jueves, 20 de septiembre de 2018

La Federación

Dramaturgia y Dirección de Rodrigo Garcia Aguero . Codirección de Carolina Guareschi.









Jueves 20 30 hs en Vera Vera Teatro ( Vera 108 )

Una interesante propuesta llega al Vera Vera, de la mano de Rodrigo García Aguero, el autor de esta historia, inspirada en hechos reales, que nos hablará de un campeón nacional de tenis de mesa y sus ilusiones. Se puede vivir en busca de un sueño ?? Es sostenible esto en el tiempo ?? El entorno será cómplice de nuestra vocación o nos juzgará por salir de los carriles normales ??

El relato se desarrolla en la década de los 90, en Chivilcoy, pero podría desarrollarse en cualquier cuidad pequeña del interior, donde todos se conocen y nada de lo que se hace pasa desapercibido. Decíamos que la historia, tenía un base real, ya que Rodrigo, el autor de la obra, en su adolescencia, era federado en tenis de mesa y conoció las internas de una pequeña federación, con pocos integrantes, pero con jugadores participando en el Nacional, no tanto por sus virtudes, sino más bien por acción del cupo de representación.










En La Federación, tenemos a Fernando ( Diego Leiser ), que está en su casa familiar, preparando a puro pulmón, su viaje a Buenos Aires, para participar del Torneo Nacional. Todo es artesanal, desde la preparación del bolso, con algunas camisetas gastadas, que resultan una cábala, hasta esa bicicleta que debe preparar para que responda en la ruta, ya que se irá pedaleando desde Chivilcoy a Buenos Aires, porque que no tiene plata para comprar un pasaje en micro.

Fernando busca tranquilidad y concentración, ya que el tiempo corre y tiene que irse pronto, pero no está solo en la casa, allí también vive su madre Teresa ( Marta Montes de Oca ), quien preocupada porque el hijo se viajará en bicicleta por ruta, algo demasiado peligroso y agotador, por lo que intentará convencerlo y ayudarlo para que vaya de otra manera. En este encuentro entre Fernando y su madre, se darán muchas situaciones graciosas y divertidas, que nos resultarán muy familiares, ya que todos conocemos madres como Teresa, que pese a que el hijo tiene ya más de 30 años, lo trata como si tuviera la mitad.

El relato suena cercano y resulta  una buena pintura, de como es la vida en los pueblos pequeños, donde cualquiera de sus habitantes que se destaque en alguna actividad, será tratado como una verdadera celebridad Por eso no extraña, que la gente que pasa por la puerta de su casa, lo alienta a Fernando, deseándolo suerte y los bomberos ya imaginan, el regreso triunfal del hijo pródigo con el trofeo y el obligado paseo en autobomba, por las calles de la ciudad.










Las actuaciones que presenta la obra, son destacadas, quien más se luce, sin dudas es Diego Leiser, quien dá vida, a un apasionado Fernando, que está decidido a dejar de lado todos los contratiempos que aparecen, para presentarse en el torneo. El ping pong, es su pasión, su filosofía de vida y dejará todo, en busca en búsqueda de cumplir su sueño. Nos gustó mucho la actuación de Diego, con un estilo campechano, que lo hace un personaje muy querible.

Lo acompañan en muy buena forma, Marta Montes de Oca, como una madre metida y sobreprotectora, que pese a la tranquilidad y a la intimidad que le pide tener su hijo, no puede con su genio y se inmiscuirá en cada de unos de sus asuntos. Nos divertimos mucho con su personaje y los intercambios con su hijo.

Completan el elenco, Tomas Catania, como Andrés, el encantador alumno de tenis de mesa de Fernando, que se muere de ganar por acompañar a su profe a Buenos Aires, Aldana Ramírez es la seductora madre de Andrés, que parece secretamente enamorada de Fernando, al que mira con cariño. Y por último mencionar a Sergio García, como Rubén, quien está enemistado con Fernando y aparecerá promediando el relato, para crispar loa ánimos de todos.









La puesta que propone el director es íntima, la idea es que el espectador se sienta espiando lo que sucede en esa habitación, con Fernando y su entorno, algo que consigue. Nos gustó mucho el vestuario noventoso, propuesto por Gabriela Varela Laciar que lucen los protagonistas. Hay un buen diseño escenográfico de Gerardo Porión, con los elementos que decoran ese cuarto, aprovechando además las puertas y ventanas que presenta la sala del Vera Vera. Toda la puesta, tiene un carácter de familiaridad y cotidianidad, que colabora con la credibilidad de la historia.

En conclusión, nos divertimos mucho con La Federación y además la obra ayuda a reflexionar, acerca de la importancia que tienen aquellas personas, que a pesar de vivir en una sociedad mercantilista y de consumo, donde ganar plata parece lo único importante, defienden su pasión y sus sueños, pese a saber que será complicado, obtener beneficios económicos que retribuyan el tiempo y el amor, que le ponen a su vocación. Nosotros claramente vemos una clara relación entre el jugador de ping pong y el artista del off, no sabemos si el autor, observó esa relación, nosotros creemos que si.

Desde su estreno, la obra viene agotando localidades, lo que indica que La Federación tiene muy buena recepción del público, que se identifica claramente con la historia y los personajes que la componen. Por eso no extraña, el generoso aplauso que reciben los protagonistas al final de la función, testimoniando que la pieza gustó mucho y que apoyan el sueño que Fernando, defiende con toda pasión.



