Dramaturgia de Daniel Dalmaroni y Dirección de Santiago Doria.
La llegada del hombre a la Luna y el regreso desde los Estados Unidos de un hijo profesional a su hogar de clase media en Barracas, son los disparadores de esta creativo guión escrito por el prolífico Daniel Dalmaroni, que en clave de comedia, nos presentará una historia muy atractiva.
Magnífica Desolación, está ambientada a fines de los sesenta, el mundo atraviesa la época de la Guerra Fría, en Argentina el gobierno de facto de Ongania tiene el poder con un peronismo proscripto y en ese contexto, un día antes de un acontecimiento mundial como sería la llega del hombre a la Luna, volverá Juan a su hogar.
Sus padre Norberto ( Alfredo Castellani ) y Raquel ( Patricia Echegoyen ) no lo esperaban, se ven sorprendidos por un joven ( Patricio Paz ) , que les dice que es su hijo, pero ellos no le pueden creen, primero porque su hijo no tiene ese rostro y lo más determinante, en esos momentos su hijo debería estar en Cabo Cañaveral, ya que es astronauta, más precisamente uno de los suplentes de la misión Apolo 11, que al otro día estaría llegando a la Luna, en una misión televisada a todo el mundo, con el sacrifico que le costó llegar a ese lugar, como se iba a perder ese acontecimiento que quedaría en la historia,
Las situaciones absurdas y graciosas, no tardarán en aparecer en escena. Quien dice que es el hijo, en realidad tiene argumentos creíbles para sostener esto y pruebas para comprobar sus dichos. Además de esto, tiene una revelación sobre la misión a la Luna, que suena disparatada, pero muy convincente a la vez. Y hasta allí vamos a contar, la obra juega mucho con el suspenso y lo mejor es que los espectadores, se sorprendan a medida que la trama se vá desarrollando, como sucedió con nosotros.
La obra si bien juega con el grotesco y sabe generar muchas risas en la platea, tiene también un costado profundo y dramático, ya que nos invitará a reflexionar acerca de las relación entre padres e hijos y como muchas veces, los deseos proyectados de los progenitores, son tan fuertes, que además de presionar a los hijos para que cumplan los mismos, pueden llegar a desarrollar un estadio de negación de la verdad, que a veces alcanza límites ridículos.
Para la ocasión, se logró reunir un elenco muy destacado, que se identifica en gran forma con el texto. Encontramos una superlativa la actuación de Patricia Echegoyen, que aquí se despoja de su glamour característico para calzarse un batón y ser una madre temperamental, ama de casa apasionada y algo ingenua a la vez, que realiza una gran composición de su personaje. Un disfrute ver a Patricia en este protagónico.
También nos gustó mucho lo de Alfredo Castellani, como un hombre bien de barrio, que al principio luce como tolerante y comprensivo, pero a medida que la trama avanza, irá mostrando una cara diferente, donde los ideales políticos, estarán por arriba del todo. Mucho oficio de Alfredo, puesto al servicio de la obra.
El triángulo virtuoso se completa con Patricio Paz, ese hijo profesional, que regresa con un par de verdades en los puños, que no son bien recibidas. Es un joven actor, con mucho carisma, a quien ya elogiamos mucho en anteriores trabajos, recordando especialmente su actuación en La Música del Viento, una entrañable obra del off. Entre dos actores de mucha trayectoria, Patricio logra lucirse y mostrar su impronta, componiendo un personaje muy querible.
La dirección de Santiago Doria es muy efectiva, aprovechando el rico texto de Dalmaroni y las virtudes del muy buen elenco reunido.Debemos destacar asimismo la realización de vestuario de Stella Giorgio, anclado en los sesenta y el diseño escenográfico de Daniel Feijóo y Silvia Bonel, presentando un hogar típico de esos años, con un televisor blanco y negro en el living, algo que resultaba casi un lujo en aquellos años.
En definitiva, una propuesta muy rica llega con Magnífica Desolación, una pieza que en tono de comedia y con mucho de absurdo, nos dejará muchas situaciones para la reflexión, dando espacio en el texto, para remorar a figuras tales como Neil Amstrong, Arthur Miller, Marilyn Monroe y Sidney Poitier, y otras autóctonas como el General Perón, bien presente, en esos años difíciles de Argentina.
Recomendamos la obra, se van a divertir mucho y van a disfrutar de una dramaturgia de alto vuelo creativo, una dirección precisa y tres interpretaciones exquisitas. La mesa teatral está puesta, solo queda llegarse hasta El Tinglado, para disfrutar de esta muy buen banquete.
Pensador Teatral.
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