domingo, 16 de diciembre de 2018

Hasta el Mismo Día en que te Perdí

Dramaturgia y Dirección de Diego Brienza.









Algunas obras, tienen como principal característica, invitar al espectador a emprender un viaje, donde la imaginación será el medio para trasladarnos a los mundos fantásticos, creados por el autor y Hasta el Mismo Día en que Perdí, es una de esas piezas.

La dramaturgia que nos propone Brienza, es muy original, riquísima en matices y con un despliegue escénico y actoral, que no es usual en el teatro independiente y por ellos debemos destacar, ya que el espectador se sorprende muy gratamente con la generosidad de la propuesta.

La obra nos presenta la historia de un matrimonio conformada por Alba ( Analía Sanchez ) y su esposo ( Daniel Aizcovich ), que es bastante mayor que ella. La vida cotidiana de la pareja luce tediosa, la mujer tiene varios delirios, entre ellos añorar la falta de una pierna, algo que ella imagina, porque la pierna la tiene. Su esposo la mayoría de las veces elige seguirle la corriente, no quiere irritarla, prefiere evitar las discusiones y ocupar su tiempo creando objetos en su taller, para no tener que pensar demasiado.









El motor en esta particular pareja, son sus recuerdos, se nutren de ellos para seguir adelante, pero de una manera especial, la mujer tiene memoria selectiva y elige solo tener registro de los recuerdos que la hicieron feliz, descartando los tristes. En cambio su esposo, modifica los recuerdos a su conveniencia, aunque no lo hace de manera voluntaria.

En la estructura que presenta el autor para la historia, tendrá fundamental importancia la figura de Enrique Dumont, como relator, que de manera muy coloquial, nos comentará características y comportamientos de la pareja y conectará ese presente, con los recuerdos vívidos por ese hombre y esa mujer, años atrás.








Y allí, con esos recuerdos es donde comienza el viaje algo delirante que Brienza nos propone, donde el origen español de la familia de Alba, recreará instantes del pasado que quedaron grabados en su mente. Reuniones familiares, con salero y mucha música, apareciendo el flamenco, recitados, coreografías y hasta tangos, en largas reuniones familiares.

Los recuerdos del hombre, tendrán con ver con su familia y una hermanita que llegó a la familia despertando los celos, de otro de los hermanos.

Hasta allí contaremos, la obra tiene muchos momentos desopilantes ( por ejemplo, es la primera vez que vemos a un soldador trabajando en vivo, con máscara y todo) y otros pasajes que invitarán a la reflexión, teniendo una dinámica y un ritmo, que provocan que el interés del público no decaiga nunca, siendo fundamental para esto las interpretaciones de un nutrido elenco, que se entrega por completo, al viaje onírico que propone el autor.








Son más de diez actores en escena y todos tienen sus momentos de lucimiento, por eso vamos a mencionar en algunas líneas de las interpretaciones, corriendo el riesgo de hacer algo extensa la reseña, pero realmente lo merecen.

Arranquemos por el matrimonio, con personalidades muy distintas ambos, Ana Sänchez, interpreta a una mujer obsesionada por recuperar esa pierna que dice no tener y está permanentemente reclamando a su esposo, es muy demandante. Daniel Aizcovich, como el esposo, realiza una gran composición de su personaje, que nunca pierde la calma, se nota que pese a todo ama a su mujer y por eso le tiene una paciencia, casi infinita. Una dupla que sabe marcar los contrastes y que funciona muy bien, la formada por Ana y Daniel. Destacamos la labor de quienes en definitiva, son los grandes protagonistas de la obra.










Como dijimos antes, la idea de incluir un narrador fue muy original y su papel es central en la trama, ya que será quien mueva los hilos de la historia. Es un lujo y una satisfacción, ver en este papel a Enrique Dumont, hijo del recordado Úlises, con muchos guiños, que nos recuerdan a su padre. Destacamos su bonhomia y la cadencia que le imprime al relato.

Pasando ya al mundo de los recuerdos, hay una gran labor de todos los que integran ese universo, ya que en la mayoría de los casos, desdoblan a más de un personaje, algo que no es sencillo,  debiendo cambiar en varias ocasiones sus atuendos y sus registros vocales.

 Magnífica actuación del tío, Cristián Sabaz, que oficia de maestro de ceremonia de estas fiestas tan ibéricas y además es el único peronista de la familia ( no vamos a ahondar en este tema, que hará reír mucho al público ). Cristián, es un actor de gran experiencia y aporta mucha presencia escénica.  En el mismo nivel de virtud , mencionamos a Diego Santos, como Manolito el hermano de Alba. Destacamos su histrionismo y su oficio como cantante, ya que nos regala unas interpretaciones exquisitas, entre ellas algunos tangos.










Yendo al ala femenina, no pasa desaparcibida, la hermosa la voz de Janina Levín que se disfruta en varias canciones, seguimos con el desparpajo y el glamour de Inge Martin, como la madre de Alba y la versatilidad de Claudia Mac Auiliffe, a quien elogiamos este año por su protagónico en El Misterio del Ramos de Rosas. Las tres actrices mencionadas, desde papeles secundarios se lucen muchísimo, De igual manera, Candelaria Castañón. unas de las bailaoras, con una sonrisa que tiene pintada, se destaca mucho y junto a Lourdes Castagna, aportan belleza y frescura en varios momentos de la trama.

Estamos en presencia de una obra, donde la música en vivo, tiene gran destaque, siendo Esteban Rozenszain con su piano, quien marca el compás de los números musicales, que presenta el espectáculo. Debemos resaltar el diseño lumínico de Francisco Varela, con mucho colorido y el vestuario de Cecilia Zuvialde, que aporta distinción a los personajes. La obra es muy bella estéticamente y se nota que se cuidan todos los detalles.











Hasta aquí contaremos,  Hasta el mismo día ... es una obra plena de metáforas, que de ninguna manera puede pasar desapercibida, ya que tiene una originalidad y una locura que contagia al espectador, que una vez que se pone en sintonía con la propuesta del autor, se entregará por completo al viaje que le proponen, donde el flamenco, el sainete y principalmente los recuerdos, serán los amos de la noche.

La obra tuvo una gran respuesta del público desde su estreno, algo que se explica por el generoso despliegue que presenta un espectáculo, que además de sorprender al espectador, lo seduce y lo invita a volar con su imaginación, junto a este grupo de actores talentosos.

Por todo lo comentado, solo queda recomendar la obra, que ya anunció volverá el próximo año a escena, para que magia del teatro mediante, podamos jugar también con los recuerdos felices que habitan en nuestra mente y muchas veces sin darnos cuenta, nos sirven de escudo para soportar las pérdidas y mitigar ese dolor, que la vida siempre nos presenta.




Pensador Teatral.


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