Pensador Teatral.


domingo, 16 de septiembre de 2018

Yerma ( Hay un niño en la calle )

Libro de Federico García Lorca . Adaptación y Dirección de Roberto Ibañez.








Sábados 17 hs en Teatro Corrientes Azul ( Av. Corrientes 5965 )

Yerma es una de las obras más reconocidas de Federico Garcia Lorca, el célebre poeta y escritor granadino. Su pluma marcó toda una época y en la actualidad, es reconocido como el poeta español más leído de todos los tiempos.

En el caso de Yerma, fue escrita por Federico en 1934 y el dato que debe impactar, es que pese a haber transcurrido más de ochenta años, la obra conserva una vigencia y un atractivo, que solo se explica por la genialidad de García Lorca.








Para quienes no recuerdan la historia, contemos que Yerma, es una tragedia que se desarrolla en un ambiente rural, donde la protagonista de la historia, es una campesina que se ha casado por arreglo familiar, con Juan, un hombre hosco y entregado al trabajo.

Tras dos años de matrimonio, Yerma tiene un deseo irrefrenable de ser madre, se obsesiona con ello, vé como la vida pasa y ella encerrada en la casa, no puede satisfacer sus deseos de maternidad, ya que su marido no muestra interés por tener hijos.
Los deseos se irán convirtiendo en frustración y la vida de Yerma en un calvario, perdiendo la alegría por vivir, ya no tiene deseos de comer, ni duerme por las noches. Su deseo profundo es ser madre y no abandonará nunca esa lucha.








La pieza hace una interesante semblanza del rol de la mujer en una época, con una sociedad machista y patriarcal, en el cual, la mujer solo debía dedicarse a los quehaceres domésticos y en atender al hombre, que es quien debía traer el pan a la casa. No está bien visto que la mujer salga de la casa y mucho menos si es casada. Se le dá una importancia capital al tema de la honra. Los mandatos sociales son fundamentales y deben prevalecer siempre, aunque contradigan nuestros deseos más profundos, mucho más siendo mujer.

Y cuando hablamos de la vigencia de los clásicos, como este de Lorca, esto podemos verlo en forma clara,  en el tema la violencia de género contra la mujer que aparece a pleno en la pieza, siendo algo que viene sucediendo desde hace décadas y con diferentes formatos, se mantiene hasta la actualidad.

Yendo a esta adaptación de Roberto Ibañez, actor, director y novelista tucumano, digamos que su versión respeta en gran parte la pieza original y a su vez, le introduce algunas características particulares, poniendo énfasis en la importancia de la sexualidad en la vida de las personas, presentando una puesta audaz, que tiene mucho componente de corporalidad, con muy buenas coreografías, acompañadas por música andaluza, contribuyendo a la belleza escénica que tiene el espectáculo.








Además se realza la importancia que tiene la mirada del otro, que juzga siempre nuestras acciones, influyendo en nuestro comportamiento, por el miedo al que dirán. Esto lo logra con un coro de mujeres, que seguirán todos los pasos de Yerma y estarán atentas a cada una de sus acciones.

La puesta que logra el director, es atractiva y muy potente, en esto mucho tiene que ver el numeroso elenco que se reunió para la ocasión, absolutamente comprometido con la historia y con una energía muy alta, que llega al espectador.

Arranquemos por la gran protagonista de la obra, nos referimos a Silvana Coppini, que nos regala una fantástica composición de Yerma. Con una entrega y una pasión que conmueven Para destacar su gestualidad, su hermosa y particular dicción y en especial su talento para poder transmitir al espectador, el profundo dolor que lleva dentro su personaje.  Un papel que exige muchísimo y que Silvana, mostrando estar a la altura del protagónico, resuelve en forma magnífica.








Si bien Silvana, es quien está mayor tiempo en escena y se lleva los mayores elogios, está excelententemente acompañada y apuntalada por un elenco, que se luce muchísimo. Arranquemos con la mención de sus componentes.
Roberto Caute, es Juan, ese marido hosco y autoritario, consagrado al trabajo y sin ojos para Yerma y sus deseos. Roberto es el villano de la historia y cumple perfecto su rol.

Se destaca mucho Liguen Pires en el papel de María, amiga de Yerma, pero a que diferencia de ella, puede disfrutar de la maternidad, Liguen es una actriz que nos gusta mucho, destacamos el año pasado alguno de sus trabajos y aquí desde un papel secundario logra destacarse nuevamente.
Cecilia Cabrera, por el contrario, está contenta de no tener hijos y disfruta de esa libertad. Es otra de las muchachas del pueblo y al igual que Liguen, se destaca cada vez que interviene.

Pablo Violiaz, es Victor, el apuesto pastor, porque quien suspira Yerma, pero solo serán suspiros porque su honra, no le permitirá nada más. Muy bueno lo de Victor, que además está a cargo del cajón flamenco, que aporta un aire andaluz a la puesta.









Nonnel Nhoj en el inicio como la vieja pagana y Denise Bell como la bruja Dolores, aportan su experiencia y logran lucirse en esos momentos que tienen protagonismo.

Y no hay que dejar al resto del elenco, las muchachas y lavanderas, que controlarán los pasos de Yerma y murmurarán a sus espaldas. Nos referimos a María Emilia Vidal, Mariela Montes de Oca, Gabriela Branda, Dora Sajevicas y Penélope Arrosogaray. Todas ellas, desde sus roles secundarios, aportan mucho a la puesta, con energía y consiguiendo cuadros muy logrados, siendo fundamentales, para que la puesta sea tan lucida.

