miércoles, 24 de julio de 2024

La Sesión de María

Dramaturgia de Verónica Bustos y Eduardo Fernández. Dirección de Verónica Bustos.





Miércoles 20 hs en Itaca Completo Teatral ( Humahuaca 4027 ) 

Una obra potente y comprometida con la realidad social que estamos viviendo, llega con La Sesión de María, texto escrito por Verónica Bustos y Eduardo Fernández, que presenta una historia cruda y valiente, que ficción mediante grafica lo que sucede en cualquier hospital público del Conurbano, que con recursos escasos, se las debe arreglar para atender a una gran cantidad de personas humildes y vulnerables, con turnos sobrecargados y profesionales de la salud que no ganan lo que corresponde, teniendo en cuenta la importancia y responsabilidad de su función, debiendo trabajar en jornadas más largas de lo aconsejable, para poder tener un ingreso razonable.





Y es con ese marco, que suena tan tétrico, como real, es que se apoya esta historia, que centrará las acciones en un día normal en un box de un hospital público, más precisamente en el que atiende Bernardo ( Fernando Chine ) un psiquiatra bastante temperamental, que no está atravesando un buen momento personal, en especial por los desacuerdos con su pareja. Es más la obra arrancará con él discutiendo telefónicamente con su esposa. Y en medio de ese ambiente tenso, llegará María ( Verónica Bustos ) su próxima paciente. La bienvenida que le dá el psiquiatra no es precisamente cordial, todo lo contrario, se lo nota realmente enojado, ya que la paciente volvía a la consulta después de una ausencia larga y son aviso, algo que le resulta inaceptable, teniendo en cuenta lo complicado que resulta conseguir los turnos en un hospital público y su problemática particular, no puede concebir como pudo desperdiciar la oportunidad de recibir atención psicológica, algo que tantos pacientes en su condición desearían.

María, es una persona de extracción muy humilde, que está luchando para superar la adicción a las drogas. Su vida no es para nada sencilla, a la falta de trabajo, le suma una mala relación con un marido también envuelto en adicciones, lo que genera violencia familiar. María pese a su situación crítica, trata de salir adelante, por ella y principalmente por sus dos hijos pequeños, que sufren sus constantes recaídas. Y es por ello, que con esfuerzo, puede regresar a la terapia, ya que quiere curarse y además recibir las recetas médicas que le permitan dormir por las noches.






La sesión con Bernardo no será sencilla. El psiquiatra que conoce su caso en detalle por haberla tratado mucho tiempo, se muestra muy enojado por las faltas de María y no muestra empatía con ella. Por el contrario, parece que disfrutara esa sensación de superioridad que le otorga el guardapolvo para maltratar y verduguear a su paciente, que hizo un sacrifico grande para estar allí.  La tensa sesión, será interrumpida en un par de oportunidades, por la aparición en el consultorio de Pedro, un enfermero que anteriormente fue paciente de Bernardo, por un tema de adicciones, de la que se dice recuperado, aunque no se lo ve muy saludable.

La relación de Pedro con los otros personajes es interesante. El psiquiatra, ahora es su jefe y no lo trata  bien. Además hay un reclamo de Pedro, por un tratamiento que le dió Bernardo, que no salió como se pensaba, pero no ahondaremos sobre eso, para no spoilear. Y por otro lado, siente un cariño especial con María, a quien conoce del barrio y por haber compartido la sala de espera de aquel hospital, en sus tiempos de paciente. Al verla de nuevo en el consultorio, muchos sentimientos se movilizan en su interior, aunque no sabe bien de que manera actuar.





La obra tiene una buena cuota de suspenso, por eso no queremos adelantar mucho más. Solo decir, que seremos testigos de una sesión muy fuerte, con un profesional de la salud que no se muestra del todo equilibrado y parece superado por la situación, mostrando su agotamiento mental por no poder encarrilar a aquella mujer y por tantos pacientes con problemáticas que atiende a diario. En la charla surgirán temas relacionados con los conflictos familiares, con la crianza de los chicos, la marginalidad que se respira en los barrios humildes y hasta hablarán de religión. Pero no vamos a contar más y los dejamos que se sorprendan al ver la obra, tal como hicimos nosotros.

Momento de hablar de las magníficas actuaciones que tiene la obra. Arranquemos por Fernando Chine, a cargo de un psiquiatra, que se muestra irascible y sin paciencia para cumplir su función, mostrando fatiga mental, stress y una insatisfacción con la vida en general, que hace que por momentos pierda el control y en vez de tratar de ayudar a sus pacientes, entendiendo su situación, la ira surge y los maltrata. Una interpretación potente y muy creíble, mostrando como muchas veces los encargados de velar por la salud mental de los otros, no tiene orden la suya. Gran personaje el de Fernando.

Verónica Bustos, es la gran protagonista de la obra, ya que además de ser la dramaturga y directora de la misma, lleva adelante el personaje de María. Debe tratar de superar sus adicciones, para poder criar a sus hijos de una manera decorosa yal menos poder satisfacer sus demandas mínimas. Es excelente su composición, ya que corporiza a un mujer de un extracto bien bajo, que con dignidad busca superar el infierno que es su vida. Una interpretación que denota mucho realismo y sensibilidad. Nos encantó el trabajo de María y en ella vemos a tantas Marías que en Argentina, son seres vulnerables que deben sobrevivir en un entorno de absoluta marginalidad, ante la indiferencia del estado.







Y el trio actoral se completa con Julio Pallero, un actor de gran experiencia en el teatro independiente, al que elogiamos en varias oportunidades en este sitio. Aquí vuelve a mostrar su versatilidad y oficio, para dar vida a un enfermero al que se lo nota con algunas secuelas físicas, sin quedar claro si esto es consecuencia de sus años de adicción o una mala praxis reciente. Muy buen trabajo de Julio, con un personaje que es ejemplo de la precarización laboral que sufren los eslabones más bajos de los trabajadores de salud, porque si los médicos ganan mal, pueden imaginarse la situación de los enfermeros, camilleros, personal de limpieza y otros integrantes del ecosistema del servicio de salud.

La puesta es despojada, hay un diseño escenográfico austero, siendo suficientes un par de sillas y una mesita, donde el psiquiatra tiene apoyada una pava eléctrica y un teléfono, reproduciendo con fidelidad las precarias instalaciones que tienen la gran mayoría de las instituciones públicas de salud. Para destacar el diseño lumínico de Marco Pastorino que colabora con el clima íntimo que tiene una puesta, donde los trabajos actorales y la oralidad, son los que tienen preponderancia.





