Dramaturgia y Dirección de Juan Washington Felice Astorga.
Domingos 18 30 hs en No Avestruz ( Humboldt 1857 )
La pandemia llegó de manera inesperada y sin que nadie la llamara, modificando nuestras vidas de manera dramática. De un día para otro tuvimos que modificar nuestros hábitos, debimos encerrarnos en nuestras casas y organizarnos de alguna manera para conseguir las provisiones básicas. A esta altura, esto parece un recuerdo lejano que queremos borrar de nuestras mentes, pero hacíamos colas interminables para comprar en el supermercado, conseguir alcohol en gel por momentos era misión imposible y mientras todo esto ocurría, el miedo nos sobrevolaba de manera amenazante, ya que nos atacaba un virus nuevo, desconocido, letal, que de momento no tenía cura, ni vacunas y se cobraba vidas poro todo el mundo.
Sin dudas, que nuestra normalidad quedó archivada, había que adaptarse a una nueva realidad de manera obligatoria y urgente, debíamos cuidarnos y quedarnos en casa, ya que cualquier error podía ser fatal y llevarnos al peor de los escenarios. Por último mencionar, que sin dudas, si hay algo que la pandemia modificó fue la manera en que nos relacionamos con los otros, los vínculos con nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, novios, amantes, etc, ya no podía ser lo que eran antes. Había que reconfigurar nuestras relaciones de una manera totalmente diferente.
Dejando de lado esta introducción, que realmente viene muy cuento, porque la dramaturgia de Washington Astorga, con mucha habilidad, toma todo lo que mencionamos, sacando la foto a una realidad que todos vivimos y sin centrarse en la pandemia, logra un relato que con humor e ironía, da cuenta de aquellos días que fueron tan complejos y donde todos debimos adaptarnos rápidamente a un nuevo contexto con tintes apocalípticos.
Yendo a la obra en si, la historia es sencilla, pero absolutamente cercana para el espectador, que se reconoce en la cotidianeidad que observa. Tendremos a una abuela que transita la cuarenta encerrada en la casa, acompañada por su nieta. La convivencia no es sencilla, el encierro por momentos asfixia y cualquier chispa, puede ser una buena excusa para arrancar una discusión. Los encuentros pasan a ser virtuales, una buena señal de internet, vale más que el oro en polvo.
La abuela está nostálgica, el aire trágico que se respira en las noticias, no es buena consejera, aparece un álbum de recuerdos, para rememorar esas épocas donde era feliz en compañía de su difunto esposo, Que tiempos aquellos, tan diferentes a estos actuales, donde no se puede ni salir a tomar mate a una plaza y encima debe soportar los retos de su nieta, que le implora que se cuide, mientras su hijo, un verdadero desastre, solo le da disgustos.
La obra tiene muy buenas actuaciones y pone el foco en la relación entre una abuela cascarrabias ( Marisa Picollo ) y una nieta dulce ( Mariel Beninca ) que trata de ser lo más paciente posible. Muy festejada la interpretación de Marisa, de una abuela malhumorada y mal hablada, que está literalmente harta de soportar el encierro y los retos de su nieta. La abuela genera los momentos más divertidos de la noche y genera mucha risas en la platea. Muy buen trabajo de Marisa, con mucho carisma.
Por su lado Mariel Beninca, da vida a una nieta que se siente responsable del cuidado de su abuela, sabe que no puede encontrarse con nadie, porque vive con una paciente de riesgo y tiene que extremar los cuidados. Un personaje muy tierno el de Mariel, que con mucho amor hace masajes a su abuela y trata de estar lo mejor de ánimo posible, pese a que a ella tampoco le está yendo muy bien. Nos gustó mucho también el trabajo de Mariel.
Completa el elenco, con una participación menor, pero efectiva, Ricardo Schneider el simpático novio de la nieta, a la que no puede ver hace tiempo por el encierro impuesto y debe conformarse con verla por zoom.
Un sello distintivo de la obra, es su original puesta. No queremos adelantar mucho, para mantener el suspenso, pero los espectadores se van a sorprender, cuando vean a los actores parados en las alturas, sobre figuras geométricas inspiradas en Vasili Kandinsky, pintor ruso, uno de los precursores del arte abstracto y de la inclusión de la geometría en el arte. Sin dudas, novedosa y llamativa la puesta y el ver a los actores elevados y no sobre el escenario, como es habitual.
Esta novedad, para nosotros le otorga un aire de videojuego a la puesta y a los actores, algo que se acentúa con un vestuario colorido de cada uno de los protagonistas, que hace juego con las figuras geométricas. Hay también momentos donde los protagonistas, se expresan con mímicas, dándose situaciones muy graciosas.
En definitiva, Es lo que Es, funciona como una propuesta fresca, que consigue tomarse con humor, todo lo que nos pasó en la pandemia, momentos que recordaremos por mucho tiempo, por lo poco amigables que fueron, siendo una muestra clara, de como el ser humano, en su lucha por adaptarse al contexto y sobrevivir, hará cosas que tiempo atrás hubiera costado siquiera imaginar.
Los invitamos a que conozcan a esta abuela gruñona y mal hablada que junto a su tierna nieta, tratarán de pasar la pandemia de la mejor manera, comiendo tortas fritas, haciendo el tuco para los fideos y escapando a la placita cercana, para bajarse el barbijo y tomar una bocanada de aire fresco, que nos ayude a olvidarnos de esa pesadilla que fue la pandemia.
Pensador Teatral.