Resta mencionar a Horacio Serafini y Marcelo Beltrán Simo, que con el guiño del director, serán las cuñadas de Yerma, dando un toque de humor a una obra, que es trágica.








Se hizo algo larga la descripción del elenco, pero entendemos fue un acto de justicia, hacerlo en detalle, ya que cada integrante, es importante para el conjunto de una obra  que presenta quince actores en escena, un despliegue inusual para el teatro off , siendo esto algo que el espectador sabe valorar.

En cuanto a la puesta de carácter minimalista, hay que destacar su estética y la belleza de imágenes que ofrece. Destacar el diseño escenográfico de Víctor de Pilla, con tres elásticos de cama con ruedas, que se irán moviendo a lo largo de la función, simulando las rejas y la cárcel, a la que está sometida Yerma y las otras mujeres, sometidas por una sociedad patriarcal.  Un recurso muy efectivo y original el dispositivo escenográfico utilizado.

Otro ítem a resaltar es el vestuario, con el color blanco predominando de manera clara. No olvidemos tampoco la presencia de los cantos y la música flamenca, que no podían estar ausente, en una obra de Garcia Lorca.








Yerma, hay un niño en la calle, transita las últimas funciones de la segunda temporada con muy buena respuesta de crítica y de público. Por la calidad del espectáculo, le deseamos larga vida.

Siempre es enriquecedor ver una pieza de Lorca, en este caso, con una adaptación fuerte y actual, que en una puesta potente, que cuida todos los detalles, se suma a magníficas actuaciones, para regalarnos una hermosa tarde de teatro.

Recomendamos la obra y felicitamos a todo el equipo de Yerma, por el amor y la pasión con la que encaran este espectáculo, que es una de las tantas joyitas ocultas, que nuestro teatro independiente, nos tiene reservadas.



Pensador Teatral.



sábado, 15 de septiembre de 2018

La Patada del Camello

Dramaturgia de Sofía González y Sandra Criolani. Dirección de Ernesto Domínguez.








Sábados 21 hs en El Método Kairos Teatro ( El Salvador 4530 )

Una propuesta original y atractiva llega con La Patada del Camello, obra escrita por Sofía González y Sandra Criolani, en su ópera prima como dramaturgas. Y el debut no podía ser más auspicioso, ya que escribieron una pieza sensible y profundamente emotiva.

 Al ingresar a la sala ya notamos que será una noche especial, nos recibe una escenografía con dos butacas de avión, un comisario de abordo y enseguida escucharemos las instrucciones habituales antes de cada despegue, por lo que no quedan dudas, que pronto subiremos al avión de las Aerolineas Minos, con destino a Egipto.







En el viaje que nos propone la obra, acompañaremos a las dos protagonistas de la historia, Candela ( Sofía Isabel González ) y Pilar ( Sandra Criolani ), dos mujeres que en apariencia son muy diferentes entre sí.

Candela es una reconocida artista plástica, exitosa en su profesión, autosuficiente y muy segura de si misma. En cambio su compañera de viaje Pilar, es ama de casa, casada, con una hija y se nota su apego a los mandatos sociales, todo lo contrario de Candela, que luego de charlar unos minutos, le confesará que es soltera y bisexual, algo que parece asustarla bastante a Pilar.

Si bien las mujeres parecen totalmente opuestas, hay algo que las une, ambas parecen estar huyendo de algo, Candela decide tomar el avión, luego de recibir una noticia inesperada sobre su salud y Pilar, parece escaparse de una relación matrimonial, en la que no se siente cómoda. A las dos, se las nota tristes y en algún momento con lágrimas en sus ojos. Ninguna de las dos, tiene un presente feliz.








El vuelo transcurre, con Candela intentando leer o dormir, su compañera de asiento, en cambio se empecina en darle charla y el comisario de a bordo aparecerá ofreciendo la cena. Parece un vuelo común y corriente, pero en determinado momento la pieza, dará un giro inesperado y cambiará por completo.

Es muy importante conservar el suspenso y obviamente dejaremos que el espectador cuando vea la obra, sea quien descubra que sucederá en aquel vuelo, solo adelantamos que se van a sorprender mucho.

Como mencionamos antes, la dramaturgia está muy bien elaborada, las autoras estuvieron más de dos años escribiéndola y se potencia con una puesta sumamente atractiva. Parte fundamental en el proyecto tiene Nesti Dominguez, el director, quien colaboró editando la dramaturgia, formando parte además del diseño y creación de la escenografía y la música.









Vayamos ya a las excelentes actuaciones que presenta, la obra, a Sofia González, ya la habíamos visto destacarse el año pasado en La Música del Viento, una entrañable obra del off y aquí volvemos a destacar su trabajo. Con mucha presencia escénica, bella y con un tono voz grave, le dá a Candela la seguridad y la personalidad, que requiere su personaje, logrando también dar el giro , junto con la obra y mostrarse muy diferente en el último tramo de la pieza, dejando claro su versatilidad. Nos volvió a gustar mucho el trabajo de Sofia.

A Sandra Criolani, es la primera vez que la vemos en escena y su Pilar, parece ser la contracara justa de la exitosa Candela, con un carácter más dulce e ingenuo, resulta un personaje muy querible para el espectador, que compra su calidez. Estupenda la composición de Sandra.

Muy buena la dupla protagónica que conformaron Sofia y Sandra, dos jóvenes actrices con mucho futuro, que logran mucha química juntas. Pero no están solas en escena, son acompañadas por Federico Ferreyra, el comisario de abordo, cholulo de Candela, que desde un personaje secundario, cumplirá un papel clave en la historia.








