miércoles, 6 de octubre de 2021

Desperfectos

Dramaturgia y Dirección de Julián Marcove.

 

 


 

Miércoles 21 hs en Nun Teatro ( Ramírez de Velasco 419 )

Una propuesta muy divertida llega de la mano de Desperfectos, obra escrita por el joven dramaturgo Julián Marcove, que presenta un argumento simple, pero efectivo, dos vecinos que no se conocen quedarán encerrados en al ascensor y a partir de allí se darán varias situaciones graciosas y también mucho material para la reflexión.

Hay alguna situación más incómoda que viajar en ascensor con un desconocido ?? Si que la hay, que por alguna falla mecánica del aparato, quedemos encerrados con ese compañero circunstancial de viaje. Eso justamente, es lo que les sucede a Víctor ( Fernando de Rosa ) y Héctor ( Federico Ottone ), viven en el mismo edificio, son vecinos, pero se conocen solo de vista, nunca habían hablado antes y el destino quiso que se encontraran en esta situación nada agradable.

 

 


 

La espera comienza a alargarse e indefectiblemente deberán cruzar alguna palabra. El momento es incómodo, el espacio es reducido y deberán moverse cuidado para no rozar al otro. En un principio, intentarán pedir auxilio a los gritos, pero rápidamente desisten, nada peor que ponerse a gritar en un espacio tan pequeño. Aparecen las culpas dirigidas a Silva, el administrador del edificio. No es de extrañar, que con el nulo mantenimiento que brinda a las instalaciones, el ascensor puede fallar, sentencia Víctor, que al parecer conoce todos los movimientos de lo que ocurre en aquel edificio.

 Los extraños se miden, se manejan con cautela, tratan de no mostrar sus nerviosismo, pero a medida que los minutos pasan, les irá ganando la angustia y se hace imposible mantener la compostura. Pero el momento crucial, se dará,  cuando descubran que nadie los espera afuera del ascensor. Su ausencia no causará inquietud en ninguna persona. Ambos viven solos en su departamento, ni mascota tienen. Son casualmente dos almas solitarias que allí se han cruzado.

 La obra que tiene una trama divertida y desopilante, que genera muchas risas en los espectadores, el trasfondo nos habla de la soledad, de vidas rutinarias y con pocas emociones, vacíos existenciales y como el destino a veces parece confabularse, para que algo cambie, para que dos personas solas y desamparadas, se encuentren. Sera pura casualidad aquel encuentro fortuito o el destino preparó la ocasión  ?? La pieza dispara varios interrogantes, que nosotros no vamos a develar aquí para mantener el suspenso. Cuando vean la obra, descubrirán que sucederá con estas dos almas perdidas y fundamental si logran salir o no del ascensor.

 

 

 

 

El relato se apoya en dos excelentes actuaciones. Con personajes contrapuestos, tienen muchos puntos en común que irán apareciendo a lo largo que el relato avanza. Son estupendas las composiciones de Federico Ottone y Fernando de Rosa, que aprovechan el reducido espacio, para jugar mucho con lo corporal y lo gestual. Sus personajes muestran sus miedos, manías y esa profunda soledad que los atraviesa. Federico y Fernando se lucen mucho desde lo individual, pero sin dudas que juntos logran potenciarse y construyen interpretaciones de muy buena factura, que son muy festejadas por el público.

La puesta de Julián Marcove es minimalista, jugando con el ascensor que con paneles móviles que irán moviéndose, permitirán que el espacio de los actores se agrande o se achique según el momento del relato y además modificará el ángulo de visión de los espectadores. Mérito aquí de Félix Padrón a cargo del diseño escenográfico y también del diseño lumínico, que resulta importante para generar los diversos climas que irá pidiendo la trama.

 

 


 

Nos reímos mucho con Desperfectos, que casualmente llega en estos tiempos, luego de que tuvimos que estar mucho tiempo encerrados en nuestra casa por la pandemia. Aquí las circunstancias son diferentes, pero el encierro se repite y parece que en esas situaciones angustiantes, muchas veces tenemos tiempo de reflexionar sobre nuestra existencia, algo que sin dudas les ocurre a los personajes de la obra

En estos momentos donde reinan las malas noticias y cuesta encontrar momentos divertidos, resulta una excelente idea ver una obra como Desperfectos, que nos invita a olvidar de nuestros problemas y a reírnos mucho, juntos a estos dos perdedores, dos almas solitarias, a los que la mala suerte se empecina en perseguir, obligándolos  a soportar un largo rato encerrados con el otro, que tal vez por designio del destino y de un encierro paradójicamente liberador, puede resulta una oportunidad para encontrar un amigo, algo que ambos, aunque no lo confiesan, desean casi con desesperación.


Pensador Teatral.


lunes, 4 de octubre de 2021

Es lo que Es

Dramaturgia y Dirección de Juan Washington Felice Astorga.

