domingo, 5 de mayo de 2019

De Ilusiones se Vive.

Domingos 20 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )








Dramaturgia y Dirección de Paula Marrón.

Es una satisfacción personal, confirmar que aunque veamos mucho teatro cada semana, cuando encontramos una pieza dotada de la sensibilidad, con la que cuenta, De Ilusiones se Vive, nos vamos a emocionar y lagrimear largo rato con una obra tan bella, que sin dudas sabe como llegar al corazón del espectador.








La historia que nos acerca Paula Marrón, es simple, cercana y profundamente emotiva, ya que nos hablará de la vida, de como percibimos al mundo, cuando la salud ya no nos responde como antes y pensar en el futuro resulta quimérico. Además nos hablará de vínculos, de la soledad y de como muchas veces, nos cuesta exponer nuestros pensamientos más profundos. Una coraza nos envuelve y parece que los sentimientos, solo pueden salir a la luz, cuando notamos que el tiempo nos juega en contra.

Al entrar a la sala, no tenemos dudas que estamos en un cuarto de hospital, vemos que en una cama hay una señora mayor en camisón, se la nota inquieta, escuchando la radio y tratando de que el tiempo transcurra lo más rápido posible, en esa fría e impersonal habitación. En breve se incorporará a la escena, un hombre joven, que la visitará asiduamente, aprovechando para traerles algunos objetos,  que pueden hacer más llevadera la estadía de la mujer allí, suponiendo que esto fuera posible.








De entrada no tenemos pistas, de la enfermedad que aqueja a aquella mujer, ni tampoco el vínculo que lo une con aquel joven. Queda claro que la mujer no está a gusto allí, se la nota fastidiosa e irritable, quiere irse cuanto antes a su casa, pero sabe que de momento no podrá hacerlo. El joven es tierno y muy comprensivo, le trae libros, bizcochos de grasa y es extremadamente amable. Pese a todos estos estos, la señora no logra salir de ese grado de crispación que la invade y por momentos parece tratarlo con desdén.

La rutina de visitas, parece no tener  grandes cambios, hasta que un día el joven la traerá una carta, que cambiará por completo el ánimo de ambos y el horizonte de aquellos encuentros. Un viaje a la ciudad de 9 de Julio, asoma para las próximas semanas y entonces todo parece cambiar en ese frío cuarto, de pronto hay mucho para hacer, la ilusión se renueva y ambos planificarán acerca de ese futuro cercano, que les permite soñar.

Y hasta allí contaremos, es importante mantener la intriga, por ello vamos a dejar que cuando vean la obra descubran, que sucederá en los días venideros y si finalmente ese planeado viaje a 9 de Julio, será tan feliz, como imaginan.








La trama fluye de manera cálida y amena, esto se explica por la fina dramaturgia y también por las fantásticas  actuaciones que ofrece la obra, de la mano de la dupla protagónica formada por María de Cousandier y Fausto Guerra.

Las virtudes de María ya las habíamos elogiado, el año pasado en Un Puma todo Dorado, una entrañable obra del off . Aquí nos vuelve a mostrar todo su oficio y versatilidad, en una actuación deliciosa. Una actriz de gran experiencia y muy talentosa, que aquí se adueña del papel, con una sensibilidad y una presencia escénica que se disfruta enormemente. Extraordinaria la labor de María de Cousandier, cuando vean la obra, les aseguramos, que van a coincidir con nosotros en los elogios.








A Fausto Guerra, es la primera vez que lo vemos y resultó una gran revelación. Histriónico,  melancólico y con una gestualidad muy lograda, compone un personaje que emana ternura y bondad a cada paso, generando mucha empatía con el público.

Dos estupendas actuaciones, que gracias a la generosidad de la autora,  tienen  reservados momentos para el lucimiento individual y se potencian en el conjunto, mostrando una química y una conexión, entre ellos que agrega mucho valor a la trama.

La puesta que ofrece la directora es íntima, la cercanía de los espectadores con los actores, es algo que se disfruta enormemente, ya que no se pierde detalle de cada mirada y cada gesto de los protagonistas, algo que cuando las interpretaciones son tan destacadas, como en este caso, se valora muchísimo.








