Dramaturgia de Carlos María Alsina. Dirección de Gustavo Armas.
Sábados 18 30 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3356 )
Un texto sensible que invita a la reflexión, nació de la pluma del prolífico dramaturgo tucumano Carlos María Alsina, que presenta un relato donde lo real y lo onírico se entrelazan de manera efectiva, dejando además espacio para el espectador pueda elegir el camino a seguir, ya que es una propuesta abierta, que permite tener diferentes interpretaciones y miradas.
El trama se desarrolla en un espacio indefinido y despojado. Es una plaza ?? Es un especie de purgatorio o una antesala del cielo ?? Primer interrogante que el espectador deberá dilucidar. Como sea, allí veremos a una joven pareja, que visten túnicas blancas, el hombre tiene una sábana y unos tubos de aerosol. Lo acompaña una mujer que parece recolectar algo del aire. Ambos tienen un aspecto angelical y transmiten mucha paz.
Pronto nos daremos cuenta que el joven se dedica a hacer carteles, con frases que le piden quienes lo visitan. Hasta el llegarán diversos personajes, todos ellos con problemas que le transmitirán de manera oral, pidiendo les escriba algún mensaje que quieren amplificar y dar a conocer. Pero no es fácil decidirse, hay que dejar un mensaje efectivo y las dificultades de comunicación en este mundo actual es una realidad que quedará brutalmente al descubierto.
El letrista tiene una paciencia envidiable, prefiere escuchar y no hablar. Un par de monosílabos son suficientes, para que sus interlocutores se sientan cómodos y confiesen sus penas. La chica que lo acompaña, se muestra sensible a los relatos y afectada por los mismos. Lo visitarán diferentes personajes, muy diferentes todos ellos, como por ejemplo una idealista, una inmigrante, una poeta, un soldado, un financista y una bondadosa mujer.
En ellos se reflejan los problemas de un mundo que no funciona, donde las guerras y el hambre son una constante. El dinero parece ser lo único que tiene importancia. Se perdieron los ideales y los valores. Hay una existencia vacía y un halo de violencia que envuelve a la humanidad. No queremos adelantar mucho más para mantener el suspenso, solo diremos que a todos los personajes, los une una pérdida y la angustia que sobreviene por ello. Cuando vean la obra, entenderán de que hablamos y sacarán sus conclusiones.
Nos gustaron mucho las actuaciones que presenta la obra. Son ocho los actores en escena y todos encuentran espacio para el lucimiento. Hay merito aquí del director que les permite ese espacio. Con el riesgo de ser injustos, para nosotros quien más se destaca es Martín Castagnino, como el letrista. Está siempre en escena y realiza una gran composición, le alcanza con emitir unos pocos monosílabos, pero su encanto se trasluce en la expresividad en su rostro y su gestualidad. Transmite mucha paz con este personaje, que cada espectador interpretará quien es realmente.
Al letrista, lo acompaña Julieta Barletta, con un personaje tan misterioso, como bello. Una mujer sensible, que acompañará cada relato y reaccionará con su cuerpo, expresando así sus emociones. Por momentos será invisible para los demás. Muy linda la composición de Julieta, con corporalidad y poesía.
Pero no seamos injustos con los demás, muy buenos los trabajos de Cali Rotondo, como una inmigrante que llegó por agua, escapando de los horrores de su patria, expresando con mucho realismo el sufrimiento de los suyos. Guadalupe Farina es una poeta incomprendida, que no logra vivir de su profesión, debido al mundo dominado por el dinero en el que vivimos. Destacamos ambas interpretaciones.
Completan el elenco, Jorge Ojeda como un financista al que persiguen para robarle, María Inés Álvarez, es una idealista, que vé como sus sueños no se cumplieron. Marina Smith, es una paciente que parece recién salida de un hospital y Gastón Giunta, es un soldado al que no le quieren pagar por sus servicios, aclarando que en la función que vimos nosotros su papel, lo cumplió Marcos Vives, con un toro tan bueno, que en ningún momento se notó.
Mencionamos a todos, porque las actuaciones asi lo ameritaban. Cada uno de los actores, hace su aporte para que la trama funcione. La puesta que propone Gustavo Armas es muy dinámica y hay una continuidad que se mantiene a lo largo de todo el relato, con los protagonistas entrando y saliendo permanentemente de escena, desde diferentes lugares. El espectador siempre deberá estar atento, ya que la puesta tiene mucho ritmo, con momentos de mucha tensión y nunca se sabe lo que puede suceder.
En definitiva, una propuesta sensible y que deja mucho lugar para la reflexión, nos trae El Letrista, un relato que expone las miserias del mundo actual, donde las guerras y la violencia son una constante, con una sociedad enfrascada en resolver temas urgentes, pero carentes de humanidad y respeto con el prójimo y con las personas viviendo en un estado de tensión permanente, con lo material como principal objetivo, dejando de lado los principios y valores, algo que trae consecuencias muy negativas.
Como dijimos antes, el texto de Alsina, es abierto y permite múltiples interpretaciones. Cada espectador según su realidad y experiencia de vida, tendrá una mirada particular, pero no hay dudas que la obra interpela, contando con una fuerte carga emocional y una sensibilidad a flor de piel. El espectador sigue en silencio y con mucha atención la trama, hasta que llega el final y con el mismo, los aplausos emocionados y prolongados del público que colmó la sala del Beckett y se irá a casa, reflexionando sobre cual sería el mensaje, que le dictarían al letrista, viendo que es una elección compleja.
Pensador Teatral.