 

 


 

Domingos 18 30 hs en No Avestruz ( Humboldt 1857 )

La pandemia llegó de manera inesperada y sin que nadie la llamara, modificando nuestras vidas de manera dramática. De un día para otro tuvimos que modificar nuestros hábitos, debimos encerrarnos en nuestras casas y organizarnos de alguna manera para conseguir las provisiones básicas. A esta altura, esto parece un recuerdo lejano que queremos borrar de nuestras mentes, pero hacíamos colas interminables para comprar en el supermercado, conseguir alcohol en gel por momentos era misión imposible y mientras todo esto ocurría, el miedo nos sobrevolaba de manera amenazante, ya que nos atacaba un virus nuevo, desconocido, letal, que de momento no tenía cura, ni vacunas y se cobraba vidas poro todo el mundo.

 

 


 

Sin dudas, que nuestra normalidad quedó archivada, había que adaptarse a una nueva realidad de manera obligatoria y urgente, debíamos cuidarnos y quedarnos en casa, ya que cualquier error podía ser fatal y llevarnos al peor de los escenarios. Por último mencionar, que sin dudas, si hay algo que la pandemia modificó fue la manera en que nos relacionamos con los otros, los vínculos con nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, novios, amantes, etc, ya no podía ser lo que eran antes. Había que reconfigurar nuestras relaciones de una manera totalmente diferente.

Dejando de lado esta introducción, que realmente viene muy cuento, porque la dramaturgia de Washington Astorga, con mucha habilidad, toma todo lo que mencionamos, sacando la foto a una realidad que todos vivimos y sin centrarse en la pandemia, logra un relato que con humor e ironía, da cuenta de aquellos días que fueron tan complejos y donde todos debimos adaptarnos rápidamente a un nuevo contexto con tintes apocalípticos.

 

 


 

Yendo a la obra en si, la historia es sencilla, pero absolutamente cercana para el espectador, que se reconoce en la cotidianeidad que observa. Tendremos a una abuela que transita la cuarenta encerrada en la casa, acompañada por su nieta. La convivencia no es sencilla, el encierro por momentos asfixia y cualquier chispa, puede ser una buena excusa para arrancar una discusión. Los encuentros pasan a ser virtuales, una buena señal de internet, vale más que el oro en polvo.

La abuela está nostálgica, el aire trágico que se respira en las noticias, no es buena consejera, aparece un álbum de recuerdos, para rememorar esas épocas donde era feliz en compañía de su difunto esposo, Que tiempos aquellos, tan diferentes a estos actuales, donde no se puede ni salir a tomar mate a una plaza y encima debe soportar los retos de su nieta, que le implora que se cuide, mientras su hijo, un verdadero desastre, solo le da disgustos.

 

 


 

La obra tiene muy buenas actuaciones y pone el foco en la relación entre una abuela cascarrabias ( Marisa Picollo ) y una nieta dulce ( Mariel Beninca ) que trata de ser lo más paciente posible. Muy festejada la interpretación de Marisa, de una abuela malhumorada y mal hablada, que está literalmente harta de soportar el encierro y los retos de su nieta. La abuela genera los momentos más divertidos de la noche y genera mucha risas en la platea. Muy buen trabajo de Marisa, con mucho carisma.

Por su lado Mariel Beninca, da vida a una nieta que se siente responsable del cuidado de su abuela, sabe que no puede encontrarse con nadie, porque vive con una paciente de riesgo y tiene que extremar los cuidados. Un personaje muy tierno el de Mariel, que con mucho amor hace masajes a su abuela y trata de estar lo mejor de ánimo posible, pese a que a ella tampoco le está yendo muy bien. Nos gustó mucho también el trabajo de Mariel.

 

 


 


Completa el elenco, con una participación menor, pero efectiva, Ricardo Schneider el simpático novio de la nieta, a la que no puede ver hace tiempo por el encierro impuesto y debe conformarse con verla por zoom.

Un sello distintivo de la obra, es su original puesta. No queremos adelantar mucho, para mantener el suspenso, pero los espectadores se van a sorprender, cuando vean a los actores parados en las alturas, sobre figuras geométricas inspiradas en Vasili Kandinsky, pintor ruso, uno de los precursores del arte abstracto y de la inclusión de la geometría en el arte. Sin dudas, novedosa y llamativa la puesta y el ver a los actores elevados y no sobre el escenario, como es habitual.

Esta novedad, para nosotros le otorga un aire de videojuego a la puesta y a los actores, algo que se acentúa con un vestuario colorido de cada uno de los protagonistas, que hace juego con las figuras geométricas. Hay también momentos donde los protagonistas, se expresan con mímicas, dándose situaciones muy graciosas.

 

 



 

En definitiva, Es lo que Es, funciona como una propuesta fresca, que consigue tomarse con humor, todo lo que nos pasó en la pandemia, momentos que recordaremos por mucho tiempo, por lo poco amigables que fueron, siendo una muestra clara, de como el ser humano, en su lucha por adaptarse al contexto y sobrevivir, hará cosas que tiempo atrás hubiera costado siquiera imaginar.

Los invitamos a que conozcan a esta abuela gruñona y mal hablada que junto a su tierna nieta, tratarán de pasar la pandemia de la mejor manera, comiendo tortas fritas, haciendo el tuco para los fideos y escapando a la placita cercana, para bajarse el barbijo y tomar una bocanada de aire fresco, que nos ayude a olvidarnos de esa pesadilla que fue la pandemia.