Valoramos mucho la propuesta de La Sesión de María, ya que introduce en el teatro independiente una temática fuerte y evitada por la mayoría de los autores, que muchas veces prefieren elegir temas más simpáticos para sus obras. Aquí la dramaturgia muestra su valentía y compromiso, para poner sobre el tapete los problemas que atraviesa nuestro sistema de salud, que con recursos escasos busca dar respuesta a una cantidad creciente de pacientes, que viven en situaciones donde la degradación social es alarmante. Pero además de ello, pone el foco en el desempeño de los profesionales de la salud, que a diario luchan con las carencias de un sistema desbordado y que muchas veces afectados por las situaciones que viven a diario, en vez de contener a los pacientes como sería esperable, aprovechando una situación de poder y asimetría, los maltratan y los usan como instrumentos de catarsis propia.

Por todo lo mencionado, dejamos nuestra recomendación para que vean La Sesión de María, una ficción muy fuerte que elige no esconder la basura bajo la alfombra, sino dar visibilidad al tema de la salud mental y a situaciones que ocurren a diario en las instituciones públicas de salud, que como son usadas por las personas más humildes, pueden resultarnos algo lejanas y por ello no le damos la importancia debida. Sin dudas, estamos en presencia de una muy buena propuesta del teatro independiente, que nos invita a reflexionar y al mismo tiempo nos permite disfrutar de las magníficas actuaciones del elenco reunido, que con compromiso y sin golpes bajos logra transmitir una problemática de acuciante vigencia.


Pensador Teatral.



domingo, 21 de julio de 2024

La Vaca Atada

Dramaturgia y Dirección de Helena Tritek.





Domingos 18 hs en El Portón de Sánchez ( Sánchez de Bustamante 1034 )

La fina dramaturgia de Helena Tritek, nos invita a viajar hacia la Argentina de 1920, tiempos en que el país era el granero del mundo y avanzaba a paso firme para convertirse en una potencia mundial. Y en ese marco el texto, en tono de comedia, pondrá la lupa en una familia aristocrática y terrateniente de aquellos años, con linaje y con una riqueza tan grande, que de manera coloquial, podemos decir que tienen la vaca atada, teniendo asegurado no solo su futuro, sino el de varias generaciones venideras.







Y la autora de manera muy inteligente decide jugar con la parodia y dejar al descubierto las enormes diferencias de clase que existían de manera muy marcada en aquellos años, dejando esto en evidencia al mostrar el comportamiento del personal doméstico que tenían aquellas familias que formaban parte de la oligarquía de nuestro país. Poder trabajar al servicio de alguna de esas familias, se sentía como un verdadero privilegio. Por ello, debían mostrar una obediencia absoluta con los patrones. La discreción era una condición obligada, al igual que el respeto por el estricto cumplimiento de los protocolos.

En el arranque de la obra, precisamente veremos eso, como los mayordomos y las mucamas se desvivirán para cumplir las tareas que tienen asignadas, sin cuestionar nada. Por el contrario, se muestran orgullosos de ser los elegidos por los patrones y es por esto que actuarán casi con devoción, queriendo mostrar agradecimiento en cada uno de sus actos. La dramaturgia adrede exagera algunos comportamientos, pero deja claro, que en aquellos tiempos las relaciones entre patrones y empleados, eran muy diferentes a las actuales y tenían un respeto casi reverencial.

Para acentuar este comportamiento cuasi reverencial del personal doméstico, la trama señala que en aquellos años, las familias aristocráticas argentinas viajaban a Europa donde pasaban varios meses. Y en la obra que nos convoca la familia Anchorena Alvear viajará a París en el lujoso trasatlántico, el Comte de Biancamano. Pero no irán solos, llevarán con ellos al mayordomo, a una mucama y a un peón que irá en la bodega con una vaca y algunas gallinas, para asegurarse de tener leche fresca y huevos durante el viaje.






La primer parte de la obra, mostrarán los frenéticos preparativos del personal doméstico, que deberán llenar varios baúles con la ropa y preparar las joyas que los patrones necesitarán para la travesía. Trabajarán sin parar y tendrán un gran incentivo para hacerlo, ser elegidos por la familia para formar parte del viaje. Sin dudas un sueño que alguien de condición humilde con ellos pudiera conocer Paris. No hay dudas que el destino los tocó con la varita mágica y les dió la dicha de conseguir trabajo con una de las familias mas importantes del país, un verdadero privilegio.

Y la segunda parte de la pieza, se dará en el interior del barco, allí el personal de servicio asistirá a los patrones y a su hija que deberán alistarse para las diferentes galas. Se darán situaciones hilarantes y por demás divertidas y también seremos testigos de los proyectos de aquella familia adinerada, que representa a la oligarquía argentina y al campo, buscando abrir mercados en el mundo para exportar los alimentos de un país, que en esos tiempos se decía era el granero del mundo. Los discursos faraónicos y grandilocuentes que oíremos nos resultarán fatalmente familiares. Y por último contarles, que en aquel barco viajará un cantante argentino famoso. Se imaginan quien  ??? Si, el gran Carlos Gardel. Y hasta allí vamos a contarles, para saber que sucedió en aquel barco deberán ver la obra.






Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, un punto muy alto de La Vaca Atada. Y en un elenco muy parejo por los buenos trabajos, vamos a destacar en primer lugar la composición de Milagros Almeida como Josefa, una mucama abnegada y orgullosa de su trabajo. En la primera parte de la obra, le marcará las puntos a una compañera nueva, que no es muy apegada a las reglas y en la segunda parte, se emocionará por su primer viaje a París y se esforzará el doble para asistir eficientemente a sus patrones, con momentos desopilantes que no queremos adelantar. Milagros es una actriz super talentosa, a la que elogiamos muchas veces en este sitio. Con la presencia escénica y el carisma que la caracteriza, muestra aquí su veta cómica y además disfrutamos de su hermosa voz, ya que cantará algunas estrofas de un tango del Zorzal Criollo. Siempre un placer ver a Milagros en escena.

Continuamos con Miguel Ale Granado como Hilario, el mayordomo de la familia. Es el más antiguo del personal de servicio y en encargado de que ninguno de los empleados rompa las normas de la casa. Con una elegancia inmaculada y un respeto absoluto por la etiqueta, es el preferido de la patrona y será la segunda vez que viaja a Paris acompañando a la familia. Muy bueno lo de Miguel. Y sigamos con Julieta Raponi, como la niña María Luisa Anchorena. Educada con los mejores profesores, ya habla varios idiomas. Pese a su posición social, le encanta ir a jugar con las empleadas de la casa y pedir que la dejan hacer alguna tarea hogareña. Deliciosa la actuación de Julieta, que le aporta frescura a la trama, con la inocencia que tienen los chicos de la edad de su personaje.






