Dramaturgia de Ricardo Halac. Dirección de Lizardo Laphitz.
Viernes 20 30 hs en Teatro el Ojo ( Juan Domingo Perón 2115 )
La virtuosa dramaturgia de Ricardo Halac, se hace presente en Marcado, de por vida, obra con la que cierra una trilogía, que hace foco en las persecuciones que sufrieron los judíos en España. En esta ocasión, se situará en el año 1650 y la atención se centrará en los judíos conversos, eligiendo para ello, presentar la historia de Juan Bautista Diamante, prolífico y destacado dramaturgo, integrante del Siglo de Oro, dueño de una gran obra, pero que no tuvo el reconocimiento merecido, precisamente por su condición de converso.
Y el relato nos ofrecerá la historia de amor de Diamante ( José Escobar ) con una bailarina de taberna ( Carla Di Amore ) de familia judía también, debiendo ratificar su condición de conversos ambos, teniendo que demostrar de manera permanente, que dejaron atrás su pertenencia a la religión judía, debiendo adoptar la religión católica, que es la elegida por la corona española para sus habitantes.
La pareja deberá soportar las visitas de un sagaz funcionario de la Inquisición ( Lizardo Laphitz ) que se presentará de manera periódica en su hogar, para controlar que ya no guardan ninguna de las costumbres judías. Las visitas por lo general se producen los días Sábados, cuando el funcionario buscaba en las casas el aroma de las cocinas de los conversos, a sabiendas que el Shabat prohibía cocinar a los judíos aquel día y si no había olor comida, ya tenían un indicio para sospechar.
La falta del cumplimiento de las normas, tenía como consecuencia la denuncia de aquellos infieles y la pena, podía ser hasta la muerte. De allí se entiende el terror, de aquella pareja y en general de los conversos, que debían soportar las humillaciones de aquel representante de la Inquisición, que respondía a la Iglesía Católica, institución poderosa en aquellos años y que contaba con el respaldo del Estado, por lo que era misión imposible, osar no cumplir las directivas que bajaban a la población.
La historia es dura y atrapante, ya que tomará un personaje real de aquellos años, como Juan Bautista Diamante, que como dijimos no fue tan reconocido por los libros de historia, pese al peso que tuvo en la época, pero que intercactuó con varios personajes de renombre de la época, como Calderón de la Barca, que fue su maestro, el pintor Diego Velázquez o el mismo Lope de Vega. La inclusión de estos nombres, le otorga un mayor relieve al relato y hace que el espectador se situé en el contexto adecuado.
Resulta valioso destacar como la dramaturgia de Halac, al poner en primer plano una historia humano, logra ejemplificar como estas persecuciones, además de injusticias y atroces actos, provocaron que muchas familias se separen. Pero no vamos a contar más, para dejar que la obra los sorprenda y puedan ver en este caso, que sucedió entre Diamante y su amada. Y comprobar, como el accionar del funcionario de la Inquisición cambió el curso de sus vidas para siempre.
La obra presenta muy buenas actuaciones. Las historias de época, por lo general no suelen ser sencillas para los actores, ya que muchas veces puede costar encontrar el tono adecuado para no caer en la solemnidad, algo que aquí los protagonistas cumplen de muy buena manera.
Arranquemos por José Escobar, que aquí encarna a Juan Bautista Diamante, el protagonista de la historia. José es un actor, con mucha carisma, al que elogiamos ya desde este sitio, por sus trabajos en El Amor es un Bien y Casandra en la Cocina. Aquí en un papel totalmente diferente, se pone en la piel de este personaje del 1600 y muestra estar a la altura del protagónico, con una estupenda composición y dando gala de su versatilidad.
En nuestra opinión, la revelación de la obra es Carla Di Amore, el amor de Diamante, bailarina de taberna, perteneciente a un mundo diferente al del dramaturgo, pero unidos por el amor. Sus fuertes convicciones y sus recuerdos, harán que sea muy difícil ocultar su origen judío y las creencias que mantiene pese a las prohibiciones Carla es una joven actriz, a la que elogiamos el año pasado, por su trabajo en Redención, una interesante propuesta el off y aquí tenía un desafío importante, porque no era sencillo su papel y lo ha resuelto en gran forma, luciéndose en escena, mostrando sus condiciones.
El elenco se completa con Lizardo Laphitz, que además es el director de la obra. De Lizardo, vimos muchos trabajos que lo tenían en la dirección o como autor, pero es la primera vez que lo vemos como actor. Aquí muestra que no se ha olvidado lo que es estar en el escenario, impresionando por su presencia escénica y aplomo, para llevar adelante el papel de villano, como lo es, este experimentado funcionario de a Inquisición, que no tendrá escrúpulos para llevar adelante su función.
La puesta de época, tiene varios puntos para resaltar, uno de ellos el diseño escenográfico de Victor de Pilla, austero, pero efectivo, con los elementos necesarios para darle contexto a la historia. Tal vez el ítem más destacado, sea el vestuario de época de Alicia Guma, que además de caracterizar muy bien a los personajes, le otorga belleza al relato.
En definitiva, consideramos que es una propuesta muy valiosa la de Marcados, que transita ya su segunda temporada en cartel, en primer lugar porque recuerda hechos de la historia, que aunque algunos preferirán borrar, pero que debemos tener siempre presentes y por otro lado, nos ayuda a reflexionar, acerca de como situaciones tan aberrantes que se vivieron siglos atrás, se vuelven a repetir en la actualidad, con otros nombres, pero dejando al descubierto que la humanidad, se encarga de repetir viejos errores y horrores.
Los invitamos a que conozcan la historia de Juan Bautista Diamante, un perseguido de aquellos años por motivos religiosos, como tantos otros hombres de la época. Se encontrarán con la distinguida dramaturgia de Ricardo Halac, la dirección de Laphtiz que hace atractiva a una historia de época y actuaciones muy logradas. Una historia fuerte, que invita a reflexionar y a estar alertas, porque de manera cíclica, la humanidad lamentablemente, siempre se las arregla para mostrar su cara más intolerante y arremeter contra los más débiles.
Pensador Teatral.