Pensador Teatral.


domingo, 3 de octubre de 2021

Lila

Dramaturgia de Ulises Puiggrós y Dirección de Débora Longobardi.

 

 


 

Sábados 22 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Los tiempos de pandemia, dieron lugar a procesos creativos intensos y en el caso de Ulises Puiggrós, los resultados son contundentes, ya que en tiempos pandémicos salió a la luz este proyecto de su autoría, en el que Ulises representará a Lila, una famosa cantante española trans que regresa a Buenos Aires, para dar un show muy especial y además por motivos personales que no reveló a la prensa.

 

 


 

Decir de entrada, que el reto para Ulises era enorme, debía representar a una mujer trans y para lograrlo debía trabajar mucho en la composición del personaje. Si bien ya tenía una experiencia relacionada, cuando en el 2019, en el film La Sombra del Gato, interpretó a una drag queen, una cosa es filmar una película y algo muy diferente, es representar a una diva trans, que debe estar una hora solita, frente al público, dando un show, que entre otras cosas, incluye interpretar siete temas musicales.

El proceso creativo fue arduo, debió ponerse la peluca, aprender a maquillarse, a caminar con tacos altos, probarse la pechera de silicona y por sobre todas las cosas buscar que su costado femenino aparezca. Luego de ello, debía encontrar el tono de la diva española, de la cantante, encontrarle la voz exacta, caminar el escenario como una mujer, moverse y mirar como tal. Y por si fuera poco, debía hablar con acento español.

 

 


 

El desafío era inmenso, la exigencia parecía excesiva, pero con mucha perseverancia y un trabajo intenso, Ulises consiguió un resultado estupendo, ya que su transformación es increíble. Lo vimos muchas veces en el escenario antes y tal vez por eso quedamos asombrados con su gran metamorfosis, ya que cuando las luces se encendieron, quien estaba frente a nosotros era Lila, la diva de la canción española y no el actor al que conocíamos.

La composición de Ulises es superlativa, con una presencia escénica admirable, se adueña del escenario con autoridad y totalmente compenetrado en la piel de la famosa cantante llegada desde Madrid. Con un logrado acento español para monologar frente a los espectadores y sorprendiendo muy gratamente, en la interpretación de los temas musicales que presenta el relato, muestra una prestancia y un oficio, que hablan de su enorme versatilidad, sumado obviamente al trabajo previo de casi dos años en la búsqueda del personaje, que luego de ver la obra, podemos afirmar que logró plenamente.

 

 


 

 

La estructura de la obra presenta un formato que resulta muy atractivo, ya que si bien las acciones corren en tiempo real, podemos dividirlas en tres momentos, ocurriendo todas ellas en un café concert donde se realiza el show de Lila. En uno de ellos, la diva interpretará diferentes canciones, serán siete tema en total, seis son covers ( excelente la selección y versiones elegidas  ) y uno de los temas es original y relacionado con la trama. En otra instancia, veremos a Lila en el escenario, compartiendo con los asistentes a su show, los momentos más relevantes de su vida, siempre con el humor con aliado.

Y el tercer momento, se da en el camarín de la diva, allí magia del teatro mediante, el espectador podrá compartir la intimidad de Lila, que deja de lado la estrella y muestra su faceta humana, dialogando con si mismo, con Manuel, el niño que era hace unos años atrás en cuerpo de mujer. Aflorarán los conflictos con su propia familia, que no apoyó su decisión, sus primeros pasos cuando estaba en la búsqueda de su identidad y debía luchar contra un entorno hostil.

El enorme trabajo de Ulises, encuentra anclaje en la dirección sensible de Débora Longobardi, que genera una puesta bellísima desde lo estético, con una escenografía que tiene reservados diferentes espacios para cada tema musical, aprovechando el amplio escenario del Callejón. El diseño de luces de Sebastián Francia suma mucho para lograr los diferentes climas que pide el relato. Un aspecto fundamental, que muchas veces es subestimado, es es el sonido perfecto que tiene la obra, con el volumen adecuado y sin ningún acople. Perfecto ese ítem, que cuando las obras tienen momentos musicales, resulta fundamental y no siempre se logra.

 

 



Párrafo especial para el vestuario de Lila, que hace varios cambios de ropa a lo largo del show, todos vestidos con mucho brillo y glamour, que la diva luce con estilo. Como puede apreciar el espectador, hay una preocupación extrema en el cuidado de todos los detalles y esto redunda en una puesta de enorme calidad. Además Débora, que es una actriz estupenda, tendrá participaciones menores en la trama, como asistente de Lila, que se disfrutan mucho. 

Vimos varios trabajos juntos de Ulises y Débora, tienen una química increíble entre ellos, se entienden a la perfección y esto sin dudas potencia mucho cada una de las propuestas que comparten. En este caso Débora realizó un aporte muy importante, en esa búsqueda del personaje femenino que debió emprender Ulises y los resultados están a la vista.