Es la primera vez que estamos en la sala del segundo piso de El Camarín de las Musas y aquí debemos señalar, algo positivo y algo negativo,  por su tamaño y el ventanal de fondo, contribuye, mucho a la atmósfera de intimidad que la trama pide, lo negativo, es ruido de las conversaciones que provienen del bar del teatro, y que en algunos momentos se torna molesto. En este caso la enorme solvencia de los actores y lo atrapante del texto, hacen que este detalle se deje en un segundo plano, pero queremos mencionarlo, ya que es un tema que la sala debería corregir, por respeto al público y a la actores.

La puesta tiene algunos ítems a destacar, como por ejemplo el siempre acertado diseño escenográfico de José Escobar, recreando esa fría habitación de hospital, con algunos detalles personalizados ( como la biblioteca ) y hay un destacado diseño lumínico de Ricardo Sica, jugando con la luz tenue y la oscuridad, para separar las distintas escenas.










En definitiva, nos llevamos una gratísima sorpresa con De Ilusiones de Vive, una obra sensible, que nos hablará de la vida y también de la muerte, explorando la delgada la línea que muchas veces separa ambos estadíos.. Además la pieza, tiene una profundidad, que nos invita a reflexionar, acerca de los vínculos, de la soledad y de como muchas veces nos quedamos sin decir lo que pensamos  y postergamos sueños, hasta que llegamos a situaciones límite, donde ya puede ser tarde, para modificar la realidad.

En nuestra opinión, De Ilusiones se Vive, es una de esas joyitas escondidas que el teatro independiente siempre tiene reservadas, esto se debe a una dramaturgia delicada, que sin recurrir a golpes bajos, llega al corazón del espectador, de la mano de dos actuaciones magníficas. Los aplausos prolongados y cargados de emoción, que el público les regala a los protagonistas al final de la función, resultan un merecido corolario, a la hermosa noche teatral vivida.



Pensador Teatral.


sábado, 27 de abril de 2019

Un Ojo en la Cara

Dramaturgia de Laura Mosquera y Dirección de Sandro Mlynkiewicz.









Sábados 20 hs en Paraje Artesón ( Palestina 919 )

Emotivo y sensible texto escrito por Laura Mosquera, que nos acerca una historia de amor y de militancia, de una joven pareja, que en plena dictadura a fines de los setenta, planifican una vida juntos, proyección que se verá interrumpida brutalmente por el horror de un régimen, que los separará y abrirá heridas, que pasados muchos años, aún no cicatrizan.










"El problema que tuvimos las parejas de los 70, fue que necesitábamos tanto cuidarnos las espaldas, que nos olvidamos de mirarnos a los ojos " . Esta elocuente frase escuchada por Laura, fue la que sirvió de disparador, para escribir esta fuerte historia de amor, de compromiso, de dolor, pero también de búsqueda sanación en el presente.

La obra, que transita su segunda temporada, con muy buen suceso, se inicia con una escena fuerte y perturbadora. Una pareja mayor, sentada espalda contra espalda, llevando cada uno un espejo, con el que se observan a través del reflejo del mismo. No logran mirarse a los ojos, hay algo que los distancia, el ambiente es tenso, el pasado no fue fácil y dejó sus secuelas. La mujer se nota enojada y marca la distancia, tanto es el rencor, que no puede soportar mirar a los ojos, a su compañero. El espectador desconoce los motivos, aunque algo intuye,







Para salir de esta frío presente, deberán evocar el pasado, recordar aquellos años, cuando eran jóvenes luchadores, militantes e idealistas, compartían ideas y los unía el amor. El destino prometía mucho, hasta que llegó el horror y las ilusiones de felicidad eterna, se derrumbaron como un castillo de naipes.

El texto juega de manera  inteligente y atractiva, con la pareja mayor del presente y ellos mismos de jóvenes, pero muchos años antes. Dialogarán entre ellos, se darán consejos y tratarán de reflexionar sobre ese pasado amargo, para reescribir un mejor presente. Podrán lograrlo ?? Es posible entender la situación del otro, ponerse en su lugar y poder perdonar de corazón ?? O el rencor será tan fuerte, que el amor pudo quebrarse para siempre ??  No vamos a responder esas preguntas, dejaremos que cuando vean la obra, descubran que sucedió finalmente con esta pareja.