Y para el final dejamos a los aristócratas de la obra, nos referimos a Fito Yanelli y Silvina Quintanilla, o si lo prefieren nos referimos a Salvador Anchorena Paz y María de las Mercedes Alvear Roca. Vaya apellidos introduce la autora a la obra, los Alvear, los Roca, los Paz y los Anchorena, todos apellidos destacados en la historia argentina, que dieron lugar a descendientes con tierras y muy buena posición económica. Destacar de Fito, la presencia escénica y ese aire señorial que encaja perfectamente con el personaje que debe representar, que no será el único que tendrá en la obra. Y Silvina destaca de igual modo, con glamour y buscando honrar los apellidos que porta y este tampoco será su único personaje. Muy buena la dupla que forman ambos en ese final, siendo una muy buena muestra de como muchas veces se manejan las personas de la alta sociedad.

La puesta es despojada desde lo escenográfico y bella desde lo estético, privilegiando los trabajos actorales y algunos objetos que aparecerán en la trama. La belleza de la que hablamos, con algún tinte cinéfilo, puede apreciarse por ejemplo en esa larga primera escena, donde los mayordomos planchan sus camisas y preparan de manera meticulosa su vestuario con una acertada música de fondo. Precisamente el vestuario que presenta la obra es un ítem a destacar, ya que contribuye mucho a las caracterizaciones de los personajes. 





Nos gustó mucho La Vaca Atada, una propuesta que desde el humor y la parodia, además de entretenernos, nos invitará a reflexionar sobre las diferencias de clases y las diferentes jerarquías que se establecen en las sociedades, donde quien está abajo en esa escala, sabe que tiene que obedecer y servir al patrón sin condiciones. El contexto que plantea la obra, pertenece a la década del 20 y si bien ahora se pueden observar diferencias y hubo muchos conquistas laborales, hay algunos comportamientos de sumisión que se mantienen. Y también queda claro, que aquel que tiene el poder y el dinero, se siente dueño de la verdad y con más derechos que el resto, usufructuando pertenecer a una casta, palabrita que está muy de moda en estos tiempos.

Y más allá de todo el tema de las diferencias sociales, la obra plantea con potencia las contradicciones de Argentina como país. Donde hace un siglo, éramos una tierra de oportunidades que recibe corrientes migratorias y hacia méritos para constituirse en una potencia mundial, algo que contrasta dramáticamente con este presente, donde somos un país del tercer mundo, en permanente crisis y con niveles de pobreza récord. Las posibilidades siguen estando, pero por motivos misteriosos o no tanto, el país nunca pudo despegar o si lo hizo alguna vez, poco duró ese vuelo antes de caer en picada. Por todo lo dicho recomendamos mucho La Vaca Atada, una original comedia, que además de entretener, nos invita a reflexionar sobre aquellos sueños de grandeza del pasado, que quedaron tan lejos de este presente que deja mucho que desear, pero que mantiene la esperanza.



Pensador Teatral.






viernes, 19 de julio de 2024

Aquella Máquina de Coser

Dramaturgia de Mirta Mato. Dirección de Ana María Bovo.





Viernes 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )

Una entrañable propuesta que nos habla de la importancia de nuestros orígenes y la preservación de nuestra identidad, es la carta de presentación de Aquella Máquina de Coser ... Por El Mundo Adelante este bello texto escrito por Mirta Marto, que además la tiene como protagonista exclusiva en el escenario, estando al frente de este unipersonal, en el que abrirá su corazón y su memoria, para montar esta obra autobiográfica, que es nada menos, que la historia de su vida y sus orígenes.





En un escenario lleno de cajas y trastos, la protagonista intentará armará el rompecabezas de su familia, contando la historia de dos inmigrantes gallegos, que por diferentes circunstancias decidieron dejar sus aldeas y viajar hacía Argentina, en búsqueda de un futuro mejor, como lo hicieron tantos otros, en aquellos años. Esos dos inmigrantes eran Filomena y José, que llegaron a Buenos Aires, cada uno por su lado y sin conocerse. El destino quiso que esta ciudad al otro lado del océano, sea el lugar indicado para que dos paisanos gallegos se conocieran,  se enamoren y formen un familia con descendencia de dos hijas mujeres, una de ellas Mirta- Si la misma que unos cuantos años después, está ahora frente a nosotros en el escenario de la Sala González Tuñón del Centro de la Cooperación.

Y el texto nos invitará a viajar en el tiempo hacia la Galicia de la década del 30, tiempos convulsionados en España por una Guerra Civil sangrienta que dividía el país y a su gente. Filomena estaba en vilo porque su hermana Julio tuvo que ir al frente y tuvo mucho miedo de no volver a verlo. Pero un día su hermano volvió y envuelto en su chaqueta, le trajo la cabeza de una moderna máquina de coser de origen alemán que rescató de alguna de las tantas casas abandonadas por motivo de la guerra. Filomena feliz con la vuelta de su hermano, le dió un valor simbólico a ese obsequio u empezó a ganarse la vida como costurera, siendo la mejor de su aldea.

José tampoco la tenía fácil y en el marco de la que guerra que atravesaba España, fue testigo de como unos soldados subieron a un camión, al profesor de su escuela, al que tanto estimaba. Su único pecado había sido pertenecer al bando contrario.  Ese hecho tuvo un efecto muy fuerte en su cabeza, y fue así que José decidió cruzar el océano y viajar a Buenos Aires. Lo mismo hizo Filomena, que decidió también dejar su tierra, trayendo consigo, aquella preciada máquina de coser. Ambos dejaban atrás una Galicia que sufría las consecuencias de una guerra dolorosa y decidían probar suerte en un país que en esos momentos era una verdadera tierra de oportunidades, a la que llegaban corrientes migratorias de toda Europa.





Y el país además de cobijarlos a ambos los unió y les permitió fundar una familia, una nueva , bien lejos de la suya propia. Filomena se ganaba la vida como costurera y José luego de diversos trabajos, encontró su lugar como mozo del Café Iberia, bien cerquita del Teatro Avenida, que recibía a las figuras emblemáticas de aquellos tiempos. Y aquí,  ambos fueron testigos, del andar de Argentina, viviendo los  hechos que marcaron a fuego al país, como la muerte de Evita, la llegada de la feroz dictadura en los 70 y con ella las desapariciones, las muertes y esa sensación de miedo, que habían vivido en su patria antes de venir.

