viernes, 17 de junio de 2022

El Amante de los Caballos

Adaptación y Dirección de Lisandro Penelas.






Viernes 20 30 hs en Moscú Teatro ( Ramírez de Velasco 535 )

Si hay algo que disfrutamos mucho, son los momentos previos que ocurren antes de ver alguna obra, como El Amante de los Caballos, que viene precedida de excelentes críticas, giras exitosas por el exterior y acumula ya varios años en cartel, en este caso, ya son ocho las temporadas desde su estreno. El disfrute se produce por esa adrenalina que se genera el saber que vamos a ver una propuesta especial, ya que sin dudas esta vigencia en cartel, solo lo logran contadas obras,  entonces tener la chance de poder ver una de estad obras especiales y descubrir las razones de ese suceso, es un privilegio que no ocurre todos los días.






Y lo más lindo de todo, es confirmar al final de la función, que todas esas expectativas previas que teníamos y en algunos casos como este, superar las mismas. Pero bueno no arranquemos por el final, seamos ordenados. Contemos que el texto de Lisandro Penelas, es una estupenda adaptación del libro El Amante de los Caballos, que reúne dos cuentos de Tess Gallagher, una de las poetisas estadounidenses más reconocidas de los últimos años-

Lisandro sabe extraer la riqueza y belleza del texto, para adaptarlo en formato de unipersonal y situar la historia en algún pueblo de nuestro interior, para acompañarla con bellas melodías de chamamé y una puesta con toques campestres,para que  el espectador tenga la impresión de que la obra fue escrita por algún autor vernáculo que se inspiró en alguna historia acontecida en nuestras pampas.





La obra nos hablará de los recuerdos familiares que tiene nuestra protagonista, algunos transmitidos por su madre, que le hablaba de ese abuelo tan particular que tuvo. Un borracho que quería más a los caballos que a su propia familia. Esa era la sentencia hiriente que lanzaba su madre con bronca. Otros decían que su abuelo, era un ser que tenía dones especiales, que lo conectaban con la naturaleza y en especial con los caballos, con los que se comunicaba mediante susurros.

Otros recuerdos eran propios, como los de su padre, jugador de cartas de profesión como el mismo se definía orgullosamente. Ya se había ido de la casa, cuando su madre le pidió que volviera, porque su padre estaba atravesando una enfermedad terminal con pronóstico desalentador y se estaba comportando de manera muy extraña. Sintió que debía volver y acompañarlo en esos momentos tan particulares, de despedida, donde se huele la llegada de la muerte.

El relato es atrapante, por momentos resulta hipnótico, muy rico en imágenes, con una poesía que estremece por su belleza y además tiene un tinte fantástico y místico, que lo convierte en mágico. Ahora nada de esto ocurriría, de no ser por la composición brillante que realiza Ana Scannapieco, que abraza su personaje con amor y pasión, llevando las riendas del relato con maestría.






Resulta un verdadero placer ver a Ana en escena, admirar la cadencia y ese ritmo pausado con el que maneja los tiempos de la historia, los silencios, la forma en que camina el escenario, los rituales ejecutados, sus miradas, los susurros, etc. Como dijimos antes, el espectador sigue con un silencio absoluto, tratando de no perder detalles de una interpretación sensible y llena de detalles en esa atmósfera íntima que el relato propone y que una Ana Scannapieco soberbia nos acerca.

No queremos contar demasiado de la historia, para conservar el misterio y dejar que se sorprendan cuando vean la obra, como hicimos nosotros. Les aconsejamos que se dejen llevar por un relato que cautiva y una interpretación de esas que quedan en el recuerdo.

La puesta que presenta Lisandro Penelas, colabora para darle a la historia y a la protagonista, el marco de intimidad que pide el texto. Hay un diseño escenográfico logrado de Gonzalo Cordoba Estevez, dotando al ambiente de gran cantidad de objetos campestres y del universo equino. El diseño lumínico de Soledad Ianni colabora a crear propicios climas para relato y por último mencionar esos chamamés que suenan de fondo y que aportan frescura y cercanía a la obra. 






No queda mucho más que decir, pasamos un momento reconfortante viendo de El Amante de los Caballos, una obra que llena el alma, navegando entre lo real y lo onírico, con un texto pleno de poesía, imágenes y recuerdos familiares, que se vuelcan a la historia que Ana Scannapieco transforma en un relato sensible y por momentos mágico, que llega al corazón del espectador.

Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos ampliamente, gran hallazgo de Penelas que adaptó este bellísimo cuento y encontró a una intérprete fantástica para llevarlo a escena, logrando ambos esta verdadera  joyita del teatro independiente, que el espectador tiene a su alcance y no debería perderse, porque historias se cuentan muchas, pero de susurradores y caballos bailarines, no recordamos muchas.



Pensador Teatral.





domingo, 12 de junio de 2022

Delirio a Dúo

Dramaturgia de Eugéne Ionesco. Dirección de Lizardo Laphitz.






Domingos 18 hs y 19 45 hs en Jufré Teatro Bar ( Jufré 444 )

Siempre es un buen ejercicio mental, seguir las obras de Eugene Ionesco, autor rumano, considerado uno de los más distinguidos referentes del teatro del absurdo, un género dominado por el grotesco, que expone la ridiculez de la existencia humana y la incapacidad de las personas para comunicarse. Su pesimismo es la base de este movimiento teatral que pone el acento en la falta de sentido de la condición humana.