Debemos destacar especialmente,las actuaciones que tiene la obra, todas ellas muy comprometidas con la historia. La pareja del presente, la conforman Laura Mosquera, la propia autora y Rubén Cohen, ambos aportan su experiencia al servicio de la obra, componiendo personajes sensibles, que reflejan dolor y a la vez un amor profundo, que perdura a través de los años. Nos gustaron muchos sus actuaciones.

Mariano Madrazo es el muchacho del pasado, el que tuvo miedo, hizo lo que pudo, aunque sabe que debió hacer más. Muy bueno lo de Mariano.
Para el final dejamos a Natalia Pascale, la chica del pasado, la militante que sufrió en carne propia la violencia de la dictadura y que ahora debe convivir con el dolor. Natalia es una joven y talentosa, actriz, a quien ya elogiamos por trabajos anteriores. Comprometida y habituada a papeles que requieren mucha entrega física y emocional, siempre disfrutamos mucho viéndola en escena y aquí,  nos vuelve a regalar una magnífica interpretación,

La dirección de Sandro Mlynkiewicz, colabora al lucimiento del elenco, con una puesta despojada desde lo escenográfíco y muy rica desde lo visual, bella desde lo estético, con un destacado diseño lumínico de Víctor Olivera, que es importante para generar los diferentes climas y el original recurso de esa pantalla como fondo, donde se proyectan imágenes, que no son testimoniales, sino que incorporan a los actores, a las mismas.








La obra es fuerte y emotiva, movilizando al espectador sin recurrir nunca al golpe bajo, con un enfoque original, ya que si bien existieron, varias obras que nos hablan de los horrores de la dictadura, en Un Ojo de la Cara, la autora pone la lupa en lo humano, en el amor en esos tiempos difíciles, resultando muy valioso, el mensaje que transmite la autora, eligiendo no quedarse solo en el dolor y recuerdo de los protagonistas, por un pasado ingrato, sino plantear una mirada esperanzadora, de cara a lo que viene, logrando tomar fuerzas de los lánguidos momentos vividos, para reinventarse, en un presente y un futuro, que debe encontrar a estos seres, juntos y unidos, ganando la batalla, contra esos victimarios, que desearían verlos abatidos.

El emocionado aplauso, con que los espectadores, despiden a los actores al término de la función, es una clara demostración, que la obra llegó al corazón de los presentes, colaborando a no perder la  memoria, acerca de un pasado, que no debe volver, pero sin dejar de pensar, en un futuro esperanzador.



Pensador Teatral.


viernes, 26 de abril de 2019

El Trinche

Dramaturgia de Jorge Eines y José Ramón Fernández. Dirección de Jorge Eines.









Viernes 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av.Corrientes 1543 )

Nuestro teatro independiente, nunca deja de sorprendernos, por el amplio espectro de temas que abarca y en este caso, le hace un lugar en la Avenida Corrientes, a Tomás Carlovich, más conocido, como El Trinche, exquisito futbolista rosarino, que pese a desarrollar casi todo su carrera, en el fútbol del ascenso, más precisamente en Central Córdoba, según la opinión de figuras como Pekerman, Menotti o el mismo Maradona, pudo haber sido uno de los mejores jugadores del mundo, si hubiera querido, ya que sus condiciones técnicas, eran las de un crack.










El Trinche, se convirtió en una leyenda, en un mito viviente, con pocas testigos presenciales, , ya que no hay registros fílmicos, ni fotográficos de sus jugadas, solo existen testimonios de quienes lo vieron desplegar su magia en un campo de juego y alimentan la leyenda. Creador del doble caño ( de ida y vuelta  , dicen que una vez lo expulsaron y como las parcialidades de ambos equipos lo vitoreaban, el árbitro lo perdonó y lo dejó seguir en el campo, que los defensores muchos veces, evitaban salirle al cruce, porque no querían pasar papelones, hay una historia de un no gol y muchas más.

Hay mucho de fábula, pero también algunas certezas, como aquella noche de 1974, en la que la Selección Argentina, jugó contra un combinado rosarino, en el que estaba el Trinche. Al término del primer tiempo, la Selección perdía 3 a 0, con una actuación descomunal de Carlovich. Y el mito dice, que el DT de Argentina, pidió que lo sacaran a ese medio habilidoso, para evitar la humillación.