Los tiempos habían cambiado, ahora en Europa vivían el paz,  con democracias florecientes y economías que progresaban. Mientras que aquí se respiraba un aire de violencia y muertes. Ahora eran Filomena y José los que le pedían a sus hijas que se cuidaran. Y hasta allí vamos a contar, a lo largo del relato aparecerán recuerdos vívidos, cartas que tienen mucho que contar y hasta cassettes que permitían la comunicación con los que quedaron en Galicia. Los recuerdos y las emociones se fundirán en el escenario, gracias a la potente narrativa de Mirta, que atrapa a un público entusiasta, que la sigue sin perder detalle.






Nos encantó la interpretación de Mirta, que maneja en gran forma los tiempos del relato, logrando transmitir con bonhomía y sin golpes bajos, historias de vida sufridas, exilios dolorosos, añoranzas de seres queridos y tierras amadas que debieron dejarse atrás. Su narración esta llena de detalles y poesía, logrando que el público se transporte a Galicia viajando en sus recuerdos.  Su composición es sensible y amorosa, generando la empatía en un platea que reconoce sus palabras y remembranzas.

El relato de Mirta cobra aún más valor, ya que en realidad lo que está contando, es la historia de su propia vida, sus recuerdos de aquellas tardes en el café Iberia en la que se sentía una niña privilegiada, recibiendo la atención de todos los mozos. o aquel recuerdo de cuando con su primer sueldo, pudo invitar a cenar a su padre. El acompañamiento de la luchas de las Madres de Plaza de Mayo y más que cono queremos adelantar. Mirta abre su corazón y su intimidad, en un monólogo que se disfruta mucho.

La dirección de Ana María Bovo logra darle un ambiente íntimo a la puesta de la obra y genera una atmósfera de cercanía con el público, bien acorde con el tono del relato. Mencionamos el buen uso del espacio escénico de Carolina Rivero, con esa cajas desperdigadas por el escenario. Otro ítem que destacamos es el diseño de iluminación  de Horacio Novelle, que juega con la penumbra de la protagonista.






Y hasta aquí vamos a contar, nos gustó mucho la propuesta de Aquella Máquina de Coser, que de la mano de un relato familiar entrañable, cuenta una historia de inmigración y exilio, que podría ser la de muchos de los lectores y la enmarca en el contexto que recorre los acontecimientos históricos, mostrando los horrores de la Guerra Civil Española y años después la sombría llegada de la dictadura a nuestro país, logrando un paralelismo inquietante.

La obra en lo personal me movilizó en gran forma, ya que mi madre que se llamaba Graciela y era de origen gallego, siempre mostró orgullo por su tierra  y en varios momentos de la trama, cuando la protagonista compartía sus vivencias y memorias, logré transportarme con la mente a Cambados, la ciudad en la que nacieron mis abuelos y los imaginaba a ellos en el escenario y cuando algo tan fuerte ocurre, es porque el teatro cumple su cometido. Por todo lo comentado, los invitamos a que vean Aquella Máquina de Coser, una hermosa pieza, que nos habla de la importancia de nuestros orígenes y de la preservación de la identidad, de la mano de un texto entrañable y una composición deliciosa de la protagonista, que abre su corazón para que disfrutemos de una noche donde las emociones despliegan sus hilos.



Pensador Teatral.






sábado, 13 de julio de 2024

El Fondo de la Escena

Dramaturgia y Dirección de Federico Olivera.







Sábados 19 hs en El Portón de Sánchez ( Sánchez de Bustamante 1034 )

Nos encontramos con un inteligente texto de Federico Olivera, que vuelve a mostrar sus condiciones como dramaturgo, presentando esta historia que nos habla de vínculos familiares complejos, disputas internas que complican las relaciones y secretos guardados bajo siete llaves, dejando al descubierto la falta de comunicación. La obra además expone como muchas veces antes situaciones límites, los conflictos que se esconden bajo la alfombra, salen al descubierto de la peor manera y en el momento menor oportuno. 






El Fondo de la Escena, nos presenta la historia de tres hermanas que se encuentran en un sanatorio, acompañando la internación de urgencia de su madre. No se llevan bien entre ellas y saben que tendrán que hacer un esfuerzo grande, para sobrellevar esta situación de tensión. Es oportuno contar en esta introducción que al autor para escribir esta historia, se inspiró en una experiencia familiar ya que su padre que tiene un trasplante de riñón, debió internarse más de veinte veces para dializarse. Por lo tanto vivió en carne propia y de manera reiterada, la particular experiencia de acompañar a un familiar internado, donde se debe lidiar con las instituciones médicas y cerrar acuerdos en el ámbito de la propia familia, para combinar los horarios y las diferentes cuestiones referidas a la internación.

Federico seguramente para hacer más digerible la historia que cuenta la obra, le introduce algunas variables que sin dudas le otorgan un toque divertido y algo disparatado al relato. Antes de referirnos a ello, les contamos que el sanatorio donde está internada la madre, está en proceso de desmantelamiento, ya que los titulares del mismo se fugaron. Esto se refleja en que no hay médicos de manera permanente en la institución y son muy pocos los equipos de salud que aún funcionan, por lo que para estudios de alta complejidad como una tomografía, los pacientes deben viajar en ambulancia a otro nosocomio para realizar el estudio. El lector ya podrá apreciar que esto que lo relatado por la dramaturgia, lamentablemente se vive en nuestra realidad, donde la prestación de salud en muchos casos es muy deficiente.






Pero ya sí en clave de ficción, la dramaturgia contará que aprovechando el funcionamiento parcial de la institución, el sanatorio se está alquilando para la filmación de una película de terror, gracias a un acuerdo algo turbio entre una enfermera y los productores de la película. Entonces y sin quererlo, el universo real por momentos se mezclará con la ficción y tanto los familiares como el personal de salud del sanatorio, se convertirán de manera involuntaria o no tanto, en extras de la película que se está filmando.

La trama tiene muchas sorpresas preparadas, por lo que no queremos contar demasiado. Solo vamos a contar que se darán situaciones desopilantes y el drama familiar jugará en paralelo con lo lúdico del rodaje. Y quedará en primer plano, como muchas veces ejecutamos nuestros actos como autómatas y por obligación, escondiendo que internamente tenemos deseos e intenciones que muchas veces no nos animamos a manifestar. La historia tendrá momentos muy divertidos y otros de profunda emoción. Las rivalidades familiares tomarán protagonismo, surgirán algunas conductas egoístas y sobre el final saldrá a la luz un secreto que cambiará todo. Y hasta allí vamos a contar, para ver como terminará la internación de la madre y por supuesto que sucedió con la filmación, que les anticipamos tuvo muchos contratiempos, deberán ver la obra.






