mismo tiempo a todos los personajes del relato, los habitantes de la estancia, humanos, animales y hasta los árboles, hablarán a través de su cuerpo. El trabajo de la protagonista por momentos resulta hipnótico para los espectadores, que siguen sin perder detalle, cada uno de sus pasos y transformaciones.







Hay un despliegue físico y una entrega corporal que se disfruta muchísimo. A Vanesa González, la vimos por primera vez en El Picadero, en Jauría la obra de Jordi Casanova, que tuvo muy buen suceso. Aquí en su debut en un unipersonal, nos sorprende con una interpretación fenomenal, redondeando un trabajo que a nuestro entender resulta consagratorio.

La puesta que presenta el relato es minimalista, son pocos los elementos en escena, solo los necesarios para darle belleza y un marco a la historia. Hay un caballito, un molino y poco más. No es necesario agregar objetos, aquí el protagonismo lo tiene la palabra. Para destacar la música original de Miguel Angel Pesce, que acompaña momentos importantes de la historia.







No queda mucho más para que agreguemos, Enero es una obra sensible que nos interpela, un relato que indaga en el interior de una joven que se siente sola y desamparada. Le cuesta confiar en los humanos. Se siente más contenida por la naturaleza, por su caballo, por los árboles y por esas vastas pampas que son su hogar y que un momento complicado de su vida, parecen ser las únicas que la protegen.

Además de lo mencionado, es una gran oportunidad para descubrir a Sara Gallardo, una autora adelantada a sus tiempos, que en los últimos años está cobrando gran significación. La propuesta llega con una lucida adaptación de Fedra, que tuvo la gran idea de traer este texto al teatro, respetando cada palabra de la novela original. Y, si a todo lo mencionado, le sumamos una puesta íntima y la soberbia composición de Vanesa González, solo nos queda recomendar la obra, que no tenemos dudas se encuentra entre las mejores propuestas que el teatro independiente nos regaló este año.


Pensador Teatral.