Otra verdad, es que Menotti lo convocó para la selección y el Trinche dijo no. No le interesaba la fama, ni le gustaba entrenar. Era feliz jugando y yendo a pescar. No le interesaba el éxito, ni el dinero, prefería el barrio, sus amigos y jugar a la pelota, sin responder a las obligaciones que le querían imponer, los otros.

Un personaje diferente el de Carlovich, fiel a su pensamiento, teniendo todo para ser un jugador de elite, dijo que no. Haber rescatado su historia y traerla al teatro, es algo que debe valorarse. El guión,  cuenta con aportes futboleros de Jorge Valdano y Angel Cappa, que sin dudas, alimentan de muy buena manera a la dramaturgia..

Yendo a la obra en sí, un joven periodista, va la casa del Trinche, con la idea de organizarle un homenaje, pero a Carlovich no le seduce la idea.  El prefiere hablar de filosofía, de sus libros, no cree ser un personaje interesante, el del futbolista. A medida que entran en confianza, irán surgiendo anécdotas, recuerdos y algunas explicaciones del camino que eligió recorrer.








La historia, si bien tiene especial interés para los amantes del fútbol, por el personaje y por los momentos futboleros que se recordarán, no se agota en ello, ya que tiene momentos para reflexionar, música y mucha poesía, en un texto muy entrañable.

Nos gustaron mucho las actuaciones, hay una gran composición de Claudio Garofalo, interpretando a ese Trinche humilde y querible, que siempre busca ser fiel a si mismo y a sus convicciones. Lo acompaña en gran forma Lucas Ranzani, que desdobla varios personajes, es el joven que quiere organizarle el homenaje, el periodista que le pregunta, el niño que lo admira por herencia de su padre, entre otras papeles.

Hay muy buena química entre Claudio y Lucas, que juntos logran una atmósfera profundamente poética y emotiva, para ambientar la historia del Trinche.








La puesta es bella desde lo estético, además de las anécdotas futboleras, hay lugar para la filosfía, para la reflexión, con muchos momentos musicales, que en algunos momentos pueden parecer ajenos al texto, pero que sin dudas enriquecen la puesta.

Quien escribe estas líneas gusta del fútbol y por un tema funcional no conocía la historia de Carlovich ,por eso disfruté doblemente la obra y  la bella historia, de este loco lindo que fue El Trinche, un diferente, una leyenda, un mito viviente, que a sus 72 años sigue caminando por las calles de su amada Rosario, tirando caños y gambeteando a esa fama, que aunque lo intentó muchas veces, nunca pudo atraparlo en sus redes.




Pensador Teatral.


miércoles, 24 de abril de 2019

Ocaso

Dramaturgia de Juan Ignacio González e Ignacio Torres. Dirección de Juan Ignacio González.








En el marco de la Fiesta de Teatro Ciudad de Buenos Aires 2019, organizada por el Instituto Nacional del Teatro, estuvimos en el Método Kairos, asistiendo a la función especial de Ocaso, una de las doce obras seleccionadas para la edición de este año.

Con mucha expectativa entonces, nos preparamos para ver Ocaso, de la que teníamos muy buenos comentarios, tanto por su interesante temática, como por el muy buen elenco reunido. Y luego de haber visto la obra, podemos decir que las buenas referencias que teníamos, eran absolutamente justificadas, ya que disfrutamos mucho viendo la pieza.










La historia nos atrajo especialmente, ya que los autores centran las acciones en General Rivas, un pequeño pueblito de la Provincia de Buenos Aires, a unos pocos kilómetros de Suipacha, una localidad algo mayor, que los habitantes de Rivas, acostumbran visitar para hacer compras, por esparcimiento o para alguna escapada non santa.

La semblanza que se hace de este pueblito, que es Rivas, pero podría ser cualquier otro de la Provincia de Buenos Aires, nos resulta encantadora, con solo cuatrocientos habitantes que entrarían todos en la iglesia del pueblo, Siendo tan pocos, imaginamos que pocas cosas pueden suceder, pero esta, es una construcción equivocada que se tiene. Detrás de cada uno de los cuatrocientos pobladores, hay una historia de vida y los autores ponen la lupa en seis de ellos, para confirmar ese dicho, que nos habla de pueblo chico, infierno grande.










