Libro de Walter Ghedin. Dirección de Dennis Smith.
Viernes 20 30 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )
Una propuesta muy original nos ofrece La Última Bonaparte, que por su título nos invita a pensar que veremos una obra que nos hablará exclusivamente de la vida, de Marie Bonaparte, nieta de Napoleón, una de las figuras más destacadas en la historia de Francia y última en llevar su apellido. Marie pertenecía a la realeza, fue Princesa de Grecia y Dinamarca, paciente y discípula de Sigmund Freud, dedicó gran parte de su vida a estudiar la anorgasmia femenina, a partir de su propio caso.
Al arrancar la obra, veremos en el escenario un estudio de grabación, encontraremos dos escritorios enfrentados, en uno de ellos veremos a Mauro Alvarez, que nos aclara es el director de un documental que se está realizando sobre esta enigmática mujer francesa, portadora de un apellido poderoso y en el otro veremos a Silvia Pérez, la reconocida actriz, que fue la elegida para llevar adelante el papel de Marie en el documental.
La pregunta surge de inmediato, Qué relación puede haber entre una Princesa que se reconoció a si mismo como una mujer frígida con Silvia Pérez, que a los 18 años, ganó un concurso de belleza, fue modelo y luego actriz, llegando a la cresta de la popularidad en la década del 80´, cuando convirtió en una sex-simbol y objeto del deseo de tantos argentinos, que se rendían ante su sensualidad. En un principio parecían mujeres opuestas, pero a medida que la trama irá avanzando, con sorpresa iremos notando que ambas historias tienen puntos en común.
Los espectadores seremos testigos del backstage del documental, una cámara que enfoca a Silvia, su ímágen proyectada en una pantalla, un micrófono para que la actriz pueda ir grabando los parlamentos de Marie. Habrá lecturas del texto, la búsqueda del tono de voz y toda la cocina de la grabación del supuesto documental. Se respira confianza entre el director y la actriz. De a poco la figura de la Bonaparte irá dejando lugar a Silvia, que comenzará a abrirse y llegarán las reflexiones sobre su propia vida.
En un momento el foco del documental se correrá, los límites entre ficción y realidad se entremezclarán, creándose un espacio íntimo donde Silvia hablará de ella misma, de algunos hechos que marcaron su infancia, como se sintió a los 18 años cuando todos elogiaban su cuerpo, su amor por el Negro Olmedo y aquella noche fatídica en Mar del Plata, donde todo cambió. Y hasta allí vamos a contar para no quitar sorpresa, solo vamos a decir que estremece la manera en que Silvia desnuda su interior, algo que nunca esperábamos al ver el título de la obra.
Vayamos precisamente a las actuaciones que presenta la obra diciendo que nos ha encantado la dupla protagónica que conforman Silvia Perez y Mauro Alvarez, mostrando mucha química en escena. Arranquemos por Silvia, a quien ya habíamos elogiado hace unos años por su trabajo en La Restauración, obra que vimos en El Extranjero, donde interpretaba a una bailarina clásica que brilló en el Ballet Bolshoi de Moscú. Aquella vez quedamos gratamente sorprendidos, ya que era la primera vez que la veíamos en un protagónico dentro del teatro independiente.
Aquí ya no es sorpresa, sino una confirmación, nos encantó su trabajo, donde su figura se disocia, por un lado, componiendo en gran forma a la refinada Marie Bonaparte, con el pelo recogido, vestido de cuello alto y un exquisito acento francés, Y por otro lado, siendo ella misma, siendo Silvia Perez, hablando de sus padres, de años de fama, las caídas que marcaron su vida y su amor de madre. Esta parte de su interpretación, es muy valioso y nos permitió ver un plano íntimo de esta gran actriz que no conocíamos. Reiterando que resulta un verdadero placer verla a Silvia, dentro del mundo del teatro independiente, que tanto de artesanal tiene.
Mauro Alvarez, es una verdadera revelación, ya que es el conductor de la historia, el que marca los tiempos del relato y las intervenciones de Silvia, creando la atmósfera necesaria para que las confesiones aparezcan. Con histrionismo y gran presencia escénica, resulta el acompañante ideal para la protagonista y se luce muchísimo en escena. Estupendo su trabajo, con una energía bien arriba que contagia.
La puesta del talentoso Dennis Smith, no pasa desapercibida, jugando mucho con lo audiovisual, no tiene miedos en tomar riesgos, apostando a algo diferente, con una propuesta multifacética, que explora entre lo cinematográfico y lo musical, con algunos momentos bizarros, como la canción del Puma Rodríguez, que aparecerá de manera sorpresiva y a nosotros nos gustó mucho. Como punto a mejorar, sentimos que por momentos la música en vivo, estaba un tono más alto de lo aconsejable y se hacía difícil seguir los jugosos diálogos de la dupla protagónica. Pero es solo un comentario, de una puesta que nos resultó original, atractiva y altamente creativa.
Y hasta aquí vamos a llegar, no queremos adelantar más, solamente mencionar que La Última Bonaparte, transita su segunda temporada en cartel, continuando con suceso que tuvo el año pasado, donde completó más de treinta funciones con localidades agotadas, algo que se entiende perfectamente luego de haber visto la pieza, gracias al poder del boca a boca.
Recomendamos la obra, se encontrarán con una propuesta diferente a lo habitual, un relato que arrancará como un documental y a medida que la trama avanza irá virando en confesiones, apareciendo coincidencias entre la vida de dos mujeres de tiempos diferentes, que en en apariencia lucen opuestas, pero que tienen mucho en común, mostrando una vez que las apariencias pueden engañarnos y muchas veces seguimos en la vida, un camino marcado por los mandatos familiares y la aprobación del otro, en lugar de seguir la ruta de nuestros deseos.
Pensador Teatral.