Y quien toma el desafío de representar su dramaturgia, tarea que no resulta sencilla, es nuevamente Lizardo Laphitz, reconocido director y maestro de actores, que vuelca todo su experiencia en representar las obras más reconocidas del teatro del absurdo. Esta es la tercera obra, del autor rumano, bajo su dirección que vemos, La Lección fue la primera, La Cantante Calva la segunda y ahora llega Delirio a Dúo, texto escrito en 1961, pero que tiene una vigencia absoluta e inquietante a la vez.







Decimos esto, porque el marco de la historia es la guerra, en el exterior caen bombas, se oyen gritos, disparos y otros sonidos inequívocos del horror. Y mientras afuera todo es destrucción, en el interior de una casa vemos a una pareja que se encuentran inmersa en su propio mundo. Ella ( Julia Labadié ) está frente al espejo, luchando para peinar su nutrida cabellera y el ( Felipe Ponce de León ) sentado en una silla, intentando sintonizar las noticias con una radio portátil.

Pronto descubriremos, que hace años eran amantes, pero decidieron unir sus vidas, ilusionados con un futuro felices juntos. Para esta unión, ella debió dejar a su marido, colchonero de profesión y él tuvo que apurar los trámites de divorcio con su esposa. Pero los planes felices evidentemente naufragaron, ella le echa en cara, haber dejado atrás una vida plácida, donde seguramente iba a ser madre, teniendo varios hijos seguramente a estas alturas. Y él, también lamenta haberse divorciado y haber apostado a un amor fallido. Los insultos, algunos muy peculiares, vuelan en aquella habitación.






La relación evidentemente está rota, la infelicidad reina en la casa y parecen llevarse la contra en todo. Cuando ella tiene frío, el tiene calor y viceversa. No se ponen de acuerdo en nada, cualquier tema es propicio para arrancar una discusión y harán lo imposible por imponer sus opiniones, algo que no lograrán nunca, porque ninguno dará el brazo a torcer en sus puntos de vista.

Las discusiones por lo general son sobre temas triviales, pero la efervescencia que le ponen a cada disputa, haría pensar a cualquiera que los vé, que están discutiendo sobre temas trascendentales. Tienen gran cantidad de cuestiones que los enfrentan, pero tal vez la que más los sulfura, es la discusión sobre la tortuga y el caracol. Ella sostiene que son el mismo animal y el obviamente le discutirá a muerte que no lo son. Esto es una buena muestra del tenor absurdo de las disputas que mantienen.

Y mientras ellos están enfrascados en sus asuntos, afuera la guerra está en su apogeo, los tiros cada vez suenan más cerca, pero ellos parecen no notarlo o le quitan importancia, prefieren discutir, imponer sus razones y sobre todo culpar al otro de los males que están atravesando. Todo lo malo que les sucede es culpa del otro. En un momento, las explosiones y los movimientos de los soldados, estarán casi en sus narices y no les va a quedar otra que reaccionar o lo mejor será seguir con sus temas ??  Deberán ver la obra para ver que sucederá en esa casa, cuando los soldados finalmente irrumpan en su edificio.






La trama es realmente desopilante, el espectador ríe por lo absurdo de algunos diálogos, mientras vé pasar soldados que se arrastran en el exterior o hasta lanzan alguna granada, sin conseguir la total atención de los integrantes de esta particular pareja,  que no entiende bien porque es la guerra, ni cuales son sus bandos. Todo lo que sucede en el exterior les resulta ajeno, lo que importante es lo que discuten ellos.

Representar este género, como dijimos antes, no suele resultar sencillo para los actores, por eso es importante la elección justa del elenco y sin dudas este punto es uno de los aciertos de Laphitz. La dupla protagónica conformada por Julia Labadié y Felipe Ponce de León está muy lograda, ya que ambos sintonizan a la perfección lo que el género requiere.

A Julia, ya la habíamos visto en la Lección y en La Cantante Calva, en ambos casos habíamos elogiado su trabajo, pero en esta oportunidad notamos un gran crecimiento en su prestación, posiblemente sea por el personaje que representa en esta oportunidad, lo concreto es que realiza una composición soberbia. Con fuerte presencia escénica, un histrionismo a flor de piel y la gracia que pide su papel, Julia redondea una gran interpretación, digna de elogios al por mayor.






Y aquí encuentra a un compañero ideal, nos referimos a Felipe Ponce de León, filósofo frustrado, parece tener una respuesta para todo y tratará de darle siempre, respuestas argumentadas a su pareja, que le refutará cada uno de sus argumentos. Su personaje es especialista en criticar a los demás, opinólogo profesional, siempre encontrará una excusa, para postergar alguna acción. Nos gusto mucho la actuación de Felipe.

Y como dijimos antes, ambos protagonistas realizan un gran trabajo en lo individual y saben como potenciarse en el conjunto. Excelentes trabajos. Pero no estarán solos en escena, los acompañarán de manera silenciosa la mayor parte del tiempo, Bruno Blasi, Juan Halac y Carli Velasquez, soldados con uniforme, que estarán presentes durante toda la obra y también desde antes del inicio, ya que al entrar al teatro, notaremos su amenazante presencia.

La puesta que presenta la obra, es otro punto alto, con muchos detalles que hay que destacar, arrancando por el logrado diseño escenográfico de Victor de Pilla, que presenta un hogar que se irá destruyendo conforme avanza el relato y la guerra. Buen aporte el vestuario de Alicia Guma, con gran cantidad de vestidos, que la protagonista se irá cambiando frente a nosotros. Por último, mencionar el muy buen diseño sonoro, aportando los sonidos de la guerra y elementos de utileria varios, de los que no queremos adelantar demasiado, para no quitar sorpresa, pero que constituirán otro momento desopilante. Esta puesta de Lizardo, es un ejemplo de como en el teatro independiente, el ingenio puede reemplazar a los recursos económicos y se pueden conseguir puestas tan logradas.






