Domingos 20 hs en Belisario Club de Cultura ( Av. Corrientes 1624 )
Dramaturgia de Patricia Suárez y Dirección de Mónica Nuñez.
Obra escrita por la distinguida pluma de la rosarina Patricia Suárez, que nos lleva a la Buenos Aires del 1900, años en los cuales, la Argentina recibía con los brazos abiertos a los barcos cargados de inmigrantes que llegaban de toda Europa, para trabajar duro, ilusionados con la América, que les resultaba una tierra de oportunidades, en comparación con la dura situación que se vivía en el Viejo Continente.
Errante en la Sombra, nos cuenta la historia de Rosa ( Pato Vegas ) llegada desde Italia y Berta ( Carolina Pofcher ) de Francia. Dos mujeres, que debían ganarse la vida trabajando de sol a sol, como planchadoras y luchando contra un ambiente hostil y machista.
Se hace una pintura muy interesante de la vida de los inmigrantes, en los tradicionales conventillos que los albergaba, lejos de su patria y del confort, tratando de vencer al hambre, sabiendo que debían sacrificarse y trabajar mucho, para progresar, en un país lejano a sus costumbres..
Se habla de la importancia de la inmigración desde un ángulo diferente al habitual, ya que las que cuentan su historia, son dos mujeres, que además del desarraigo, deben duplicar sus esfuerzos para hacer pie, en una sociedad machista y patriarcal, que las mira con desconfianza y recelo por se mujeres solas.
La autora, introduce un elemento muy interesante a la obra y que agrega verosimilitud al relato, Berta no está sola en esa habitación de conventillo con Rosa, desde sus Francia natal, llegó acompañada de su hijito llamado Carlos Gardel, si el mismísimo morocho del Abasto, que crecería corriendo por los patios de aquel conventillo y viendo como su madre planchaba ropa para poder comprar los alimentos en el mercado.
La pieza, además del muy buen libro, tiene dos intérpretes de lujo, nos referimos a la dupla protagónica, dos actrices que se entregan por completo. Por un lado Pato Viegas como Rosa, la tana, tosca y poca agraciada, que pese a sus esfuerzos no logra afinar, para que suenen agradables sus canzonetas napolitanas, que le traen hermosos recuerdos. Muy buena su actuación, con su fuerte acento, con muchas palabras en italiano, trayendo el recuerdo de muchas de nuestras abuelas.
Y por otro lado, Berta, la francesita, fina y elegante, muy refinada para el conventillo, los hombres se daban vuelta para mirarla, tenía buena figura, cantaba lindo y además sabía leer. Soñadora y siempre preocupada, por el bienestar de Carlitos, queriendo encontrar a ese hombre que la enamorey además la saque del conventillo. Fantástica su composición de personaje, con un encantador acento francés.
En lo individual, ambas mujeres se lucen mucho, logrando potenciarse juntas y mostrando muy buena química, siendo personajes queribles y sufrientes, que pese a sus vidas sacrificadas, logran regalarnos pasajes muy divertidos.
La puesta que propone Patricia, es íntima, logrando complicidad e identificación, con el espectador, con un muy buen diseño escenográfico de Mónica Nuñez, recreando un típico conventillo, con algunos objetos representativos de aquellos años, como una antigua plancha o fuentones para higienizarse. Hay un lucido vestuario de época y un muy buen diseño lumínico, que crea la atmósfera melancólica, que pide el texto y otorgando calidez a una pieza que tiene mucha de poesía y de sainete.
En definitiva, estamos en presencia de una obra entrañable, que rememora aquella época en que Argentina estaba en pleno crecimiento gracias a la llegada de los inmigrantes y la cultura de trabajo que traían de sus mayores e inculcaban a sus hijos. ( cultura que lamentablemente en muchos sectores de nuestra sociedad, se fue deteriorando )
La mirada de la autora es original y femenina, ya que se hace con ojos de mujer. Sus diálogos y sus caracterizaciones, resultan un bello homenaje al recuerdo de nuestras madres o abuelas, según sea la edad del espectador.
La obra esta culminando su tercera temporada y no hay dudas, que tiene mucha cuerda aún, ya que es una pieza que tiene mucho que transmitir.
Invitamos al espectador a que vea Errante en la Sombra, disfrutarán de la dramaturgia de Patricia Suarez y su talento para representar en el escenario, una parte fundamental de la historia de nuestro país, disfrutando además de las notables actuaciones de las protagonistas.
El aplauso prolongado con que los espectadores las despiden, luego de un final original y emocionante, que incluye algunas proyecciones, es un justo reconocimiento por la reconfortante noche de teatro vivida.
Pensador Teatral.
martes, 22 de mayo de 2018
lunes, 21 de mayo de 2018
La Voluntad, Teatro a Distancia
Sábados 18 hs en Santos 4040 Teatro ( Santos Dumont 4040 )
Dramaturgia de Eva Halac y Dirección de Hernán Marquez.
La obra fue escrita por Eva Halac en el marco del Concurso del Instituto Nacional del Teatro sobre el Bicentenario y resulta una propuesta muy atractiva, que nos llevará a los años de la Campaña del Desierto, para mostrarnos un choque cultural, entre el mundo militar y el artístico, que bien parece remontarnos a la frase Civilización o Barbarie, acuñada por Domingo Faustino Sarmiento.
La historia nos remonta a un fortín del sur argentino, en plena Campaña del Desierto, donde una guarnición diezmada por las pestes y cercada por los ataque de los indios, resiste como puede y hace patria en ese confín perdido de Argentina. El campamento es dirigido por un temperamental Comandante ( Mucio Manchini ), que trata de mantener en alto la moral de sus hombres, pese a todas las adversidades que deben soportar, en ese lugar tan inhóspito.
En el campamento se preparan para la celebración del 25 de Mayo y la llegada del presidente de aquel entonces, nada menos que Julio Argentino Roca. Para agasajarlo, ofrecerán una obra de teatro, que representará una compañia internacional dirigida por una actriz cosmopólita ( Cathetine Biquard ) que elegirá para la ocasión una obra de Shakespeare, que parece tener poco que ver con el contexto que viven esos soldados. Para colmo la representación habla en una de sus partes fundamentales de la importancia que tiene ganar, sin importar si lo conseguido es valioso o no, lo que vale el el valor de haber triunfado, la voluntad de conseguir el objetivo.
Al Comandante, no le parece adecuado traer un texto shakespereano para una celebración del 25 de Mayo y tampoco coincide con la temática a tratar. Para colmo la actriz, se planta con un petitorio, bastante particular, ya que pone como condición para representar la obra, pedirá que liberen a un soldado desertor, condenado a muerte y que sería fusilado al otro día.
El Comandante no quiere saber nada con la idea, pero ante la inminencia de la fecha y la llegada del presidente Roca, escucha a la actriz y se sorprende con la propuesta, que incluye simular la ejecución del condenado, apareciendo entonces la figura del teatro dentro del teatro, siendo los soldados los que deberían montar el número, para engañar a todos los que presenciarían el fusilamiento.
Hasta aquí contaremos, no vamos a revelar, si finalmente el plan de simulación se llevará a cabo, solo diremos que en los preparativos, se darán momentos muy graciosos y divertidos, quedando muy claro el marcado choque cultural y de mentalidades, que mencionamos en el comienzo,
La obra tiene dos actuaciones descollantes, en primer lugar mencionar a Mucio Manchini, interpretando a un militar rígido, autoritario y bastante fanático, que a toda costa quiere mantener la moral de la tropa, mostrando una dureza y una falta de humanidad, que fue adquiriendo con tantos años en el frente, Enorme la actuación de Mucio, con el tono solemne requerido para el personaje, cumpliendo en forma excelente un papel muy exigente.
La otra gran protagonista, de la historia es Catherine Biquard, como la actriz Sarah Bernhardt, personaje real rescatado por la autora, que recorrió el mundo, actuando en los lugares más diversos, Ella representa la civilización, el arte, figura contrapuesta con la desolación que viven esos hombres, en medio del desierto. Mujer de fuertes ideales, no tiene miedo den dar sus puntos de vistas y confrontarlos con el Comandante, al que todos le tienen miedo, pero ella desafía. Una gran composición la de Catherine.
En papeles secundarios, se luce mucho Martin Caminos, como el Sargento Sosa, ladero del Comandante, de pocas palabras y muy efectivas intervenciones, siendo muy gracioso y cumpliendo una actuación muy destacada. Leandro Cóccaro, es José Vázquez, el soldado desertor, que debería actuar para salvar su vida, con menos minutos, puede lucirse igualmente.
Martín Rebechi, es el sacerdote de la guarnición, muy afectado por la peste y también representa a un colorido Cabo Nuñez, restando mencionar a Julián Martínez, actor que acompaña a la francesa. Ambos se acoplan muy bien a la historia.
La puesta de Hernán Marquez, es interesante, aprovechando muy bien el espacio del Santos 4040, dándole algunos ribetes circenses al lugar de representación y ampliando también, el espacio, ya que se usa también el exterior, ya que los actores en varios momentos, pasan entre el público.
Hay un destacado vestuario de época en manos de Josefina Minond y no podemos dejar de mencionar, a los músicos en vivo, los soldados César Nigro y Martín Rodríguez, que enriquecen la puesta, con vidalas y melodías del gran Atahualpa Yupanqui, siendo el aporte de ambos, muy importante.
Concluyendo ya, estamos en presencia de una muy buena propuesta del teatro independiente, tan creativa que puede en muy buena forma, La Campaña del Desierto con Shakespeare, mostrando de manera explícita los choques culturales, antinomias y diferencias de pensamientos, que siempre estuvieron presentes en nuestra historia como país..
