Martes 21 30 hs en Tadrón Teatro ( Niceto Vega 4802 )
Una interesante propuesta llega de la mano del dramaturgo y psicoanalista Jorge Palant, que nos acerca una historia con muchos condimentos, ya que jugando con el absurdo y presentando un relato algo disparatado, de manera sigilosa nos irá llevando hacia la realidad, para llegar a un final, en el que se darán vuelta todas las cartas y la cruda verdad quedará al descubierto.
La trama se inicia con el encuentro un hombre y una mujer, como podrían iniciarse cientos de historia en la vida real. En ese comienzo sabremos, que él es un fotógrafo, que el día anterior fue despedido de manera poco elegante ( como si hubiera formas elegantes ) de la revista en la que trabajaba. Estando en un bar ahogando penas, cruzará miradas con una mujer habitué del lugar y terminarán la noche, compartiendo un furtivo encuentro sexual, en un hotel de la zona.
Saldrán juntos del hotel y siguiendo a la mujer, llegarán a un viejo galpón que hace las veces de sala teatral, donde un grupo de adultos, está ensayando hace tiempo una obra de teatro, anhelando poder estrenarla pronto. Azucena la mujer en cuestión, le revelará que ella es actriz y una de las integrantes del elenco que allí ensaya
Al autor, juega hábilmente con el recurso del teatro dentro del teatro, que funciona de manera efectiva La obra que ensayan se llama La Muerte del Croupier. Al fotógrafo le parece disparatado el título y también el argumento de la pieza, que según le explican los actores, tiene que ver con el infortunado y confuso suceso, por el cual perdió la vida un trabajador de casino, en ocasión de una huelga de croupiers, que terminó de manera violenta, al ser reprimida por las autoridades policiales.
El argumento le parece algo absurdo al fotógrafo, que sin demasiado que hacer afuera y también con miedo por tener que enfrentar a un exterior hostil, terminará aceptando las insistentes invitaciones de quedarse a ver los ensayos y de manera impensada, hasta terminará siendo parte de la obra.
No vamos a contar más, para mantener el suspenso, solo diremos que el relato de los hechos argumentales de la obra, tocará la fibra del fotógrafo, que recordará un suceso vivido en ocasión de una cobertura de trabajo que realizó un par de meses antes y que revivió en los momentos previos, de manera sorpresiva.
Es tiempo de hablar de las actuaciones que presenta La Muerte de Croupier, que tienen una característica que valoramos mucho, la elección de parte del autor, de un elenco de actores de experiencia, algo que es poco usual, ya que en la mayoría de las obras vemos actores jóvenes. Desde ya que no criticamos esto, pero encontrar una pieza, que le dá espacio r a actores maduros, es algo que apreciamos y queremos destacar.
En composiciones muy destacadas, resaltamos la interpretación de Mario Malher, como ese fotógrafo, vulnerable y en estado de shock aún, por el despido sufrido, que parece deambular perdido por las calles, buscando algún lugar de pertenencia. Manejando muy bien los silencios y mostrándose ajeno a ese mundo onírico de esos actores, Mario nos entrega una actuación cargada de sentimiento, que llega al espectador.
El otro integrante masculino del elenco es Jorge Capussotti, un viejo conocido nuestro, al que recordamos haber elogiado en Conversaciones, una entrañable del off. Jorge es un actor que nos gusta mucho, siempre con ese estilo arrabalero y tanguero que los distingue. Aquí desde un papel no protagónico, sabe encontrar sus espacios para el lucimiento.
Del lado femenino, es muy buena la actuación de Alejandra Colunga, como una desenvuelta Azucena, que sirvió de nexo para que el fotógrafo llegué allí. Beatriz Dos Santos, es Macarena, no tan afortunada en el amor como su compañera, entablará con ella discusiones cargadas de ironía. Para el final dejamos a Dora Mils, la actriz de mayor experiencia del grupo, que con una encantadora actuación, compondrá a Catalina, un personaje muy tierno, que nos gustó mucho.
Como mencionamos antes, se reunió un elenco con muchos años de experiencia, que se encuentra cómodo, con un texto que les resulta amigable y encaja a la perfección con la atmósfera serena que presenta la trama.
No queremos contar más, para dejar que el espectador descubra el resto, solo diremos que la dramaturgia que en algunos momentos puede desconcertar, por algunos pasajes donde predomina el absurdo, terminará siendo muy profunda y sin dudas invitará a reflexionar acerca de como muchas veces, las personas buscan algún refugio, donde guarecerse, de los sinsabores de la vida, acentuándose esta búsqueda, a medida que los años pasan y sentirse útiles puede resultar una misión complicada, más que nada, por la mirada de una sociedad, que no brinda muchas oportunidades a los mayores,
Por eso la obra, que tiene muchos momentos graciosos, irá virando, para llegar a un final reflexivo, enfocando la búsqueda esperanzada de ese resquicio, donde podamos estar a salvo y resistir los momentos aciagos de nuestra existencia. El aplauso emocionado con que los espectadores, despiden al elenco al final de la función, es el broche adecuado, para cerrar una entrañable velada teatral, donde la ruleta de la vida, estará girando, mientras los apostadores esperan ilusionados, que les canten ese pleno salvador.
Pensador Teatral.