Bien, creo que no debemos agregar mucho más, la propuesta de Lila es reamente valiosa, ya que presenta un show con excelentes temas musicales, momentos de humor, otros de profunda emoción y como si fuera poco, tal vez siendo el punto más importante, resulta un homenaje a todas esas personas, que siguieron a su corazón y se animaron a luchar por sus sueños, por su sentir profundo, superando el dedo acusador del otro, la discriminación, las agresiones y los cientos de obstáculos que aparecen en el camino elegido, sabiendo que con constancia, esfuerzo y siguiendo lo que dicta el corazón, se puede llegar al destino elegido, sin importar la la opinión de los otros.

Recomendamos especialmente Lila, se van a encontrar con una composición fantástica de Ulises Puiggrós, acompañado por una puesta bellísima que da el marco adecuado a un espectáculo que resulta un verdadero lujo para el teatro independiente y que de ninguna manera debemos dejar pasar.


Pensador Teatral.


sábado, 2 de octubre de 2021

Los Actores Infelices

Dramaturgia y Dirección de Gabriel Gavila.

 

 



 

Sábados 19 hs en El Excéntrico de la 18 ( Lerma 420 )

Una propuesta valiente y disruptiva, llega de la mano de Los Actores Infelices, una obra que aborda el tema de la precarización laboral de los actores que trabajan en el teatro independiente. Sin pensarlo demasiado, podemos darnos cuenta, que los actores son el elemento indispensable y fundamental para que el teatro exista. Podemos prescindir de todos los rubros,  pero sin actores no habría hecho teatral. Esta conclusión obvia, deberíamos suponer que loa actores deberían tener un trato preferencial, de los demás integrantes del circuito teatral, algo que el texto de Gavila, se encarga de desmentir de manera categórica.





Es más, hasta podríamos redoblar la apuesta y afirmar que paradójicamente, el actor es el último orejón del tarro. La obra plantea una serie de interrogantes sin respuestas sencillas ?? Es lógico que el actor trabaje gratis ?? Porque otros rubros técnicos, como por ejemplo un escenógrafo o un vestuarista cobra por su trabajo y el actor, no ??? Es justo que los actores no perciban remuneración por su trabajo ?? Estudiaron años, rendieron exámenes y finalmente se recibieron, pero el sistema decidió que si trabajan el el circuito independiente deben trabajar gratis o lo que es peo, deben poner plata de su bolsillo, para poder cubrir los viáticos, la comida y todo gasto relacionado con su tarea.

La trama juega mucho con el humor y la ironía, pero expone de manera clara una situación de la que casi ninguna dramaturgia habla, la precarización de los actores. En nombre de una supuesta vocación, de la pasión que sin dudas tienen por la profesión, se decidió que los números no dan para que ellos cobren por su trabajo y eso es algo que está naturalizado y nadie se atreve a discutir. Seguramente hay un autoengaño, un auto convencimiento. Hacemos los que nos gusta, mira si nos van a pagar encima. Pero el resto de los mortales, cuando hacen un trabajo que les gusta, lo hacen gratis o ellos cobran ??

 

 


 

La mirada se amplia y plantea el interrogante, acerca sobre si la actividad del teatro independiente es rentable. El autor es claro en este punto, de ninguna manera puede ser rentable un espectáculo que se presenta solamente una vez por semana, en salas que deben programar varias obras el mismo día para que la sala sobreviva, sin casi ninguna selección, la idea es sumar obras, para cubrir los costos fijos, algo que sin dudas atenta contra la calidad de las piezas que se presentan.

Y por último, si la actividad cultural es tan importante como se pregona, todos escuchamos que Buenos Aires es la capital mundial del teatro independiente y la cultura forma parte de nuestro ADN. Y entonces, porque el estado no brinda la ayuda necesaria al sector, para que la actividad pueda jerarquizarse y no pasar penurias, como sucede ahora. 





Y no vamos a contar más,  la obra por momentos es cruda, despiadada, alguno podría decir que es carente de romanticismo, pero da la sensación que en nombre de un supuesto romanticismo, el sistema desde hace tiempo viene validando conductas y realidades, que perjudican a todo el arco de las artes escénicas y principalmente a los actores.

 Es momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, ya que es una obra donde los discursivo predomina y entonces requieren actores comprometidos con el texto, algo que aquí se ve totalmente. El joven trío protagónico conformado por Leandro Sturla, Bautista Barreiro y Gonzalo Bourren, realiza un gran trabajo. La trama requiere una entrega actoral y física muy exigente y los tres actores, están a la altura de la misma. Todos encuentran momentos para su lucimiento individual y también en el conjunto. Nos gustaron muchos sus trabajos.

La puesta de Gavila es potente, perturbadora por momentos, ya que los protagonistas en más de una oportunidad, rompen la cuarta pared y buscan a involucrar al público en la trama. Que rol tienen los espectadores en todo lo que los actores denuncian ?? Se preocupan por esa realidad del actor o prefieren mirar para otro lado y pensar que su rol es pasivo y no es un problema que los atañe ??




Ahora sí cumplimos con nuestra palabra y no contamos mas, Los Actores Infelices sin dudas es una propuesta original, que mira hacia el interior del teatro independiente, desnudando su intimidad. La expone con humor, pero con crudeza, buscando genera el debate de lo que sucede en particular con los actores, pero con una mirada general que obliga a replantear el universo todo del teatro independiente, donde la situación económica viene complicada desde hace años y la pandemia sin dudas acentuó la problemática.

