Dramaturgia y Dirección de Joaquín Gómez.
Domingos 20 30 hs en El Crisol ( Malabia 611 )
Desde Entre Ríos llega esta premiada obra, que nos presentará desde un enfoque particular, la historia de Francisco Pancho Ramírez, el Supremo, caudillo entrerriano, respetado por su camaradas por su valentía y capacidad de liderazgo. Fue unos de los líderes del federalismo, que lucharon contra el unitarismo y el centralismo de Buenos Aires.
La historia que se cuenta, ocurre en 1821 en una Argentina que se encontraba en un período de tensiones y conflictos entre unitarios y federales, facciones que representaban visiones opuestas sobre la organización del país y la distribución del poder. La dramaturgia irá a esos tiempos y nos traerá una historia de amor muy particular, que no muchos conocen fuera de los límites entrerrianos, nos referimos al amor prohibido entre Pancho Ramírez y María Delfina, una mujer que parece un personaje de leyenda.
María Delfina, la Coronela, tiene una historia con muchas más incertidumbres que certezas, ni siquiera se sabe a ciencia cierta si Delfina corresponde a un nombre o a un apellido. Una de las versiones con más asidero, sostiene que Ramírez la había capturado en unos de sus enfrentamientos con Artigas contra los portugueses, impresionado por su belleza.
Las malas lenguas decían que era cuartelera, una mujer que alternaba con los soldados a cambio de dinero, para mantenerse. Lo que nadie ponía en duda era su valentía y que en el frente, luchaba con coraje y bravura contra el enemigo que se cruzara. Ramírez quedó tan deslumbrado con aquella pelirroja de orígen portugués que había tomado como cautiva, tanto que rompió su compromiso con su novia Norberta y se enamoro perdidamente de Delfina, que sintió lo mismo por él.
Se hizo algo larga la introducción, pero entendemos que era realmente interesante contar algunos aspectos de esta historia que pocos conocen. Yendo a la obra en sí, la misma nos narrará en primera persona, el dolor de María Delfina, que se siente culpable de la muerte de Pancho. Estando en batalla fue alcanza por el enemigo y cuando estaba por ser sometida, el caudillo pudo rescatarla, pero en ese acto heroíco encontró la muerte, siendo decapitado en el campo de batalla.
María Delfina no puede despegarse de su estado de dolor. La culpa y los recuerdos de aquella trágica noche la persiguieron a partir de aquel momento. Fue una noche oscura, donde las traiciones y las conspiraciones estuvieron a la orden del día, en especial de parte de Lucio Mansilla, que estaba a sus órdenes, pero decidió traicionarlo y aliarse con las fuerzas de Buenos Aires.
Delfina no se perdonaba a si misma, que su gran amor haya muerto por salvarla. No quería salir de su casa, pese a las suplicas de Tadea, la madre de Pancho, que la visita asiduamente y le pide por favor que salga de esa letanía. Le cuentan que hay muchos soldados leales que piden por ella, para que tome las banderas de una la lucha que debe continuar. Pero Delfina parece haber bajado los brazos, ni los ruegos de Tadea, para que la ayude a recuperar la cabeza de su amado, que se exhibe impúdicamente en el Cablido de Santa Fé, parecen tener efecto.
El recuerdo de Pancho en su mente es permanente, tanto que su figura fantasmal se hará presente en el escenario, para ver y hablar con su amada. Y hasta allí vamos a contar, ya que la trama tiene una muy buena cuota de suspenso que no queremos adelantar aquí, para no quitar sorpresa.
Es buen momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra y quien se lleva los mayores elogios es Irene Castel, por su sentida composición de María Delfina. Con gran presencia escénica logra transmitir todo el dolor que invade a su personaje. Con sensibilidad y muy buen manejo de los emociones, realiza un gran trabajo Irene.
La otra mujer fuerte de la pieza es María del Valle Strada como Tadea, la madre de Pancho. Dolorida también por la muerte de su hijo, quiere venganza y no acepta que la memoria de Ramírez, sea pisoteada. Con mucho carácter, logra mostrar el amor de una madre herida, que no quiere resignarse. Nos gustó mucho el trabajo de María del Valle. Con una participación menor, no queremos dejar de mencionar la buena labor de Gustavo Lencina, como Portes, al que muchos sindicaban como uno de los traidores, que aprovechando que ya no esta el caudillo, querrá el amor de Delfina.
Para el final, dejamos a Joaquín Gómez, el autor, director y hacedor de este proyecto, que se calza un impecable uniforme, para representar a Ramírez, recordando los encuentros amorosos con Delfina, los momentos dramáticos vividos en el campo de batalla y el presente fantasmal. Destacar la presencia escénica de Joaquín, a la altura del peso del personaje que representa.
La puesta que se presenta en El Crisol es despojada, las interpretaciones son las que llevan adelante la trama y vaya si lo hacen bien. Para destacar como al relato se le intercalan, los momentos dramáticos y flashbacks de aquella noche fatídica. Items a destacar el diseño de vestuario de Jimena Biga, que hace lucir a los personajes y el bello diseño lumínico de Horacio Novelle, que mucho colabora a construir la atmósfera sombría que envuelve a la trama.
Queremos resaltar lo valioso que resulta que una obra nacida en el Interior, que cuenta una historia muy rica de su provincia, puede llegar a presentarse en la cartelera porteña, ya que sin dudas la refresca y la realza, recordando que no solo en Buenos Aires hay excelentes espectáculos teatrales y muy buenos actores. En el teatro independiente donde todo se hace a pulmón, que una obra pueda viajar hasta aquí, todos los días de función para poder presentarse, es un gran sacrificio económico y una muestra de amor por el teatro, que en lo particular nos emociona.
Por eso, solo queda recomendar la obra, que estará despidiéndose pronto de Buenos Aires, pero que seguirá muy viva presentándose en su provincia y en todo el país, homenajeando a Francisco Pancho Ramírez. caudillo entrerriano, figura destacada en la lucha de la Independencia Argentina y su amada María Delfina, que juntos evocan la idea del amor verdadero que logra superar cualquier obstáculo, incluso el paso del tiempo y la muerte.
Pensador Teatral.