Yendo a la puesta, la misma es de carácter íntimo, colaborando para ello, la acogedora sala del Kairos, teniendo muchos ítems para destacar, empezando por el diseño escenográfico de Sabrina López Hovhannessiam, simulando el avión y mostrando que sin tantos recursos, pero con creatividad e ingenio, pueden obtenerse grandes resultados, tanto que los espectadores, logran sentirse dentro de un avión. Para ello también colabora un muy bien diseño lumínico.  Por último mencionar, el gran aporte de Sebastián Larena, que en vivo, acompaña con la música original que presenta la obra, enriqueciendo la puesta.

Como conclusión, nos sorprendimos gratamente con La Patada de Camello, contamos solo una parte de la trama, para no revelar aspectos importantes de la obra, que el espectador descubrirá al verla, pero podemos asegurar que la historia además de sorprender, atrapa al público, que por momentos reirá y a medida que la obra avanza, se irá emocionando y porque no derramará alguna lágrima, ya que la obra, en algún punto tiene algo de sanadora y llega al corazón.

La obra desde su estreno viene agotando localidades, lo que indica que el boca a boca está haciendo muy bien su trabajo.  Por eso no contamos más, recomendamos especialmente La Patada del Camello y sugerimos reserven ya sus pasajes, para que magia del teatro mediante, puedan emprender junto a las protagonistas, este fantástico viaje que nos proponen.




Pensador Teatral.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

En Boca de Culpa

Dramaturgia y Dirección de Daiana Fernández.






Miércoles 21 30 hs en Machado Teatro ( Antonio Machado 617 )

Al ingresar a la sala del Machado, ya vemos en el espació escénico a varios jóvenes, vestidos para la aventura de la noche, se los nota exaltados, divertidos, con tragos en sus manos, saltando y bailando, al compás de la música y de luces psicodélicas que dominan el ambiente. Son cuerpos en movimiento, con mentes entregadas al placer.

Dá la impresión, que están en una disco, pero enseguida la cuestión, se aclara, la mayoría de los actores desaparece y en escena, solo quedan dos de ellos. Ahí nos enteramos, que no era un boliche lo que veiamos. Es la opulenta casa de Felipe  y se está festejando su cumpleaños. Es una fiesta sorpresa que lo organizó su novia Victoria.







Hay muchos invitados al cumpleaños, la mayoría amigos de la infancia, algunos con sus parejas y quieren pasar una noche divertida. Pero en ese ambiente de fiesta y de descontrol, no todo es tan real como parece. Se nota que hay tensiones del pasado dando vueltas y deseos reprimidos, que quieren aprovechar las sombras de la noche para aparecer.

La obra pone al descubierto, como muchas veces gobiernan las apariencias, hay que mostrarse contento, algo muy típico de las redes sociales, siempre felices con nuestras parejas, hay que vender una imagen de armonía, para ese otro que nos mira y nos tiene que ver bien, exitosos y si nos envidian mucho mejor. Pero cuando dejan de mirarnos y las máscaras se caen, quedan al descubierto los problemas y las dificultades, que todo tenemos y como en verdad esas relaciones que parecen perfectas, muy lejos están de serlo.

No contaremos más, dejaremos que el espectador descubra lo que sucederá en una noche agitada, donde aflorarán conflictos familiares, secretos del pasado y el alcohol actuará como liberador, para que afloren los deseos y las pasiones más íntimas.








El despliegue escénico es importante y más para un proyecto absolutamente autogestionado como este. Es la primera obra de la Compañia Culpas, nacida en 2017, por jóvenes actores y actrices formados en la EMAD, que luego de realizar varios trabajos colectivos, se animaron a dar el gran paso y encararon este proyecto, llamado En Boca de Culpa, con texto original y dirección de Daiana Fernández.

Son nueve los actores en escena, jóvenes todos ellos y la mayoría, dando sus primeros pasos dentro de la actuación y el balance es muy positivo. Si bien es cierto, que hay una variedad logica de registros y algunos logran destacarse más que otros, ninguno desentona, se los nota desenvueltos y todos se muestran muy arriba en energía y entrega. Componen personajes con rasgos diferenciados y cada espectador seguro tendrá sus favoritos.

Nosotros con el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a quienes más nos gustaron. En primer término, mencionar a Nahuel Monasterio como Felipe, el cumpleañero y anfitrión, que pese a ser el agasajado, no parece muy contento de tener algunas presencias en su casa. Termina siendo el más simulador de todos. Muy buena su interpretación.








Su prometida Victoria, es interpretada por Camila Rabinovich. Impacta su belleza y su sensualidad. No parece corresponder el amor que Felipe siente por ella y teje una relación algo extraña con su hermano  Se destaca mucho Camila.

También nos gustaron muchos los trabajos de la pareja formada por Clara ( Catalina Fusari ) y Juan ( Axel Hahn ). Están juntos, pero no queda muy claro porque, se nota que hace tiempo no están enomorados. Ambos tienen espacio para lucirse durante el relato y lo aprovechan muy bien.

Úrsula ( Candelaria Pasini ) y Romina ( Gina Daffonchio ) emanan sensualidad y son deseadas por los otros hombres de la fiesta. Logran transmitir el sex appeal, que requieren sus personajes y están muy bien en sus papeles. Facundo ( Fabian Fuentes ), con su aspecto recio y varonil, levanta suspiros de la platea femenina. En tanto que Matías ( Facundo Naves ) y Julián ( Christian Chen Serna ) componen personajes entrañables y son los más graciosos.









