Dramaturgia y Dirección de Lucía Fernández Echeverría.
Miércoles 20 30 hs en Itaca Complejo Teatral ( Humahuaca 4027 )
Una propuesta sensible y original, llega de la mano de Lucía Fernández Echeverria, joven dramaturga y compositora, que ya dió muestras de su talento en su primer proyecto Y que me digas Cachivache, que ganó el Certamen Nacional de Teatro Musical, ahora vuelve a incursionar en el rubro, con esta pieza surgida en el marco del Laboratorio de Teatro Musical del CECAP , eligiendo como marco un hecho tan caro para todos los argentinos, como lo fue La Tragedia de Cromañón, que en las vísperas del Año Nuevo, allá por el 2004, se cobró 194 vidas jóvenes y más de 1400 heridos.
Antes de ver la obra, pensábamos lo complicado que podría ser realizar una obra tocando este tema, pero Lucía con inteligencia, elige no entrar en el teatro documental, ni recrear explícitamente lo que sucedió aquella trágica noche en el local bailable de Once, sino que centra su obra, que tiene un muy buen componente musical, en la historia de tres jóvenes: Mariana ( Paloma Domínguez ), Javier ( Agustín Ferrari ) e Iñaki ( Gonzalo García Gualtieri ) que recrea las temáticas de cualquier chico de su edad, que estudia, que quiere un amor que no resulte compromiso, la falta de oportunidades de trabajo y la música que aparece como válvula de escape, de una vida que nos resulta ni sencilla, ni placentera.
La historia se encolumna en el relato de Javier, un cantante reconocido, que en una entrevista se anima a hablar de aquella noche en que estuvo en Cromañón, un tema muy espinoso, porque el pudo salir vivo, pero no todos quienes lo acompañaron tuvieron esa suerte. La herida es profunda y la música resulta su refugio para tratar de digerir un hecho imposible de dejar atrás. En la charla surgirá su vida de chico, la hermosa relación con Mariana, su hermana mayor, que muchas veces actuaba como si fuera su madre y le daba fuerzas cuando no quería ir a la escuela, por le bulying que le hacían sus compañeros,
Era un familia ensamblada, con una madre ausente y un padrastro que no era querido y allí aparece Iñaki, el novio de su hermana, un chico muy transparente, que se une a la hermandad, formando un triángulo poderoso de amistad y camaradería. Son jóvenes y tienen todo el futuro por delante, pero el corazón de los espectadores, se detendrá, cuando Iñaki le regala a Mariana por su cumpleaños 18, entradas para el recital de Callejeros, al que también iría Javier Sin saberlo y como tantos otros chicos, con esa compra estaban cambiando el curso de sus vidas, ya que luego de aquella noche nada sería igual. Y hasta allí vamos a contar para no adelantar más de la obra.
Los tres protagonistas son muy jóvenes y haciendo rápidas cuentas, podemos darnos cuenta que en el momento de la la tragedia, si habían nacido, eran muy chicos y por lo tanto no tiene registro emocional de lo sucedido aquella noche del 2004, existiendo una distancia, que tal vez podía dificultar el armado de los personajes, algo que para nada ocurre, ya que los tres realizan interpretaciones cargadas de emocionalidad, sensibilidad y movilizan al espectador. Sin dudas hay muy buen trabajo aquí de Lucía, desde la dirección para apuntalarlos.
Arranquemos por Paloma Domínguez, que realiza una exquisita composición de Mariana, un personaje lleno de vida, de proyectos y con una fuerte personalidad. Una verdadera revelación Paloma, que debuta en el teatro independiente con esta obra, dejando hermosas sensaciones y mostrando un potencial enorme, ya que tiene carisma, frescura y mucha presencia escénica. Sobresaliente la interpretación de Paloma, a quien esperamos ver pronto en otra obra, para seguir su progreso.
Pero no seamos injustos, con Agustín Ferrari y Gonzalo García Gualtieri, las figuras masculinas de la obra, ya que ambos realizan muy buenos trabajos, que se apoyan en su juventud y entusiasmo. Agustín, es Javier, quien por momentos acciona como el relator y ordenador del relato, tratando de manejar su tristeza, contrastada con la inocencia cuando era chico. Gonzalo por su parte es Iñaki bonachón y servicial, enamorado perdidamente de Mariana y dispuesto a ayudar en todo lo que pueda. Muy buenos trabajos de Agustín y Gonzalo.
En una obra donde lo musical tiene un papel predominante, los tres jóvenes actores además de actuar, tienen que cantar y superando alguna dificultad que tienen con el micrófono compartido, lo hacen acertadamente cuando les toca hacerlos solos y mejor aún más cuando lo hacen en el conjunto, generándose momentos muy bellos.
La puesta de Lucía Fernández Echeverría es realmente destacada, minimalista y plena de poesía. El espacio escénico, es dominado por una tela blanca, que por momentos ofrece un muy logrado juego de sombras de los protagonistas, que merece verse. Las letras de las canciones son de la propia Lucía y hay que destacarlas, al igual que el estupendo diseño lumínico que tiene la historia, que resalta algunos momentos especiales de la obra.
En definitiva, es una propuesta valiosa la de Jardín Imposible, surgida del laboratorio y por ello no tiene miedo en arriesgar y experimentar. tomando como marco un hecho tan movilizante como la tragedia de Cromañón, sin entrar de lleno en lo sucedido aquella noche, sino tomando como ejemplo una de las tantas historias de vida, de esas reales que las noticias no muestran y son las que más duelen.
Es muy reconfortante ver, como un equipo tan joven como el reunido aquí puede llevar un proyecto de este tipo, de manera tan responsable y con resultados tan satisfactorios. Nuestra felicitación para Lucía Fernández Echeverria, por la idea, el texto y la puesta, que permite que tres jóvenes actores, que están dando sus primeros pasos en la actuación, puedan recordarnos con sensibilidad y sin golpes bajos, un hecho tan caro para la memoria de los argentinos, como una forma de tomar conciencia y evitar que este tipo de tragedias se puedan repetir.
Pensador Teatral.