No queda mucho más para agregar, resaltar una vez más la vigencia de un autor como Ionesco, que a medida que pasan los años, más confirma esa visión de lo errática que puede resultar el comportamiento humano, mostrando en esta obra el sinsentido de la guerra y como muchas personas, sin importar lo que sucede en el entorno, estarán mirando su ombligo, entretenidas en temas triviales. También dejará expuestas a tantas parejas que conviven sin saber muy bien porque, tal vez sea por costumbre, ya que el amor se retiró hace tiempo y ya no hay puntos de coincidencia, lo único que los une es el espanto.

Nos divertimos mucho con Delirio de Dúo y por eso la recomendamos. Era la primera vez que visitábamos el Jufre Teatro Bar y fue muy auspiciosa esta visita. Nos gustó mucho el espacio. Cita de honor con Ionesco, un director experimentado y una dupla protagónica que se luce muchísimo en escena, confluyendo para una muy buena velada de teatro independiente, en la que además de disfrutar la obra, trataremos de dilucidar si el caracol y la tortuga son el mismo animal.


Pensador Teatral.


viernes, 10 de junio de 2022

Y Luego la Calma

Dramaturgia de Daniela Pantano. Dirección de Dennis Smith.









Viernes 20 30 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )

Noche plena de emociones vivimos en El Camarín de las Musas, viendo esta hermosa y sensible obra, escrita por Daniela Pantano, que sorprende muy gratamente en su opera prima como autora, ya que con mucha valentía, decide contarnos una parte crucial de su vida, aquella que la encontró en pleno embarazo, sola y cuidando a su padre, que con problemas de salud, debió atravesar una prolongada internación, siendo ella la encargada de acompañarlo en ese difícil trance.

El texto de Daniela, explora el vínculo padre / hija de manera sensible, navegando muy bien entre la realidad y la ficción, ya que como espectador dudaremos que partes son ficcionadas y cuales son la fiel realidad, algo que es la esencia misma del teatro. Los sentimientos y las emociones, afloran desde un comienzo, ya que la vida y la muerte se estarán codeando permanentemente en la fría habitación hospitalaria en que padre e hija, compartirán un momento muy particular.











Las acciones se desarrollarán en una clínica y pese a lo difícil de la situación, el humor estará muy presente en los diálogos, haciendo más llevadera la situación. Creemos que una de las mayores virtudes que tiene el texto es su credibilidad y cercana, lejos de aquellas historias lejanas que llegan de otras latitudes, aquí tenemos una historia real que nos atraviesa y resulta reconocible para cualquiera que haya estado en una situación similar, ya sea como paciente o cuidando a un enfermo.

Pese a ser solo dos los actores en escena, celulares mediante irán desfilando otros personajes en la historia, con los que Marina irá hablando como ser su psicóloga de años o su novio que está por tema de negocios en New York y no parece estar demasiado apurado por retornar para acompañarla en un momento tan importante, como ser su embarazo. Por wasap hablará con Charly un misterios amigo del padre, al que ella no conocía. Ellos están solos en esa habitación, pero hay un entorno expectante a lo que allí sucede.









No vamos a adelantar más de la trama, para que se mantenga la sorpresa, solo diremos que en esa situación límite, surgirán noticias inesperadas y poco positivas, por lo que pasados los primeros momentos de enojo e ira, quedará espacio para la contención y la comprensión, haciendo más fuerte un vínculo filial, que acumuló deudas a lo largo de los años.

Vayamos ya a hablar de las interpretaciones que tiene la obra, arrancando por Daniela Pantano, la autora, la que cuenta una parte muy suya de la vida y la que además le pone el cuerpo a la historia, ya que hace de ella misma, algo que no suele ser sencillo. Daniela es una talentosa actriz, polifacética, ya que además es bailarina y cantante. Pese a ser muy joven ya ha dado muestras de su valía, protagonizando importantes obras del teatro independiente.

Nosotros elogiamos mucho a Daniela en Solo quiero que me Amen, exitoso musical que protagonizó y donde interpretaba de manera magistral a Marilyn Monroe, en una composición que a nuestro entender fue consagratoria. Y acá nuevamente nos sorprende, en este caso siendo ella misma en escena. Con espontaneidad, belleza y mucho carisma, con facilidad llega al corazón del espectador, realizando una composición en la que cuesta separar a la actriz, de la persona, de tan profunda y sentida que es la interpretación. Una vez más nos encantó el trabajo de Daniela, en este caso un placer verla en su faceta más humana.









Y quien la acompaña en esta interpretación tan humana, es nada menos que Javier Nikilson, un actor de raza, que encaja justo en el personaje de ese padre, que oscila entre la impunidad y la protección, en ese momento de la vida, donde ya se ha recorrido gran parte del camino y lo que se espera es terminar la partida con diginidad. Estupenda la interpretación de Javier, formando una gran dupla con Daniela y abrazando el proyecto con gran pasión.

La dirección está a cargo de Dennis Smith, que compartió elenco con Pantano, en Ni con perros ni con chicos en el Cervantes y siguió el proceso de escritura de esta pieza desde su arranque. Se nota su impronta, ya que logra darle fluidez y frescura a una trama que no trata un tema sencillo de digerir. Queremos destacar el original diseño escenográfico de José Escobar, que aprovecha muy bien todo el espacio escénico y le otorga frescura a un lugar, que por lo general tiene oscuridad.