Momentos de hablar de las actuaciones que presenta la obra, ya que son realmente un punto muy fuerte. En lo personal, siempre disfrutamos cuando los elencos son numerosos. En tiempos donde los unipersonales dominan en la cartelera del teatro independiente, poder ver una propuesta con siete actores en escena, es algo que debemos destacar, ya que esto posibilita una riqueza de personajes, matices e interacciones que en este caso se potencian, por las excelentes actuaciones de un elenco parejo por lo bueno, que muestra mucha química en escena, privilegiando el conjunto a lo individual.

Y vamos a hacer algunas menciones, ya que los trabajos así lo ameritan. Arranquemos hablando de las tres hermanas y comenzamos por Fernanda Pérez Bodria, como Viviana, la menor de las tres hermanas, la que nunca quiso saber nada con el negocio familiar y anhela tener una carrera como dramaturga. Nos gustó mucho el trabajo de Fernanda, con muy buena presencia escénica, teniendo la función además de ser una especie de relatora de la obra de cara al público , dando algunos detalles claves de la historia que nos cuentan.

 Fiorella Cominietti es Eva, la mayor de las hermanas, la que trabaja a diario junto al tío, en el negocio familiar de reparación de electrodomésticos. Eva es pragmática, la más seria  y la más directa de las hermanas. Muy buena su composición. Y el trío de hermanas se completa con Fernanda Bercovich, como Sandra, la hermana del medio, la más sensible de las tres y la más afectada por la internación de la madre. Tendrá como desafío controlar su ansiedad y a su novio Damián, que se mostrará desatado. Muy divertido el personaje de Fernanda, con un histrionismo flor de piel. Están bárbaras las tres actrices que representan a las hermanas,  mostrando los matices y las diferencias, que se dan en el ámbito de todas las familias.






Lautaro Murúa es Damián, el novio de Sandra. Será tentado por el productor de la película para ser más que un extra y se tomará demasiado en serio la posibilidad ser actor, olvidando su entorno. Muy divertido y carismático el personaje de Lautaro.. Marcelo Zapata es Diego, el desopilante productor a cargo de la filmación de la película. Se mostrará siempre en su mundo, solo queriendo complacer al director y dando indicaciones a los familiares de como moverse en escena, mientras se filma la película, dándose allí los momentos más divertidos de la historia. Catalina Piotti es Ximena, el personaje más extravagante de la obra, que estará en el sanatorio velando por un paciente que ya no está y aprovechando su fluido ingles para la película. Muy bueno lo de Cata. Y para el final, dejamos a Fabiana Brandán, como Nelly, la enfermera que prácticamente está a cargo del sanatorio en vías de desmantelamiento. Nos encantó su composición, mostrando las diferentes caras que tienen las enfermeras, que nos resultan bien conocidas a todos. Para nosotros Fabiana, es para nosotros la revelación de la obra, con una Nelly magnética, que se divide entra la humanidad y el poder que le otorga su guardapolvo blanco.

Se hizo un poco larga la descripción, porque son muchos los actores en escena, pero los muy buenos trabajos de los mismos, merecían que les dediquemos estas líneas. La puesta del propio Federico Olivera resulta muy dinámica. Se destaca mucho el original diseño escenográfico de Natalia Byrne y Ezequiel Galeano, con unos biombos móviles manejados por los propios actores, que definirán los diferentes espacios escénicos de la obra. El diseño lumínico del siempre efectivo Matías Sendón y el vestuario de Soledad Cancela, son otros rubros que contribuyen a la buena factura de la puesta, en el generoso escenario de El Portón de Sánchez.






Y hasta aquí vamos a contar, El Fondo de la Escena es una ingeniosa propuesta, que logra fusionar dos realidades, la de aquellos familiares que forzosamente deben juntarse, para vivir una situación límite como una internación y luchar contra las carencias de un sistema de salud deficitario, con el agregado de quedar inmersos en el rodaje de una película, quedando al descubierto esa duda existencial, entre cumplir con nuestras obligaciones y seguir nuestros deseos. Además se percibe esa sensación, que  siempre el mundo sigue girando, sin importar el trance que nosotros transitamos.

Una propuesta de Federico Olivera para reír y reflexionar, que viene agotando localidades desde su estreno, gracias a un texto entretenido, una puesta dinámica y principalmente debido a las muy buenas actuaciones del elenco reunido, que navegará hábilmente entre realidad y ficción, surfeando las olas de los conflictos familiares y tratando de levantar la cabeza, para salir bien en cámara, porque a lo mejor la película es todo un éxito y sin imaginarlo, se convierten en actores reconocidos y así logran escapar de una realidad que los agobia.


Pensador Teatral.






jueves, 11 de julio de 2024

La Lluvia Seguira Cayendo

Dramaturgia de Oscar Barney Finn y Marcelo Zapata. Dirección de Oscar Barney Finn.






Jueves 20 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 ) 

El prestigioso dramaturgo y cineasta Oscar Barney Finn y el periodista Marcelo Zapata, se vuelven a unir al igual que hicieron en Brutus, para presentarnos este texto profundo y movilizante, que nos propone el reencuentro de un padre y un hijo tras veinte años sin verse. Se trata de una relación rota, con heridas que no cicatrizan pese al tiempo transcurrido, dejando lugar a un vínculo donde la frialdad, el ocultamiento y la desconfianza marcarán el ritmo.





La obra nace con la idea de ser la continuación de Lejana Tierra Mía, pieza escrita por Eduardo Rovner en el 2000 y que se presentó con enorme suceso en el emblemático Andamio 90, con la misma dupla actoral conformada por Osvaldo Santoro y Paulo Brunetti. En esos tiempos el conflicto familiar, se reflejaba en la gran crisis que estaba atravesando el país. Veinte años después, Barney Finn y Zapata, empezaron a escribir La Lluvia Seguirá Cayendo, donde aparece nuevamente el vínculo entre padre e hijo, pero un mundo diferente, en una Argentina desmejorada, que parece ya acostumbrada a vivir en un estado de crisis crónico.