La Voluntad, es una obra para reflexionar, que además divierte y que nos tiene reservados un final, que será a pura emoción, para disfrute de los espectadores que colman la sala, en cada función.
Pensador Teatral.
Dramaturgia de Eva Halac y Dirección de Hernán Marquez.
La obra fue escrita por Eva Halac en el marco del Concurso del Instituto Nacional del Teatro sobre el Bicentenario y resulta una propuesta muy atractiva, que nos llevará a los años de la Campaña del Desierto, para mostrarnos un choque cultural, entre el mundo militar y el artístico, que bien parece remontarnos a la frase Civilización o Barbarie, acuñada por Domingo Faustino Sarmiento.
La historia nos remonta a un fortín del sur argentino, en plena Campaña del Desierto, donde una guarnición diezmada por las pestes y cercada por los ataque de los indios, resiste como puede y hace patria en ese confín perdido de Argentina. El campamento es dirigido por un temperamental Comandante ( Mucio Manchini ), que trata de mantener en alto la moral de sus hombres, pese a todas las adversidades que deben soportar, en ese lugar tan inhóspito.
En el campamento se preparan para la celebración del 25 de Mayo y la llegada del presidente de aquel entonces, nada menos que Julio Argentino Roca. Para agasajarlo, ofrecerán una obra de teatro, que representará una compañia internacional dirigida por una actriz cosmopólita ( Cathetine Biquard ) que elegirá para la ocasión una obra de Shakespeare, que parece tener poco que ver con el contexto que viven esos soldados. Para colmo la representación habla en una de sus partes fundamentales de la importancia que tiene ganar, sin importar si lo conseguido es valioso o no, lo que vale el el valor de haber triunfado, la voluntad de conseguir el objetivo.
Al Comandante, no le parece adecuado traer un texto shakespereano para una celebración del 25 de Mayo y tampoco coincide con la temática a tratar. Para colmo la actriz, se planta con un petitorio, bastante particular, ya que pone como condición para representar la obra, pedirá que liberen a un soldado desertor, condenado a muerte y que sería fusilado al otro día.
El Comandante no quiere saber nada con la idea, pero ante la inminencia de la fecha y la llegada del presidente Roca, escucha a la actriz y se sorprende con la propuesta, que incluye simular la ejecución del condenado, apareciendo entonces la figura del teatro dentro del teatro, siendo los soldados los que deberían montar el número, para engañar a todos los que presenciarían el fusilamiento.
Hasta aquí contaremos, no vamos a revelar, si finalmente el plan de simulación se llevará a cabo, solo diremos que en los preparativos, se darán momentos muy graciosos y divertidos, quedando muy claro el marcado choque cultural y de mentalidades, que mencionamos en el comienzo,
La obra tiene dos actuaciones descollantes, en primer lugar mencionar a Mucio Manchini, interpretando a un militar rígido, autoritario y bastante fanático, que a toda costa quiere mantener la moral de la tropa, mostrando una dureza y una falta de humanidad, que fue adquiriendo con tantos años en el frente, Enorme la actuación de Mucio, con el tono solemne requerido para el personaje, cumpliendo en forma excelente un papel muy exigente.
La otra gran protagonista, de la historia es Catherine Biquard, como la actriz Sarah Bernhardt, personaje real rescatado por la autora, que recorrió el mundo, actuando en los lugares más diversos, Ella representa la civilización, el arte, figura contrapuesta con la desolación que viven esos hombres, en medio del desierto. Mujer de fuertes ideales, no tiene miedo den dar sus puntos de vistas y confrontarlos con el Comandante, al que todos le tienen miedo, pero ella desafía. Una gran composición la de Catherine.
En papeles secundarios, se luce mucho Martin Caminos, como el Sargento Sosa, ladero del Comandante, de pocas palabras y muy efectivas intervenciones, siendo muy gracioso y cumpliendo una actuación muy destacada. Leandro Cóccaro, es José Vázquez, el soldado desertor, que debería actuar para salvar su vida, con menos minutos, puede lucirse igualmente.
Martín Rebechi, es el sacerdote de la guarnición, muy afectado por la peste y también representa a un colorido Cabo Nuñez, restando mencionar a Julián Martínez, actor que acompaña a la francesa. Ambos se acoplan muy bien a la historia.
La puesta de Hernán Marquez, es interesante, aprovechando muy bien el espacio del Santos 4040, dándole algunos ribetes circenses al lugar de representación y ampliando también, el espacio, ya que se usa también el exterior, ya que los actores en varios momentos, pasan entre el público.
Hay un destacado vestuario de época en manos de Josefina Minond y no podemos dejar de mencionar, a los músicos en vivo, los soldados César Nigro y Martín Rodríguez, que enriquecen la puesta, con vidalas y melodías del gran Atahualpa Yupanqui, siendo el aporte de ambos, muy importante.
Concluyendo ya, estamos en presencia de una muy buena propuesta del teatro independiente, tan creativa que puede en muy buena forma, La Campaña del Desierto con Shakespeare, mostrando de manera explícita los choques culturales, antinomias y diferencias de pensamientos, que siempre estuvieron presentes en nuestra historia como país..
La Voluntad, es una obra para reflexionar, que además divierte y que nos tiene reservados un final, que será a pura emoción, para disfrute de los espectadores que colman la sala, en cada función.
Pensador Teatral.
domingo, 20 de mayo de 2018
La Ponedora, el último milagro
Jueves 20 30 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )
Dramaturgia y Dirección de Ana Lucía Rodríguez.
Una atractiva y original propuesta del off, es La Ponedora, el último milagro, obra escrita por Ana Lucía Rodríguez, joven actriz y dramaturga docente del Sportivo Teatral, sitio donde se alumbró esta pieza, luego de dos años de investigación y ensayos, con actores de ese teatro.
La obra que tuvo desde su arranque muy buena respuesta del público, transita su tercera temporada en cartel, algo que no es habitual, en piezas del teatro independiente y llegando este año a un teatro como El Camarín de las Musas, que es sin dudas, referente dentro del circuito off, por la calidad de sus espectáculos y la concurrencia de público.
Con mucha expectativa entonces, llegamos para ver la obra y tratar de descubrir cuales son las razones, para que La Ponedora, tenga esta vigencia y realmente nos fuimos muy satisfechos, disfrutando una hermosa noche de teatro y creyendo haber desentrañado algunas de las claves, que explican el suceso de la obra.
Por empezar, debemos destacar un libro muy atractivo, con personajes fuertes y excelentemente construidos. La historia, entre muchas virtudes, tiene la de desarrollarse, en una localidad del interior como Ayacucho, que podría ser cualquier otra y que representa muy bien, aquellas ciudades pequeñas de Argentina, donde casi todos se conocen y casi nada puede hacerse, sin que los otros se enteren.
Por un lado, esa radiografía del interior y por el otro, una caricatura, con rasgos exagerados adrede, pero con numerosos ribetes reales, de una institución como la Iglesia, que con el correr de los años viene perdiendo su poder y sus fieles en manos de otras religiones más flexibles, las ilgesias new age, que presentan más incentivos a quienes concurren a sus ceremonias, siendo más alegres y menos rígidas, que la Iglesia tradicional, a la que le cuesta aggiornarse a los tiempos actuales.
Aunque la introducción puede hacer pensar lo contrario, aclaremos que la obra es una comedia, que satiriza situaciones reales y divierte mucho al espectador, que se engancha en todo momento con la trama algo disparatada.
Sin develar mucho, contemos que La Ponedora, nos cuenta como la Parroquia Nuestra Señora de la Purificación de Ayacucho, se encuentra en una situación límite, por la pérdida de fieles. Cada vez son menos, los concurrentes a sus misas y además el avance de las iglesias evangélicas y brasileras, que con métodos cuestionables, pero efectivos, amenazan su continuidad. Es más en los pueblos cercanos a Ayacucho, ya varias parroquias, fueron tomadas por estas iglesias alternativas, que los desplazó de ese centro, que ostentaron por muchos años..
La situación es desesperante, Cristian ( Santiago Fraccarolli ), el párroco local y Monseñor Betancourt ( Martin Tecchi ) mientras juegan al ajedrez, reflexionan y saben que tienen que jugar una carta salvadora, que les permita revertir un futuro negro que parece inexorable-
Parece no haber salida, solo un milagro puede salvarlos y es en Ayacucho, justo donde se comenta, sucede algo milagroso. En un prostíbulo cercano, dirigido por Mónica, una madame excomulgada, que vive allí, con su hija Iris, que por haberse criado en un gallinero, tiene el don de poner huevos, tal si fuera una gallina más. A raíz de este fenómeno, muchos habitantes del pueblo, se reúnen a diario en la puerta del prostíbulo, hoy convertido en santuario, para pedir un milagro.
La solución se cae de madura, deben llevar a Iris, la Ponedora, a la Iglesia, que debe ser la que albergue aquel milagro y la que reciba la visita de los cientos de fieles. Pero para ellos deberán convencer a Mónica y a la chica milagrosa.
Si el plan que tienen ideado, Monseñor y el cura local, puede ser llevada a la práctica, es algo que el espectador descubrirá cuando vea la obra, solo contar, que en pos de ese objetivo, se darán momentos desopilantes y muy divertidos.
Como dijimos el libro atractivo, que nos presenta Ana, encuentra en eco, en un elenco muy parejo, apareciendo personajes muy fuertes y actuaciones magníficas, donde todos se destacan, algo que no siempre ocurre, pudiendo afirmar que las actuaciones, constituyen un fortaleza muy grande, en esta pieza.
Arranquemos por los eclesiásticos protagonistas, Santiago Fraccarolli es el Padre Cristian, magnífica su composición, su postura, su manera de hablar, sus gestos, que nos hacen ver a un cura de pueblo, que siempre quiere guardas las apariencias, aunque la realidad sea otra Nos encantó el trabajo de Santiago.
