Sábados 20 30 hs en Patio de Actores ( Lerma 568 )
Una propuesta muy interesante, llega al Patio de Actores, en el marco del Ciclo El Pasado es Presente, Autores Españoles Contemporáneos, con El Mal de la Piedra, texto escrito por la dramaturga madrileña Blanca Domenech, que incursiona en el teatro político, luego de más de un año de investigación, para ofrecer una mirada crítica desde el presente, a una página oscura de la historia de España, que en la actualidad muchos prefieren mantener oculta, como si nada hubiera ocurrido.
La trama se desarrolla en el Valle de los Caídos, el Monumento que el dictador Franco, mandó a construir una vez finaliza la guerra civil española, allá por el Año 1939. Ganador de aquella contienda, el General, pensó en un monumento de proporciones, como homenaje a sus caídos en aquellos años trágicos. La construcción fue faraónica y demoró más de dieciocho años, ya que se levantó una basílica en medio de la montaña y se alzó una cruz de 150 metros, la más alta y más grande del mundo.
Al momento de su inauguración, un decreto estableció, que el lugar honraría a los caídos de ambos bandos, como un gesto de reconciliación nacional. La medida generó polémicas en ese momento y las controversias siguen aún en la actualidad. Entre los principales motivos, mencionar que en la construcción, se usaron presos políticos, obligados a la tarea. En el subterráneo de la basílica yacen más de 34.000 cuerpos de ambos bandos, que Franco hizo llevar, de los cuales más de 12.000 pertenecen a personas desconocidas, lo que convierte al monumento, en la mayor fosa común de España.
Para algunos, El Valle de los Caídos, debe simbolizar de la reconciliación histórica ante la barbarie, pero para muchos otros, es un atentado a la dignidad de las víctimas republicanas, enterradas sin consentimiento en aquel mausoleo. Para acrecentar la polémica, al morir Franco, decidieron que esa sería su última morada y a partir de ello, se convirtió en un punto de peregrinación de la extrema derecha, en cada aniversario de su fallecimiento.
Pero dada ya esta introducción, algo larga, pero que creemos puede ser de utilidad, ya que no todos los argentinos en profundidad el tema. Yendo a la trama de la obra, la misma nos mostrará a Miranda, una restauradora ( Romina Pinto ) que está trabajando en la basílica, analizando el estado de la piedra, para prevenir un derrumbe en el futuro, ya que el paso de los años, está causando estragos en la construcción.
Miranda es una experta en la materia, estudió mucho para tener una oportunidad, tan importante para su profesión, como esta. Pero no se encuentra sola allí, ya que rondando, está un guardia de seguridad, parco y de apariencia neutral, que hace muchos años trabaja allí, cuidando la Basílica. Se huele cierto aire de tensión entre ellos, hay desconfianza entre ellos, igual la restauradora, no se preocupa demasiado, ya que pronto terminará su jornada laboral y volverá a casa.
Pero sucede algo impensado, debido a incidentes que se están produciendo en las afueras del monumento, entre manifestantes neonazis ( simpatizantes de Franco ) y grupos de memoria histórica ( contrarios al dictador ) Miranda deberá permanecer en el lugar, demorando su regreso a casa. Muy a su pesar, deberá quedarse, con el guardia, hasta que la situación se calme, algo que no ocurrirá pronto. El silencio y la cautela inicial, parecen quedar de lado para la restauradora, que se anima a manifestar su desprecio por ese sitio, que esconde tantos horrores, sin tener en cuenta la memoria de tantas víctimas. La revelación es realizada ante un guardia que de a poco comienza a mostrar su verdadera cara, hostil al pensamiento de trabajadora.
La obra es profunda y permite la reflexión del espectador, en varias capas, apareciendo en una de ella, los recuerdos de la Guerra Civil Española, los abusos que se cometieron en aquellos años y la polémica acerca de si un monumento puede realmente tener algún efecto pacificador. Por otro lado, surge el conflicto interno en la mente de la restaurada, que cuestionada por la dialéctica del guardia, navega entre sus convicciones y sus actos, algo que ocurre muchas veces en nuestra sociedad, donde muchas personas predican algo y en su vida practican algo diametralmente opuesto. Y hasta allí vamos a contar, el resto lo descubrirá el espectador cuando vea la obra, solo diremos que la atmósfera de tensión, por lo que ocurre afuera y dentro de aquel lugar, irá aumentando cada vez más, hasta tornarse irrespirable, principalmente para Miranda, ya que el guardia parece disfrutar, de la grave situación y la angustia de aquella mujer.
Las actuación de los protagonistas es estupenda, tanto Romina Pinto, como Iván Steinherdt, realizan magníficas composiciones de personajes. Romina, muestra su sensibilidad y sabe transmitir, el dolor que le provocan sus propias contradicciones, que quedan al desnudo, ante un ser despreciable como aquel hombre. Enorme trabajo de Iván, representando a un guardia, que trata de mostrarse como alguien correcto, pero que trasluce algo siniestro en su interior y un comportamiento provocador e inquietante.
El año pasado disfrutamos del trabajo de Romina Pinto e Iván Steinhardt en De Tiburones y otras Rémoras, la primer obra del grupo Vacío Fértil, compañia teatral, que tiene como objetivo, realizar obras teatrales, cuyo contenido y forma, pongan al arte como eje transformador y de toma de conciencia. En este caso, eligieron este texto de Blanca Domenech, que nos habla de las consecuencias políticas, sociales e ideológicas, que sufren las sociedades que sufren guerras o regímenes totalitarios y nos deleitaron con sus actuaciones.
La puesta es muy lograda, hay un excelente diseño escenográfico de Eduardo Muro, suma mucho la pantalla de fondo donde se proyectan imágenes de la época que acompañan el relato, al igual que el diseño sonoro, con esas voces de protesta, que nos resulta muy familiares. No podemos dejar de mencionar la dirección del reconocido Tony Lestingi, amalgamando todos los recursos puestos al servicio de la pieza.
Es importante destacar que la obra que vimos en un repleto Patio de Actores, estuvo de gira el año pasado por España con estos mismos actores y con una enorme repercusión, sorprendiendo por la valentía de tratar una temática, inédito para el teatro español, como la dictadura de Franco que tantas heridas causó en una sociedad, pero que la gran mayoría prefirió dar la vuelta y dejar que los hechos queden el olvido.
Por todo lo mencionado, creemos que el Mal de la Piedra, resulta una muy valiosa construcción del grupo El Vacío Fertil, que si bien toca un tema particular sucedido en España, el hecho resulta cercano y equivalente a otros actos atroces de la historia, como por ejemplo, la dictadura que vivió nuestro país, con miles de desaparecidos y heridas que aún no cicatrizan.
Recomendamos la obra, por la potencia de su texto, por sus magníficas actuaciones y por la posibilidad de reflexionar y no dejar en el olvido, hechos de la historia que nunca deberíamos olvidar, ya que repetirlos sería una tragedia. El prolongado y emocionado aplauso del público que colmó el Patio de Actores, al final de la función, es el merecido reconocimiento para una noche de buen teatro y de toma de conciencia.
Pensador Teatral.