Domingos 21 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )
La Wagner, a estas alturas se ha convertido en una obra de culto, que puede tomarse como una excelente muestra de la riqueza de nuestro independiente, que ofrece espectáculos para todos los gustos, que tienen suceso no solo en nuestro país, sino que desfilan con éxito por los escenarios de todo el mundo, como es el caso de esta propuesta, que regresa de una gira por España, para cumplir su séptima temporada en cartel en Buenos Aires, logro que muy pocas obras consiguen.
Creación del talentoso músico y coreógrafo Pablo Rotemberg, La Wagner es una pieza que rompe de manera absoluta todas las convenciones teatrales establecidas. Polémica, transgresora, audaz, violenta, experimental, etc. Muchos adjetivos le pueden valer al espectáculo, algunos espectadores se pueden sentir desbordados, por la crudeza de lo que se vé en escena, pero lo que podemos asegurar, es que nadie quedará indiferente, más allá de cualquier opinión, no hay dudas que La Wagner moviliza al espectador, corriéndolo de esa zona de confort a la que está habituado.
El autor cuando concibió la obra, pensó en primer término, en cuerpos de mujeres desnudos, luego en un espacio despojado de escenografía y por último en la música del compositor alemán Richard Wagner, como marco ideal , para acompañar la explosión escénica ideada en su mente. Locura, genialidad, vanidad ?? Nuevamente cada espectador será el que dará su veredicto. En nuestro caso adelantamos, que nos inclinamos para el lado de la genialidad, romper los conceptos establecidos, correr los límites y dejar que el arte se exprese libremente, es algo que pocos consiguen.
Las acciones arrancarán en cámara lenta, por la escaleras del Callejón, bajarán cuatro mujeres, provistas solo de zapatillas, coderas y rodilleras. Eso es todo lo que necesitan sus cuerpos desnudos, para someterse a los influjos de la música, que las pondrá en trance durante todo el desarrollo de la pieza. Danzarán, se revolcarán por el piso, se tirarán de las sillas, dibujarán bellas coreografías y simularán actos sexuales. La obra es absolutamente corporal, casi no habrá palabras en la noche, solo la presentación de los actos, del resto se encargarán los cuerpos de esas cuatro mujeres, que dejarán la piel en escena.
Las interpretaciones de Carla Di Grazia, Ayelén Clavin, Carla Rímola y Bárbara Alonso, son simplemente brillantes, con una descomunal entrega física y corporal. El derroche de energía es brutal, los físicos se estremecen, el erotismo será una constante, al igual que la violencia, el sometimiento, la sumisión y hasta el sadomasoquismo. En cada cuadro, estas cuatro actrices, con un realismo y una potencia que asombra, llevarán adelante la idea concebida por el autor.
Para destacar el compromiso y la seguridad de estas cuatro actrices, que con una presencia escénica impactante, se olvidarán de su desnudez y transcurriendo la trama lograrán que el público también lo haga, transfiriendo su atención a la estridente música de Wagner que llena el ambiente, dejando que sus cuerpos frenéticos que hablen por ellas. Espectacular la performance de las cuatro actrices, en una obra que tiene una exigencia altísima, desde lo físico y lo actoral.
La puesta tiene una adrenalina que se siente desde el comienzo, con un diseño lumínico de primera y la música que será gran protagonista de la noche. La trama es energía pura, cuerpos transpirados, jadeantes, que terminan agotados, por la exigencia física, que parece llegar al limite. La puesta es inquietante, perturbadora, enajenante por momentos, para un espectador que sigue todas las escenas, con enorme atención y un silencio que pocas veces se logra en el teatro.
No queda mucho por agregar, La Wagner es una de esas propuestas teatrales, que de ninguna manera pueden dejar pasar, es una de esas experiencias teatrales que deben vivirse, para luego sacar cada uno sus conclusiones, en nuestro caso que vemos mucho teatro por semana, la obra realmente nos impactó más de lo que pensábamos en la previa, más que nada por su crudeza y por la infernal entrega de las cuatro protagonistas, que lo decimos nuevamente, realizan un trabajo brillante.
Por todo lo mencionado, invitamos al espectador que aún no vió la obra, para que se sume a este viaje musical, sensorial y transgresor que propone al autor y para aquellos que ya la vieron, tienen una nueva posibilidad de disfrutar de las melodías de Richard Wagner y de estas cuatro valquirias dispuestas a cabalgar su música, sin guardarse nada.
Pensador Teatral.