Valoramos mucho propuestas de este tipo, que deciden hablar de lo que muchos callan, de situaciones que se toman como naturales, pero si las miramos apenas en detalle, notaremos que no lo son. Entiendo que a algunos espectadores la temática puede no interesarle, por considerarlo algo de la interna, algo que a nosotros no nos ocurrió para nada, todo lo contrario, nos hizo interesar por la cuestión. Alcanza mayor mérito aún la pieza, porque consigue instalar el debate y la reflexión, con una puesta potente y excelentes actuaciones.

Por todo lo que comentamos, recomendamos Los Actores Infelices, obra indispensable para todo público relacionado con el teatro independiente, de cualquier lado del mostrador que se encuentre. Y sin spoilear nada, a los espectadores les aconsejamos que estén muy atentos, porque la pieza tiene reservado un final inusitado, que pocos imaginan.

 

Pensador Teatral.

 

domingo, 26 de septiembre de 2021

Ribetes en tu Piel Rojos Quedaron

Dramaturgia de Dario Bonheur y Dirección de Eloisa Tarruella.

 

 


Domingos 18 hs en Hasta Trilce ( Maza 177 ) 

Una propuesta muy bella desde lo visual y lo sensorial, llega de la mano de Ribetes en tu Piel Rojos Quedaron, texto escrito por Darío Bonheur, un joven y talentoso dramaturgo que siempre sorprende con piezas originales y cargadas de sensibilidad, escapando de los guiones convencionales, siendo un autor al que le gusta asumir riesgos y explorar en los recovecos de la mente humana.

En este caso, nos presenta una obra, donde la música es el elemento central y se estructura con dos monólogos autónomos, que tienen como puntos en común, el pentagrama musical, las melodías que salen de un piano y reflexionar acerca de como el ser humano debe hacer equilibrio entre su vocación, los deseos y la realidad. Siendo fundamental la forma en que se acepta esa realidad, pudiendo estar conforme con la misma, siendo feliz con ella o bien repudiarla, desatándose en este último caso, una tormenta mental de la que cuesta salir indemne.

 

 


 

El texto llegó a Eloisa Tarruella, una directora muy sensible, que nos tiene acostumbrados a piezas, que se caracterizan por la belleza y poética de sus puestas. Se genera entonces una sinergia muy valiosa entre autor y director, lo que se traduce en una obra que presenta una estética muy distinguida, como sello distintivo, que resulta una caricia para el espectador.

De los monólogos no queremos contar demasiado, para no revelar la trama, solo diremos que en el primero, apareceré Estelita, una joven, que sin el talento necesario para tocar el piano, recorrió el mundo junto a Virginia, su profesora de música, con una función muy particular, ser su pasadora de hojas de las partituras y estando muy orgullosa estaba de esa noble tarea. En el segundo, tendremos a un muchacho que tenía como sueño tocar el piano de manera profesional. Ganó un concurso cuando era apenas un adolescente y tenía clara su vocación como pianista, pero se encontró con un obstáculo casi insalvable, su propia madre, que sin verle talento algún para cumplir su anhelo, directamente le prohibió tocar el piano. Y hasta allí contamos.


 



 

Llega el momento de hablar de la actriz que lleva adelante ambos monólogos, que tienen como protagonistas a personajes muy disímiles, interpretados ambos de manera soberbia por Maria Nydia Urso-Ducó, una actriz que nos gusta mucho, de gran trayectoria en el teatro independiente, que se caracteriza por su enorme versatilidad y una expresividad a flor de piel. Siempre que la vemos en el escenario, nos viene el recuerdo de su estupenda interpretación en Un Hombre sin Suerte, una entrañable obra del off, cuyo texto fue escrito por Samanta Schweblin.

Aquí en el primer monólogo, representa a una Estelita, que podría estar dentro del círculo de personajes que suele representar María Nydia y que con su sapiencia, siempre resuelve en gran forma. Pero quedamos muy sorprendidos, con la segunda composición, ver como en minutos, cambiará de manera total su vestuario, peinado, tono de voz, lenguaje corporal, etc. El giro es de 180 grados, ya que representa a un muchacho joven. Si no supiéramos que María Nydia, era la protagonista de ambos monólogos, nunca la hubiéramos reconocido y pensaríamos que otro actor es el protagonista, de tan lograda que es su caracterización.

 

 


 

Siempre es un deleite verla en el escenario y en esta ocasión, además de disfrutar de su interpretación, nos sorprendimos muchísimo, comprobando que además de ser una actriz muy talentosa, muestra una versatilidad, que hay que destacar y aplaudir, ya que el desafío era muy grande.

La puesta que propone Eloisa, tiene esa belleza estética que caracteriza sus trabajos, teniendo en claro, que lo primordial en estos relatos será la música, quedando lo visual en un segundo plano, debiendo el espectador tener el oído bien atento. Debemos destacar la participación de Florencia Caruso, en el piano, interpretando bellas melodías, la mayoría de ellas, conocidas por todos, ya que son piezas famosas. Cabe agregar que María Nydia, además de actriz, es maestra de música y toca muy bien el piano, algo que podemos comprobar a lo largo del relato, por varias de sus posturas. Es muy rica la comunión que se logra entre ambas mujeres, con un juego de espejos y dobles personalidades, que le dan un toque enigmático a la puesta.