En la misma sintonia, Martin Tecchi, es Monseñor Bentacourt, una autoridad eclesiástica, que con una visión global, está decidido a mantener el poder de la Iglesia. Otra excelente composición de personaje, más temperamental y sanguíneo que el Padre Cristian, muestra su histrionismo y genera muchos momentos divertidos.
Gran dupla del Padre y el Monseñor, una muestra divertida, pero a la vez realista, de muchos representantes de la Iglesia, que se preocupan más, por conservar los privilegios que les brinda su investidura, que de servir a Dios.
Completan el elenco eclesiástico, Homero González, el capellan Gerardo, logicamente al ser el de menor jerarquía, recibirá numerosos pedidos de sus superiores y los cumplirá con obediencia casi ciega.
Vayamos ahora al elenco femenino, arranando por Josefina Barrionuevo, la joven y bella sobrina del monseñor, ayudante en la iglesia local, gracias a ese vínculo. Divide su tiempo, estudiando italiano y cumpliendo las tareas domésticas de la parroquia. Aporta frescura a la obra y nos regalará un momento emocionante de la noche, gracias a su hermosa voz. ( no contaremos cual es, dejamos que lo descubran al ver la obra ) Se luce muchísimo Josefina, desde un papel secundario, lo que habla por si solo, de su buena actuación.
Y vayamos a las dueñas del milagro, Rocio Saldeña, es Mónica Tiraboschi, con antiguos y clandestinos vínculos con el padre Gerardo y con la iglesia, que terminaron en forma abrupta, cuando fue excomulgada, por ejercer la prostitución. Un personaje divertido y alocado el que compone Rocio, que genera muchas risas.
Y para el final, dejamos a Verónica González, como Iris, la hija de Rocio, ignoramos quien es su padre, aunque podemos intuirlo. Es un personaje clave en la historia, la que obra el milagro, se luce mucho, con su aspecto virginal y unos ojos celestes que encandilan. Verónica es otra que con poca participación, se destaca.
Se hizo algo larga la descripción, pero creemos que era merecido mencionar a los seis protagonistas y dejar unas líneas de cada uno, ya que componen sus personajes de manera superlativa y se nota que disfrutan actuando.
Mérito aquí de la autora y directora, que tuvo la habilidad de escribir un guión que permite que cada uno de los personajes, sea pieza importante en el engranaje de la historia que se cuenta, además de darle, el espacio a cada uno de ellos, para el lucimiento individual.
La puesta tiene varios ítems para destacar, destacamos el diseño escenográfico de Esteban Siderakis, que divide el largo escenario en tres espacios diferentes, muy buen diseño de vestuario de Danisa Samurio y un diseño de luces de Jose Binetti, que crea muy buenos climas.
En definitiva, La Ponedora, es una historia, simple pero efectiva, que sabe como conjugar fantasía y realidad de manera efectiva, para conseguir una trama ágil y muy divertida, con excelentes actuaciones.
Nos gusto mucho la obra y por eso la recomendamos, vale la pena este viajecito que nos propone la autora, para ver si es verdad, como se comenta, que en Ayacucho, hay milagros y huevos para todos.
Pensador Teatral.
Dramaturgia y Dirección de Ana Lucía Rodríguez.
Una atractiva y original propuesta del off, es La Ponedora, el último milagro, obra escrita por Ana Lucía Rodríguez, joven actriz y dramaturga docente del Sportivo Teatral, sitio donde se alumbró esta pieza, luego de dos años de investigación y ensayos, con actores de ese teatro.
La obra que tuvo desde su arranque muy buena respuesta del público, transita su tercera temporada en cartel, algo que no es habitual, en piezas del teatro independiente y llegando este año a un teatro como El Camarín de las Musas, que es sin dudas, referente dentro del circuito off, por la calidad de sus espectáculos y la concurrencia de público.
Con mucha expectativa entonces, llegamos para ver la obra y tratar de descubrir cuales son las razones, para que La Ponedora, tenga esta vigencia y realmente nos fuimos muy satisfechos, disfrutando una hermosa noche de teatro y creyendo haber desentrañado algunas de las claves, que explican el suceso de la obra.
Por empezar, debemos destacar un libro muy atractivo, con personajes fuertes y excelentemente construidos. La historia, entre muchas virtudes, tiene la de desarrollarse, en una localidad del interior como Ayacucho, que podría ser cualquier otra y que representa muy bien, aquellas ciudades pequeñas de Argentina, donde casi todos se conocen y casi nada puede hacerse, sin que los otros se enteren.
Por un lado, esa radiografía del interior y por el otro, una caricatura, con rasgos exagerados adrede, pero con numerosos ribetes reales, de una institución como la Iglesia, que con el correr de los años viene perdiendo su poder y sus fieles en manos de otras religiones más flexibles, las ilgesias new age, que presentan más incentivos a quienes concurren a sus ceremonias, siendo más alegres y menos rígidas, que la Iglesia tradicional, a la que le cuesta aggiornarse a los tiempos actuales.
Aunque la introducción puede hacer pensar lo contrario, aclaremos que la obra es una comedia, que satiriza situaciones reales y divierte mucho al espectador, que se engancha en todo momento con la trama algo disparatada.
Sin develar mucho, contemos que La Ponedora, nos cuenta como la Parroquia Nuestra Señora de la Purificación de Ayacucho, se encuentra en una situación límite, por la pérdida de fieles. Cada vez son menos, los concurrentes a sus misas y además el avance de las iglesias evangélicas y brasileras, que con métodos cuestionables, pero efectivos, amenazan su continuidad. Es más en los pueblos cercanos a Ayacucho, ya varias parroquias, fueron tomadas por estas iglesias alternativas, que los desplazó de ese centro, que ostentaron por muchos años..
La situación es desesperante, Cristian ( Santiago Fraccarolli ), el párroco local y Monseñor Betancourt ( Martin Tecchi ) mientras juegan al ajedrez, reflexionan y saben que tienen que jugar una carta salvadora, que les permita revertir un futuro negro que parece inexorable-
Parece no haber salida, solo un milagro puede salvarlos y es en Ayacucho, justo donde se comenta, sucede algo milagroso. En un prostíbulo cercano, dirigido por Mónica, una madame excomulgada, que vive allí, con su hija Iris, que por haberse criado en un gallinero, tiene el don de poner huevos, tal si fuera una gallina más. A raíz de este fenómeno, muchos habitantes del pueblo, se reúnen a diario en la puerta del prostíbulo, hoy convertido en santuario, para pedir un milagro.
La solución se cae de madura, deben llevar a Iris, la Ponedora, a la Iglesia, que debe ser la que albergue aquel milagro y la que reciba la visita de los cientos de fieles. Pero para ellos deberán convencer a Mónica y a la chica milagrosa.
Si el plan que tienen ideado, Monseñor y el cura local, puede ser llevada a la práctica, es algo que el espectador descubrirá cuando vea la obra, solo contar, que en pos de ese objetivo, se darán momentos desopilantes y muy divertidos.
Como dijimos el libro atractivo, que nos presenta Ana, encuentra en eco, en un elenco muy parejo, apareciendo personajes muy fuertes y actuaciones magníficas, donde todos se destacan, algo que no siempre ocurre, pudiendo afirmar que las actuaciones, constituyen un fortaleza muy grande, en esta pieza.
Arranquemos por los eclesiásticos protagonistas, Santiago Fraccarolli es el Padre Cristian, magnífica su composición, su postura, su manera de hablar, sus gestos, que nos hacen ver a un cura de pueblo, que siempre quiere guardas las apariencias, aunque la realidad sea otra Nos encantó el trabajo de Santiago.
En la misma sintonia, Martin Tecchi, es Monseñor Bentacourt, una autoridad eclesiástica, que con una visión global, está decidido a mantener el poder de la Iglesia. Otra excelente composición de personaje, más temperamental y sanguíneo que el Padre Cristian, muestra su histrionismo y genera muchos momentos divertidos.
Gran dupla del Padre y el Monseñor, una muestra divertida, pero a la vez realista, de muchos representantes de la Iglesia, que se preocupan más, por conservar los privilegios que les brinda su investidura, que de servir a Dios.
Completan el elenco eclesiástico, Homero González, el capellan Gerardo, logicamente al ser el de menor jerarquía, recibirá numerosos pedidos de sus superiores y los cumplirá con obediencia casi ciega.
Vayamos ahora al elenco femenino, arranando por Josefina Barrionuevo, la joven y bella sobrina del monseñor, ayudante en la iglesia local, gracias a ese vínculo. Divide su tiempo, estudiando italiano y cumpliendo las tareas domésticas de la parroquia. Aporta frescura a la obra y nos regalará un momento emocionante de la noche, gracias a su hermosa voz. ( no contaremos cual es, dejamos que lo descubran al ver la obra ) Se luce muchísimo Josefina, desde un papel secundario, lo que habla por si solo, de su buena actuación.
Y vayamos a las dueñas del milagro, Rocio Saldeña, es Mónica Tiraboschi, con antiguos y clandestinos vínculos con el padre Gerardo y con la iglesia, que terminaron en forma abrupta, cuando fue excomulgada, por ejercer la prostitución. Un personaje divertido y alocado el que compone Rocio, que genera muchas risas.
Y para el final, dejamos a Verónica González, como Iris, la hija de Rocio, ignoramos quien es su padre, aunque podemos intuirlo. Es un personaje clave en la historia, la que obra el milagro, se luce mucho, con su aspecto virginal y unos ojos celestes que encandilan. Verónica es otra que con poca participación, se destaca.
Se hizo algo larga la descripción, pero creemos que era merecido mencionar a los seis protagonistas y dejar unas líneas de cada uno, ya que componen sus personajes de manera superlativa y se nota que disfrutan actuando.