En lo personal, la historia nos llegó de manera muy directa, ya que nos identificamos muy rápidamente con la vivencia de la protagonista, a la que queremos abrazar y acompañar. La trama es sencilla y logra transmitir la fuerza de ese vínculo inquebrantable de amor que existe entre padres e hijos, donde pese a los vaivenes que pueden existir en la relación, en situaciones límites, queda demostrado que las diferencias existentes, quedan de lado y el amor aparecerá.

Nos gustó mucho Y Luego la Calma, una obra que moviliza y llega al corazón del espectador,siendo  un debut excelente de Daniela Pantano como autora, recordando a su padre, con sinceridad y mucho amor. Además de ello, compone junto con Javier Nikilson, una dupla protagónica que irradia ternura.  Valoramos doblemente las obras, cuando además de disfrutar un lindo momento teatral, nos llevamos alguna enseñanza casa y esto ocurre con esta pieza, que resulta sanadora y nos invita a hacer una pausa en la vorágine en la que vivimos, para reflexionar y ayudarnos a que nunca perdamos de vista, las cosas que verdaderamente son importantes en esta vida.



Pensador Teatral.







domingo, 5 de junio de 2022

La Madonnita

Dramaturgia de Mauricio Kartún. Dirección de Malena Miramontes Boim.






Domingos 19 30 hs en Itaca Complejo Teatral ( Humahuaca 4027 )

A casi veinte años de su estreno, llega a la sala principal de Itaca Complejo Teatral, La Madonnita, pieza escrita por Mauricio Kartún, uno de los más dramaturgos más reconocidos de la escena nacional, siendo significativa esta obra, porque fue la primera que lo tuvo como director también. La pieza retorna a la cartelera porteña, en una renovada y delicada versión dirigida por Malena Miramontes Boim.

El texto de Kartún, nos habla de amor y del deseo, de una manera muy particular, ofreciendo una mirada muy interesante sobre el rol que tenía la mujer a comienzos del Siglo XX, donde muchos la consideraban como una mercancía de cambio, que tenia que aceptar lo que hicieran con ella casi sin chistar. Recordemos que por aquellos años, la mujer tenía muy pocos derechos, siendo notable el contraste con el empoderamiento actual, por eso como primer punto a resaltar de la propuesta, es tener una perspectiva de género, del rol que tenía la mujer en la sociedad, un siglo antes de este presente tan diferente, pero que a la vez, tiene tanto recorrido por hacer.






La dramaturgia nos propone un viaje en el tiempo, hacia la Buenos Aires de 1920, tiempo en que los inmigrantes llegaban en barcos de vapor al puerto, con su valijas cargadas de ilusiones, buscando hacerse la América y forjar un porvenir provechoso en estas tierras tan prometedoras. Hacemos un paréntesis aquí y se nos pianta un lagrimón, contrastando ese pasado esperanzador, con la triste actualidad de Argentina hoy, con pobreza creciente, muy lejos de los países desarrollados y con muchos jóvenes creyendo que la única salida de la crisis es Ezeiza.

Dejando de lado esta retórica y volviendo a la obra que nos convoca, contemos que el rico relato que la dramaturgia nos propone, se desarrolla en una casa cercana al Parque Lezama, donde Hertz ( Rubén Parisi ), fotógrafo de origen polaco, además de vivir allí, tiene un atelier fotográfico. Se gana la vida como fotógrafo social, trabajando en bautismos, comuniones, casamientos y funerales. Pero también tiene un lado turbio y oculto,  ya que comercializa fotos pornográficas, en las que participa nada menos que su mujer Filomena ( Natalia Pascale ), dueña de una belleza exótica.






Y aquí, será donde aparece Basilio ( Darío Serantes ), criollo y compadrito, que entre otros rebusques se dedica a comercializar esas fotos prohibidas, con inmigrantes a los que contacta en fondas, tugurios y demás lugares de dudosa reputación, aptos para este tipo de comercio. La relación entre Hertz y Basilio es netamente comercial, pero sufrirá un vuelco fundamental, cuando el fotógrafo le propone participar de una sesión de fotos con Filomena, La Madonnita y luego de ella, nada será igual y hasta se convertirán en una especie de socios.

No vamos a adelantar más para conservar el suspenso, solo diremos que algo en esa sesión activó el morbo y el deseo de Basilio, que sentirá una atracción irresistible por Filomena, que como dijimos tiene un encanto particular. Los problemas aparecerán pronto, porque la esposa del fotógrafo, está enamorada de un mulato uruguayo y planea huir con él hacia Montevideo. Quedarse sin ella resultaría insoportable y entonces Hertz y Basilio sellarán un pacto, que solo se podrá cumplir con el regreso de La Madonnita al atelier. Y hasta allí vamos a contar, el resto lo descubrirán cuando vean la obra.






La pluma de Kartún, tiene una carga poética muy grande y es riquísima en imágenes, ya que a través del relato de los protagonistas, visualizaremos imaginación mediante, las piezas de los conventillos, sus patios, la zona del puerto, los olores / sabores del barrio y las multitudes que concurrían a los carnavales de aquellos años, con el candombe resonando de fondo. Les aseguramos que cerrando los ojos y volando con la imaginación, estaremos caminando por esa Buenos Aires en blanco y negro que proyectamos.

Es momento de hablar de las actuaciones que tiene la obra y hay que hacer mención de la gran dupla que conforman Rubén Parisi y Darío Serantes, dos actores experimentados y con mucho oficio, que se sienten muy cómodos con este texto de Kartún. Parisi dá vida a un artista sensible, que es un verdadero encantador de serpientes, amante de la fotografía y con mucha labia. Herido por el amor clandestino, de su Filomena, estará dispuesto a todo para no perderla, incluso compartirla con un tercero.

