Dramaturgia de Alejandro Casona . Dirección de Claudio Salama.
Sábados 20 30 hs y Domingos 19 hs en Teatro Columbia ( Av.Corrientes 1537 )
La obra escrita en 1949 por el dramaturgo español Alejandro Casona, considerado uno de exponentes más importantes de la literatura española del Siglo XX. Sus ideas fueron consideradas como muy radicales, en años previos a la guerra civil y fue forzado al exilio con la llegada del General Franco al poder. Residió en Argentina hasta 1962, cuando finalmente puede regresar a su país.
Los Árboles mueren de Pie, que puede considerarse una de sus obras más destacadas, sino la más, con el correr de los años, se ha convertido en un clásico, que se presentó en escenarios de todo el mundo y tuvo también su versión cinematográfica.
El autor en una atmósfera de ensueño, concibe una organización misteriosa, dirigida por un filántropo, que tiene como objetivo, simular situaciones que generen felicidad en personas que no la tienen, siempre en la búsqueda de un mundo más alegre.
En esas circunstancias, llegará a su reducto, el Sr.Balboa, que requerirá de manera urgente los servicios de aquella compañia, en una empresa nada sencilla. Resulta que hace muchos años, luego de mantener una fuerte discusión expulsó de la casa a su nieto Mauricio ( su único descendiente ). Su esposa, quedó muy mortificada por este suceso y sintió mucho la falta del nieto. Fue por ello, que su esposo, decidió llenar esa ausencia, escribiendo cartas falsas simulando que las escribía el nieto, donde le relataba una ficticia vida feliz en el Canadá, donde se había convertido en un exitoso arquitecto y además había conocido a Isabel, una bella mujer, con la que había contraído matrimonio.
Sin entrar en detalles, contaremos que luego de veinte años, la abuela iba a cumplir el sueño reencontrase con su exitoso nieto que viajaría desde Canadá con su esposa, solo para volver a verla. No había escapatoria, la única salida es que entrara en acción, el falso Mauricio, con su esposa Isabel, para montar una farsa, que haga creer a la abuela, que es su verdadero nieto, quien regresó para verla.
La historia, hasta allí con humor y mucha ternura, parecía ser una cuento de hadas, pero la situación se complicaría, cuando el verdadero Mauricio, llegaría a aquella casa, dispuesto a contar toda la verdad y a arruinar todos los planes, sin importar que rompería el corazón de la abuela.
Hasta allí vamos a contar, cuando vean la obra, verán que sucede finalmente en esa casa. El disparador del autor, nos lleva a reflexionar, sobre si en algunas circunstancias, es preferible una mentira que puede traer felicidad, en vez de una verdad dura que nos provoca una enorme tristeza y desilusión. Es admisible esa licencia y mediante un engaño, dar vuelo a una ilusión ? O siempre hay que presentar la verdad, aunque la misma a veces provoque mucho daño.
La adaptación de Claudio Salama, pese a quitar algunos personajes del libro original, logra conservar con mucha fidelidad el espírítu que el autor le dió a la obra, ambientándola en los años cincuenta, pero consiguiendo que la historia tenga una vigencia absoluta.
Enseguida debemos mencionar, las lucidas actuaciones que presenta la obra, que transita su tercera temporada, algo que ya habla de la buena respuesta que tiene la pieza de parte del público y este año se presenta con un elenco que tiene muchas caras nuevas.
Claudio Salama, además del director de la obra, es el gran protagonista de la noche, ya que interpreta al jefe de la compañia de ilusiones y será el falso Mauricio, debiendo ser lo suficientemente convincente, para que la abuela, no tenga dudas. Con gran presencia escénica y un histrionismo que debemos destacar, se luce muchísimo y es quien lleva la batuta de la historia.
Su falsa esposa Isabel, es interpretada por Silvana Coppini, una jóven y talentosa actriz, a la que elogiamos el año pasado por su brillante protagónico en Yerma, entrañable obra del off. Aquí será una dulce esposa, que sabrá dotar a su personaje una sensibilidad y una dulzura, que el espectador agradece. Nos gustó mucho el trabajo de Silvana.
La pareja de los viejitos, es simplemente encantadora, Eduardo Ezon, es el abuelo que hará lo imposible para que su amada esposa sienta orgullo por su nieto y pase unos días fabulosos. Graciela Pérez, es esa abuelita dulce y aparentemente ingenua, que se compra a la platea con su ternura. Nuestro aplauso para Eduardo y Graciela, ambos con entrañables composiciones.
El elenco se completa con una actriz de mucha experiencia como Nonnel Nhoj, en el papel de Genoveva, el ama de llaves de la casa. Gabi Branda es el personaje más gracioso de la noche, animando la velada, desde antes que comience la obra. Por último mencionar a Sergio Theaux, el villano de la historia, con gran presencia escénica y muy convincente en su papel de desalmado.
En resumen, la obra presenta un elenco nutrido y con muchos actores de experiencia, algo que nosotros disfrutamos especialmente, porque generalmente esto se traduce en actuaciones que lucen muchísimo, siendo este uno de sus casos.
La puesta es cálida y logra envolver al espectador en un clima ameno. Nos gusto mucho el diseño escenográfico que presenta esa casa bien familiar. Y también queremos destacar el vestuario, que nos remite a los años cincuenta.
En definitiva, vivimos una muy linda noche de teatro viendo Los Árboles mueren de Pie, una historia sencilla, pero que sabe como llegar al espectador y conmoverlo, reflexionando además sobre como muchas veces, una mentira inofensiva y que no daña, puede ser gratificante y traer felicidad, aunque sea ilusoria, como contracara de una verdad que muchas veces despiadada, causa infinito dolor.
El aplauso emocionado, con que el público que colmó la sala del Teatro Columbia en el reestreno de la obra, es una muestra clara, de la vigencia de este clásico, que gracias a notables actuaciones, nos regalaron una noche de muy buen teatro independiente.
Pensador Teatral.
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