Dramaturgia de Ivor Martinic. Dirección de Mauro J. Pérez.
Domingos 20 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )
Llega a la cartelera porteña, un nuevo texto del joven dramaturgo croata Ivor Martinic, relacionado ya con nuestro teatro independiente, por ser el autor de Mi hijo solo camina un poco más lento, una obra que hablando de una familia numerosa e imperfecta, se transformó en un verdadero fenómeno teatral, siendo un gran suceso de público y de crítica.
Y aquí la rica dramaturgia de Martinic vuelve con todo, repitiendo un título largo, exageradamente en este caso. Todo bien mientras nos muramos por orden de ascendencia, es la pieza que llega al Kairos y nos hablará con profundidad y sensibilidad de los vínculos humanos, mostrando como las personas reaccionan en situaciones límites, como el fin de una relación de pareja, la muerte de un ser querido o la partida de un hijo a un país lejano.
Se dice que en situaciones extremas, se conoce de verdad a las personas, ya que en esas circunstancias quedan al descubierto sus virtudes y sus miserias. Cómo reaccionamos ante los cambios ?? Los aceptamos o preferimos resistirlos ?? Nos hacemos cargo de nuestras decisiones y podemos mirar a los ojos a quienes afectamos con las mismas ?? O preferimos escapar para evitar la confrontación ?? El amor, la soledad, la vida y la muerte, son temas que estarán presentes en una trama que resulta rica en temas y sumamente atractiva.
Yendo a la historia en sí, la misma se desarrolla en un pequeño país europeo que no se precisa, allí Janko ( Cesar Repetto ) se dispone a inaugurar un exclusivo restaurante, acompañado de Nikolina ( Maia Muravchik ) su joven y nueva bella pareja, la responsable de decorar con refinado gusto el flamante restaurante. Se preparan para vivir una gran noche, hay gran cantidad de invitados y tienen listo un catering que dejará a todos con la boca abierta.
Pero el clima les tenía preparados una desagradable sorpresa, ya que justamente aquella noche, la ciudad será azotada por una fuerte tormenta y una lluvia torrencial, que inundará las calles, dejando destrucción y hasta muertes a su paso. Que contradicción grande. Ellos lamentando la inauguración fallida y el catering desaprovechado, mientras muchos a esa hora lloraban por perder todas sus bienes, que quedaron bajo el agua.
Janko y Nikolina se resignan, saben que con las calles anegadas, los invitados no va a poder concurrir. Pero Paolo podrá ir ?? Paolo es el hijo de Janko, que justamente esa noche de inauguración, vaya aquí otra contradicción, sería la de su despedida. Ya que esa misma noche, tiene un vuelo que lo llevará a América, en búsqueda de un destino promisorio, que el país pobre donde vive no le brinda. Janko no duda que su hijo pasará por el restaurante, para ver como quedó y obviamente para despedirse, es lo mínimo que podría esperar.
Pero esa noche, nada parece salir como lo habían planificado. Quien llega al restaurante, no es el hijo, es Elza ( Graciela Pafundi ) la ex-esposa de Janko, que con la excusa de querer estar para despedir al hijo, será una presencia muy incómoda, en especial para Nikolina, que deberá tolerar la acidez de aquella mujer despechada. Pero las visitas femeninas no terminarán allí, avanzada la noche y empapada llegará Lucía ( Ailin Zaninovich ), la novia de Paolo, que un par de días antes del viaje, le anunció que cortaba la relación de cuatro años que mantenían.
Los diálogos que se darán en el interior de aquel sitio serán muy jugosos, ya que hay emociones muy grandes en juego. El espectador será testigo de confesiones y descargas sentimentales muy fuertes. Como dijimos en el comienzo la dramaturgia es muy rica y navega sobre temas existenciales universales, ya que la obra fue escrita por un autor croata y se sitúa en un país europeo, pero tranquilamente podría haberse sido escrita por un dramaturgo local y estar ambientada en nuestro país.
Y una gran noticia, resulta que este texto tan potente, encuentre excelente respaldo desde las actuaciones. Ya que son cuatro los actores en escena y las actuaciones de todos, realmente son muy destacadas. Arranquemos por Cesar Repetto, que compone a Janko, un hombre maduro aquella noche atraviesa un momento crucial en su vida, ya que además de todo lo que contamos antes, tiene a su padre internado grave en un hospital. Gran composición la de Cesar, con mucho carisma y dotando de mucha humanidad al único personaje masculino presente en escena.
Sigamos con Maia Muravchik, que dá vida a una atractiva y encantadora Nikolina, que muestra ser mucho más madura, que lo que su edad indicaría. Destacamos la frescura y la expresividad de Maia, que en muchos momentos hablara con sus miradas y sus gestos. Graciela Pafundi, es la imagen del despecho, sufre aún por el abandono de su esposo, por una mujer más joven y con las heridas en carne viva, tendrá varias facturas para pasar esa noche. Que futuro tiene una mujer abandonada a su edad ???Gran trabajo el de Graciela, con enorme oficio. Y resta mencionar a Ailin Zaninovich, la más joven del elenco, que no puede parar de llorar y mostrarse devastada por su reciente desengaño amoroso. Se nota en su cuerpo, ese dolor que tienen los primeros desencantos amorosos, donde parece que no habrá mañana. Gran entrega de Ailin.
Pero falta mencionar a alguien, que lleva el papel de narrador y presentador de la historia, nos referimos a Mauro J Pérez, si el mismo director, que con mucho estilo aparecerá por momentos, para elogiar las calidades del elenco y hacer algunas acotaciones previas a cada una de las tres partes en la que se divide la obra. Una muy buena idea su inclusión, que agrega valor al relato.
La trama como dijimos ya, resulta muy atractiva para el espectador, que se engancha desde el arranque, viendo las historias amorosas y familiares, que tienen como protagonista a Janko, pero que se desprende en varias partes. Para resaltar el diseño escenográfico de Paula Molina, que marca la diferencia entre el interior del restaurante y ese afuera donde la lluvia no para de caer. El diseño de luces de Santiago Etala, es otro ítem a destacar ya que crea muy buenos climas.
Ya contamos suficiente, disfrutamos mucho de Todo bien mientras no muramos por orden de ascendencia, obra made in Croacia, que sorprende lo bien a nuestra realidad, no solo por el tema de los vínculos humanos que son universales, si no también aquellos jóvenes que no encuentran futuro en su país y deciden emigrar, en busca de un mejor porvenir, sin mirar lo que dejan atrás.
Disfrutamos nuevamente la dramaturgia de Martinic, que llega con una adaptación muy atractiva de Mauro J Pérez, que pone el cuerpo a la historia, junto a un poker virtuoso de actores, que se luce en escena, para que disfrutemos del relato y reflexionemos sobre temas existenciales como la muerte, las rupturas amorosos, relaciones familiares conflictivas, la ida lejos de un hijo y en resumen, como muchas veces, la fórmula para seguir adelante en la vida, es saber adaptarnos a las nuevas situaciones que el destino nos tiene reservadas, teniendo claro que el mundo nunca para de girar.
Pensador Teatral.