Mérito aquí de la autora y directora, que tuvo la habilidad de escribir un guión que permite que cada uno de los personajes, sea pieza importante en el engranaje de la historia que se cuenta, además de darle, el espacio a cada uno de ellos, para el lucimiento individual.
La puesta tiene varios ítems para destacar, destacamos el diseño escenográfico de Esteban Siderakis, que divide el largo escenario en tres espacios diferentes, muy buen diseño de vestuario de Danisa Samurio y un diseño de luces de Jose Binetti, que crea muy buenos climas.
En definitiva, La Ponedora, es una historia, simple pero efectiva, que sabe como conjugar fantasía y realidad de manera efectiva, para conseguir una trama ágil y muy divertida, con excelentes actuaciones.
Nos gusto mucho la obra y por eso la recomendamos, vale la pena este viajecito que nos propone la autora, para ver si es verdad, como se comenta, que en Ayacucho, hay milagros y huevos para todos.
Pensador Teatral.
sábado, 19 de mayo de 2018
El Vestidor
Miércoles a Domingo en Paseo La Plaza ( Avenida Corrientes 1660 )
Dramaturgia de Ronald Harwood y Dirección de Corina Fiorillo.
Obra escrita por el dramaturgo y guionista sudafricano Ronald Harwood, que siendo muy joven, viajó a Londres, para estudiar en la Real Academia de Arte Dramático. Estando allí, fue vestidor personal de Sir Donald Wolfit, uno de los grandes directores actorales británicos.
Sin dudas, esta experiencia de vida, lo inspiró para escribir The Dresser ( El Vestidor ), una de sus obras más reconocidas, que llega a Buenos Aires, con la adaptación de Fernando Masllorens y Federico González del Pino.
Harwood mostró siempre mucho interés por dos temas, que fueron recurrentes en muchas de sus obras, la fascinación por el mundo del teatro y sus artistas, es uno de esos tópicos y el otro, la Segunda Guerra Mundial.
Precisamente en El Vestidor, se cruzarán estas dos cuestiones, que tanto lo obsesionaban y que sin dudas lo marcaron.
En esta comedia dramática, el autor pone la lupa en un elenco teatral que representa obras de Shakespeare, que está de gira por diferentes ciudades de Inglaterra, que justo en esos momentos, está siendo bombardeada por los nazis.
Veremos como la compañía, sigue con su trabajo, pese a la guerra, cumpliendo al pie de la letra, el slogan, del show siempre debe continuar siendo además esto, una forma de resistencia. El guión además, pondrá especial énfasis, en la relación estrecha, existente entre un consagrado actor inglés ( Jorge Marrale ) jefe de aquella compañía y su fiel vestidor Norman ( Arturo Puig )
En esa particular relación, aparecerán luchas de egos, celos y miedos, que pueden ser característicos en el mundo actoral, pero que en verdad, podemos reconocer en cualquier trabajo y siendo más amplios, en las relaciones humanas en general, donde muchas veces, se generan relaciones tóxicas, que solos por acostumbramiento o por que nadie se atreve a cortarlas, se extienden en el tiempo.
La pieza tiene momentos muy graciosos, donde la ironía se hace presente en diálogos muy ricos y tiene otros momentos de hondo dramatismo, donde quedan al desnudo, los seres humanos al natural, con sus virtudes y sus miserias.
Esta adaptación, presenta dos intérpretes de lujo, como Arturo Puig y Jorge Marrale, dos actores de enormes, que se encuentran aquí, en El Vestidor, con personajes con características, muy diferenciadas.
Por un lado tenemos a un Jorge Marrale, al que llaman Su Excelencia, egocéntrico, caprichoso y con una fuerte personalidad, que justo esa día de función, sufre una crisis existencial, donde no sabe bien que hacer con su carrera y su vida, dudando hasta de si podrá actuar en la obra de teatro, que tantas veces representó.
Y por otro lado, Arturo Puig, como Norman, su fiel vestidor, sumiso y servicial hasta límites impensados. Puig realiza una brillante composición, siendo un personaje meticuloso, obsesivo, que tiene su vida consagrada a cumplir el trabajo encomendado y busca agradar siempre. Su forma de hablar, de caminar, su gestualidad, todo es en perfecta consonancia con el personaje complejo, que debe representar. Un actuación fantástica de Arturo.
Una gran dupla protagónica la formada, que se disfruta mucho en lo individual y muestran mucha química juntos.-
En papeles secundarios, pero importantes para la trama y acompañando muy bien, aparecen tres mujeres, arranquemos por Gaby Ferrero, Su Señoría, compañera de vida de su Excelencia y también cansada de llevar tantos años de gira con la compañía teatral .Ana Padilla, una actriz que nos gusta mucha, es Margarita, la fiel asistente de dirección, eficiente y es quien hace más tiempo está con su excelencia, por el que tiene un especial afecto. Por último, Belén Brito, como Irene, una joven actriz, que aporta juventud y belleza a la puesta, tratando de seducir al actor principal, que parece sucumbir a sus encantos, pese a la marca férrea, que le impone Norman y el entorno.
La multipremiada y talentosa Corina Fiorillo, una de las directoras del momento, que siempre se especializa por abordar el tema de los vínculos personales, encuentra en esta obra, mucho espacio para ello y Corina, contando con estos actores de fuste, los aprovecha muy bien, para explotar este vínculo, que resulta la columna central de la historia.
En la puesta, debemos destacar la música original de Angel Mahler, que siempre crea buenos climas, un diseño de vestuario de Silvina Falcón que aporta distinción y un magnífico diseño escenográfico de Gonzalo Córdoba Estévez, de muy buen gusto y con muchos detalles, acorde a la importancia de la producción.
En definitiva, una muy buena propuesta llega con El Vestidor, historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que centrándose en la interna de esta compañía teatral shakesperiana, analiza los vínculos humanos que allí conviven y las relaciones que se establecen a lo largo de los años.
Poco para agregar, El Vestidor, escrita por Ronald Harwood, tiene humor, emociones, una estupenda dirección y dos actores de excelencia, que se unen, para regalarnos una noche de muy buen teatro, en uno de los estrenos más esperados del año.
Pensador Teatral.
"El Vestidor", la magistral obra de Ronald Harwood, indaga de un modo profundamente humano en el pequeño universo de un elenco teatral que está en gira en la Inglaterra en medio de la segunda guerra mundial. Y como toda gran obra de arte, se convierte en una lúcida indagación sobre todos nosotros.
La historia sucede en medio de un bombardeo, en la Inglaterra de la Segunda Guerra, y retrata las relaciones entre los miembros de un compañía shakespeariana, y en particular, la que mantienen el protagonista, un consagrado actor inglés con su fiel vestidor, Norman. En medio de bombardeos, de crisis de salud, de decisiones de continuar o no continuar con las funciones nos habla sobre los distintos tipos de amor y de miedos que tenemos todos
Dramaturgia de Ronald Harwood y Dirección de Corina Fiorillo.
Obra escrita por el dramaturgo y guionista sudafricano Ronald Harwood, que siendo muy joven, viajó a Londres, para estudiar en la Real Academia de Arte Dramático. Estando allí, fue vestidor personal de Sir Donald Wolfit, uno de los grandes directores actorales británicos.
Sin dudas, esta experiencia de vida, lo inspiró para escribir The Dresser ( El Vestidor ), una de sus obras más reconocidas, que llega a Buenos Aires, con la adaptación de Fernando Masllorens y Federico González del Pino.
Harwood mostró siempre mucho interés por dos temas, que fueron recurrentes en muchas de sus obras, la fascinación por el mundo del teatro y sus artistas, es uno de esos tópicos y el otro, la Segunda Guerra Mundial.
Precisamente en El Vestidor, se cruzarán estas dos cuestiones, que tanto lo obsesionaban y que sin dudas lo marcaron.
En esta comedia dramática, el autor pone la lupa en un elenco teatral que representa obras de Shakespeare, que está de gira por diferentes ciudades de Inglaterra, que justo en esos momentos, está siendo bombardeada por los nazis.
Veremos como la compañía, sigue con su trabajo, pese a la guerra, cumpliendo al pie de la letra, el slogan, del show siempre debe continuar siendo además esto, una forma de resistencia. El guión además, pondrá especial énfasis, en la relación estrecha, existente entre un consagrado actor inglés ( Jorge Marrale ) jefe de aquella compañía y su fiel vestidor Norman ( Arturo Puig )
En esa particular relación, aparecerán luchas de egos, celos y miedos, que pueden ser característicos en el mundo actoral, pero que en verdad, podemos reconocer en cualquier trabajo y siendo más amplios, en las relaciones humanas en general, donde muchas veces, se generan relaciones tóxicas, que solos por acostumbramiento o por que nadie se atreve a cortarlas, se extienden en el tiempo.
La pieza tiene momentos muy graciosos, donde la ironía se hace presente en diálogos muy ricos y tiene otros momentos de hondo dramatismo, donde quedan al desnudo, los seres humanos al natural, con sus virtudes y sus miserias.
Esta adaptación, presenta dos intérpretes de lujo, como Arturo Puig y Jorge Marrale, dos actores de enormes, que se encuentran aquí, en El Vestidor, con personajes con características, muy diferenciadas.
Por un lado tenemos a un Jorge Marrale, al que llaman Su Excelencia, egocéntrico, caprichoso y con una fuerte personalidad, que justo esa día de función, sufre una crisis existencial, donde no sabe bien que hacer con su carrera y su vida, dudando hasta de si podrá actuar en la obra de teatro, que tantas veces representó.