Y que decir de Darío Serantes, gigante en escena, acorde con su gran contextura física, componiendo a un criollo algo tosco, con mucha calle, un verdadero buscavidas. Su forma recia y algo violenta, parece quedar de lado, cuando descubre los encantos de La Madonnita. Nos encantó su composición, en especial en el monólogo donde relata sus peripecias cuando se mezcló con la multitud que festejó el Carnaval. Excelentes los trabajos de Rubén y Darío, ambos con momentos individuales muy destacados y muy buena química entre ellos.






Pero este triángulo virtuoso, no está completo aún, falta el personaje clave de esta historia, nos referimos a Filomena, La Madonnita, esa chica que llegó muy joven desde Rosario seducida por Hertz, interpretada por Natalia Pascale. Es el personaje que menos está en escena, pero su presencia, marca los momentos claves de la historia. Un personaje muy complejo para representar, porque Filomena es renga y mudita, pero Natalia, una actriz muy talentosa, a la que siempre elogiamos, sale más que airosa, con un muy buen trabajo y una vez más logra destacarse. Es una costumbre elogiarla, cada vez que tenemos la suerte de verla en escena.

 La puesta de Malena Miramontes Boim, tiene muchos puntos para destacar, en primera instancia, el mérito de lograr potenciar el texto de Kartún, conservando y exponiendo toda su poesía y la riqueza de sus imágenes. Hay un logrado diseño escenográfico de Micaela Sleigh reproduciendo el bello atelier de Parque Lezama, donde la luz es invitada de honor. Otro ítem que nos gustó mucho, es el vestuario de Cecilia Gómez García. Son varios los elementos que suman belleza a la puesta y dan el marco adecuado para que la historia fluya.






No queda mucho más para agregar, la obra pese a ser escrita hace casi dos décadas, tiene una enorme actualidad, ya que presenta el tema de la mujer y su rol en la sociedad, quedando claro cuanto se avanzó en los últimos años, pero sin perder de vista, que aún queda mucho por recorrer. Por ello, este tipo de propuestas, tienen un valor especial, porque pone en primer plano el tema y nos invita a reflexionar sobre los abusos que se cometían hace un siglo y los que siguen cometiéndose en la actualidad, en nombre de un supuesto amor, se pueden cometer los actos más abominables.

Disfrutamos de una distinguida noche de teatro independiente, siempre es un placer cruzarse con la dramaturgia de Kartún, en este caso con una versión moderna, que sabe conservar el espíritu y la riqueza sensorial del texto, potenciada por las magnificas actuaciones del elenco reunido, que se siente muy a gusto en escena. Además de todo lo mencionado, conocimos la bella sala principal de Itaca, no pudiendo elegir mejor obra para el debut. El prolongado aplauso que premia a los protagonistas al final de la función, es el broche de oro para una distinguida velada teatral.


Pensador Teatral.


viernes, 3 de junio de 2022

Petit Hotel Chernobyl

Dramaturgia de Andrés Binetti. Dirección de Nicolás Manasseri.







Viernes 21 30 hs en Itaca Complejo Teatral ( Humahuaca 4027 )

Un texto profundo y perturbador nos acerca Andrés Binetti, de la mano de Petit Hotel Chernoby, una tragicomedia que jugando con el grotesco y una muy buena dosis de humor, presenta las historias de cuatro mujeres desamparadas, cargadas de penas y frustraciones, que forman una especie de cofradía para no sentirse tan solas, ante un mundo exterior hostil que las rechaza.

El relato se desarrolla en la pequeña habitación de una humilde pensión. El espacio es mínimo e insuficiente, hay una cucheta doble, un colchón, una mesa y un par de sillas.  Son cuatro, pero lugares para dormir solo tres. Se huele la miseria en el ambiente, tienen lo mínimo e indispensable para vivir o mejor dicho para sobrevivir.






Además de la atmósfera opresiva que se respira en la habitación, también hay un aura de locura en esas cuatro mujeres que parecen detenidas en el tiempo, lamentándose por lo que la vida les fue quitando y viendo la forma de seguir adelante, aunque para ello deban crearse metas, que el fondo saben que son inalcanzables, pero sirven como un anzuelo para levantarse todos los días y hacer lo mejor que pueden.

El texto es profundo, por momentos divertido, con momentos absurdos y otros incómodos para los espectadores, que se ríen de manera nerviosa, con una mezcla de ternura y compasión, para estos seres sufrientes que no indudablemente no tienen todos los patitos alineados. No hay dudas que la vida fue dura con todas ellas y ahora las depositó en aquella habitación, sin saber muy bien porque.

No parece que hubiera alguna relación de parentesco entre las mujeres y la convivencia entre ellas no es sencilla. El espacio reducido parece incentivar las discusiones entre ellas y por momentos las charlas sin sentido o triviales, se transforman en peleas dialécticas furiosas, donde se lanzan dardos envenenados. Pero la espuma baja rápido y la supuesta normalidad retorna a aquella habitación. Son mujeres que están solas en este mundo, sin nadie que pregunte por ellas, por eso se cuidan entre ellas, se necesitan.





Y hasta allí vamos a contar, la dramaturgia tiene el mérito de atrapar al espectador, que sorprendido intentará descubrir la lógica en el funcionamiento de estas cuatro mujeres, si la hubiera claro y tomando las pistas que el texto irá dando,  permitirá ir juntando las piezas, para armar el rompecabezas de las vidas rotas de estas mujeres.