Las acciones se desarrollan en Buenos Aires, donde el hijo ( Paulo Brunetti ) regresa al país de manera sorpresiva y se aparecerá sin aviso en el taller de pintura de su padre ( Osvaldo Santoro ) . El último encuentro entre ellos había ocurrido en París, donde el padre recibiría un premio por su gran trayectoria como pintor y su hijo que de manera casual estando por Francia, aprovechó para verlo. Luego de ese encuentro, pasaron dos décadas y mucha agua bajo el puente, en los que no se vieron y apenas cruzaron algún llamado telefónico. Impresiona que pese al vínculo filial, sepan tan poco de la vida del otro, cualquiera podría pensar, que se trata del encuentro de dos desconocidos, pero esto no es así, ya que a pesar de saber poco del presente del otro, ambos tienen en claro las cuentas pendientes del pasado.






El hijo huyó de la crisis del país y sin tener contactos, logró desarrollar una exitosa carrera laboral en los Estados Unidos, donde actualmente tienen un puesto jerárquico en una empresa que se enfoca en desarrollo de la inteligencia artificial en el arte. Su padre mira con desconfianza, cualquier intromisión de la tecnología en el mundo del arte. Siente que son mundos opuestos y nunca complementarios. El siguió fiel a su estilo, siendo el mismo pintor de siempre y sin aggiornarse a la modernidad, algo que sin dudas provocó que cada vez tenga menos trabajo.

Los años pasaron y muchas cosas cambiaron. La casa familiar se convirtió solo en un taller de pintura, ya el padre no duerme allí por las noches. Y el barrio tranquilo de antaño, ahora es una barrio peligroso, en el que suenan sirenas y tiros de fondo. Sin dudas la situación del país empeoró en estos años, quien viene de afuera lo nota enseguida y el que vive aquí ya tiene una mezcla de aceptación y resignación, que reconocemos de manera nítida. Los reproches del hijo al padre, porque no seguir su camino en búsqueda de un país que ofrezca verdaderas oportunidades se multiplican,  pero a esta altura esas palabras ya suenan huecos y sin sentido.

La relación se muestra tirante y ninguno de los dos quiere contar demasiado de su vida. Parecen dos extraños, que no quieren revelar su juego y mucho menos abrir su corazón. No queremos contar demasiado para mantener el suspenso que presenta la trama. Solo vamos a decir que finalmente el hijo confesará la verdadera razón por la que vino a Buenos Aires y además de ello develará un secreto ( al que el tuvo acceso )  y que fue uno de los motivos que marcaron su partida y la rotura de la relación paterna. Con el correr de la trama, las lenguas se desatarán y los fuertes conflictos del pasado, aparecerán de manera furibunda en escena y explicarán un poco la frialdad reinante en el presente.






Pero vamos a dejar que el virtuoso texto los sorprenda como nos sucedió a nosotros y vayamos a las actuaciones que presenta la obra, ya que realmente son magníficas. Y arranquemos nada menos con Osvaldo Santoro y su regreso al escenario tras cinco años de ausencia, superando un tumor en las cuerdas vocales, dos operaciones y múltiples sesiones de rayos, debiendo superar además el dolor por la pérdida su compañera de vida María Inés, con la que vivieron cincuenta hermosos años juntos. Con semejantes cachetazos que le dió la vida, cualquiera se hubiera desmoronado, pero Osvaldo por lo contrario, decidió aferrarse a la vida y honrarla,  sabiendo que eso es lo que siempre hubiera querido su querida María Inés, teniendo el teatro un efecto sanador.

Y que decir de Osvaldo en escena, contar que está intacto, con la voz algo más ronca, pero siendo el fenomenal actor que siempre fue. Aquí aferrándose al personaje de un padre frío y algo egoísta, que se siente conmovido por la visita de su hijo y tratará de remarla contra la corriente para tratar de restablecer un vínculo roto, teniendo claro, que esta podría llegar a ser la última vez que se vean. En lo personal, resulta un lujo y un privilegio ver a Osvaldo brillando en escena, mostrando todo su talento, la experiencia y la sabiduría que le brindan tantos años en la profesión. Realmente emociona su composición y su entrega.








Pero no queremos ser injustos con Paulo Brunetti, un magnífico actor que tiene muy buena química con Osvaldo, reeditando una muy buena dupla. La composición de Paulo es sobresaliente. Suena complicado, que ante la figura gigante de Osvaldo, alguien pueda lucirse mucho. Pero su personaje lo consigue, con personalidad, mostrando un dolor acumulado por años y un vínculo fallido que sin dudas lo marcó. Es realmente muy bueno el trabajo de Paulo, con la sensibilidad a flor de piel, para que el público disfrute plenamente de un duelo actoral de fuste.

La puesta de Oscar Barney Finn es fina y bella desde lo estético. Un diseño escenográfico muy logrado de Carlos Gómez Centurión, que presenta un taller de pintura, donde el color azul acompaña las imágenes del relato, con unos lienzos colgados que se llevan todas las miradas. Destacamos además el diseño lumínico de Del Bianco Estudio que colabora con el clima íntimo que pide la trama y también nos gustó el vestuario actual de los protagonistas. Muy atractiva la puesta de de Barney Finn, con una belleza que predispone muy bien al espectador.







Y hasta allí vamos a contar, La Lluvia Seguirá Cayendo es una obra que emociona, colocando en primer plano la relación tirante entre un padre y un hijo, que nos invita a reflexionar sobre la crisis y decadencia que Argentina atraviesa casi de manera constante en las últimas décadas, siendo esto un factor que conspira contra muchas familias, que se separan y se rompen por tantas personas jóvenes que deciden emigrar a países más normales, donde lograr un desarrollo profesional es algo que depende del esfuerzo personal y no de los caprichos de los gobernantes de turno, que con sus decisiones deciden el curso de nuestras vidas. La pieza además habla de la importancia de la familia, de la identidad y de como muchas veces la mentira y el ocultamiento en los vínculos, generan daños que a larga resultan irreversibles.

Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos. Los espectadores se van a encontrar con un texto profundo y muy cercano , que invita a reflexionar sobre las consecuencias de los vínculos familiares rotos, que nunca son inocuas y provocan una fuerte insatisfacción , que nos acompañará de manera permanente en nuestras vidas, aún con años de terapia.

No tenemos dudas que se van a emocionar con la potencia de una dramaturgia que moviliza y que posibilita que Osvaldo Santoro regrese a los escenarios en gran forma. Como dijimos antes, resulta un lujo y un privilegio volver a disfrutar de Osvaldo actuando en el teatro independiente, ya que nos brinda una clase magistral de teatro y más importante aún, nos regala una hermosa lección de resiliencia. superando obstáculos y aferrándose a la vida con pasión. Por ello, no sorprende que al final de la función, los aplausos del público que llenó la sala del Beckett se extiendan por un largo rato y en ese momento, mirando al cielo descubriremos una mueca de felicidad angelical, celebrando su vuelta a los escenarios.


