Dramaturgia de Ariel Barchiloni. Dirección de Néstor Amarilla.
Jueves 20 hs en Teatro Multiescena ( Av. Corrientes 1764 )
Una entrañable y poética propuesta llega de la mano Cartas de la Ausente, texto escrito por el dramaturgo Barchiloni, que se estrenó en el 2014 en el Teatro Cervantes, con Daniel Fanego como protagonista, teniendo un gran éxito de critica y de público, obteniendo además varios premios. Pasados diez años, llega al Multiescena, en esta versión dirigida por Néstor Amarilla, que manteniendo la idea central de la historia, introduce un cambio fundamental en la obra, que no queremos adelantar acá, pero que está en sintonia con los cambios de época y de pensamientos que se experimentó en la sociedad.
Pero vayamos ya a la historia que nos convoca, que arrancará en la casa de Roberto ( Rolo Sosiuk ) un hombre maduro y algo amanerado en sus formas, que está muy compenetrado viendo una novela, en la tranquilidad de su hogar, cuando lo sorprende el timbre y una visita tan inesperada como impactante. Quien llega es Rufino ( Julio Chiorazo ), recién salido de la cárcel, luego de cumplir su condena y pagar su pena con la sociedad. Su visita a aquella casa, es Luli, aquella joven mujer que con quien mantuvo correspondencia mientras duró su condena, entablando una relación tan profunda, que lo motivó a seguir adelante, soportando las adversidades de la prisión.
Rufino poco antes de salir de prisión se enteró que Luli había muerto, pero igual sintió la obligación de ir a su casa, sin saber muy bien porque, tal vez para reclamar una última carta que nunca pudo ser enviada o ver una foto de ella, ya que no conocía su rostro. El dueño de casa, se siente conmovido por aquella visita y manifiesta que estaba muy al tanto de aquella relación entre Luli y aquel hombre. Tanto que luego de unos minutos, se atreverá a confesar que luego del accidente en la vista que tuvo la mujer, él era quien leía a Luli las cartas que le llegaban y también escribía las cartas que ella enviaba, debido a que ella ya no veia.
El visitante se ruboriza y sorprende. Las cartas tenían un grado de intimidad y de afecto que no esperaba aquella revelación. Es más Luli nunca le había hablado de un accidente en la vista. La verdad comienza a entrar en crisis y empiezan a aparecer algunos fantasmas. A medida que la trama avanza, seguirán las dudas, más cuando Rufino revelerá que el no sabe leer, ni escribir. Y entonces como escribía las cartas que mandaba y leía las que llegaba ?? Un compañero de celda libertario y con muy buena prosa, era quien lo ayudaba con la tarea y lo impulsaba a seguir con aquella relación epistolar.
Cuántos otros secretos quedarán revelados ?? El relato se transformará en una verdadera caja de sorpresas, pero no vamos a ser nosotros los que vamos a develar que sucederá luego de estas primeras revelaciones, que adelantamos no serán las últimas. Cartas de la Ausente es una historia que nos hablará del amor, como tabla de salvación para mantenerse a flote en las agitadas aguas de la vida. Roberto y Rufino son dos hombres profundamente solos y la figura de Luli parece ser la llave que puede abrir la puerta de la soledad, pero animarse a meterla en la cerradura, puede requerir mucho coraje. Pero cumplimos nuestra palabra y hasta allí vamos a contar, para descubrir que sucede con estos dos hombres, deberán ver la obra.
Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, que son realmente muy buenas. En particular nos encantó la composición de Rolo Sosiuk, un actor de enormes recursos, aquí como Roberto, un hombre sensible, encerrado en aquella casa y con la televisión como única compañia. Recordamos haber elogiado a Rolo, hace ya varios años, por su gran actuación en El Hombre de la Nariz Rota, obra de su autoría y luego de ello lo vimos en otras piezas, mostrando su versatilidad. Pero aquí, nos sorprendió muy gratamente, por este personaje pleno tan querible, pleno de sensibilidad y con un interior muy rico. Gran trabajo de Rolo.
Pero no seamos injustos con Julio Chiorazo, a cargo de un Rufino que quiere mostrarse recio, como debería serlo alguien que estuvo en la cárcel y reconoce haber matado. Pero también descubriremos que en el interior, se esconde un hombre vulnerable, que pide afecto a gritos. Muy buena composición de Julio, histriónico y rompiendo la cuarta pared con la platea en varias oportunidades. Es muy lograda la dupla protagónica, ya que componen personajes divertidos, que disfrutan con lo lúdico, tal vez como táctica, para disimular el dolor que llevan dentro.
La puesta que propone la obra es íntima y la música que acompaña el relato además de colaborar con ese clima, agrega valor. Aquí lamentablemente debemos mencionar algo negativo, que sentimos atentó contra la puesta y nos referimos al ruido que llegaba desde fuera de la sala. El complejo de Multiescena, tiene otras salas y en una de ellas seguramente se estaba realizando una función, con música muy alta que se colaba en nuestra sala atentando contra el clima de la obra. Sin dudas el profesionalismo de los actores, hizo que este inconveniente no fuera impedimento para disfrutar la obra y por suerte en el final de la trama, los ruidos se acallaron. Desde ese sitio, siempre tratamos de enfocarnos en los puntos positivos de las obras en este caso, pero sentíamos la obligación de mencionar este punto, para realzar los trabajos de la dupla protagónica, que hizo que el hecho mencionado quedará como una anécdota y un punto que ojalá el teatro corrija, por respeto al público y más que nada a los actores.
Pero no salgamos del foco, una propuesta atrapante la de Cartas de la Ausente, una obra que nos habla del amor como una creación del propio deseo, pudiendo estar alejada de la realidad. Y como la profunda soledad que muchas personas atraviesan en sus vidas, puede llevarlas a entablar relaciones virtuales que contienen emociones fuertes y genuinas, sin estar seguros quien está del otro lado, algo que en tiempos de auge de las redes sociales cobra una vigencia inquietante. La ilusión, el deseo y la soledad, muchas veces pueden ser motores de amores fuertes, donde la verdad puede estar en peligro y hacerse cargo luego de la realidad, puede ser una tarea compleja.
Por todo lo mencionado, recomendamos Cartas de la Ausente, una obra que arrancará con mucho humor y situaciones hilarantes, pero que a medida que la trama avanza irá ganando en profundidad y emociones, logrando llegar al corazón del espectador, gracias a los trabajos de una dupla protagónica, que se entrega por completo en el escenario, invitándonos a reflexionar acerca de la soledad, el amor y la importancia de animarse a dar el paso adelante, siguiendo nuestros sentimientos y sin importar el que dirán.
Pensador Teatral.