No tenemos dudas, que el punto más alto de Petit Hotel Chernobyl se sitúa en las exquisitas composiciones de las cuatro protagonistas, personajes complejos, muy bien construídos, con características bien marcadas. Son cuatro actrices que le ponen el cuerpo y el alma a sus fuertes historias de vida. La calidad de sus trabajos merece que les dediquemos algunas líneas.

Arranquemos por Silvia Villazur, como Hélida, que es una especie de líder alfa en aquel sombrío lugar. Es quien más está conectada con el exterior y trata de poner una pizca de optimismo a una cotidianidad que no ofrece indicios para ello. Silvia es una actriz de gran experiencia, a la que recordamos haber elogiado mucho, por su participación en Las Vengadoras, donde representaba a una jefa policial bastante díscola. Aquí desde un rol completamente diferente, vuelve a mostrar un histrionismo y una presencia escénica que se destaca.






Sigamos con Alejandra Oteiza, que realiza una magnífica composición de una maestra cargada de bronca, contra esos alumnos maleducados que en vez de estudiar, prefieren faltar el respeto en clase. Su lograda personificación, nos recuerda a algún personaje de Gasalla, que cuando vean la obra seguro recuerdan. Muy bueno lo de Alejandra.

Y que decir de Martina Zampico, que dá vida a Magda, una frustrada tenista, que todavía no pudo ganar un solo partido. Tal vez sea por la miopía que le impide ver la pelotita, quien sabe. Desopilante su personaje, querible y muy tierno. Adorable la composición de Martina, la discípula de Gaby Sabatini. Todos desde la platea, hacemos fuerza para que pueda retirarse, pero solo después de haber ganado al menos un partido.

Y para el final dejamos a Flor Provenzano, que en la función a la que concurrimos, realizó un reemplazo y no se notó para nada. Aporta belleza y misterio a la trama, dando vida a La Nena, personaje sin nombre, que parece haber salido de alguna película de terror o fugado de algún hogar psquíatrico. Personaje muy complejo, resuelto en gran forma por Flor.






Se hizo algo larga la descripción, pero como mencionamos antes, la calidad de las composiciones lo ameritaban. Petit Hotel Chernobyl crea cuatro criaturas complejas, especiales y con un alto grado de dificultad para representar. Sin dudas las actrices, debieron trabajar mucho para encontrar el registro y energía que requieren estos personajes, algo que se logra con creces, gracias a sus estupendas interpretaciones.

Dediquemos también un párrafo a la atractiva puesta de Nicolás Manasseri, que le saca jugo al texto de Binetti, consiguiendo una trama con mucha poesía y lleno de imágenes, principalmente de ese exterior, al que no vemos, pero que imaginamos, gracias a los que nos cuentan estas mujeres. Rubros a destacar el diseño escenográfico que presenta la obra y el vestuario que potencia las virtudes de las composiciones.






No queda mucho más que agregar, celebramos propuestas originales como las de Petit Hotel Chernobyl que se animan a salir de la zona de confort y presentar historias reales de vidas de seres que sufren, aquellas que no aparecen en la tele, ni en las revistas. Personas heridas por la vida, maltratadas y excluídas, que contra viento y marea, deciden seguir levantándose todos los días, simulando normalidad y con la esperanza de encontrar ese golpe de timón, que les permita salvarse, pensamiento que si analizamos con un poco de perspectiva, nos resulta muy familiar.

Por todo lo dicho, los invitamos a ingresar a esta humilde habitación, para conocer a estas criaturas fantasmagóricas creadas por la pluma de Binetti y que llegan al escenario del Itaca, de la mano de cuatro estupendas composiciones, que nos permitirán disfrutar de una noche a puro teatro independiente, riendo y reflexionando sobre lo difícil que puede resultar el mundo para muchos y como pese a todo, la siguen luchando, porque mientras haya vida, hay esperanza.


Pensador Teatral.


domingo, 29 de mayo de 2022

Pero Estás del Otro Lado

Dramaturgia y Dirección de Luciano Cohen y Nicolás Di Lorenzo.






Domingos 16 30 hs en Teatro Hasta Trilce ( Maza 177 )

Una muy grata sorpresa nos llevamos viendo Pero Estás del Otro Lado, original propuesta del teatro independiente, que nos presenta una historia muy fuerte, que nos hablará del horror y el sinsentido de la guerra, las luchas contra enemigos imaginarios y una muestra de como algunas personas, con tal de lograr un ascenso o tener más poder, pueden llevar a romper todos los códigos y cometer los actos más abobinables.

La dramaturgia resulta atrapante ya desde el arranque, cuando aparecen en el centro del escenario, ordenadas por su altura,  cinco soldados mujeres, armadas y uniformadas de manera impecable, desplegando una formación militar. Sus cascos están numerados del 1 al 5 y pronto notaremos que ese número será fundamental en la dinámica que tiene el campamento, en se encuentran, ya que determinará las jerarquías de cada una de ellas, algo fundamental en la institución militar, donde el verticalismo es una regla inquebrantable.






Las relaciones entre las soldados del pelotón, se regirán a rajatabla por las jerarquías establecidas, dejando claro que el que ostenta un mayor rango siempre impondrá su palabra. El que está abajo solo debe acatar las órdenes que recibe, sin importar si las mismas tienen lógica o alguna utilidad. De manera inteligente el texto introduce la idea, acerca de como muchas veces seguimos instrucciones absurdas y no nos animamos a cuestionar las mismas, solo por el hecho que las determina un superior.