Finalmente mencionamos a todos los chicos y creemos es un acto de justicia, ya que con la diferencia de registros que mencionamos, todos demuestran estar a la altura y con una energía bien arriba, algo muy bien valorado por el público.

Sorprende positivamente el excelente diseño escenográfico que presenta En Boca de Culpa, aprovechando al máximo las posibilidades que ofrece el Teatro Machado ( situado bien cerca del Parque Centenario ), creando diferentes ambientes de la casa, que permiten desarrollar escenas en simultaneo. Destacar especialmente ese baño que será muy concurrido a lo largo de una noche, donde abunda el alcohol y los excesos.
Además hay una barra de tragos y un tablero de dardos, que otorgan una estética muy moderna y original a la puesta. Este diseño escenográfico, de Mariano Castillo y Sofia Davies, que destacamos, confirma, que muchas veces, sin recursos económicos, pero con alta creatividad, se consiguen muy buenos resultados.

Otros ítems a destacar,  son la música original de Banda la Caída y el vestuario de Ayelén González Pitta, con tapados, tacos, sacos y ropa bien a la onda de la movida nocturna.










En definitiva, estamos ante una propuesta muy interesante de la Compañía Culpas, una obra que nos muestra el espacio que le damos en nuestras vidas a las apariencias, relaciones falsas y como la noche con sus adicciones, es una forma de liberación, para que aparezcan deseos reprimidos y se deje de lado la moral. Y es sabido, que cuando la moral, queda de lado, los peligros y las tentaciones aparece.

Desde este sitio, celebramos siempre la aparición de gente joven en nuestro teatro, que con mucho empuje y entusiasmo, aún en etapas complicadas como estas, siguen apostando al arte y le dan mucho aire fresco a nuestro teatro off.

El lleno total en la sala y los aplausos sostenidos del público al final de la función, resultan un justo reconocimiento a estos jóvenes artistas, que nos invitan a una fiesta de cumpleaños glamourosa y algo descontrolada.




Pensador Teatral.



domingo, 9 de septiembre de 2018

Almacenados

Dramaturgia de David Desola y Dirección de Susana Hornos.








Domingos 17 30 hs en La Carpintería Teatro ( Juan Jaures 858 )

Una obra que llega con acento español a la cartelera porteña, escrita por el catalán David Desola, prolífico dramaturgo catalán, con numerosas obras exitosas a lo largo de su carrera, nos presenta Almacenados, que tuvo enorme suceso en España, en versión protagonizada por José Sacristán, con enrome respuesta de público y de críticas.

La pieza que habla del mundo del trabajo, tiene una universalidad, que hizo que se represente en México, Perú, Costa Rica, Uruguay y Polonia, por mencionar solo algunos países. En esta oportunidad llega a La Carpintería de la mano de la talentosa Susana Hornos, directora y actriz española, con muchos vínculos en Argentina, que es sin dudas su segunda patria.








Almacenados fue escrita por Desola, en momentos que estaba buscando trabajo y en su país, el paro tenía cifras inquietantes. Lamentablemente los problemas de empleo, son comunes por estas latitudes y tal vez por ello, la obra tiene tanta vigencia y nos resulta tan cercana.

En un contexto complicado, con muchos postulantes para pocos puestos, el trabajo en vez de convertirse en un medio para ganarse de vida, se transforma en una obsesión, en un bien a conservar de cualquier manera, sin importar lo que debamos hacer a tal fin, incluyendo situaciones absurdas que tomamos como naturales.

Almacenados, se desarrolla en un depósito donde Lino, interpretado por Horacio Peña, arranca su última semana de trabajo, ya que en cinco días se jubilará, luego de 40 años en la empresa. Siempre en ese almacen, donde se reciben mástiles de barcos. Estuvo 11 años como aprendiz y 29 años sólo allí, como encargado de depósito.








En su última semana de trabajo, deberá capacitar al joven Nil, encarnado por Juan Luppi, que será su reemplazante. En esos 5 días, deberá capacitarlo y explicarle todos los secretos del trabajo, ya que la próxima semana, el joven deberá estar a cargo del depósito, sin su ayuda..

El choque generacional es evidente, Lino no parece muy contento de tener que jubilarse y encima dejar su puesto a un jovencito, que no parece capacitado para asumir tamaña responsabilidad. En ese inicio de relación, hay un evidente choque generacional, reina la desconfianza entre ambos. Lino es obsesivo con el trabajo y respeta a rajatablas los procesos, todo está establecido, nada puede cuestionarse, hay que cumplir las tareas como se viene haciendo a lo largo de años y  por lo tanto, no tiene sentido, cuestionar las tareas que si se hacen de determinada manera, seguro que es por alguna razón. En cambio Nil, es un millenian, que si bien respeta al mayor, tiene una mirada cuestionadora.

No vamos a contar mucho más, para mantener el suspenso, solo adelantaremos que veremos situaciones muy graciosas, entre ese viejo empleado mañoso y el joven recién llegado, que al principio está callado, pero con el correr de los días de esa semana decisiva y al ver que el teléfono no suena y los camiones con los mástiles para descargar no llegan, comenzará a preguntarle a un Lino, que no tienen muchas ganas de dar respuestas, por la carga de trabajo en ese depósito donde están asignados.








