De William Shakespeare , Dirección y Adaptación de Gabriel Chame Buendia.
Una genialidad la que presenta Chame Buendia con este versión en formato clown y en tono de comedia, de está clásica tragedia escrita en el año 1604 por Shakespeare, dramaturgo y poeta británico, considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más celebres de la literatura universal.
Sin dudas, que hay que tener un talento especial, para animarse a tomar un clásico como Othelo y manteniendo la línea principal del relato trágico, convertirlo en una historia entretenida y descontracturada, en la que el público se sorprenderá y reirá muchísimo a lo largo de toda la función.
Digamos ya que esta versión de Othelo, termina mal, lleva ya cinco años en cartel, con un éxito fenomenal de crítica y público, no solo en nuestro país, donde se convirtió en un fenómeno del off, gracias al poder del boca a boca, sino en el mundo, presentándose en diversos festivales internacionales, siempre sorprendiendo y con una repercusión favorable.
Para quien no conoce, al dueño de la criatura, contamos que Gabriel Chame Buendia, es un talento argentino, que hace más de veinte años, partió a Europa, donde desarrolló una gran carrera, principalmente en Francia y en España. Actualmente reparte sus días entre estos dos países europeos y su Argentina natal, podemos definirlo como payaso, clown, actor, docente teatral, director, por nombrar solo algunas de sus otras credenciales-
Son numerosas las caras que presenta, este artista de raza, un creativo, que entre sus numerosas cartas de presentación, tiene la de haber audicionando entre más de 300 payasos de todas las latitudes y haber sido seleccionado para integrar el staff artístico del mítico Cirque de Soleil, en el que estuvo por seis años, recorriendo el mundo con sus famosos espectáculos.
Conociendo ya sus antecedentes, tal vez se entienda, como se animó a darle una vuelta completa a esta tragedia shakespereana y ofrecernos esta descontracturada versión que nos cuenta la historia, desde un ángulo totalmente diferente, en la que el humor, la creatividad y el teatro físico, son los pilares de esta original construcción.
La trama, es la conocida, Othelo, el moro de Venecia, se casa con Desdémona pese a la oposición del padre de ella, sin tolerarlo, el malvado Yago tejerá una historia de mentiras y de intrigas, que desataran la locura de Othelo, que ciego de celos, desatará el desastre.
Othelo es una tragedia con todas las letras, con amores, traiciones, mentiras, intrigas, celos y muertes, lo sorprendente de esta adaptación es conseguir que todas estos estados estén presentes, pero contados con humor y sarcasmo.
Para conseguir este resultado tan satisfactorio, el autor, se apoya en cuatro actores fabulosos, que desdoblan más de trece personajes, cambiando de sexo, de vestuario y de apariencia, frente al público, que será testigo y disfrutará de las transformaciones, que se irán produciendo en el escenario a la vista de todos y en todo momento, lo que dota de una dinámica asombrosa a la trama..
Las interpretaciones son superlativas, nombremos a los protagonistas, arrancando por Gabriel Beck, como Yago, el villano de la historia, es el que inocula el virus de la duda en Othelo y en la trama es el que lleva la voz cantante, adelantando lo que irá aconteciendo. Impresionantes sus caras, su gestualidad y la conexión que establece con el público, logrando una empatía increíble pese a ser el villano. Una composición brillante la de Gabriel, puede sonar injusto con el resto, pero para nosotros es la mejor actuación de la noche.
El personaje de Othelo, es interpretado por Matías Bassi, que también la rompe, impresionante su fuerza, su energía, su vitalidad y toda esa carga de pasión y odio, que lo llevará al borde la locura. Un trabajo soberbio, la de este tatuado Othelo de nuestro tiempos.
Elvira Gómez, la única mujer del elenco es Desdemona, ingenua, dulce y pícara a la vez, será quien desata la tragedia. Con un timbre de voz muy particular, además será Bianca, Brabancio y Montano. Se luce muchísimo Elvira, en sus múltiples papeles.
Y para el final, nos queda Martín López Carzoglio, quien desdobla una gran cantidad de personajes y hasta se queja en escena por esto. Es el que provoca más risas a lo largo de la noche, con un desopilante Michael Cassio, que por supuesto baila, con un barbado Rodrigo, con el silbador Ludovico y con Emilia, una ama de llaves, con acento cordobés, desopilante composición, que se permite a estar presente en este clásico. Es impresionante el trabajo de Martin, titánico, en un momento hasta llega a enfrentar a dos de sus personajes, hay que verlo en acción, para valorar y disfrutar de su extraordinario trabajo.
Son cuatro excelentes actores, con condiciones para el clown, que entienden a la perfección el juego que propone el director y encuentran terreno fértil, para mostrar su enorme talento.
Ya hablamos de la adaptación, de los actores y ahora hablaremos un poco de esta arriesgada y muy ingeniosa puesta que propone el director. Una escenografía, despojada, compuesta, por unos cubos de madera, unas mesitas, una carpa de playa y unas telas, que gracias a la habilidad de los protagonistas se convertirán en un mar bravío. La clave aquí el ingenio y la muestra cabal, que con sencillez, se puede lograr una escenografía muy efectiva. Detalle importante, el cuadro de Shakespeare colgado a un costado del espacio escénico, que cada tanto recibe algún comentario de los protagonistas, que hacen referencia, con admiración a la pluma del escritor.
El vestuario es también resuelto de manera muy interesante, basta con algunas camisas, corbatas coloridas, vestidos y la incorporación de pelucas y barbas postizas, que van dando nacimiento a los mismos personajes, para darle una gran nota a este rubro.
Por último mencionar, la incorporación de la tecnología en este clásico del 1600, con los actores que cámara en mano, graban algunas escenas de la propia obra, que se reproducen en vivo en una pantalla gigante. Un recurso innovador, impensado para un clásico, pero totalmente válido en esta puesta y siendo otro elemento que la enriquece mucho.
En conclusión, quedamos sorprendidos y encantados por la propuesta de Othelo, que nos ofrece Gabriel Chame Buendia, si bien como dijimos al comienzo teníamos en cuenta los excelentes antecedentes de la obra, realmente las expectativas, fueron superadas, nos reímos muchísimo, disfrutamos enormemente de la puesta y del enorme talento de este grupo de actores reunidos para ocasión, que muestran a lo largo de la obra, que a su talento natural, le suman un trabajo muy aceitado para coordinar todo con semejante precisión y un compromiso absoluto con la propuesta, algo que repercute positivamente en el espectáculo.
Estamos en presencia de una verdadera joyita de nuestro teatro independiente, entre las mejores obras que vimos este año ( y vemos muchas ), una genialidad que nos propone Gabriel Chame Buedia, que nos demuestra que para representar en gran forma una tragedia clásica, no siempre debe tomarse por el camino de la solemnidad, hay caminos menos transitados y mas arriesgados como en este caso y el resultado final, es un espectáculo excelente, que merece nuestro aplauso.
Pensador Teatral.