Y por otro lado, Arturo Puig, como Norman, su fiel vestidor, sumiso y servicial hasta límites impensados. Puig realiza una brillante composición, siendo un personaje meticuloso, obsesivo, que tiene su vida consagrada a cumplir el trabajo encomendado y busca agradar siempre. Su forma de hablar, de caminar, su gestualidad, todo es en perfecta consonancia con el personaje complejo, que debe representar. Un actuación fantástica de Arturo.
Una gran dupla protagónica la formada, que se disfruta mucho en lo individual y muestran mucha química juntos.-
En papeles secundarios, pero importantes para la trama y acompañando muy bien, aparecen tres mujeres, arranquemos por Gaby Ferrero, Su Señoría, compañera de vida de su Excelencia y también cansada de llevar tantos años de gira con la compañía teatral .Ana Padilla, una actriz que nos gusta mucha, es Margarita, la fiel asistente de dirección, eficiente y es quien hace más tiempo está con su excelencia, por el que tiene un especial afecto. Por último, Belén Brito, como Irene, una joven actriz, que aporta juventud y belleza a la puesta, tratando de seducir al actor principal, que parece sucumbir a sus encantos, pese a la marca férrea, que le impone Norman y el entorno.
La multipremiada y talentosa Corina Fiorillo, una de las directoras del momento, que siempre se especializa por abordar el tema de los vínculos personales, encuentra en esta obra, mucho espacio para ello y Corina, contando con estos actores de fuste, los aprovecha muy bien, para explotar este vínculo, que resulta la columna central de la historia.
En la puesta, debemos destacar la música original de Angel Mahler, que siempre crea buenos climas, un diseño de vestuario de Silvina Falcón que aporta distinción y un magnífico diseño escenográfico de Gonzalo Córdoba Estévez, de muy buen gusto y con muchos detalles, acorde a la importancia de la producción.
En definitiva, una muy buena propuesta llega con El Vestidor, historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que centrándose en la interna de esta compañía teatral shakesperiana, analiza los vínculos humanos que allí conviven y las relaciones que se establecen a lo largo de los años.
Poco para agregar, El Vestidor, escrita por Ronald Harwood, tiene humor, emociones, una estupenda dirección y dos actores de excelencia, que se unen, para regalarnos una noche de muy buen teatro, en uno de los estrenos más esperados del año.
Pensador Teatral.
"El Vestidor", la magistral obra de Ronald Harwood, indaga de un modo profundamente humano en el pequeño universo de un elenco teatral que está en gira en la Inglaterra en medio de la segunda guerra mundial. Y como toda gran obra de arte, se convierte en una lúcida indagación sobre todos nosotros.
La historia sucede en medio de un bombardeo, en la Inglaterra de la Segunda Guerra, y retrata las relaciones entre los miembros de un compañía shakespeariana, y en particular, la que mantienen el protagonista, un consagrado actor inglés con su fiel vestidor, Norman. En medio de bombardeos, de crisis de salud, de decisiones de continuar o no continuar con las funciones nos habla sobre los distintos tipos de amor y de miedos que tenemos todos
miércoles, 16 de mayo de 2018
Venecia
Domingo 20 15 hs en El Laberinto del Cíclope ( Combate de los Pozos 550 )
Dramaturgia de Jorge Accame y Dirección de Irene Bazzano.
Se cumplen veinte años, desde que Jorge Accame escribió Venecia allá por 1998 y a esta altura ya se convirtió en una de las obras de autor argentino, más representadas en el mundo.
La pieza se presentó en Londres, Estados Unidos, Canadá, España y en toda Latinoamérica, es evidente que la obra tiene cierta magia, que la hace atractiva, para diferentes públicos de todo el mundo, tal vez una de las razones, sea la ternura de los personajes y la determinación para cumplir un sueño, aunque no se tengan recursos económicos y las únicas armas con la que cuentan, son la imaginación y un profundo amor.
Contemos que la obra se desarrolla en una barriada pobre de la provincia de Jujuy, el autor es porteño pero vivió muchas años en la provincia norteña, trabajando como profesor de humanidades en la Universidad de Jujuy, algo que sin dudas le sirvió de inspiración para escribir la pieza y para crear los personajes.
La historia, nos situará en un prostíbulo jujeño, en el que La Gringa, la madame, ya de edad avanzada y medio ciega, les cuenta a las chicas que trabajaban allí, que recibió una carta de Don Giácomo, un amor de su juventud, con quien tuvo un desencuentro amoroso hace años y que hora vive en Venecia , que le pide que viaje hacía la ciudad italiana, para reencontrarse con ella.
Las chicas, mucho no le creen a La Gringa, que no les quiere mostrar la carta, pero la ven decidida y varias veces, la tuvieron que detener cuando quería salir del prostíbulo, llevando con una antigua valija consigo.
El viaje a esa ciudad lejana, que no saben bien donde está y que tiene calles son de agua, es una verdadera quimera, porque no tienen los medios económicos para realizarlo, ni tampoco el conocimiento necesario para ir a Europa, pero el amor por La Gringa es muy grande, ellas las rescató de la calle y las ayudó y ahora quieren encontrar la forma de cumplir su sueño, que se parece mucho a un último deseo.
No vamos a contar mucho mucho más, para conservar la sorpresa, para aquellos que no conocen en argumento, solo decir, que la imaginación y la voluntad, sumada a que La Gringa, es medio ciega ya, les permitirá cumplir ese sueño y viajar a Venencia en avión y comer la humita que sirven las azafatas.
La pieza tiene muchos momentos desopilantes y grotescos, abundan los momentos divertidos y las risas en la sala, pero también hay otros momentos de mucha emoción, siendo este un contrapunto interesante, que se convierte, en uno de los puntos fuertes del guión.
Quien escribe estas líneas recuerda haber visto una versión muy recordada de Venecia en el Teatro Payro, con Adriana Aizemberg como protagonista y luego de muchos años volvemos a ver una adaptación de la pieza muy fresca y más artesanal en El Laberinto del Cíclope.
La puesta de Irene Bazzano, tiene algunas particularidades, que la hacen bastante original, ya que la obra se desarrolla en dos sitios distintos, ya que la primer parte se representa en el patio del teatro, que se aprovecha muy bien, ya que se usan las escaleras, las ventanas y hasta la puerta de calle. Mientras que para la segunda parte de la obra, que es cuando se concretará el anhelado viaje, los espectadores serán invitados a trasladarse al espacio tradicional, con escenario y butacas, es decir al teatro propiamente dicho.
Una apuesta arriesgada de la directora, de la que logra salir airosa, ya que dota de mucha frescura a la puesta, logra un clima de camaradería y cercanía máxima, entre los actores y el público, para que vean que no exageramos, las chicas hasta convidan con mate a los espectadores en plena función, algo que pocas veces vemos y que solo el off puede permitirse..
Muy buenas las actuaciones, destacamos a Mirta Calza Citin, con la Gringa, testaruda y soñadora, las chicas son Anahí Alvarado como La Rita, Romina Venegas es La Marta y Lucía Vega Otamendi como La Graciela. Las tres componen personajes muy divertidos, que se pelean entre ellas por los clientes y que pese a la competencia y a algunas peleas, se unirán por completo, para tratar de cumplir el sueño de quien fue su protectora.
Federico Da Luz, es el Chato, cliente asiduo de la casa y amigo de las chicas, muy carismático y vestido con la camiseta del Lobo Jujeño, será el integrante masculino del plan ideado por las chicas.
Pancho Virasoro, será el distinguido Don Giacomo, de traje impecable, con mucha presencia escénica y una voz que se luce mucho en las canciones en italiano que presenta. Pancho es quien logra, los momentos más emocionantes de la noche,
Resta mencionar a Analía de Nubila Salerno, como Yamila, que juega como nexo entre los 90 y la actualidad, será la anfitriona de la noche, quién recibirá a los espectadores, oficiando como maestra de ceremonias y organizadora de la velada. Un personaje interesante que se introduce en la historia y que Analía, aprovecha muy bien, interactuando mucho con los espectadores y luciendo a pleno su histrionismo y su desenfado.
En definitiva, nos divertimos mucho con la obra, donde se nota que hay mucho de artesanal y como ocurre en off,todo está hecho a pulmón, con la entrega total de los protagonistas y además, nos alegro, haber conocido El Laberinto del Cíclope, un espacio relativamente nuevo, que de a poco, se está ganando un lugar en el barrio, para los vecinos que quieren ver teatro, cerca de casa.
Por todo lo dicho, invitamos a los espectadores, a que se sumen a este viaje soñado, que organizan las chicas y lleven el pasaje que les permite subir a este avión que despega de Congreso y tendrá como destino final, la ciudad de Venecia, para cumplir el último gran deseo de La Gringa.
Pensador Teatral.
Dramaturgia de Jorge Accame y Dirección de Irene Bazzano.
Se cumplen veinte años, desde que Jorge Accame escribió Venecia allá por 1998 y a esta altura ya se convirtió en una de las obras de autor argentino, más representadas en el mundo.
La pieza se presentó en Londres, Estados Unidos, Canadá, España y en toda Latinoamérica, es evidente que la obra tiene cierta magia, que la hace atractiva, para diferentes públicos de todo el mundo, tal vez una de las razones, sea la ternura de los personajes y la determinación para cumplir un sueño, aunque no se tengan recursos económicos y las únicas armas con la que cuentan, son la imaginación y un profundo amor.
Contemos que la obra se desarrolla en una barriada pobre de la provincia de Jujuy, el autor es porteño pero vivió muchas años en la provincia norteña, trabajando como profesor de humanidades en la Universidad de Jujuy, algo que sin dudas le sirvió de inspiración para escribir la pieza y para crear los personajes.