No queremos contar demasiado de la trama, que tiene varias historias paralelas y entrelazadas, para mantener la sorpresa, solo contaremos que en un relato no lineal, nos encontraremos con Alberto, un casero que vino de Entre Ríos hace muchos años atrás, con su hijo Julito, para trabajar en los campos de Luis Altamore, una de las personas más poderosas del pueblo, que gracias a la soja, mejoró mucho su status de vida en los últimos años. Vive con Diana, su joven y atractiva esposa, algo aburrida de la vida que lleva, al cobijo de su esposo y sin ninguna tarea, que ocupe mucho su tiempo, salvo salir de compras..

Además de ellos, estará Javier, amigo de Alberto, que siempre soñó con ser pescador y se conforma con ser uno de los dueños de una casa de pesca en Suipacha y Rodolfo, el aviador, que de chico se entretenía mirando los pájaros volar y pudo usar los ahorros familiares , para pagarse las horas necesarias, para conseguir la matrícula, que lo habilita a volar.









El aviador será contratado por el dueño de los campos, para fumigar sus cultivos de soja, ya que no tolera, que las plagas, perjudiquen los rendimientos de su cosecha. Lo preocupante es que tomó la decisión, a sabiendas que el uso de agrotóxicos, es sumamente riesgoso, ya que pueden causar graves daños a la salud.

Bueno, hasta allí contaremos, cuando vean la obra, serán testigos de las consecuencias que trajo la decisión de Altamore. Pero la obra no se agota allí, como dijimos hay otras historias entrelazadas y los autores, nos ofrecerán una muestra de diferentes micromundos existentes en Rivas,

La trama es muy dinámica y resulta siempre entretenida para los espectadores, que se sienten atraídos por los relatos, que resultan cercanos. Esto ocurre, en gran medida, por la pericia del muy buen elenco reunido, que se traduce en actuaciones muy destacadas.










Juan Tupac Soler, como Julito, hará las veces de presentador de la historia, siendo el nexo del relato con el público, además de ser una pieza clave en la trama. Juan es un joven actor muy talentoso, a quien vimos lucirse en Mi hijo solo camina un poco más lento y De los Heróes que no aterrizan ..., por mencionar solo, dos entrañables obras del off, en las que participó. Es poseedor de una carisma especial que le permite generar mucha empatía con el espectador. Juan, es un actor que nos encanta y siempre nos toca elogiar sus trabajos.

Nacho Bozzolo, será su padre aquí y a nuestro entender, nos regala  la mejor interpretación de la noche. En actuaciones muy parejas por lo buenas, logra lucirse con una composición magnífica, dando a su personaje una fuerza y un vuelo emocional que debemos resaltar. Nacho es otro viejo conocido, recordamos haberlo elogiado mucho en Cactus Orquidea, otra gran obra del off y aquí vuelve a mostrar sus credenciales, con una entrega que debemos resaltar.

Destacamos también, la presencia escénica de Mario Bodega, como Altamore, con un tono de voz potente y un buen porte, que encaja justo, con el poder que detenta el personaje, al que representa. Pablo Ragoni, es el pescador frustrado y Sergio Calvo  el aviador. Ambos cumplen muy bien sus papeles y aportan lo suyo al conjunto de la trama.









Para el final, dejamos a Cecilia Ursi, la única mujer del elenco, que aporta frescura y sensibilidad a la obra. Es la primera vez que la vemos en escena y realmente nos impresionó muy gratamente. No vamos a revelar mucho de su personaje para mantener el suspenso, pero eso es una de las habitantes de Riva, que escapa a Suipacha, para escapar del radar. .Nos gustó mucho el trabajo de Cecilia.

Las actuaciones destacadas que mencionamos, encuentran espacio para el lucimiento, aprovechando una puesta muy atractiva de Juan Ignacio González, con muchos elementos para mencionar. Arrancando por el original dispositivo escénico montado, con esos tablones de madera, que se cruzan y que son recorridos, por momentos, de manera frenética, por los actores, que nunca salen de la vista del público y que permanecen sentados, cuando no les toca estar en el centro de la escena.

