jueves, 14 de julio de 2022

Astor, nosotros

Idea y Dirección General de Leonardo Cuello.






Viernes 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )

Una distinguida noche musical disfrutamos con Astor, Nosotros, el espectáculo ideado por Leonardo Cuello y ejecutado por su compañía, en un espectáculo de tango danza, que combina lo tradicional con lo moderno, resultando un hermoso homenaje al gran Astor Piazzola, con motivo de cumplirse los 100 años de su nacimiento.

Por si fuera necesario y algún lector, no conoce la relevancia  que tuvo Piazzolla, contemos que este hijo de inmigrantes italianos, nació en Mar del Plata en 1921, pero de pequeño marchó con sus padres a vivir a New York. Cuando tenía 8 años, su padre le regaló su primer bandoneón y desde allí su figura quedaría asociada a ese noble instrumento. En La Gran Manzana, conoció a Carlos Gardel, con el que cultivó una larga amistad. La carrera de Astor, se desarrolló entre el Nuevo y el Viejo Mundo. De vuelta a la Argentina se radicó en Buenos Aires y fue bandoneonista en las orquesta de Miguel Caló y  Anibal Troilo.






Con el correr de los años, perfeccionó su técnica, a la vez que su prestigio aumentaba en Europa y se generaban polémicas en nuestro país, ya que su estilo se animaba a renovar a través de su bandoneón y sus composiciones, a un género tan tradicional como el tango, generando una nueva estética musical, que marcó a las generaciones más jóvenes de artistas relacionados con la música popular porteña. Entre sus composiciones más famosas, podemos mencionar Adios Nonino, Balada para un Loco, Libertango, Otoño Porteño, Buenos Aires Hora Cero, por nombrar solo algunos temas que todos alguna vez disfrutamos, ya que podríamos seguir con las menciones.

Más allá de cualquier polémica generada, hoy todos coinciden en que Piazzolla llegó para cambiar al tango. Muchos sostienen que fue un adelantado para su época y tal vez por eso, algo incomprendido por sus contemporáneos. Fue un verdadero embajador que llevó el tango argentino por todo el mundo. Y hoy todos coinciden en que fue unos de los músicos más importantes del Siglo XX y uno de los compositores más importantes de tango en todo el mundo.







Se hizo algo larga la introducción, pero entendemos que su figura lo merecía. Yendo al espectáculo que nos convoca, Cuello, destacado coreógrafo y maestro de tango, busca recorrer el universo del gran bandoneonista, sin seguir un orden cronológico de sus obras, ni caer en las normas habituales del género, prevaleciendo el espíritu libre del artista, que se refleja en un espectáculo moderno que conjuga danza y teatro, creando un ámbito donde la modernidad estará presente, mostrando que el tango puede aggiornarse a estos tiempos.

Son diez los bailarines en escena, que de manera variada irán ejecutando bellas coreogafías. No queremos adelantar demasiado, para mantener la sorpresa, pero en los diferentes cuadros, veremos múltiples ejecuciones, parejas tradicionales, hay baile de mujeres muy sensual, una cuadro de dos hombres, en varios momentos, estarán los diez artistas al mismo tiempo, es decir veremos combinaciones diversas, que generan que el público esté siempre atento, esperando una nueva coreografía, siempre con las melodías de Piazzolla de fondo.







No somo expertos musicales, ni en danza, pero el espectáculo tiene la virtud de ser apto para todos los públicos, apostando a una puesta muy bella desde lo estético y cargada de poesía. La obra tiene un aire urbano que no es casual. Piazzolla fue un compositor de urbe, de ciudad. Buenos Aires estuvo siempre muy presente en sus composiciones y eso es algo que se ve reflejado en la puesta, que presenta imágenes y sonidos, característicos de la ebullición permanente de la gran ciudad.

Como dijimos son diez los bailarines en escena, pertenecientes todos ellos a La Compañía de Leonardo Cuello, la gran mayoría de ellos muy jóvenes, mostrando que el género del tango no tiene edad y siempre puede mostrar una cara moderna, que resulta atractiva. Los cuadros muestran la destreza de los bailarines y se disfrutan mucho, todos tienen algún momento en la trama reservado paar destacarse. Vamos a mencionarlos, porque sus trabajos, lo ameritan, nos referimos a Ayelén Alvarez Miño, Jimena Calarco, Juan Pablo Del Greco, Federico Ibañez, Marilú Leopardi, Quique Lopez, José Lugones, Esteban Simón, Julia Urruti y Laura Zaracho . 

Punto a destacar de la puesta, el perfecto sonido que tiene el espectáculo, se escucha con la potencia y la claridad adecuada. Parece una obviedad mencionar esto, pero no siempre se cumple en musicales, aquí funciona perfecto, siendo alguno fundamental para el disfrute del show. Se destaca el original diseño escenográfico que se presenta, estructuras metálicas móviles que marcan el pulso de los cuadros y que obligan a que además de baile, veamos algunas acrobacias de los bailarines. Este ítem está a cargo de Nora Churquina, que además es la encargada del magnífico vestuario que tienen los protagonistas, con muchos cambios. Son muchos los elementos que contribuyen para lograr la belleza escénica que presenta el espectáculo.






Celebramos entonces la idea de Leonardo Cuello, que en sintonia con las ideas modernas de Piazzola, presenta un espectáculo moderno, con el tango como idea central, pero también con momentos románticos y coreografías donde la poesía se impone. En todo el show, hay un toque contemporáneo que logra mantener el espíritu del artista, aún con una puesta moderna, logra preservar la esencia del universo piazzolleano.

Como conclusión, un gusto haber podido disfrutar de una distinguida noche musical, de la mano de talentosos bailarines que logran transmitir la energía de un género como el tanguero, que muestra su vigencia y tan arraigado a Buenos Aires, resultando un sentido homenaje a Astor Piazzola, en el centenario de su nacimiento. Y creemos que la mejor manera de cerrar esta reseña, es con una frase suya, que impacta: La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón... Es la lengua universal de la humanidad... . Y luego de ver Astor, nosotros, solo nos queda dar fe de la veracidad de su sentencia.


Pensador Teatral.-



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