Dramaturgia y Dirección de Gilda Bona.
Sábados 21 30 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )
Teníamos muchas ganas de ver New York Mundo Animal, porque reunía dos talentos, una dramaturga exqusita como Gilda Bona y una joven y talentosa actriz como Yanina Gruden. La temática era interesante y además habíamos recibido comentarios elogiosos de conocidos que ya habían visto la obra y nos habían dejado la recomendación. La expectativa previa era muy grande y confieso apareció esa duda, acerca de si realmente las expectativas tan altas que teníamos se cumplirían o no.
Y sin prolongar el suspenso, ya diremos, luego de haber visto la obra, que las recomendaciones que habíamos recibido quedaron cortas y las expectativas fueron totalmente superadas. Nos encantó la obra, disfrutamos de una gran noche de teatro, con un texto profundo y sensible, coronado por una actuación fantástica de Yanina Gruden. Pero ya llegaremos a ella, vayamos de a poco, ya que la calidad de la pieza, así lo amerita.
Gilda Bona escribió, este unipersonal que tiene mucho de autobiográfico y nos habla de la búsqueda de La Negra, una adolescente que quiere convertirse en mujer y para ello debe volar. Cortar las amarras con su familia, escapar de la monotonía de su pueblo y salir a buscar la libertad, siguiendo su instinto, aún sin tener demasiado claro, si lo que está haciendo es lo correcto, tiene que correr hacia adelante, romper los mandatos y emprender una búsqueda que no será sencilla, un viaje interior, donde deberá descubrir que es lo que quiere en la vida y luchar para conseguirlo.
La obra, a la que podamos definir como una tragicomedia, podemos dividirla en dos partes. En la primera de ellas, la muchacha deberá vencer las barreras de su familia, que no se resignan a verla irse de la casa paterna con un hombre quince años mayor, en búsqueda de un sueño americano que resulta tan incierto, como peligroso. Todo el entorno familiar funcionará como una barricada, que buscará interponerse entre ella y el sueño que la ilusiona. Y esa lucha será intensa, física y dolorosa. No será sencillo para La Negra, poder dejar atrás a su familia.
Y la segunda parte, será ya con la muchacha viviendo en New York con Cesar, el hombre quince años mayor con el que partió, el que la quiere domesticar, el que la convirtió en mujer y ahora quiere marcarle el rumbo. La vida en el Norte no es sencilla, para poder hacer pie, deberá trabajar. Pero de camarera se gana tan poco ... Y entonces deberá ser taxi driver, ganarse un lugar en una profesión donde los hombres son mayoría y no la verán con buenos ojos. La vida lejos de casa, no parece tan sencilla, como se imaginó antes de viajar y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso. El resto lo descubrirán ustedes cuando vean la obra y seguramente se emocionarán en más de una oportunidad.
Como muchas veces mencionamos, podemos tener un texto sensible y potente, pero para que el mismo llegue de manera contundente al espectador, es necesario encontrar la intérprete adecuada y más en este caso, que estamos hablando de un unipersonal que exige mucho. Y bien, queda claro que la elección de Gilda, respecto de la protagonista, no podía ser más acertada, ya que la interpretación de Yanina Gruden es sencillamente fantástica.
El manejo de los tiempos del relato que realiza Yanina es magnífico, pasando por todos los registros emocionales y pese a estar solita en escena, tiene la capacidad de recrear a todos los personajes de su familia, para dialogar con ellos, discutir y hasta pelear, cambiando de roles con una repentización y un realismo, que logra que los espectadores, vea a toda su familia en el escenario.
La actuación de Yanina tiene una corporalidad brutal, su cuerpo se expresa, habla. La bestia que la habita, quiere salir al exterior, por lo que la lucha es continua. No importa que deba revolcarse en el escenario, caer, gritar y agitar sus puños al aire. La entrega de Gruden conmueve y emociona, deja la piel en el escenario, dá todo lo que tiene. Su presencia escénica abruma, con un magnetismo, que provoca que el público siga de manera hipnótica cada uno de sus movimientos.
Por nuestra tarea, estamos acostumbrados a ver muchas obras por mes, pero podemos asegurar que actuaciones como la que realiza la protagonista de esta obra, no son habituales. Si desde nuestro sitio entregáramos un premio anual a la mejor actuación protagónica, no tengan dudas, que Yanina Gruden estaría en aquella terna y sería dífícil que alguien le quitara el premio mayor.
Como pueden ver quedamos maravillados con su actuación, es realmente una actuación consagratoria de Yanina, que sin dudas, se encuentra cómoda e identificada con esta dramaturgia, que le permite mostrar todo su talento, resultando una vidriera para cualquier productor / director que vea este trabajo ya que de seguir por este camino, es una actriz que no tiene techo. Si alguno piensa que exageramos en alguno de todos los elogios que brindamos a su interpretación, les pedimos por favor que vean la obra, porque luego de haberlo hecho, les aseguramos que van a coincidir con nosotros y seguramente agregar nuevos adjetivos calificativos, al enorme trabajo de esta gran actriz.
Es probable que la sabia dirección de Gilda Bona, sea un factor importante para el lucimiento actoral. Lo decimos por que la obra presenta una escenografía despojada, solo hay un perchero en escena, eso es suficiente. Aquí lo que resalta es la palabra y el movimiento de una actriz, que se adueñará de la escena. Hablando de movimiento, no queremos dejar de mencionar a Cele Campos, que fue muy importante en el entrenamiento corporal y coreografías de la protagonista, porque al talento, hay que ayudar lo con trabajo y aquí hubo meses de ensayos, para llegar a este resultado final.
Otros factores a destacar en esta puesta minimalista que propone la directora, es ese vestuario rojo furioso que luce la protagonista, el diseño lumínico de Luciana Giacobbe que resalta momentos importantes de la trama y la música de Rolando Vismara. Todos elementos que agregan valor y potencia a la historia.
Y hasta aquí vamos a contar, recomendamos mucho la obra, se van a encontrar con un texto profundo que moviliza y llega al corazón del espectador. Es un manifiesto, con aura feminista, pero que pone en primer plano esa lucha interna que todos en algún momento de la vida tenemos, buscando nuestro destino, poder romper con los mandatos familiares y sociales, que quieren tenernos prisioneros. Esa búsqueda no será sencilla, vamos a recibir muchos golpes en el camino, vamos a caer, pero lo importante es sacar de nuestro interior a esa bestia que nos habita, seguir nuestro instinto e intentar lograr nuestro sueño, porque no hay peor lucha, que la que no emprendemos.
Disfrutamos de una estupenda noche de teatro, New York Mundo Animal es una joyita que merece verse, por su temática universal, que nos interpela e invita a la reflexión y además nos permite disfrutar de un trabajo actoral fantástico. Yanina con una entrega absoluta, emociona a los espectadores, que al final de la función, agradecen su faena, con un prolongado aplauso, mezclado con lágrimas y admiración. Son esos momentos mágicos, que el teatro independiente, cada tanto nos regala y que no debemos dejar pasar.
Pensador Teatral.
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