No queda mucho más para agregar, Ribetes en tu Piel Rojos Quedaron, es una obra donde lo música será la estrella invitada. Melodías de piano y sueños truncos. La posibilidad de aceptar nuestras limitaciones y tratar de estar cerca de nuestras pasiones, aceptando de buena gana, no ser una primera figura, algo que es lógico, porque si todos querrían ser los numero uno en lo que hacen, sería imposible.

Un placer volver a sumergirnos en la dramaturgia de Darío Bonheur, en este caso acompañada de la bella puesta de Eloísa Tarruella y además disfrutar de dos estupendas composiciones de Maria Nydia Ursi-Ducó. Hay un triángulo virtuoso reunido para la ocasión, que nos permitirá disfrutar de una tarde de distinguido teatro, en la señorial sala del Hasta Trilce, que ofrece una acústica ideal, para que suenen bellas melodías de Mozart y Beethoven, para deleite del público presente.


Pensador Teatral.


sábado, 25 de septiembre de 2021

New York Mundo Animal

Dramaturgia y Dirección de Gilda Bona.

 

 



 

Sábados 21 30 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Teníamos muchas ganas de ver New York Mundo Animal, porque reunía dos talentos, una dramaturga exqusita como Gilda Bona y una joven y talentosa actriz como Yanina Gruden. La temática era interesante y además habíamos recibido comentarios elogiosos de conocidos que ya habían visto la obra y nos habían dejado la recomendación. La expectativa previa era muy grande y confieso apareció esa duda, acerca de si realmente las expectativas tan altas que teníamos se cumplirían o no.

 

 


 

Y sin prolongar el suspenso, ya diremos, luego de haber visto la obra, que las recomendaciones que habíamos recibido quedaron cortas y las expectativas fueron totalmente superadas. Nos encantó la obra, disfrutamos de una gran noche de teatro, con un texto profundo y sensible, coronado por una actuación fantástica de Yanina Gruden. Pero ya llegaremos a ella, vayamos de a poco, ya que la calidad de la pieza, así lo amerita.

Gilda Bona escribió, este unipersonal que tiene mucho de autobiográfico y nos habla de la búsqueda de La Negra, una adolescente que quiere convertirse en mujer y para ello debe volar. Cortar las amarras con su familia, escapar de la monotonía de su pueblo y salir a buscar la libertad, siguiendo su instinto, aún sin tener demasiado claro, si lo que está haciendo es lo correcto, tiene que correr hacia adelante, romper los mandatos y emprender una búsqueda que no será sencilla, un viaje interior, donde deberá descubrir que es lo que quiere en la vida y luchar para conseguirlo.

 

 


 

La obra, a la que podamos definir como una tragicomedia, podemos dividirla en dos partes. En la primera de ellas, la muchacha deberá vencer las barreras de su familia, que no se resignan a verla irse de la casa paterna con un hombre quince años mayor, en búsqueda de un sueño americano que resulta tan incierto, como peligroso. Todo el entorno familiar funcionará como una barricada, que buscará interponerse entre ella y el sueño que la ilusiona. Y esa lucha será intensa, física y dolorosa. No será sencillo para La Negra, poder dejar atrás a su familia.

Y la segunda parte, será ya con la muchacha viviendo en New York con Cesar, el hombre quince años mayor con el que partió, el que la quiere domesticar, el que la convirtió en mujer y ahora quiere marcarle el rumbo. La vida en el Norte no es sencilla, para poder hacer pie, deberá trabajar. Pero de camarera se gana tan poco ... Y entonces deberá ser taxi driver, ganarse un lugar en una profesión donde los hombres son mayoría y no la verán con buenos ojos. La vida lejos de casa, no parece tan sencilla, como se imaginó antes de viajar y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso. El resto lo descubrirán ustedes cuando vean la obra y seguramente se emocionarán en más de una oportunidad.

 

 


 

Como muchas veces mencionamos, podemos tener un texto sensible y potente, pero para que el mismo llegue de manera contundente al espectador, es necesario encontrar la intérprete adecuada y más en este caso, que estamos hablando de un unipersonal que exige mucho. Y bien, queda claro que la elección de Gilda, respecto de la protagonista, no podía ser más acertada, ya que la interpretación de Yanina Gruden es sencillamente fantástica.

El manejo de los tiempos del relato que realiza Yanina es magnífico, pasando por todos los registros emocionales y pese a estar solita en escena, tiene la capacidad de recrear a todos los personajes de su familia, para dialogar con ellos, discutir y hasta pelear, cambiando de roles con una repentización y un realismo, que logra que los espectadores, vea a toda su familia en el escenario.