Como dijimos,  la pieza tiene momentos hilarantes,  desopilantes, que generan muchas risas en los espectadores, aunque la obra no es una comedia, las situaciones graciosas y por momentos absurdas, se generan de manera continua, realzadas por el gran trabajo de los protagonistas.

Horacio Peña, es el puntilloso Lino, que cumple a rajatabla las normas y es más, hasta se impone reglas más estrictas que las dictadas por la empresa, siendo como se dice más papista que el papa y exagerando la disciplina. Horacio es un actor exquisito. Quien escribe estas lineas, todavía recuerda su trabajo en Decadencia, hace más de 10 años en el Teatro San Martín con Ingrid Pellicori y desde ahí sigue sus trabajos.. Dueño de un histrionismo y una versatilidad admirable, Peña es un animal de teatro y aquí la directora, le brinda un espacio amplio para su lucimiento. Soberbia su interpretación y un placer verlo.







Su coequiper, es Juan Luppi, un joven actor, a quien vimos lucirse el año pasado en La Forma de las Cosas, resulta la  contracara perfecta de Horacio, con un estilo desafiante a las reglas establecidas. No se amilana de compartir el protagónico con Horacio, por el contrario se hace fuerte en el escenario, marcando las diferencias generacionales. Gran futuro el de Juan, se nota su buena madera.

Realmente un acierto de la directora la elección de la dupla protagónica, que con mucha química, logran darle muy buen recorrido al vínculo humano, tal como pide el texto.







La puesta que propone Susana es minimalista, con una escenografía desprovista y con pocos elementos formando parte de la escena, una máquina para fichar, un escritorio con solo una silla y poco más. Debemos destacar el uso de la luz y la oscuridad, para separar las escenas, al igual que los sonidos y la música original de Leandro Calello, que acompañan las acciones.

Almacenados no baja línea respecto del mundo del trabajo, al contrario, invita al espectador a que se cuestione el mismo, mediante algunas situaciones que pueden parecer absurdas o exageradas, pero que nos muestran la alienación que reina actualmente en muchos sitios de trabajo, donde el miedo a quedarse en la calle, dispara comportamientos que pueden resultar graciosos, pero que en verdad denotan un instinto de supervivencia.








Como conclusión, digamos que confluyen un guión entretenido y actual, una puesta cuidada y muy divertida, con dos interpretaciones excelentes, que hacen que Almacenados, sea una propuesta que además de disfrutarse mucho, nos invitará a reflexionar y a mirar internamente, cuanto tenemos de Lino nosotros y cuantos reconocemos en nuestros trabajos.

Párrafo especial dedicado a Susana Hornos, estamos muy contentos, de verla saliendo adelante y demostrando su talento y pasión por el teatro, esperando pronto su retorno al escenario, ya que es una actriz increíble.

Los aplausos prolongados con que el público que colmó la sala, despide a los protagonistas al final de la función, resulta un justo reconocimiento a la entrañable tarde de teatro vivida.




Pensador Teatral.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Un Hombre Civilizado y Bárbaro

Dramaturgia y Dirección de Raúl Serrano.








Sábados 21 hs en Teatro del Artfacto ( Sarandi 760 )

El prolífico Raúl Serrano, vuelve a la escena teatral y debemos celebrarlo. El dramaturgo, director y docente teatral, nacido en Tucumán, hace 84 años, sigue mostrando su vigencia, trayendo esta hermosa obra, que nos hablará nada menos, que Domingo Faustino Sarmiento, una de las figuras más destacadas que dió Argentina y como no podía ser de otra forma, también una de las más discutidas.

Serrano con más de 70 obras en su haber, es una personalidad dentro del mundo teatral y tiene una vida riquísima, en su Tucumán natal descubrió si amor por el teatro, de allí se fue a Rumania, país en el que vivió diez años y al retornar a Argentina, se afincó en Buenos Aires, donde fundó y dirigió la Escuela de Teatro de Buenos Aires, sede también del Teatro del Artefacto, en el que se formaron cientos de actores, entre ellos Manuel Callau y Alejandro Awada, por nombrar arbitrariamente, solo a dos de ellos.









En los últimos años escribió numerosos libros relacionado con la profesión de actor, siendo su palabra siempre muy respetada. Vuelve a dirigir luego de cinco años. Sus obras generalmente tienen puntos de contacto con la realidad y la historia de nuestro país. En este caso, como Un Hombre Civilizado y Bárbaro, completa una trilogía, que se había iniciado con una pieza sobre Juan Bautisita Alberdi, una segunda referida Juan José Castelli, escrita por Andrés Rivera y la frutilla del postre, en este caso es nada menos que tomando la figura de Domingo Faustino Sarmiento.

Una de las figuras más emplemáticas de nuestra historia, Sarmiento nació en un hogar muy pobre de San Juan y gracias a su pasión y determinación, llegó a convertirse en una de las personalidades más destacadas que dió el país,  Político y estadísta, llegó a ser Presidente, pero sin dudas su sello distintivo, fue el de la educación, ese siempre fue su norte.








Padre del aula, Sarmiento siempre supo la importancia que debía tener el desarrollo de la educación pública, como pilar para el crecimiento del país. Sin dudas, fue un hombre de acción, una topadora,  que supo llevar adelante sus ideas. En los seis años de su mandato presidencial, se crearon 800 escuelas que triplicaron la matrícula de alumnos. La Ley de Educación, que establecería la Educación pública, obligatoria, gratuita y laica en el país, votada en 1884 bajo la presidencia de Julio Roca, lo tuvo como su ideólogo e impulsor.