El pelotón realizará ejercicios en el campo de la batalla, esperando que aparezca un enemigo al que no lo conoce el rostro. Pero no hay espacio para el cuestionamiento. Si la superioridad dispuso esas tareas, no hay dudas que la mismas están justificadas. Los altos mandos tienen una visión global y superior al resto, que debe seguirse de manera automática, sin perder tiempo en pensar nada.






Pero algunas cosas empezarán a salir mal en el campamento, comenzarán a escasear los alimentos y las medicinas. El ánimo de la tropa comenzará a mermar y las traiciones irán apareciendo. También surgirán algunos interrogantes. En instituciones rígidas como el ejercito, hay espacio para un vínculo de amistad verdadera o amor entre los integrantes de una fuerza ?? Que sucede cuando algún integrante de la organización, en desacuerdo con las directivas que se imparten, quiere abandonar la misma ? Hay espacio para ello o los que permanecen adentro se vá a confabular para cerrar filas ??

Resulta muy interesante observar las relaciones humanas que se establecen en el campamento, los abusos del poder, la violencia, las injusticias y lo costoso que puede resultar ser, ir contra el sistema establecido. Y hasta allí vamos a contar, porque la trama tiene una cuota de suspenso muy grande. Solo adelantaremos que a medida que el relato avanza la tensión irá en aumento, hasta llegar a un final impactante.

Sin más demora, queremos hablar de las actuaciones que tiene la obra, que son un punto altísimo. Son cinco las jóvenes protagonistas, que con una entrega notable, realizan composiciones muy logradas, destacando la valía de los trabajos individuales y como se potencian en el conjunto. Se nota que hay mucho ensayo previo, ya que los movimientos están muy bien coordinados, jugando coreografías de enorme precisión. Un gusto ver cuando jóvenes actrices abrazan un proyecto y dotan de pasión a sus personajes, algo que aquí sin dudas ocurre.





Mencionemos entonces a las actrices, arrancando por la Nro 1, interpretada por Poli Pintos. Es quien manda en el campamento, la supuesta estratega, dirigiendo con puño de hierro a sus subordinadas, siempre en busca de cumplir los objetivos establecidos por una superioridad omnipresente. Destacamos la presencia escénica de Poli, ideal para el personaje que lleva adelante.

La Nro 2 es Mariela Passeri, que anteriormente fue la 1 del pelotón, antes de ser degradada. Sufre el maltrato y las arbitrariedades de la líder del campamento. Su insomio y ello la llevará a ser testigo de una situación que cambiará todo en el grupo y le hará mostrar un lado humano que estaba escondido. Muy buena composición la de Mariela.

La 3 es Oriana Scarano, con ambiciones de llegar bien arriba en el pelotón, debe soportar las humillaciones de la 2 y los castigos que le impone la 1 que la percibe como una amenaza real a su liderazgo. En actuaciones muy parejas por lo buenas, creemos que la de Oriana es la interpretación más destacada. Con gran entrega y un histrionismo a flor de piel, dará vida a un personaje que será clave en la historia y tendrá comportamientos dispares a lo largo de la misma.






Completan el elenco, la 4 Josefina Fernández y la 5 Luciana Rivarola. Ambos personajes muy  queribles y los más humanos de la historia, tal vez por ser los de menor rango, son los que menos encajan allí y más dudas tienen sobre la lógica de funcionamiento de ese campamento. Nos gustaron mucho las composiciones de Josefina y Luciana.

Se hizo algo larga la descripción, pero deben creernos que era justo dedicar esas líneas a cada una de la actrices, ya que todas son muy jóvenes y en algunos casos están dando sus primeros pasos dentro del teatro independiente, por eso ante la calidad de sus trabajos y compromiso, queríamos hacer las menciones del caso y felicitarlas a todas ellas.






Y si a actuaciones tan destacadas, le sumamos una puesta muy rica, empezamos a tener claro, porque nos gustó tanto la obra. Arranquemos por Nicolás Di Lorenzo, que además de ser uno de los autores y directores, con su órgano en vivo,  musicaliza la obra, acompañado en gran forma el relato. Luciano Cohen su coequiper está a cargo del diseño de luces, que crea climas y otorga un clima lúgubre y de oscuridad a tono con el relato. El vestuario es otro punto alto, en una puesta que se ubica, por arriba del promedio de las obras del teatro independiente. Queremos destacar la riqueza de recursos puestos al servicio de la obra, algo que se refleja en el muy buen producto final que vemos sobre el escenario.

No queda demasiado para agregar. Son numerosos los motivos por lo que valoramos la propuesta de Pero Estás del Otro Lado. En primer lugar, porque deja el descubierto el sinsentido de la guerra, que es digitada por una supuesta conducción iluminada, que dirige las acciones bien lejos del campo de batalla, mientras los soldados, son los que ponen en juego su pellejo, para colmo, las condiciones en las que se los manda, lejos están de ser las mejores. 






Además la pieza, muestra lo que sucede en las organizaciones verticales, donde siempre hay que acatar órdenes y nunca tratar de razonar que sería lo mejor que podríamos hacer. También queda al descubierto, como aquel que tiene poder se aprovecha del mismo para someter y maltratar a su subordinado, algo que no solo ocurre en el ejército. Otro punto que resaltamos, es que los personajes propuestos por la dramaturgia son mujeres, descolocando en un principio al espectador, que en su imaginario, tiene soldados varones y que tal vez al ver personajes femenino, hubiera esperado otro patrón de comportamiento.