 

 


 

La actuación de Yanina tiene una corporalidad brutal, su cuerpo se expresa, habla. La bestia que la habita, quiere salir al exterior, por lo que la lucha es continua. No importa que deba revolcarse en el escenario, caer, gritar y agitar sus puños al aire. La entrega de Gruden conmueve y emociona, deja la piel en el escenario, dá todo lo que tiene. Su presencia escénica abruma, con un magnetismo, que provoca que el público siga de manera hipnótica cada uno de sus movimientos.

Por nuestra tarea, estamos acostumbrados a ver muchas obras por mes, pero podemos asegurar que actuaciones como la que realiza la protagonista de esta obra, no son habituales. Si desde nuestro sitio entregáramos un premio anual a la mejor actuación protagónica, no tengan dudas, que Yanina Gruden estaría en aquella terna y sería dífícil que alguien le quitara el premio mayor.

 

 




Como pueden ver quedamos maravillados con su actuación, es realmente una actuación consagratoria de Yanina, que sin dudas, se encuentra cómoda e identificada con esta dramaturgia, que le permite mostrar todo su talento, resultando una vidriera para cualquier productor / director que vea este trabajo  ya que de seguir por este camino, es una actriz que no tiene techo. Si alguno piensa que exageramos en alguno de todos los elogios que brindamos a su interpretación, les pedimos por favor que vean la obra, porque luego de haberlo hecho, les aseguramos que van a coincidir con nosotros y seguramente agregar nuevos adjetivos calificativos, al enorme trabajo de esta gran actriz.

Es probable que la sabia dirección de Gilda Bona, sea un factor importante para el lucimiento actoral. Lo decimos por que la obra presenta una escenografía despojada, solo hay un perchero en escena, eso es suficiente. Aquí lo que resalta es la palabra y el movimiento de una actriz, que se adueñará de la escena. Hablando de movimiento, no queremos dejar de mencionar a Cele Campos, que fue muy importante en el entrenamiento corporal y coreografías de la protagonista, porque al talento, hay que ayudar lo con trabajo y aquí hubo meses de ensayos, para llegar a este resultado final.

Otros factores a destacar en esta puesta minimalista que propone la directora, es ese vestuario rojo furioso que luce la protagonista, el diseño lumínico de Luciana Giacobbe que resalta momentos importantes de la trama y la música de Rolando Vismara. Todos elementos que agregan valor y potencia a la historia.

 

 


 

Y hasta aquí vamos a contar, recomendamos mucho la obra, se van a encontrar con un texto profundo que moviliza y llega al corazón del espectador. Es un manifiesto, con aura feminista, pero que pone en primer plano esa lucha interna que todos en algún momento de la vida tenemos, buscando nuestro destino, poder romper con los mandatos familiares y sociales, que quieren tenernos prisioneros. Esa búsqueda no será sencilla, vamos a recibir muchos golpes en el camino, vamos a caer, pero lo importante es sacar de nuestro interior a esa bestia que nos habita, seguir nuestro instinto e intentar lograr nuestro sueño, porque no hay peor lucha,  que la que no emprendemos.

Disfrutamos de una estupenda noche de teatro, New York Mundo Animal es una joyita que merece verse, por su temática universal, que nos interpela e invita a la reflexión y además nos permite disfrutar de un trabajo actoral fantástico. Yanina con una entrega absoluta, emociona a los espectadores, que al final de la función, agradecen su faena, con un prolongado aplauso, mezclado con lágrimas y admiración. Son esos momentos mágicos, que el teatro independiente, cada tanto nos regala y que no debemos dejar pasar.



Pensador Teatral.


jueves, 23 de septiembre de 2021

Soltar, Soltar

Dramaturgia de Pedro Patzer y Dirección de Cristian Sabaz.

 

 



Jueves 21 hs en Nun Teatro ( Juan Ramírez de Velasco 419 )

Nos sentimos muy gratificados, cuando decidimos ver una obra, sin tener muchas referencias previas y al término de la función, nos sentimos plenos, por haber vivido un momento teatral estupendo, disfrutando de una dramaturgia muy bien elaborada, que divierte,  hacer reír mucho, pero también nos interpela y nos invita a la profunda reflexión. Todas esas sensaciones son las que nos provocó Soltar, Soltar, que sin dudas resulta, una muy buena propuesta que el teatro independiente nos presenta.

 

 




 

El texto de Pedro Patzer, nos habla del conflicto existencial que muchas personas tienen en la actualidad, llevando una vida superficial y basada en el consumismo a a ultranza. Los slogans, el marketing y las frase de moda, como soltar o lo que sucede conviene, parecen ser verdades marcadas a fuego que debemos seguir, sin ningún tipo de cuestionamiento.

La obra también nos hablará de la influencia de la tecnología, en la degradación de los vínculos personales. Tenemos a una persona a unos metros y le mandamos un email, en vez de hablar personalmente o preferimos abordar un tema amoroso importante por wasap y no cara a cara. Los abrazos parecen pasados de moda, ahora todo pasa por sumar likes o seguidores en las redes sociales. Y ni hablar de la importancia del celular, un aparatito todopoderoso, que todo lo puede y que resulta irremplazable, pera seguir con nuestras vidas.

