Dramaturgia de Mark St. Germain . Dirección de Daniel Veronese.
Viernes a Domingos en Teatro Picadero ( Pje Enrique Santos Discépolo 1857 )
Vuelve a la cartelera porteña, la multipremiada obra escrita por el dramaturgo y guionista estadounidense Mark St. Germain, que tuvo la gran idea de ficcionar un encuentro imaginario entre el Dr. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis y Clive Staples Lewis, catedrático de la Universidad de Oxford , autor de Las Crónicas de Narnia, para convertirlo en una muy interesante obra teatral.
La pieza que se representó en escenarios de todo el mundo, fue estrenada en New York en 2021, con un enorme suceso de crítica y público recibiendo el premio Broadway Alliance Award a la mejor obra. En nuestro país tuvo su estreno en el 2021, es una puesta que tenia también a Daniel Veronese como director y a Luis Machín, entre los protagonistas, con la salvedad que en aquella oportunidad su rol era el de Lewis y en esta ocasión la rompe literalmente en el papel de Freud.
La obra nos presenta el encuentro ficticio ocurrido en el departamento del Doctor en Londres, en Septiembre de 1939, en una jornada muy particular, ya que ese día Inglaterra ingresaba en la Segunda Guerra Mundial, luego que el ejército alemán encabezado por Adolf Hitler, se lanzaba en una loca carrera para conquistar el mundo, en un conflicto bélico que duró 6 años y tuvo más de 70 millones de víctimas fatales.
Freud estaba en los momentos finales de su vida, atravesando un agresivo cáncer de boca y decidió convocar para mantener una charla a Lewis, un notable profesor de la Universidad de Oxford, que era ateo, pero se convirtió al catolicismo, algo que Sigmund no podía tolerar. Cómo era posible que una persona de su inteligencia podía modificar su pensamiento y convertirse de un día para otro en creyente ?? Freud negaba enfáticamente la existencia de Dios y renegaba de las religiones, a las que consideraba manifestaciones de ilusiones y deseos inconscientes de los seres humanos.
A lo largo de la trama, se entablarán diálogos intensos y profundos entre el fundador del psicoanálisis y el catedrático, que debatirán sobre la existencia de Dios. Cada uno expondrá sus argumentos y puntos de vista, la ciencia y la religión como figuras contrapuestas serán el centro del debate, apareciendo en el escenario muchos interrogantes, que sin dudas llegan al espectador. Si Dios existiera realmente, como es capaz de permitir tanto sufrimiento en el mundo o que haya guerras como la que se iniciaba justo aquel día o más allá, como Dios dejaría que un niño muera a causa de una terrible enfermedad, eran algunos de los dardos que lanzaba el Doctor.
Lewis por su parte defendía su postura, argumentando sombre la probada existencia de Jesús y su muerte en la cruz, para redimir los pecados del mundo. La charla es realmente interesante y obligará al espectador a estar muy atento para no perder detalle de lo se expone. Además del tema de Dios, los disertantes hablarán acerca de la muerte y si hay vida luego de ella, pero también acerca de la importancia del sexo en la vida de las personas, entre otras cuestiones filosóficas. Los diálogos además de ser muy edificantes, tienen momentos de humor e ironía, que ayudan a que la charla sea más amena.
El texto tiene una gran exigencia para los protagonistas, siendo necesario actores con grandes recursos para no naufragar en el intento y sin dudas que Luis Machin como Freud y Javier Lorenzo como Lewis, están más que a la altura de representar esta gran ficción, mostrando un compromiso y una pasión que el público agradece, logrando potenciar un texto repleto de virtudes.
Sin dudas, quedamos impactados por la conmovedora composición de Luis Machin, como Freud. Realmente brilla en escena, mostrando una enorme carisma y presencia escénica para llevar adelante un personaje de tanta relevancia. Además de ello, logra transmitir todo el dolor que Sigmund sufría a causa de su enfermedad, con algunas escenas francamente desgarradoras. Fantástico el trabajo de Luis, de principio a fin, resultando una clase magistral del teatro para los espectadores, que siguen con admiración cada una de sus palabras y movimientos.
Y que desafio para Javier Lorenzo, lograr estar a la par de una figura de registro tan elevado como el caso de Machin y no desentonar. Desafío totalmente superado por Javier, que logra darle a su personaje la impronta y los matices necesarios, para estar siempre al pie de su anfitrión que es quien conduce la velada, pero sabiendo en que momento tomar la iniciativa para exponer sus argumentos con vehemencia, generándose un intercambio muy rico.
La dirección de Daniel Veronese es muy acertada, ya que brinda el espacio adecuado para el lucimiento de los protagonistas y del profundo diálogo que mantienen. La puesta tiene varios puntos para destacar, arrancando por el bellísimo diseño escenográfico de Diego Siliano que presenta el hogar de Freud que incluye por supuesto un diván. La iluminación de Marcelo Cuervo tiene momentos realmente importantes en la trama y por último mencionar el elegante vestuario de época de Laura Singh, que caracteriza muy bien a los personajes.
La Última Sesión de Freud es una estupenda propuesta que el teatro independiente nos presenta, trayendo un texto multipremiado que se presentó con éxito en todo el mundo y que invita a la reflexión del público, tratando temas tan movilizantes como la existencia de Dios, los dogmas y las creencias, que muchas veces se quieren evitar, por ser temas tabú y acá en cambio se debaten con profundidad y seriedad, en una versión valiosa que recibió 7 nominaciones a los Premios ACE 2022-2023, para que tengan una idea de la calidad del producto.
Los invitamos a que vean la obra, ya que además de disfrutar de un debate filosófico intenso, van a gozar de una actuación fenomenal de Luis Machín, de esas que se recuerdan por largo tiempo y que tiene como premio en la final de la función, esa ovación prolongada y pie del público, de las mayores que vivimos esta temporada en un Teatro Picadero repleto, que agradece la gran velada teatral vivida.
Pensador Teatral.