La historia, nos situará en un prostíbulo jujeño, en el que La Gringa, la madame, ya de edad avanzada y medio ciega, les cuenta a las chicas que trabajaban allí, que recibió una carta de Don Giácomo, un amor de su juventud, con quien tuvo un desencuentro amoroso hace años y que hora vive en Venecia , que le pide que viaje hacía la ciudad italiana, para reencontrarse con ella.
Las chicas, mucho no le creen a La Gringa, que no les quiere mostrar la carta, pero la ven decidida y varias veces, la tuvieron que detener cuando quería salir del prostíbulo, llevando con una antigua valija consigo.
El viaje a esa ciudad lejana, que no saben bien donde está y que tiene calles son de agua, es una verdadera quimera, porque no tienen los medios económicos para realizarlo, ni tampoco el conocimiento necesario para ir a Europa, pero el amor por La Gringa es muy grande, ellas las rescató de la calle y las ayudó y ahora quieren encontrar la forma de cumplir su sueño, que se parece mucho a un último deseo.
No vamos a contar mucho mucho más, para conservar la sorpresa, para aquellos que no conocen en argumento, solo decir, que la imaginación y la voluntad, sumada a que La Gringa, es medio ciega ya, les permitirá cumplir ese sueño y viajar a Venencia en avión y comer la humita que sirven las azafatas.
La pieza tiene muchos momentos desopilantes y grotescos, abundan los momentos divertidos y las risas en la sala, pero también hay otros momentos de mucha emoción, siendo este un contrapunto interesante, que se convierte, en uno de los puntos fuertes del guión.
Quien escribe estas líneas recuerda haber visto una versión muy recordada de Venecia en el Teatro Payro, con Adriana Aizemberg como protagonista y luego de muchos años volvemos a ver una adaptación de la pieza muy fresca y más artesanal en El Laberinto del Cíclope.
La puesta de Irene Bazzano, tiene algunas particularidades, que la hacen bastante original, ya que la obra se desarrolla en dos sitios distintos, ya que la primer parte se representa en el patio del teatro, que se aprovecha muy bien, ya que se usan las escaleras, las ventanas y hasta la puerta de calle. Mientras que para la segunda parte de la obra, que es cuando se concretará el anhelado viaje, los espectadores serán invitados a trasladarse al espacio tradicional, con escenario y butacas, es decir al teatro propiamente dicho.
Una apuesta arriesgada de la directora, de la que logra salir airosa, ya que dota de mucha frescura a la puesta, logra un clima de camaradería y cercanía máxima, entre los actores y el público, para que vean que no exageramos, las chicas hasta convidan con mate a los espectadores en plena función, algo que pocas veces vemos y que solo el off puede permitirse..
Muy buenas las actuaciones, destacamos a Mirta Calza Citin, con la Gringa, testaruda y soñadora, las chicas son Anahí Alvarado como La Rita, Romina Venegas es La Marta y Lucía Vega Otamendi como La Graciela. Las tres componen personajes muy divertidos, que se pelean entre ellas por los clientes y que pese a la competencia y a algunas peleas, se unirán por completo, para tratar de cumplir el sueño de quien fue su protectora.
Federico Da Luz, es el Chato, cliente asiduo de la casa y amigo de las chicas, muy carismático y vestido con la camiseta del Lobo Jujeño, será el integrante masculino del plan ideado por las chicas.
Pancho Virasoro, será el distinguido Don Giacomo, de traje impecable, con mucha presencia escénica y una voz que se luce mucho en las canciones en italiano que presenta. Pancho es quien logra, los momentos más emocionantes de la noche,
Resta mencionar a Analía de Nubila Salerno, como Yamila, que juega como nexo entre los 90 y la actualidad, será la anfitriona de la noche, quién recibirá a los espectadores, oficiando como maestra de ceremonias y organizadora de la velada. Un personaje interesante que se introduce en la historia y que Analía, aprovecha muy bien, interactuando mucho con los espectadores y luciendo a pleno su histrionismo y su desenfado.
En definitiva, nos divertimos mucho con la obra, donde se nota que hay mucho de artesanal y como ocurre en off,todo está hecho a pulmón, con la entrega total de los protagonistas y además, nos alegro, haber conocido El Laberinto del Cíclope, un espacio relativamente nuevo, que de a poco, se está ganando un lugar en el barrio, para los vecinos que quieren ver teatro, cerca de casa.
Por todo lo dicho, invitamos a los espectadores, a que se sumen a este viaje soñado, que organizan las chicas y lleven el pasaje que les permite subir a este avión que despega de Congreso y tendrá como destino final, la ciudad de Venecia, para cumplir el último gran deseo de La Gringa.
Pensador Teatral.
lunes, 14 de mayo de 2018
Chocolate Amargo
Sábados 20 hs en El Sábato Espacio Cultural. ( J.E.Uriburu 763 )
Desde Junio, Domingos 15 hs en Korinthio Teatro ( Mario Bravo 437 )
Libro de Teresa Deubaldo y Dirección Laura Cecilia Alvarez.
Obra escrita por la dramaturga uruguaya Teresa Deubaldo, con muy buena repercusión en su país, que se estrena en Argentina, con la dirección de Laura Alvarez.
La propuesta es muy valiosa, ya que pieza aborda el tema del abuso sexual infantil, sin golpe bajos y buscando dar visibilidad a un tema, del que en la sociedad, se habla mucho menos de lo debido, pese a sus altas cifras.
Es la opera prima de Laura como directora, con anterioridad, produjo y participó en espectáculos autogestionados y siempre estuvo ligada al mundo del teatro, pero es la primera vez, que asume el desafío de dirigir, una obra de texto y debuta nada menos con una temática dura, pero consciente de la necesidad, de poner en el centro este flagelo, consiguiendo con creces su objetivo.
Contemos que Chocolate Amargo, relata la historia de Clarita, una niña encerrada en un cuerpo adolescente, que en cámara gesell, una habitación especialmente acondicionada para que se sienta cómoda, responderá las preguntas de una psicóloga, a la que nunca veremos en escena.
Clarita ( Camila Sebio ) está inmersa en su universo infantil, donde los juguetes son su compañía y su mundo, con la inocencia de las niñas de su edad, nos enteraremos de su predilección por las milanesas y los chocolates, que odian que le tiren el pelo en el jardín, las peleas con Juancito su compañero más revoltoso, el recuerdo latente de su madre y todo lo que una niña con su ingenuidad y ternura, nos puede relatar.
La labor de la psicóloga de a poco irá reconstruyendo la vida de Clarita, que sin comprender y sin atravesar nunca el dolor, comenzará a dar indicios del drama que le tocó padecer, con una crudeza que impresiona, pero hasta aquí contaremos, dejaremos que el espectador cuando vea la obra, descubra algunas revelaciones, que lo dejarán con un nudo en el corazón.
Ya es hora, de que hablemos de la gran protagonista de la noche, nos referimos a la joven Camila Sebio, que en el primer monólogo de su carrera, cumple una labor fantástica, que conmueve al espectador.
En nuestra opinión, realiza una caracterización del personaje brillante, su gestualidad, la expresividad de sus ojos, sus desplazamientos, su forma de hablar, con algunas muletillas muy graciosas, todo el conjunto hace que tengamos frente nosotros, a una frágil niña de cinco años de edad madurativa.
Realmente es un papel complejo y no es sencillo estar sola en escena con este texto, que representa un enorme desafío para la protagonista, que logra resolverlo con solvencia logrando darle una fluidez al relato y un manejo de los tiempos, que debemos destacar.
Una revelación absoluta la actuación de Camila, que demuestra sus condiciones y un futuro muy promisorio como actriz, si se lo propone. Mencionemos también el acierto de Laura, que supo que era la correcta, para este personaje y con muchos ensayos, logró darle el tono justo al personaje, de acuerdo a lo que pedía el texto.
Nos gustó la puesta, intima y con los elementos justos en escena, lo que prevalece e importa en esta pieza, es la palabra de Clarita. Corresponde destacar el diseño lumínico de Norberto Portal, marcando a la perfección, los distintos climas que vá requiriendo la obra.
Para resaltar, el silencio absoluto que reina en la sala, durante toda la función. Los espectadores siguen con absoluta atención el relato, que pese a lo crudo y duro que resulta, tiene momentos donde se aflojan las tensiones, ya que la candidez y ternura de Camila, generará sonrisas. Es muy bueno el contrapunto, ya que siendo una temática dura, la forma en que está planteada la trama, permite que tenga momentos de respiro.
Chocolate Amargo es una propuesta valiente y esclarecedora, que como dijimos dá visibilidad a problemas actuales de la niñez, como el bullyng, la violencia y el abuso sexual infantil. Es la voz de los niños, que no tienen voz, ya que muchas veces los entornos familiares, esconden situaciones de abusos y los mismos nunca logran salir a la luz, por ocultamientos de la propia familia..
Celebramos que una directora joven, como Laura Alvarez, tome el guante y se anime a exponer esta temática, valiéndose para ello de un libro inteligente, con una puesta cuidada y sin golpes bajos, que se corona, con una intérprete de lujo, como Camila Sebio, que con sus veinte años, pone el cuerpo y sus emociones, para transmitir el mensaje.
Recomendamos mucho Chocolate Amargo, les diríamos que es casi de visión obligatoria. El aplauso emocionado del público que colmó la sala, al final de la función, no deja dudas que la obra los movilizó y no los dejará indiferentes.
Pensador Teatral.
Desde Junio, Domingos 15 hs en Korinthio Teatro ( Mario Bravo 437 )
Libro de Teresa Deubaldo y Dirección Laura Cecilia Alvarez.
Obra escrita por la dramaturga uruguaya Teresa Deubaldo, con muy buena repercusión en su país, que se estrena en Argentina, con la dirección de Laura Alvarez.