Disfrutamos mucho de esta original propuesta, y por eso la recomendamos, con una temática muy interesante, una puesta que resulta un lujo para el teatro independiente y actuaciones realmente muy logradas de un joven elenco que se entrega por completo. Con todo lo que dijimos, solo queda que los invitemos a que se pongan casco, uniforme de fajina y concurran a Hasta Trilce, para ser parte del campamento y ver una obra, que los movilizará y de ninguna manera los dejará indiferentes.


Pensador Teatral.








sábado, 28 de mayo de 2022

Tarascones

Dramaturgia de Gonzalo Demaría. Dirección de Ciro Zorzoli.






Martes 20 hs y Sábados 20 30 hs en Teatro Metropolitan Sura ( Av. Corrientes 1343 ) 

Tarascones a esta altura, ya se ha convertido en una obra de culto. Estrenada en 2017 en el Teatro Nacional Cervantes, la pieza tuvo un recorrido pleno de éxitos, llenando la sala en cada una de sus funciones, ganando premios y recibiendo críticas muy elogiosas. Cinco años pasados de aquel estreno y luego de haber pasado por El Picadero, donde tuvo el mismo suceso, superando el paréntesis por la pandemia, llega al Metropolitan Sura, para seguir sumando seguidores.





Gonzalo Demaria el autor, es un joven dramaturgo que se caracteriza por la observación de la vida cotidiana y por dotar de humor a sus textos, para que de esa manera los relatos y sus conflictos sean de más fácil digestión. En este caso, con Tarascones, nos presenta a cuatro señoras de clase alta, que se reúnen en la casa de una de ellas, para tomar el té, jugar a la canasta y sacarle el pellejo a los otros. Ese es el ritual que siguen desde hace tiempo.

Pero la tarde del relato, habrá un hecho diferente que alterará esa rutina y será nada menos que un crimen. Si, así como escuchan, la mascota de la casa, muere en dudosas circunstancias y la principal acusada del hecho es nada menos que Carmen, la mucama de aquel hogar. Paraguaya para más datos, la sospechosa fue reducida por las señoras paquetas y se encuentra detenida en una de las habitaciones.

La indignación estalla en aquel hogar de clase alta, se lanzan oleadas de insultos y discriminaciones varias para la infame criada guaraní, que sin dudas debe pagar su culpa. Llamar a la policía no es la mejor opción, porque seguro debe tener amistades con personal de aquella comisaría corrupta de la jurisdicción. Y entonces que pueden hacer ?? Una de las amigas tiene una idea reveladora. Pueden organizar un juicio sumario contra la acusada, designando entre ellas a la actores del mismo, una jueza, una fiscal, una testigo del hecho y hasta una abogada defensora, como para guardar las apariencias.






Y hasta allí vamos a contar. A partir de ese momento, se darán una serie de escenas delirantes, que intercalarán el supuesto juicio y algunas situaciones que rozan el absurdo, en el que las amigas sacarán algunos trapitos al sol, cantando a viva voz, hechos que comprometen a sus amigas y que las dejará muy mal paradas, en una voltereta de la trama, en la que las acusadoras, se convertirán en acusadas. Como terminará el juicio y la suerte de la mucama, es algo que descubrirán cuando vean la obra

Un dato importante a tener en cuenta, es que el texto está escrito en formato de verso, algo que agrega valor a la puesta y representa una dificultad adicional en la representación, que es resuelta de manera airosa, debido a la calidad en las interpretaciones del elenco reunido y a lo aceitado que tienen el circuito escénico, logrando dar al relato una fluidez que el espectador agradece.

Y precisamente una de las razones más determinantes del éxito de Tarascones, es la excelencia y entrega del elenco conformado por Eugenia Guerty, Alejandra Flechner, Susana Pampín y Paola Barrientos, todas actrices de probada trayectoria, que muestran mucha química entre ellas, caracterizando además cada una de ellas,  personajes bien diferenciados, que se lucen en lo individual y se potencian en el conjunto.





Con el riesgo de ser injustos, porque las cuatro actuaciones son estupendas, nis gustó especialmente la composición de Alejandra Flechner, como Martita, personaje desopilante, el que mayor representa el estereotipo del prejuicio y discriminación, siendo tan impune en sus dichos que genera risas nerviosas de la platea, que en algunos casos, culposamente se sienten identificados con parte del discurso.

Destacar de la puesta, el notable diseño escenográfico a cargo de Cecilia Zuvialde, que presenta la pieza, con gran colorido y muchos objetos decorativos, para representar un hermoso y majestuoso living. Otro ítem a destacar es el vestuario de Magda Banach, que otorga un toque de glamour a las protagonistas, acorde con el status de sus personajes.






La obra con mucho humor y jugando hábilmente con el grotesco, es una muy buena caricatura de la verborragia que tienen algunos grupos sociales, que tienen como deporte juzgar a los otros, creyendo tener una altura moral superior al resto. Y además es otro,  sin dudas, debe tener un castigo ejemplar por sus actos, eso de la conducta propia mejor no hablar. Aplicaría de manera justa aqui, el famoso dicho que nos habla de la facilidad con la que vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el ojo propio.

Tarascones como dijimos se ha transformado en una obra de culto y creemos tiene cuerda para rato. La colmada sala del Metropolitan, está preparada para vivir el ritual y reír mucho a lo largo de la obra, tal vez con algo de culpa, por la monstruosidad de estas cuatro mujeres paquetas de lengua filosa, que construyen una comedia negra, políticamente incorrecta, con la que más de un espectador, aunque no lo reconozca abiertamente, se sentirá identificado.



Pensador Teatral.