Dramaturgia de Diego Damián Martínez. Dirección de Yamil Ostrovsky.
Sábados 21 30 hs en Teatro Hasta Trilce ( Maza 177 )
Hay propuestas teatrales que por su temática, resultan especialmente atractivas y sin dudas que Mandinga, el Diablo que vino de África, es una de ellas. Unipersonal escrito por el dramaturgo entrerriano Diego Martínez, que nos hablará de la afrodescendencia en Argentina, un tema muy poco tratado en el teatro y en general en nuestra sociedad, que prefiere ignorar la cuestión, en vez de analizar las razones, de la casi desaparición de la descendencia afro en nuestro país.
El texto de Martínez, juega con mucha habilidad, entre la realidad y la ficción, haciendo referencia a hechos de nuestra historia, que se remontan a la época colonial, cuando desde África partieron más de 60 millones de personas hacia América, con destino de esclavitud, pero solo llegaron 12 millones con vida. También se menciona la presencia afro en la época de la colonia y como las primeras líneas de los ejércitos que buscaban la Independencia, estaba conformado por soldados de raza negra, que eran verdadera carne de cañón.
Es momento de hablar del gran protagonista de la noche, porque este texto tan especial, encuentra el intérprete ideal para llevarlo adelante. Nos referimos a Mauricio González, actor uruguayo que vive en Buenos Aires ya hace un par de años , abrazando el texto con pasión y con orgullo. En la entrega que le imprime a su interpretación, se nota la identificación que tiene con el proyecto y las ganas que tiene de transmitir las verdades y las problemáticas de una descendencia a la que injustamente quieren invisibilizar, haciendo de cuenta que no existe.
La composición de Mauricio resulta hipnótica, con una presencia escénica que impresiona. Está solo en el amplio espacio escenario de Hasta Trilce, solo con un saco, que entre otras funciones, será una pieza fundamental para su gran metamorfosis, ya que por momentos será el mismo, el que viaja en subte por la ciudad, el candidato en el centro de estudiantes de la facultad y el que sufre una profunda pena de amor. Y en otros momentos será Mandinga, aquel demonio negro. La transformación es asombrosa, su trabajo corporal, los cambios en sus expresiones, su forma de hablar, de caminar, etc. Fantástica la composición de Mauricio, en una interpretación que emociona y conmueve.
Hay que dedicar un párrafo especial a la dirección de Yamil Ostrovsky, reconocido coreógrafo, que pone especial énfasis en el teatro físico, contando para ello con Mauricio que tiene la plasticidad y la capacidad de ejecutar coreografías muy logradas, que potencian su composición. La puesta es bella y despojada, aquí el centro de la atención lo tiene el protagonista. Un ítem que tenemos que destacar de la puesta, es la música original de Carlos Ledrag, que resulta gran acompañante del relato.
Entendemos que ya hemos contado lo suficiente, Mandinga, El Diablo que vino de África es una obra realmente convocante y le auguramos larga vida. En su segunda temporada en cartel, está recibiendo excelentes críticas y está teniendo una gran recepción por parte del público, agotando localidades en todas sus funciones, un verdadero logro, ya que no es sencillo llenar una sala de gran capacidad como Hasta Trilce, lo que demuestra el valor del boca a boca.
Recomendamos especialmente la obra, la situamos sin dudas entre las mejores que vimos en el año. Valiosa por donde se la mire, ya que toca un tema inédito en nuestro teatro, como el de la afrodescendencia en Argentina y lo hace de la mano de una dramaturgia muy atractiva, que invita a tomar conciencia, sin caer en golpes bajos. Al virtuoso texto, le debemos sumar una puesta realmente bella y por supuesto la enorme composición de Mauricio González, que emociona y conmueve. La larga ovación que el público, le tributa al protagonista, al final de la función, es el broche de oro, para la gran velada de teatro independiente vivida.
Pensador Teatral.
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