La vida de Sarmiento fue intensa y sus aportes al desarrollo del país fueron numerosos, durante su gobierno, se extendió la red ferroviaria y caminera, se fundaron importantes diarios como La Nación y La Prensa, favoreció la llegada de inmigrantes, realizó el primer Censo Nacional de Población, creó el Cementerio de Chacarita, el Zoológico y Jardín Botánico, la Escuela Naval, el Colegio Militar, el Servicio Meteorológico Nacional y así podriamos seguir todo el día.

El mérito de Serrano, es sacar a Sarmiento del bronce y mostrar su lado humano, desacralizarlo, quitarles esa aura de héroes intachables y mostrarlo como hombre, con sus pasiones y sus contradicciones, sin que esto pueda opacar en algo su condición de prócer, pero logrando tener de  una imagen más creíble del hombre que fue..








Para conseguir esto, el autor tuvo la enorme suerte de encontraren Mario Moscoso,  el intérprete ideal para convertirse en el gran educador, con un parecido físico que impresiona y sobre todo con una entrega y una pasión para llevar adelante el personaje, que emociona y conmueve. Brillante el trabajo de Mario, que deja con boca abierta al espectador, por tamaña representación.

La labor de Moscoso es excelsa, logrando romper la cuarta pared que lo separa del público y generando una empatía notable La dramaturgia nos propone estar presentes en los últimos minutos de la existencia de un Sarmiento, que se debate entre la vida y la muerte, siendo consciente de ello y por lo tanto, desfilando antes sus ojos, los momentos más importantes de su vida y principalmente sus afectos.








Por eso Mario no esta solo en escena, en esos momentos póstumos, no quiere estar solo y convocará a sus  seres más queridos. Allí es donde aparece María Belén Robin, que aportará belleza y sensibilidad a la pieza, recreando a las mujeres más importantes en la vida de Sarmiento, como Aurelia Velez Sarfield ( su amiga y amante )  Benita ( su esposa )  y su madre Paula Albarracín. Nos gustó mucho lo de María Belén, que dotando de mucha emoción a sus personajes.

Y por último mencionar a Eduardo Perilli, que será su hijo Dominguito y gracias a la magia del teatro, también un personaje que desde el futuro, interpelará las acciones de Sarmiento, en un muy buen guiño creativo que el autor suma a la obra.

La puesta es íntima, en esa habitación poblada de libros, con un banco de escuela y elementos tienen relación con la vida del sanjuanino más ilustre. Destacamos el vestuario de época de Julieta Iribe, que aporta distinción a la puesta, así como el diseño de luces, en manos del mismo Serrano, que acompaña los diferentes climas que transita la obra.









En definitiva, el autor consigue su objetivo de sacar al prócer del obra, trayendo a un Sarmiento humano y apasionado, sin juzgarlo, se lo presenta para que el espectador vea alguna aristas de su vida y reflexione sobre la importancia que tuvo su figura a lo largo de nuestra historia, donde más allá de algunas polémicas sin mucho sentido, no hay dudas que fue un luchador por sus ideas y un hombre de acción, que dejó un legado muy importante a las generaciones venideras

Sin dudas fue una noche de emociones, disfrutamos la vigencia de un autor como Raúl Serrano, que con sus jóvenes 84 años, sigue mostrando la vigencia de su exquisita pluma y su amor por el teatro independiente, en este caso, con el apoyo de un elenco que con pasión, se muestra muy compenetrado con el proyecto.

Por todo lo mencionado, solo queda recomendar fervorosamente Un Hombre Civilizado y Bárbaro, una excelente propuesta de nuestro teatro off, que nos regala una noche del mejor teatro y cumplidos 130 de años de su muerte, homenajea a un Sarmiento, que tanto hizo por nuestra Argentina y dejó la presidencia sin tener casa propia, muriendo en el Paraguay, en la misma condición de pobreza en la que nació.

No hay dudas, que si el país, hubiera tenido muchos más hombres con la determinación de Sarmiento, otra sería la suerte de Argentina hoy, por eso celebramos que un maestro del teatro, como Raúl Serrano, haya recordado en esta obra, al maestro de la patria.




Pensador Teatral,





viernes, 7 de septiembre de 2018

Las Encadenadas

Viernes 21 hs en Abasto Social Club ( Yatay 666 )









Dramaturgia y Dirección de Juan Mako.

El teatro independiente entre muchas de sus virtudes, tiene la de presentar una variedad de temas inagotable, en este caso, la obra escrita y dirigida por Juan Mako, Licenciado en Dirección Escénica en la UNA, nos acerca al recuerdo de la trágica desaparición del pueblo de Epecuén.

Su historia genera una atracción y un magnetismo que se explica por la singularidad de lo acontecido. Para aquellos que no recuerdan, contemos brevemente que Villa Epecuén, era un pueblo turísitico, fundando en 1921 a orillas del lago Epecuén ( uno de los 6 lagos que componen el sistema de lagunas encadenadas del oeste ), que gracias a las propiedades curativas de sus aguas, se había convertido en uno de los balnearios preferidos de la aristocracia bonaerense.










En su época de esplendor, allá por la década del 70, la villa llegó a recibir más de 25.000 turistas cada verano, además de ser centro de inversiones hoteleras y comerciales. Era una localidad en auge y su futuro parecía promisorio, pero ese crecimiento desmedido y mal planificado, iba a terminar siendo el comienzo del fin.