La propuesta es muy valiosa, ya que pieza aborda el tema del abuso sexual infantil, sin golpe bajos y buscando dar visibilidad a un tema, del que en la sociedad, se habla mucho menos de lo debido, pese a sus altas cifras.
Es la opera prima de Laura como directora, con anterioridad, produjo y participó en espectáculos autogestionados y siempre estuvo ligada al mundo del teatro, pero es la primera vez, que asume el desafío de dirigir, una obra de texto y debuta nada menos con una temática dura, pero consciente de la necesidad, de poner en el centro este flagelo, consiguiendo con creces su objetivo.
Contemos que Chocolate Amargo, relata la historia de Clarita, una niña encerrada en un cuerpo adolescente, que en cámara gesell, una habitación especialmente acondicionada para que se sienta cómoda, responderá las preguntas de una psicóloga, a la que nunca veremos en escena.
Clarita ( Camila Sebio ) está inmersa en su universo infantil, donde los juguetes son su compañía y su mundo, con la inocencia de las niñas de su edad, nos enteraremos de su predilección por las milanesas y los chocolates, que odian que le tiren el pelo en el jardín, las peleas con Juancito su compañero más revoltoso, el recuerdo latente de su madre y todo lo que una niña con su ingenuidad y ternura, nos puede relatar.
La labor de la psicóloga de a poco irá reconstruyendo la vida de Clarita, que sin comprender y sin atravesar nunca el dolor, comenzará a dar indicios del drama que le tocó padecer, con una crudeza que impresiona, pero hasta aquí contaremos, dejaremos que el espectador cuando vea la obra, descubra algunas revelaciones, que lo dejarán con un nudo en el corazón.
Ya es hora, de que hablemos de la gran protagonista de la noche, nos referimos a la joven Camila Sebio, que en el primer monólogo de su carrera, cumple una labor fantástica, que conmueve al espectador.
En nuestra opinión, realiza una caracterización del personaje brillante, su gestualidad, la expresividad de sus ojos, sus desplazamientos, su forma de hablar, con algunas muletillas muy graciosas, todo el conjunto hace que tengamos frente nosotros, a una frágil niña de cinco años de edad madurativa.
Realmente es un papel complejo y no es sencillo estar sola en escena con este texto, que representa un enorme desafío para la protagonista, que logra resolverlo con solvencia logrando darle una fluidez al relato y un manejo de los tiempos, que debemos destacar.
Una revelación absoluta la actuación de Camila, que demuestra sus condiciones y un futuro muy promisorio como actriz, si se lo propone. Mencionemos también el acierto de Laura, que supo que era la correcta, para este personaje y con muchos ensayos, logró darle el tono justo al personaje, de acuerdo a lo que pedía el texto.
Nos gustó la puesta, intima y con los elementos justos en escena, lo que prevalece e importa en esta pieza, es la palabra de Clarita. Corresponde destacar el diseño lumínico de Norberto Portal, marcando a la perfección, los distintos climas que vá requiriendo la obra.
Para resaltar, el silencio absoluto que reina en la sala, durante toda la función. Los espectadores siguen con absoluta atención el relato, que pese a lo crudo y duro que resulta, tiene momentos donde se aflojan las tensiones, ya que la candidez y ternura de Camila, generará sonrisas. Es muy bueno el contrapunto, ya que siendo una temática dura, la forma en que está planteada la trama, permite que tenga momentos de respiro.
Chocolate Amargo es una propuesta valiente y esclarecedora, que como dijimos dá visibilidad a problemas actuales de la niñez, como el bullyng, la violencia y el abuso sexual infantil. Es la voz de los niños, que no tienen voz, ya que muchas veces los entornos familiares, esconden situaciones de abusos y los mismos nunca logran salir a la luz, por ocultamientos de la propia familia..
Celebramos que una directora joven, como Laura Alvarez, tome el guante y se anime a exponer esta temática, valiéndose para ello de un libro inteligente, con una puesta cuidada y sin golpes bajos, que se corona, con una intérprete de lujo, como Camila Sebio, que con sus veinte años, pone el cuerpo y sus emociones, para transmitir el mensaje.
Recomendamos mucho Chocolate Amargo, les diríamos que es casi de visión obligatoria. El aplauso emocionado del público que colmó la sala, al final de la función, no deja dudas que la obra los movilizó y no los dejará indiferentes.
Pensador Teatral.
domingo, 13 de mayo de 2018
Bodas de Sangre, Radioteatro Folclórico
Jueves 20 30 hs en Teatro La Carpintería ( Jean Jaures 858 )
Dramaturgia de Fernando Rodil y Dirección de Jimena del Pozo Peñalva.
Fantástica idea de Fernando Rodil, pergeñar Bodas de Sangre, el clásico de Federico García Lorca, en el particular formato de radioteatro y con folklore de fondo, ya que serán las zambas y las chacareras, las que musicalizarán, la célebre tragedia lorquiana.
Realmente un proyecto original y ambicioso, ya que busca un doble homenaje a pasiones vernáculas, en primer lugar al radioteatro argentino, que marcó todo una época, en aquellos años dorados, donde la televisión aún era una quimera y donde imaginar Netflix, hubiera sido una locura, El radioteatro fue muy popular es nuestro país, con actores estrellas, con voces cotizadas que batían records de audiencia y paralizaban los hogares con sus transmisiones. En segundo lugar se rinde tributo al folklore, un género musical muy arraigado en nuestra tierra, algo olvidado actualmente en Buenos Aires, pero que sigue teniendo relevancia en nuestro Norte, con peñas que siguen promoviendo nuevos conjuntos,
Y la idea se corona, uniendo estas dos antiguas pasiones nacionales, a uno de los clásicos de la literatura hispana, nos referimos a Bodas de Sangre, escrita en 1931, por Federico García Lorca, el poeta y dramaturgo granadino, que con este trabajo, plasma una de sus obras más conocidas y una de las que más representaciones tuvo en todo el mundo, pero podemos asegurar que representarla en formato de radioteatro, es una genialidad, que no creemos tenga otros antecedentes en el mundo.
La idea como vemos es estupenda, ahora poder llevarla a escena, mediante una puesta efectiva que incluya, todos estos elementos y hacerlo en forma efectiva, es una tarea, que requiere mucha imaginación y enorme talento, dos condiciones, que demuestra tener, Jimena del Pozo Peñalva, joven directora mendocina, a la que ya conocíamos de otros trabajos ( el año pasado elogiamos su puesta de A Puertas Cerradas ) y aquí confirma sus virtudes, al montar esta excelente puesta y elegir el elenco adecuado, para poder desarrollar la historia.
Contemos que la obra, nos traslada a Pergamino, allá por 1950, donde en el Auditorio principal de LT35 Radio Nacional, se presentará nada menos que a Alfonso Mateos, un actor reconocido, nacido en Pergamino, que se fue a triunfar a Buenos Aires y que regresa nada menos que para ser la estrella de Bodas de Sangre, radioteatro a representar junto a actores y músicos locales.
La expectativa en la ciudad y en el auditorio de la radio, es inmensa, sin dudas es el acontecimiento del año, un verdadero suceso para la ciudad. Pero lo que parecía sería una fiesta, se complicará en forma impensada, cuando ficción y realidad, parecerán confundirse.
La frase pueblo chico, infierno grande parece aplicarse justo aquí, ya que la trágica historia de amor imaginada Lorca, parece encontrar varios puntos de coincidencia en ese estudio de radio, donde los protagonistas, recordarán amoríos del pasado y cuentas pendientes, que evidentemente dejaron sus huellas y no fueron totalmente cerradas.
No vamos a contar más del argumento, para mantener el suspenso, solo decir que dentro de ese estudio de radio, se vivirán momentos muy divertidos y algunos otros de tensión, en los dos casos muy bien logrados y que harán que el público en todo momento esté prendido con lo que sucede.
Destacamos antes la puesta, que logra montar la directora, consiguiendo que los espectadores, se sientan en el estudio de radio, participando de la intimidad de esa histórica transmisión, siendo testigos de la misma y pudiendo ver cosas, que los oyentes radiales, lógicamente no puede ver, tanto en medio de la transmisión, como también ser testigos de los jugosos entretelones, que suceden en los cortes comerciales.
Un gran acierto de Jimena es la elección del elenco, ya que no es una obra sencilla y para la representación de la historia, se requería que los protagonistas, además de buenas condiciones actorales, tuvieran un buen registro vocal
El gran protagonista de la noche es Alfonso Mateos ( Ariel Mele ), que vuelve a Pergamino gracias al esfuerzo de los auspiciantes, para recibir el cariño y la admiración de todos. Eso ocurrirá en su llegada a la radio, ya que a medida, que el radioteatro, se vá desarrollando su situación se irá complicando y para sus adentros pensará, para que aceptó la convocatoria.
Con gran presencia escénica y una excelente voz, para representar a dos personajes de Bodas, redondea unos de los trabajos más destacados de la noche.
Nos gustó mucho Silvia Daurat, como Jacinta, la organizadora del evento y madre en el radioteatro, que aprovecha su rol, para hacer participar de la transmisión a Cuqui Silvani ( Fernando Rodil ), su hijo músico y a Camila ( Romina Sak ) , su nuera, que en Bodas de Sangre será la novia.
Muy buena la interpretación de Silvia, al igual que Fernando y Romina, que serán claves, en los momentos de tensión que se vivirán en el estudio.
Nela Fortunato, es Mariángeles y la mujer de Leonardo, nos gustó mucho su caracterización y más que destacada su interpretación. En su caso, un plus, su hermosa voz, que se luce en varios fragmentos cantados que protagoniza, que se disfrutan mucho.
Y hablando de momentos musicales, debemos mencionar a Felicitas Colina, la Luna, que aparecerá como un ángel en escena, para deleitarnos con su dulce voz, en uno de los momentos más emocionantes de la noche.