Pensador Teatral.





sábado, 6 de julio de 2024

Viejos Laureles

Dramaturgia de Cristina Sisca. Dirección de Cristina Miravet.






Sábados 18 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Magnífico texto de Cristina Sisca llega con Viejos Laureles, entrañable obra que hace justicia con tantos actores y actrices que abrazaron con pasión la profesión, pese a no alcanzar nunca la fama. Desempeñaron papeles secundarios en grandes elencos teatrales, fueron extras de alguna película o figurantes en algún radioteatro. Sus nombres nunca llegaron a las marquesinas de los teatros de la Calle Corrientes, pero le dedicaron su vida y sus sueños a la actuación, guardando como un tesoro los recuerdos de aquellos años de gloria, donde se codearon con las grandes figuras de la época.






La dramaturgia compartirá la historia de Quique ( Hugo Mouján ) y Cecilia ( Mirta Seijo ), una pareja de actores mayores, que comparten sus días en casa, recordando sus mejores años en la profesión allá por las décadas del 50´ y el 60´, repasando los nombres de los grandes actores y actrices de la época, que ellos tuvieron el privilegio de ver bien de cerca. Quique y Cecilia se conocieron en el estreno de una obra de teatro, donde ella actuaba y él cuando la vió supo que ella sería el gran amor de su vida, desde ese día unieron su vida y así continúan hasta la actualidad.

El pasado ronda permanentemente sus días, fueron años de mucha actividad, donde no paraban de estudiar libretos, se añoran las noches de estrenos y giras exitosas. Aunque estuvieran siempre en papeles secundarios, eran años de felicidad. El presente es bien diferente. Quique esperando el llamado de El Sueco, anunciando la reposición de La Muerte de un Viajante, donde el tiene su personaje designados. Cecilia participando en castings para algunos comerciales o cortometrajes, que le permita ganar alguna moneda para pagar la olla. El olvido y la falta de oportunidades es la amarga realidad, con la que deben convivir.






Y para colmo, una tarde llegará desencajado Pascualito ( Víctor Anakarato ) anunciando que falleció el Sueco, el empresario teatral que siempre estuvo presente en sus vidas. Fue el celestino de la pareja entre Quique y Cecilia y el único que hoy podría darles alguna nueva chance en el teatro. Pascualito era su asistente. Despedían a un amigo y cada vez era más los conocidos que dejaban este mundo. Y no vamos a contar más para mantener el suspenso, solo vamos a contar que desde aquella noticia, el tono de la historia cambiará y aparecerán secretos guardados bajo siete llaves e historias de amor que no pueden salir a la luz. Si la obra era interesante hasta allí, a partir de ese momento la intensidad de la historia, crecerá en emociones y atractivos, para el bien de un público que desde el arranque, se siente atrapado por el fluir de la historia.

Y llega el momento de hablar de las deliciosas actuaciones que tiene Viejos Laurales. En lo personal y un poco en tono con la historia que cuenta la obra, nos ponemos muy contentos cuando en los elencos aparecen actores de dilatada trayectoria, que con su valiosa experiencia en el oficio, pueden transmitir todo su saber, conseguido a lo largo de los años. Y esto es lo que ocurre con el trío protagónico, elegido para la ocasión. Un placer poder disfrutar los trabajos de Hugo Mouján, Mirta Seijo y Victor Anakarato. Vamos a dedicarles un palabras a cada uno de ellos, porque realmente lo merecen.





Arranquemos por Hugo Mouján, que destaca por su señorial Quique, con una gran presencia escénica, con un porte y una elegancia para destacar, llevando adelante un personaje que irradia bondad y amor infinito por su profesión. Ejemplo de lucha, de no darse por vencido y despertarse todos los días con una sonrisa y esperanza, para afrontar lo que la vida le depara. Su personaje genera ternura y empatía en el púbico. Nos encantó el trabajo de Hugo.

Seguimos por Mirta Seijo, como Cecilia. Apuntalando a su querido Quique, se nota más consciente de la realidad que viven y su personaje tiene un peso adicional, como es llevar consigo un secreto que la persigue hace años y que parece nunca podrá develar a su marido. Gran trabajo el de Mirta, que además impresiona por un cambio temporal que le pide la historia en la parte final. Exquisita composición de Mirta.






Y el elenco se completa con Victor Anakarato como Pascualito, amigo de la pareja y portador también de muchos secretos. Sufrirá por mucho la partida de El Sueco y las cosas que no se animó a decirle. Un personaje muy sensible el que compone Víctor, que con un papel que con menos minutos en escena, será clave para el desenlace de la historia. Estupendo el trabajo de Víctor. Como mencionamos anteriormente, se conformó un hermoso elenco y los tres están bárbaros.

Es importante para el lucimiento actoral, la dirección de Cristina Miravet que logra darle una atmósfera íntima y muy cálida a toda la trama. Nos gustó mucho el diseño escenográfico de Paula Molina, con ese cálido living que tiene tantos recuerdos en sus paredes. Paula también está cargo del vestuario, ítem destacado, que caracteriza muy bien bien a los personajes y por último mencionar el diseño lumínico de José Binetti. Todos ítems que agregan valor a una puesta íntima y lograda.






Y hasta allí vamos a contar, Viejos Laureles una obra entrañable, que nos invita a reflexionar acerca del inexorable paso del tiempo, con una bella historia que nos habla de amor y de aquellos secretos que no se pueden revelar. Recuerdos de un pasado de gloria y un presente que parece empecinado en sumergirnos en el olvido. Analogía que en este caso se aplica al mundo de los actores, pero que puede hacerse extensivo a todas las actividades, viendo como muchas veces la sociedad decide injustamente que algunas personas por un tema de edad, ya no tengan oportunidades para seguir en actividad.

Nos gustó mucho Viejos Laurales, que es mucho más que un homenaje a aquellos actores y actrices que dedicaron su carrera a la profesión y nunca alcanzaron el debido reconocimiento. La obra es un llamado de atención a nuestra sociedad, para que no dejemos de lado a nuestros adultos mayores,  que tienen tanto para enseñarnos y para que además nunca olvidemos que todos más tarde que temprano, vamos a ser viejos. Una dramaturgia entrañable, una dirección sensible y actuaciones exquisitas se unen para que disfrutemos esta hermosa obra que les recomendamos.