La música está muy presente en Ocaso y embellece el relato, la responsable es Clara Maydana, con su guitarra y esas melodías litoraleñas y folklóricas, que acompañan en gran forma, los diferentes momentos de la trama. Gran aporte de Clara.










En definitiva, nos encontramos con una dramaturgia muy bien elaborada, absolutamente humana y con mucho vuelo poético, que nos ayudará a reflexionar, sobre como la armonía del hombre con la naturaleza, es puesta en peligro, por la ambición sin límites, por aumentar los beneficios económicos, sin reparar en las consecuencias.

Celebramos la iniciativa del Instituto Nacional del Teatro, fomentando este Festival, que crece año a año, presentando propuestas distinguidas, como lo es Ocaso, que ofrece una mirada sensible sobre la vida normal  en muchas localidades de nuestro Interior y cuando el teatro consigue, retratar estas situaciones cotidianas con tanta fidelidad, debemos celebrarlo.




Pensador Teatral.


domingo, 21 de abril de 2019

Aniversario

Dramaturgia y Dirección de Ramiro García Zacarias.









Viernes 17 hs en Timbre 4 ( Av. Boedo 640 )

Texto escrito por Ramiro García Zacarias, en formato de unipersonal, que nos habla de una mujer viuda que vive sola en Lezama, una pequeña localidad de la Provincia de Buenos Aires, tratando de superar la muerte de su esposo, de la que justo ese día, se cumple el quinto aniversario.

La obra se inicia, con Susana, llamando a la remisería para pedir un auto que la lleve al cementerio, a ponerle unas flores a su ex esposo, en esta fecha especial. También llama a la florería, para pedir una corona. Parecía un día normal en la vida solitaria de esta mujer, que sale poco de la casa y que en la casa tiene un altar con una virgencita, con la que habla a diario, para pedirle consejos.








Pero defintivamente, no será ese día, uno más en la vida de Susana, ocurrirá algo terrible e inesperado, que la obligará a actuar y a tomar decisiones, sin perder tiempo, aunque no esté preparada para afrontar la situación y no tenga idea, donde pedir ayuda.

Quien lleva adelante este unipersonal,es la talentosa Daniela Pal, una actriz de gran experiencia, que notamos se muestra muy a gusto con el texto y nos regala una estupenda actuación.









Es un verdadero placer, ver a Daniela adueñarse de la escena, manejando los tiempos y los distintos registros que requiere el texto, pasando por el humor, el drama, la ternura y el profundo enojo, con una destreza y una repentización, que solo, una actriz de su enorme valía puede lograr.

Es efectiva la puesta que propone el director, aprovechando muy bien las posibilidades que ofrece la tradicional sala del Timbre 4, que posibilita jugar con las escaleras, puertas y ese patio exterior, locaciones que la protagonista recorre y explota muy bien.








Aniversario, es una obra que nos hablará de la soledad de una mujer, que pese a lo sufrido, intenta pasar lo mejor posible una vida que la acorrala, conviviendo con un secreto que la acompaña desde hace años, luchando contra su conciencia.

Disfrutamos de una entrañable tarde de teatro, con un texto lleno de humanidad y una actuación magnífica de Daniela Pal, que merece verse. Los aplausos prolongados que recibe la protagonista, al término de función, son el justo reconocimiento, por su soberbia actuación.




Pensador Teatral.

sábado, 20 de abril de 2019

La Herencia

Dramaturgia de Andrea Bauab . Dirección de Daniel Marcove.









Domingos 18 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )

Obra escrita por la dramaturga argentina y residente en Israel, Andrea Bauab, que fue presentada en 2011 en España en una versión corta, con muy buena respuesta de público. Productores estadounidenses, la vieron y le pidieron a la autora, una versión extendida, para poder presentarla en un Festival de Teatro Latino en Nueva York. Andrea cumplió con el pedido y la Herencia, recibió 5 nominaciones entre 24 obras presentadas en ese Festival, siendo la segunda más nominada (entre ellas el voto del público y el mejor guión).









