Sábados 21 hs en Teatro del Artfacto ( Sarandi 760 )
El prolífico Raúl Serrano, vuelve a la escena teatral y debemos celebrarlo. El dramaturgo, director y docente teatral, nacido en Tucumán, hace 84 años, sigue mostrando su vigencia, trayendo esta hermosa obra, que nos hablará nada menos, que Domingo Faustino Sarmiento, una de las figuras más destacadas que dió Argentina y como no podía ser de otra forma, también una de las más discutidas.
Serrano con más de 70 obras en su haber, es una personalidad dentro del mundo teatral y tiene una vida riquísima, en su Tucumán natal descubrió si amor por el teatro, de allí se fue a Rumania, país en el que vivió diez años y al retornar a Argentina, se afincó en Buenos Aires, donde fundó y dirigió la Escuela de Teatro de Buenos Aires, sede también del Teatro del Artefacto, en el que se formaron cientos de actores, entre ellos Manuel Callau y Alejandro Awada, por nombrar arbitrariamente, solo a dos de ellos.
En los últimos años escribió numerosos libros relacionado con la profesión de actor, siendo su palabra siempre muy respetada. Vuelve a dirigir luego de cinco años. Sus obras generalmente tienen puntos de contacto con la realidad y la historia de nuestro país. En este caso, como Un Hombre Civilizado y Bárbaro, completa una trilogía, que se había iniciado con una pieza sobre Juan Bautisita Alberdi, una segunda referida Juan José Castelli, escrita por Andrés Rivera y la frutilla del postre, en este caso es nada menos que tomando la figura de Domingo Faustino Sarmiento.
Una de las figuras más emplemáticas de nuestra historia, Sarmiento nació en un hogar muy pobre de San Juan y gracias a su pasión y determinación, llegó a convertirse en una de las personalidades más destacadas que dió el país, Político y estadísta, llegó a ser Presidente, pero sin dudas su sello distintivo, fue el de la educación, ese siempre fue su norte.
Padre del aula, Sarmiento siempre supo la importancia que debía tener el desarrollo de la educación pública, como pilar para el crecimiento del país. Sin dudas, fue un hombre de acción, una topadora, que supo llevar adelante sus ideas. En los seis años de su mandato presidencial, se crearon 800 escuelas que triplicaron la matrícula de alumnos. La Ley de Educación, que establecería la Educación pública, obligatoria, gratuita y laica en el país, votada en 1884 bajo la presidencia de Julio Roca, lo tuvo como su ideólogo e impulsor.
La vida de Sarmiento fue intensa y sus aportes al desarrollo del país fueron numerosos, durante su gobierno, se extendió la red ferroviaria y caminera, se fundaron importantes diarios como La Nación y La Prensa, favoreció la llegada de inmigrantes, realizó el primer Censo Nacional de Población, creó el Cementerio de Chacarita, el Zoológico y Jardín Botánico, la Escuela Naval, el Colegio Militar, el Servicio Meteorológico Nacional y así podriamos seguir todo el día.
El mérito de Serrano, es sacar a Sarmiento del bronce y mostrar su lado humano, desacralizarlo, quitarles esa aura de héroes intachables y mostrarlo como hombre, con sus pasiones y sus contradicciones, sin que esto pueda opacar en algo su condición de prócer, pero logrando tener de una imagen más creíble del hombre que fue..
Para conseguir esto, el autor tuvo la enorme suerte de encontraren Mario Moscoso, el intérprete ideal para convertirse en el gran educador, con un parecido físico que impresiona y sobre todo con una entrega y una pasión para llevar adelante el personaje, que emociona y conmueve. Brillante el trabajo de Mario, que deja con boca abierta al espectador, por tamaña representación.
La labor de Moscoso es excelsa, logrando romper la cuarta pared que lo separa del público y generando una empatía notable La dramaturgia nos propone estar presentes en los últimos minutos de la existencia de un Sarmiento, que se debate entre la vida y la muerte, siendo consciente de ello y por lo tanto, desfilando antes sus ojos, los momentos más importantes de su vida y principalmente sus afectos.
Por eso Mario no esta solo en escena, en esos momentos póstumos, no quiere estar solo y convocará a sus seres más queridos. Allí es donde aparece María Belén Robin, que aportará belleza y sensibilidad a la pieza, recreando a las mujeres más importantes en la vida de Sarmiento, como Aurelia Velez Sarfield ( su amiga y amante ) Benita ( su esposa ) y su madre Paula Albarracín. Nos gustó mucho lo de María Belén, que dotando de mucha emoción a sus personajes.
Y por último mencionar a Eduardo Perilli, que será su hijo Dominguito y gracias a la magia del teatro, también un personaje que desde el futuro, interpelará las acciones de Sarmiento, en un muy buen guiño creativo que el autor suma a la obra.
La puesta es íntima, en esa habitación poblada de libros, con un banco de escuela y elementos tienen relación con la vida del sanjuanino más ilustre. Destacamos el vestuario de época de Julieta Iribe, que aporta distinción a la puesta, así como el diseño de luces, en manos del mismo Serrano, que acompaña los diferentes climas que transita la obra.
En definitiva, el autor consigue su objetivo de sacar al prócer del obra, trayendo a un Sarmiento humano y apasionado, sin juzgarlo, se lo presenta para que el espectador vea alguna aristas de su vida y reflexione sobre la importancia que tuvo su figura a lo largo de nuestra historia, donde más allá de algunas polémicas sin mucho sentido, no hay dudas que fue un luchador por sus ideas y un hombre de acción, que dejó un legado muy importante a las generaciones venideras
Sin dudas fue una noche de emociones, disfrutamos la vigencia de un autor como Raúl Serrano, que con sus jóvenes 84 años, sigue mostrando la vigencia de su exquisita pluma y su amor por el teatro independiente, en este caso, con el apoyo de un elenco que con pasión, se muestra muy compenetrado con el proyecto.
Por todo lo mencionado, solo queda recomendar fervorosamente Un Hombre Civilizado y Bárbaro, una excelente propuesta de nuestro teatro off, que nos regala una noche del mejor teatro y cumplidos 130 de años de su muerte, homenajea a un Sarmiento, que tanto hizo por nuestra Argentina y dejó la presidencia sin tener casa propia, muriendo en el Paraguay, en la misma condición de pobreza en la que nació.
No hay dudas, que si el país, hubiera tenido muchos más hombres con la determinación de Sarmiento, otra sería la suerte de Argentina hoy, por eso celebramos que un maestro del teatro, como Raúl Serrano, haya recordado en esta obra, al maestro de la patria.
Pensador Teatral,