Completa el elenco, Sara Estefanía Cordoba, como Fátima, la productora del programa, que con su avanzado embarazo y todo su histrionismo, será otra que se destacará.
Se hizo larga la descripción del elenco, pero entendemos que era un acto de justicia mencionarlos a todos, ya que cumplen una gran performance, en una puesta que les permite a todos tener su momento de lucimiento individual y sobre todo, brillar en el conjunto.
Pero aquí no termina, el despliegue de recursos, el escenario, tiene más presencia, nos referimos a los músicos en vivo, que le dan el toque de folklore, que caracteriza a la pieza y lo hacen en gran forma, con guitarras, piano, violoncelo y bombo, componiendo particulares zambas y chacareras, con melodías folklóricas y letras lorquianas, una combinación impensada que hay que ver.
La música original de la pieza es de Los Tabaleros, aquí destacamos a Gonzalo Gamallo, que con su voz principal, nos recuerda a algunos de los integrantes de los Chalchaleros o de Los Fronterizos, elija usted.
Es lograda la escenografía de Coca González, que tiene hasta el cartelito de Al Aire, suspendido en lo alto, para sentirnos en un verdadero estudio de radio, así como el diseño de Luces de Lucia Feijoo, que creará los diferentes climas que pide la pieza.
Para ir concluyendo, digamos que Bodas de Sangre, Radioteatro Folclórico, es uno de esas joyitas escondidas que tiene reservado nuestro prolífico teatro independiente. Confluyen en esta oportunidad, un guión original y muy creativo de Fernando Rodil, una excelente puesta de Jimena del Pozo Peñalva con múltiples recursos dispuestos al servicio del espectáculo y las magníficas actuaciones del numeroso elenco reunido.
Por si el lector aún no lo notó, nos encantó la obra, por eso la recomendamos fervorosamente, Estamos en presencia, de una de esas obras que no deberíamos dejar pasar, ya que salen de lo convencional.
El prolongados aplauso que reciben los protagonistas al final de la función, es un claro indicador, que Bodas de Sangre, formato radioteatro, gustó mucho y que los espectadores disfrutaron, tanto como nosotros de esta hermosa y cálida velada teatral.
Pensador Teatral.
Dramaturgia de Fernando Rodil y Dirección de Jimena del Pozo Peñalva.
Fantástica idea de Fernando Rodil, pergeñar Bodas de Sangre, el clásico de Federico García Lorca, en el particular formato de radioteatro y con folklore de fondo, ya que serán las zambas y las chacareras, las que musicalizarán, la célebre tragedia lorquiana.
Realmente un proyecto original y ambicioso, ya que busca un doble homenaje a pasiones vernáculas, en primer lugar al radioteatro argentino, que marcó todo una época, en aquellos años dorados, donde la televisión aún era una quimera y donde imaginar Netflix, hubiera sido una locura, El radioteatro fue muy popular es nuestro país, con actores estrellas, con voces cotizadas que batían records de audiencia y paralizaban los hogares con sus transmisiones. En segundo lugar se rinde tributo al folklore, un género musical muy arraigado en nuestra tierra, algo olvidado actualmente en Buenos Aires, pero que sigue teniendo relevancia en nuestro Norte, con peñas que siguen promoviendo nuevos conjuntos,
Y la idea se corona, uniendo estas dos antiguas pasiones nacionales, a uno de los clásicos de la literatura hispana, nos referimos a Bodas de Sangre, escrita en 1931, por Federico García Lorca, el poeta y dramaturgo granadino, que con este trabajo, plasma una de sus obras más conocidas y una de las que más representaciones tuvo en todo el mundo, pero podemos asegurar que representarla en formato de radioteatro, es una genialidad, que no creemos tenga otros antecedentes en el mundo.
La idea como vemos es estupenda, ahora poder llevarla a escena, mediante una puesta efectiva que incluya, todos estos elementos y hacerlo en forma efectiva, es una tarea, que requiere mucha imaginación y enorme talento, dos condiciones, que demuestra tener, Jimena del Pozo Peñalva, joven directora mendocina, a la que ya conocíamos de otros trabajos ( el año pasado elogiamos su puesta de A Puertas Cerradas ) y aquí confirma sus virtudes, al montar esta excelente puesta y elegir el elenco adecuado, para poder desarrollar la historia.
Contemos que la obra, nos traslada a Pergamino, allá por 1950, donde en el Auditorio principal de LT35 Radio Nacional, se presentará nada menos que a Alfonso Mateos, un actor reconocido, nacido en Pergamino, que se fue a triunfar a Buenos Aires y que regresa nada menos que para ser la estrella de Bodas de Sangre, radioteatro a representar junto a actores y músicos locales.
La expectativa en la ciudad y en el auditorio de la radio, es inmensa, sin dudas es el acontecimiento del año, un verdadero suceso para la ciudad. Pero lo que parecía sería una fiesta, se complicará en forma impensada, cuando ficción y realidad, parecerán confundirse.
La frase pueblo chico, infierno grande parece aplicarse justo aquí, ya que la trágica historia de amor imaginada Lorca, parece encontrar varios puntos de coincidencia en ese estudio de radio, donde los protagonistas, recordarán amoríos del pasado y cuentas pendientes, que evidentemente dejaron sus huellas y no fueron totalmente cerradas.
No vamos a contar más del argumento, para mantener el suspenso, solo decir que dentro de ese estudio de radio, se vivirán momentos muy divertidos y algunos otros de tensión, en los dos casos muy bien logrados y que harán que el público en todo momento esté prendido con lo que sucede.
Destacamos antes la puesta, que logra montar la directora, consiguiendo que los espectadores, se sientan en el estudio de radio, participando de la intimidad de esa histórica transmisión, siendo testigos de la misma y pudiendo ver cosas, que los oyentes radiales, lógicamente no puede ver, tanto en medio de la transmisión, como también ser testigos de los jugosos entretelones, que suceden en los cortes comerciales.
Un gran acierto de Jimena es la elección del elenco, ya que no es una obra sencilla y para la representación de la historia, se requería que los protagonistas, además de buenas condiciones actorales, tuvieran un buen registro vocal
El gran protagonista de la noche es Alfonso Mateos ( Ariel Mele ), que vuelve a Pergamino gracias al esfuerzo de los auspiciantes, para recibir el cariño y la admiración de todos. Eso ocurrirá en su llegada a la radio, ya que a medida, que el radioteatro, se vá desarrollando su situación se irá complicando y para sus adentros pensará, para que aceptó la convocatoria.
Con gran presencia escénica y una excelente voz, para representar a dos personajes de Bodas, redondea unos de los trabajos más destacados de la noche.
Nos gustó mucho Silvia Daurat, como Jacinta, la organizadora del evento y madre en el radioteatro, que aprovecha su rol, para hacer participar de la transmisión a Cuqui Silvani ( Fernando Rodil ), su hijo músico y a Camila ( Romina Sak ) , su nuera, que en Bodas de Sangre será la novia.
Muy buena la interpretación de Silvia, al igual que Fernando y Romina, que serán claves, en los momentos de tensión que se vivirán en el estudio.
Nela Fortunato, es Mariángeles y la mujer de Leonardo, nos gustó mucho su caracterización y más que destacada su interpretación. En su caso, un plus, su hermosa voz, que se luce en varios fragmentos cantados que protagoniza, que se disfrutan mucho.
Y hablando de momentos musicales, debemos mencionar a Felicitas Colina, la Luna, que aparecerá como un ángel en escena, para deleitarnos con su dulce voz, en uno de los momentos más emocionantes de la noche.
Completa el elenco, Sara Estefanía Cordoba, como Fátima, la productora del programa, que con su avanzado embarazo y todo su histrionismo, será otra que se destacará.
Se hizo larga la descripción del elenco, pero entendemos que era un acto de justicia mencionarlos a todos, ya que cumplen una gran performance, en una puesta que les permite a todos tener su momento de lucimiento individual y sobre todo, brillar en el conjunto.
Pero aquí no termina, el despliegue de recursos, el escenario, tiene más presencia, nos referimos a los músicos en vivo, que le dan el toque de folklore, que caracteriza a la pieza y lo hacen en gran forma, con guitarras, piano, violoncelo y bombo, componiendo particulares zambas y chacareras, con melodías folklóricas y letras lorquianas, una combinación impensada que hay que ver.
La música original de la pieza es de Los Tabaleros, aquí destacamos a Gonzalo Gamallo, que con su voz principal, nos recuerda a algunos de los integrantes de los Chalchaleros o de Los Fronterizos, elija usted.
Es lograda la escenografía de Coca González, que tiene hasta el cartelito de Al Aire, suspendido en lo alto, para sentirnos en un verdadero estudio de radio, así como el diseño de Luces de Lucia Feijoo, que creará los diferentes climas que pide la pieza.
Para ir concluyendo, digamos que Bodas de Sangre, Radioteatro Folclórico, es uno de esas joyitas escondidas que tiene reservado nuestro prolífico teatro independiente. Confluyen en esta oportunidad, un guión original y muy creativo de Fernando Rodil, una excelente puesta de Jimena del Pozo Peñalva con múltiples recursos dispuestos al servicio del espectáculo y las magníficas actuaciones del numeroso elenco reunido.
Por si el lector aún no lo notó, nos encantó la obra, por eso la recomendamos fervorosamente, Estamos en presencia, de una de esas obras que no deberíamos dejar pasar, ya que salen de lo convencional.
El prolongados aplauso que reciben los protagonistas al final de la función, es un claro indicador, que Bodas de Sangre, formato radioteatro, gustó mucho y que los espectadores disfrutaron, tanto como nosotros de esta hermosa y cálida velada teatral.
Pensador Teatral.
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