 

 



 

La pieza de manera inteligente, toma esos temas de la realidad y los lleva al escenario, con una trama muy divertida, que genera muchos risas en los espectadores, jugando con algunas situaciones exageradas o satíricas, que en realidad esconden comportamientos que nos resultan muy cercanos. Además se aborda el tema de la falsa espiritualidad que pregonan algunas personas, que se venden como altruistas, pero sus acciones en la vida real, son realmente censurables, apareciendo claramente el doble discurso, digo algo, pero hago todo lo contrario.

Como muchas veces decimos los textos pueden ser valiosos, pero hay que saber llevarlos al escenario, para que resulten atractivos para el público y aquí esto ocurre claramente, gracias a la puesta de Cristian Sabaz, a quien recordamos haber elogiado mucho, en su rol de actor en La Boda del Hijo del Presidente, una obra que tuvo gran respuesta del público. Aquí los elogios se reiteran, pero en su labor en la dirección. Apenas escribió la obra, Patzer pensó que Sabaz, sería el director ideal y no se equivocó. Ya habían trabajado juntos en otras piezas y aquí la dupla se vuelve a reunir, con muy buenos dividendos.

 

 


 

Ya es hora que hablemos de las actuaciones que presenta Soltar, Soltar que son realmente muy buenas. El gran protagonista de la historia es Ariel Gangemi, gerente general de una compañía de seguros de vida, a quien llaman Fulano de Tal. Es todo un gentleman, adora viajar por el mundo, fanático de las compras y de la tecnología, parece ser un hombre feliz que lo tiene todo, pero como dice el dicho las apariencias muchas veces engañan. La actuación de Ariel es soberbia, literalmente se come la obra, con un histrionismo y un magnetismo, que debemos resaltar. Enorme trabajo de Ariel, a quien también ya habíamos visto en La Boda del Hijo del Presidente, lo habíamos elogiado, pero aquí realmente se destaca muchísimo, con una actuación magnífica.

 

 


 

Si bien Gangemi, es sin dudas el gran protagonista de la noche y quien merecidamente, se lleva las mayores ovaciones del público, no debemos ser injustos con el elenco que lo acompaña, ya que la obra presenta actuaciones muy destacables. Niko Fran es Perri, cargado con su mochila roja, parece un repartidor de Pedidos Ya, pero en realidad es un carismático vendedor aplicaciones virtuales. Niko tiene momentos de mucho lucimiento y cumple una muy buena actuación, con momentos muy divertidos y otros donde invita a la reflexión del protagonista.

Por el lado femenino, hay dos excelentes trabajos, por un lado tenemos a Laura Canteros, una guardia de seguridad, con pocas pulgas, que es casi una custodia personal del gerente general. Muy gracioso su personaje, con una teaser siempre lista por si las cosas se complican y con una sorpresa reservada para el final. Muy bueno lo de Laura. Cecilia Milsztein es Maya, la novia de Fulano de Tal. Amante también del consumo y la tecnología, encontrará muchos puntos en común con su pareja. Deliciosa composición de Cecilia, aportando belleza y glamour a la historia. 

 

 


 

Resta mencionar a Juan Cereghini, un personaje bastante enigmático y clave para la trama, pero del que no vamos a revelar nada para mantener el suspenso. Cuando vean la obra, entenderán lo que decimos. Son cinco los actores en escena y todos en mayor o menor medida, de acuerdo a los minutos que tienen de acción, encuentran espacio para el lucimiento y no lo desaprovechan. En realidad, resta incluir en esta enumeración a Alejandro Weber, como sexto actor en escena, ya que sentado al piano, es quien se encarga de la música en vivo que tiene la obra y también tiene participación en la trama. Su presencia le suma mucho a la puesta.

A propósito de la puesta, lo dicho antes, Sabaz consigue potenciar las virtudes del texto y hacerlo aún más atractivo, incorporando momentos musicales, efectos sonoros y hasta bellas coreografías que juegan los actores. El diseño de vestuario de Jennifer Sankovic es impecable, siendo muy importante, para las caracterizaciones de los personajes. La iluminación de Santiago Varela y el elegante diseño escenográfico de Bea Blackhall, son ítems que suman a una puesta muy lograda, que luce mucho.

 

 

 


 

 

Y no contamos más, el resto lo dejamos para cuando vean la obra, porque no hay dudas que deben verla. Nos sorprendió la propuesta de Soltar, Soltar, que con mucho humor, se anima a cuestionar este mundo individualista, regido por slogans, la falsa espiritualidad, relaciones efímeras y la búsqueda permanente del atajo como modus operandi, tratando de eludir siempre los compromisos y escapando por completo a las experiencias nuevas, que pueden corrernos de nuestra zona de confort.

Solo queda dejar nuestra recomendación y decirles, que se van a encontrar con un texto inteligente y descontracturado, en el que se van a reconocer en más de una oportunidad. Si además, a ello le sumamos una puesta muy atractiva y excelentes actuaciones, están todos los elementos dispuestos, para vivir una noche a puro teatro. Los prolongados aplausos con que el público, despide a los protagonistas, son un justo reconocimiento, por la velada teatral vivida, con esta obra que además generar muchas risas, nos interpela y nos invita a mirar hacia nuestro interior, para ver que tan lejos quedaron nuestras utopías.



Pensador Teatral.