Pensador Teatral.



miércoles, 3 de julio de 2024

Una puerta, un hombre y otro hombre

Dramaturgia de Darío Bonheur. Dirección de Adriana Garibaldi.






Miércoles 20 30 hs en Felisberto Teatro ( Yatay 112 )

La talentosa pluma de Darío Bonheur nos sorprende en esta ocasión, al incursionar en el género del absurdo, reconocido en autores como el rumano Eugene Ionesco, sin dudas el principal exponente de este tipo de teatro, que se caracteriza por explorar la naturaleza humana y cuestionar algunos aspectos de su realidad. Esto por lo general se logra a través del humor y jugando con la incoherencia, el disparate y algunos comportamientos carentes de lógica.






Todos los aspectos mencionados se encuentran en este texto de Darío y además logra darle una vuelta de tuerca, ya que consigue darle profundidad a su texto porque siempre con el humor como bandera, nos invitará a reflexionar acerca de las diferentes percepciones que podemos tener de la realidad y de como muchas veces la felicidad es un simple estado de ánimo que se puede alcanzar, con nuestra actitud y forma de pensar, más allá de las circunstancias reales. Lo importante muchas veces, es la manera en que miramos las cosas. Osea ante un mismo hecho, alguien puede alegrarse y alcanzar un alto estado de felicidad y otra persona puede tener ante la misma situación, la reacción contraria. Así de misteriosa y compleja es la mente humana.

Yendo a la obra en si, nos encontraremos con un argumento tan sencillo como interesante. Fran ( Gabriel Nicola ) ha comprado una casa e invita a su amigo Gálvez ( Miguel Sorrentino ) para que la conozca. Fran está feliz con la adquisición y quiere compartir con su amigo aquella felicidad. Pero la mirada de Gálvez no es condescendiente y le cuesta entender como su amigo compró aquella casa de dimensiones reducidas, sin muebles y solamente con una ventana bien alta, por la que entra un hilito de luz. Para colmo, se entera que ha pagado una fortuna por aquella casa, que a simple vista no presenta ningún atractivo.






Pero Fran sigue en su postura y le explica a su amigo, que el siempre deseó una casa única, que no se pareciera a ninguna otra y que pese a que esta no estaba en su perfil de búsqueda inicial, cuando el vendedor se la mostró, de inmediato supo que debía comprarla. Gálvez cada vez se irrita más y empieza a pensar que ese vendedor en realidad es una estafador que se aprovecha de los incautos. Los diálogos divertidos y algo disparatados se sucedían entre los amigos, hasta que luego de dar muchas vueltas, ya que el vendedor le pidió que no revele el secreto a nadie, Franz casi en secreto, contará que lo que hace tan especial a aquella casa, era una puerta.

Una puerta que estaba cerrada, pero que según las palabras justas del vendedor, escondía algo increíble. Y hasta allí vamos a contar. Solo diremos que desde ese momento la postura de Gálvez cambia por completo, ya que hasta ese instante, deseaba irse lo antes posible de esa casa inhóspita,  pero ahora eso cambió y solo lo invade un irrefrenable deseo abrir por abrir esa puerta y saber que hay dentro. El tema es que el nuevo dueño de casa, no está tan seguro, si abrir esa puerta es una buena idea y comenzará un divertido intercambio entre ambos amigos, discutiendo los pro y los contras de hacerlo. Y obviamente, para saber si finalmente abrirán o no aquella puerta y en caso de abrirla con que se encontrarán, deberán ver la obra.

El texto y la dinámica de la trama, requiere muy buenos actores para poder llevarla adelante y esto sin dudas se logra con creces, ya que sin lugar a dudas uno de los puntos bien altos que tiene la obra, son las excelentes actuaciones que presenta. Y vamos a arrancar por Gabriel Nicola, que a nuestro entender la rompe, como Fran, el flamante propietario que no entra en su cuerpo de lo feliz que está. La composición de Gabriel es lúdica y minuciosa y en una pieza que exige mucha corporalidad de los actores, ver como su alta figura se contornea, se tira el piso y por momentos se mueve de manera frenética, generaba ya solo con eso las risas de la platea. Fenomenal la composición de Nicola, transmitiendo el sentimiento un persona que irradia felicidad y alegría.






Pero por favor que tantos elogios a Gabriel, no opaquen el excelente trabajo de Miguel Sorrentino como Galvez. En su caso, le toca dar cuenta del personaje más racional de la historia, si es que podemos considerar que alguno de los dos, lo sea. En una atmósfera donde el disparate manda tratará de aportar algo de cordura, aunque no tendrá demasiado éxito con aquella misión. Su personaje de Gálvez marca un muy buen contrapunto con el de Fran, con una visión menos optimista de las cosas y ambos en el conjunto,  forman una gran dupla. Para destacar también toda la corporalidad de Miguel, en un obra donde lo físico y lo clownesco tienen relevancia.

Tiempo de hablar de la atractiva puesta de Adriana Garibaldi, que le saca mucho jugo al texto y potencia las actuaciones que resultan el motor de la propuesta. Hay que destacar el original y vistoso diseño visual de Gustavo Acevedo, muy poco visto en el teatro independiente, con proyecciones de imágenes, que no queremos adelantar para mantener la sorpresa, pero que enriquecen mucho la puesta. El mismo Gustavo tiene a cargo, los rubros del diseño lumínico y el vestuario, ambos ítems destacados. 





En resumen, nos gustó mucho la propuesta de Una Puerta, un hombre y otro hombre, ya que es realmente original y resulta soplo de un aire fresco para la cartelera porteña, ya que incursiona en el género del teatro del absurdo, con una creación de un joven y talentoso autor argentino. Un texto que divierte y nos invita a reflexionar, sobre las diferentes miradas que podemos tener de la realidad y como ante una misma situación, algunas personas pueden tener una mirada positiva y otros la contraria. La obra además nos habla de la amistad y de la búsqueda de la felicidad, como una constante en el comportamiento humano.

Por todo lo comentado, los invitamos a que conozcan Felisberto, un nuevo y bello espacio teatral que abre sus puertas en el barrio de Almagro, en momentos en que el arte tanto lo necesita. Y lo hace de la mejor manera, ya que presenta una obra que se anima a arriesgar y salir de la zona de confort, de la mano de un texto estupendo, una dirección atractiva que atrapa al espectador desde el arranque y con una dupla protagónica, que se siente a gusto en la faceta lúdica que la pieza propone y nos invita a abrir la puerta del buen teatro independiente.


Pensador Teatral.