Con estos buenos antecedentes, la obra llega en esta versión porteña, bajo la dirección de Daniel Marcove, uno de los directores más reconocidos y prolíficos que tiene nuestro teatro independiente, que se interesó de inmediato cuando leyó el texto y decidió dirigir esta versión, reuniendo a un muy buen elenco.

La pieza, tiene una cuota muy importante de suspenso, a medida que la trama avanza se nos irán develando temas, que permanecían ocultos, por lo que seremos muy cuidadosos en los que vamos a contar en esta reseña.


La historia, se inicia con Martina ( Flavia Vitale ) en pleno duelo, por la reciente muerte de sus padres en un accidente automovilístico. Sin marido y sin hijos, se siente más sola que nunca en la vida, ya que sus padres eran su sostén. Se la nota muy dolida por la perdida y nerviosa sabiendo que deberá ocuparse sola de las tres mil hectáreas de campos que hasta hace pocos días recorría a diario con su padre.











Triste y abatida recibe a Salomón ( Marcelo Serré ), abogado judío y amigo íntimo de su padre Roberto ( Gustavo Rey ). . La visita parece ser una simple formalidad para Martina, ya que descuenta que en ese acto, el abogado, le enunciará los detalles legales, por la que se conviertirá en la única heredera, de las posesiones de sus padres.

Pero muchas veces, la vida nos tiene reservadas sorpresas, que suelen llegar en los momentos más inoportunos. Cumpliremos nuestra palabra y no adelantaremos mucho más. Solo decir que abogado hará un anuncio, que dejará helada a Martina y la seguridad de ser la única heredera, se desvanecerá en un instante.


Hasta allí contamos, solo diremos que nos encontraremos con una historia profundamente humana, que nos hablará de secretos familiares y de lo difícil que nos puede resultar aceptar una verdad, que nos resulta disparatada e inverosímil.











El espectador, se engancha desde el arranque con la historia y acompañará a Martina, en el corrimiento de ese velo inmenso, que ocultaba varios elefantes. Marcove con su experiencia en la dirección, sabe como explotar un texto interesante, con una puesta atractiva, que se apoya en las muy buenas actuaciones que tiene la obra.

Creemos que Flavia Vitale, es quien se lleva los mayores elogios. Interpreta a una Martina golpeada en primer término por la dolorosa y repentina pérdida de sus padres y luego por un vendaval que se le viene encima, sin dar aviso. Para destacar la presencia escénica de Flavia, componiendo un personaje de carácter fuerte, que se querrá aferrar con todas sus fuerzas a su verdad. Magnífica interpretación.










Es muy bueno también lo de Marcelo Serré, como abogado familiar y conocedor de la verdad, gracia a su amistad con el padre de Martina. A Marcelo lo habíamos visto en anteriores obras, en papeles graciosos, donde se destacaba de manera natural. Aquí nos sorprende gratamente, en un rol dramático, que resuelve en gran forma, intentando en todo momento ser el componedor de la historia y quien busca calmar las aguas.


Gustavo Rey, es Roberto, el padre de Martina, que gracias a la licencia del texto, tendrá apariciones del más allá, donde tratará de aclarar algunas cuestiones. Roberto es un actor de experiencia, que muestra su carisma, en un papel complejo.


Para el final dejamos a Iardena Stilman, a quien vimos este año lucirse en Freno de Mano, una entrañable obra del teatro comercial. Aquí compone de manera deliciosa, un personaje  de gran humanidad, que no daremos a conocer, para que se sorprendan cuando vean la obra. Nos gustó mucho lo de Iardena.










Como mencionamos la puesta de Marcove es muy atractiva, con una escenografía simple, que con unos pastos largos, nos traslada al campo, hay un destacado diseño lumínico propiciando los diferentes climas que tiene la trama y hay un aporte muy valorable de Carlos Bendayan, con la música original y en vivo.

En definitiva, La Herencia es otra las las propuestas interesantes que nos ofrece el teatro independiente. Estrenada en Buenos Aires el año pasado, transita su segunda temporada en cartel, en El Tinglado, un teatro donde siempre dá gusto concurrir. Los espectadores, se encontrarán con una dramaturgia bien elaborada, una trama dinámica y actuaciones muy destacadas, que nos invitarán a descubrir un secreto familiar guardado bajo siete llaves, que al revelarse, tendrá consecuencias de un alcance impensado,




Pensador Teatral.



viernes, 19 de abril de 2019

Tierra Partida

Autoría de Marcos Arano y Gabriel Graves. Dramaturgia de Marcos Arano.