En Noviembre de 1985, una inundación provocada por copiosas precipitaciones, que hicieron crecer el nivel de las aguas del lago, sumado a una sudestada y a la falta de obras, entre otros factores, confluyeron, para que el terraplén, que contenía las aguas del lago cediera y el pueblo comenzara a inundarse, a razón de un centímetro por hora y en dos semanas, luego de una inexorable agonía, los 1.500 habitantes debieron abandonar sus casas, en una mudanza dolorosa y forzada, convirtiendo a su ciudad, en un un pueblo fantasma, ya que Epecuén permaneció más de 20 años bajo las aguas y solo después de muchos años, cuando finalmente las aguas bajaron su nivel, quedaron al descubierto la ruinas de un pueblo, que quedó destruido por la salinidad de las aguas.








Se hizo algo larga la introducción, pero como advertimos la historia tiene un magnetismo muy particular, pensamos que era enriquecedor, para el lector, recordar un poco lo sucedido, con el pueblo y con los habitantes, que debieron emigrar.

Digamos por último, que el destino de la mayoría de sus habitantes, fue Carhue, ciudad situada a 7 kilometros y en la que justamente nació el abuelo del autor de la obra. Sin duda los recuerdos y anécdotas familiares, obraron como disparador para que Juan, tuviera la magnífica  idea, de construir un relato ficcional, basado en aquella tragedia, que provocó que mucha gente muriera de tristeza, por el desarraigo y por ver como muchos de sus sueños, desaparecían bajo el agua.

En Las Encadenadas, las acciones de desarrollan en el cementerio municipal de Carhue, donde dos mujeres, trabajan de manera rutinaria y asfixiante, cremando cuerpos en un horno que no funciona de la mejor manera, como pueden imaginar un trabajo nada agradable.










Una noche de tormenta, en la que Esther ( Cecile Caillon ) a cargo del horno y Graciela ( Mónica Driollet ), encargada de las tareas administrativas, querían terminar ya la larga jornada laboral para irse casa, ven interrumpida sus charlas habituales, por un sorpresivo llamado de Arizmendi ( Claudio Depirro ), el jefe de ambas, que les avisa que pasará por el cementerio, para comunicarle algo importante a Esther, ella debía esperarlo sola.

La llamada de Arizmendi a esas horas no era habitual, se lo escuchaba raro en el teléfono y mucho menos común era la anunciada visita, pero hasta allí contaremos, el espectador cuando vea la obra, descubrirá cuales son las misteriosas razones que tiene el jefe, para querer ir en plena noche de lluvia al cementerio. Solo adelantaremos, que a partir de su visita, la pieza dará un giro brusco y se formará una atmósfera de tensión y suspenso muy logrado.










La obra que tiene un innegable carácter documental, ya el autor luego de hacer un muy buen trabajo de investigación, consigue incorporar a la trama, numerosas referencias geográficas e históricas, que le otorgan mucha potencia al relato, que además de contar con una dramaturgia bien construida, se sostiene por las excelentes interpretaciones, de los protagonistas, que componen sus personajes con rasgos bien marcados.

Arranquemos por Cecile Caillon, ella es Esther, una mujer temperamental y algo ruda, que vivió en Epecuén en aquellos momentos finales  y aún hoy, pasados 30 años de la tragedia, lleva muy presentes los recuerdos suyos y de su familia en aquellas jornadas tan dolorosas. Gran trabajo de Cecile, con mucha presencia escénica.

Su compañera de trabajo y amiga, es Graciela ( Mónica Driollet ), parlanchina y más dada, no vivió en Epecuén y tiene un pecado, grave e imperdonable, a los ojos de Esther, tener una amiga de Guaminí, la ciudad a la que muchos habitantes de Epecuen, culpan de la inundación.
Nos gustó mucho la composición de Graciela, realmente muy lograda, hay que verla.










Admirable como se complementan las dos actrices, con personajes con características muy opuestas, que pese a sus diferencias, son muy buenas amigas.

El triángulo, se completa con el misterioso Arizmendi ( Claudio Depirro ), es el Director del Cementerio y jefe de las chicas. También fue habitante de Epecuén y los fantasmas del pasado aún hoy rondan su mente. Un personaje clave el de Arizmendi, no vamos a contar más de el, solo destacar su actuación.

Realmente las tres interpretaciones son muy buenas, se los nota totalmente compenetrados con la historia y le imprimen un gran realismo a sus personajes, que hacen muy atractiva a una trama, que además de entretener al espectador en todo momento, generan un clima de suspenso, que se mantendrá hasta un final, que tendrá emociones fuertes.









La puesta es muy cuidada y tiene elementos que hay que resaltar, arrancando por un diseño escenográfico muy logrado,  el igual que el diseño lumínico de Alejandro Le Roux, en donde la penumbra de la noche tiene su protagonismo y el diseño sonoro que ambienta magníficamente la historia.

En conclusión, teníamos muchas expectativas antes de ver la obra  y las mismas fueron ampliamente superadas, ya que el autor, representa manera efectiva y muy seria el recuerdo de Epecuén, poniendo el foco en el aspecto humano, en aquellos recuerdos que quedaron sumergidos, vidas perdidas y reflejando la tristeza que quedó flotando en el ambiente.

Nos gustó mucho Las Encadenadas y por eso la recomendamos. Confluyen una dramaturgia original y  muy rica, una puesta sumamente atractiva y magnificas actuaciones. Por todo lo dicho, disfrutamos de una noche de teatro off en estado puro, hecho que nos genera un enorme placer.


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Pensador Teatral.