Viernes 22 15 hs en La Carpintería Teatro ( Jean Jaures 858 )

Una propuesta magnífica la de Tierra Partida, una obra absolutamente original y creativa, que está en su cuarta temporada de suceso, repasando los orígenes de un país, narrando como fueron aquellos años donde nacía Argentina como país, en un período turbulento y de mucha violencia, con personajes contradictorios, amados por unos y odiados por otros, con héroes, villanos y traiciones por doquier.

La forma elegida por Marcos Arano y el talentoso grupo Malvado Colibrí, para relatar esta parte de nuestra historia, del Siglo XIX, es lúdica, apostando al humor y con un inusual despliegue en escena, con casi 20 actores y músicos en vivo, todos ellos en clave de clown.









Indudablemente hay que ser irreverente y valiente, para apostar al absurdo y a las narices coloradas para contar repasar la historia y la verdad que la jugada, le sale perfecta al director y al elenco, ya que logran un espectáculo muy divertido y con una dinámica que atrapa al espectador desde antes que comienza la función, ya que al ingresar a la sala, el escenario tiene a los protagonistas, haciendo de las suyas.

El formato es muy interesante, dos presentadores, haciendo las veces de maestros de ceremonias, intentarán ordenar y encaminar, los actos que se sucederán a lo largo de la noche, apareciendo algunas de las antinomias que marcaron nuestra historia, como las de unitarios y federales, con caudillos de ambos lados, el fusilamiento de Dorrego, la Generación del 37, el fraude electoral y la aparición de figuras emblemáticas como Rivadavia, Sarmiento y Rosas, por mencionar a algunos, que al igual que ocurre en la actualidad, forman parte de la grieta que tiene nuestro país, con adherentes y detractores.








El ritmo es vertiginoso, con coreografías y cuadros muy poblados. El movimiento domina la escena, hay mucho teatro físico, con destrezas corporales y con el humor siempre, como hilo conductor de la obra. Tenga la seguridad el espectador, que además de divertirse mucho a lo largo de la obra, repasará hechos de la historia que conocía, pero también algunos sucesos que no conocía, por lo que se reirá y también aprenderá con Tierra Partida.

La dinámica que tiene la obra, se apoya en la entrega absoluta de un elenco joven y muy talentoso, absolutamente comprometido con la obra y con una energía bien arriba, que se mantiene a lo largo de toda la trama. Es un elenco bien numeroso y todos tienen momentos de gran lucimiento individual, con coreografías, que impresionan por su despliegue.








Corriendo el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a modo de reconocimiento, a algunos integrantes del elenco. Carolina Maldonado y Federico Paulucci, forman la deliciosa pareja de presentadores y además de ser muy divertidos, cumplen un papel fundamental para el desarrollo del relato.

Queremos mencionar los trabajos de Felipe Saade, Ezequiel Cotton, Camila Cruz, Rocío Rodríguez Paz y Romina Salerno, con intervenciones muy destacadas, pero como dijimos antes, no queremos ser injustos con el resto del elenco, que con el mismo nivel de alta energía constituyen ese todo integral que resulta este espectáculo.

La puesta que propone el director, ya lo dijimos antes, es vertiginosa, la escenografía es minimalista, la idea es dejar libre el espacio escénico, para que los actores corran, salten, luchen y se revuelquen por el piso, en esta explosión de ritmo que resulta Tierra Partida.










Recomendamos especialmente la obra, que desde su estreno sigue creciendo gracias al boca a boca, cosechando premios y elogios de un público, que ya conoce otros trabajados de la compañía Malvado Colibrí y llena la sala en cada función.

No queda más para agregar, en nuestra opinión Tierra Partida, Lo Demás no Importa Nada, es una de las obras imprescindibles que el teatro independiente tiene en cartel, una excelente forma de repasar hechos de nuestra historia, con mucho humor y de la mano de un joven elenco que se entrega por completo, con una energía y una alegría que contagian al espectador.



Pensador Teatral.