Dramaturgia de Federico García Lorca, Dirección y Puesta en Escena de Cristian Majolo.
Bodas de Sangre, célebre obra escrita por García Lorca en 1933, se inspiró en un hecho real, el crimen de Nijar, ocurrido en 1928, en la Andalucía rural, siendo una pieza reconocida y representada en todo el mundo. Es una tragedia con todas las letras, donde el amor, la vida y la muerte, estarán siempre presentes.
El desafío que asume Cristian Majolo, un director el joven y talentoso, es muy importante, al proponer una puesta actual, moderna y aggiornada, a estos tiempos. Una adaptación distinta a las habituales que tuvo esta misma pieza y que el mismo director, denomina como un clásico reciclado.
Traer un clásico escrito hace ochenta años y adaptarlo a estos tiempos, obliga a asumir riesgos, quitar algunas escenas, modificar algunos entornos, la clave es modificar algunos aspectos, sin que se pierda la esencia y en nuestra opinión, esto es conseguido aquí en gran forma por el director, que logra una Bodas de Sangre, actual, y menos solemne que anteriores puestas, pero logrando que conserve toda su carga dramática y poética, que el gran autor granadino, supo darle, con su mágica pluma.
Su hijo se está por casar, el problema es que su novia, tuvo años atrás, un amorío con Leonardo, integrante de los Félix. La relación amorosa parece lejana y superada, porque Leonardo, ya está casado y tiene un hijo pequeño, pero como ocurre muchas veces, las apariencias suelen engañarnos.
El día en que la boda se concreta y en momentos en lo que todo es celebración, ocurre lo impensado, la novia recién casada, nos revela que esa fuerza amorosa que sentía por Leonardo, uno de los invitados a la fiesta, no se había detenido y decide escaparse con él, huyen a caballo, para buscar esconderse en el bosque, abandonando juntos la fiesta de bodas.
El estupor reina y el novio herido en su orgullo, decide salir junto con algunos invitados, camino al bosque en búsqueda de la pareja de fugitivos, para vengar la afrenta sufrida.
No vamos a contar más, muchos lectores conocerán ya el final de esta historia, pero otros lo harán cuando vean la obra, solo decir que la tragedia se hará presente, en este maravilloso texto de Lorca, como dato curioso, mencionamos que Leonardo, es el único personaje que tiene nombre propio en la pieza.
Uno de las grandes innovaciones que propone el director, es el aprovechamiento integral que realiza de la bonita y amplia sala del Chacarerean. Las escenas, no solo se desarrollan, arriba del escenario, sino que también ocurren, por los pasillos del teatro, los actores suben y bajan escaleras, corren entre las butacas, logrando un acercamiento con el público, que se sorprende y los espectadores disfrutan la idea, ya que se sientes partícipes en primera persona de la historia.
Cuando les dijimos que la apuesta de Majolo, era muy jugada, no exageramos. Confirmando esto, mencionamos que las acciones no se desarrollan, solo dentro del teatro, esté prevenido el espectador, porque en la calle, también verá, a alguno de los actores haciendo de las suyas. No contamos más, para guardar la sorpresa, pero en nuestra opinión, una gran idea del director, llevar las acciones por todo el ámbito del teatro, rompiendo la cuarta pared, logrando cercanía con el espectador, y dotando de una dinámica y un ritmo a la trama, que la enriquece.
La principal razón, por la que, esta propuesta llega a buen puerto, es la gran respuesta del numeroso elenco reunido para la ocasión. Son dieciséis actores en escena, un despliegue poco usual para obras del teatro independiente, sin dudas que la idea de participar en Bodas de Sangre, fue seductora y por eso se conformó este prolífico elenco, comprometido y apasionado con la causa.
Con el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a algunos de ellos, arranquemos por Julia Azar, la madre, una gran actriz, que aquí muestra todo su oficio, componiendo un personaje de fuerte carácter y que impone una presencia escénica importantísima. Excelente lo de Julia.
Sigamos con Julieta Puleo, la novia, personaje central de la historia, quien se debate por el amor a su novio actual o revivir los momentos felices que vivió con Leonardo. Compone un personaje muy sensible y para nosotros es la revelación de la obra. Nos encantó su interpretación, en un papel complejo y exigente.
Sigamos con los novios, el oficial compuesto por Mauricio Mendez, quien está reemplazando momentáneamente a David Paez en el rol, algo que no se nota para nada, ya que cumple con solvencia su papel y el antiguo enamorado, es Cristian Majolo, que además de ser el director, muestra sus dotes actorales, componiendo en gran forma, un personaje apasionado y decidido a no renunciar, a su gran amor.
Gianna Pérez Prado, como la criada, tiene gran participación en la obra y se luce mucho tanto en lo actoral como en las partes cantadas que protagoniza, al igual que la bella Valeria Santa, quien nos deleita en varios pasajes, con su hermosa voz.
Aprovechamos el momento, para mencionar que lo musical, tiene gran significación en la puesta, con Diego Romero, que con su guitarra en vivo, compone canciones españolas y poemas de García Lorca musicalizados. Un gran aporte el de Diego.
Siguiendo con el elenco, llega el turno de Paula Resnik, como la mendiga o como la muerte. Excelente su caracterización, dando vida a un personaje que le aporta mucho misterio y misticismo a la puesta. En la misma sintonía, está el caribeño Orlando Luz, quien con sus extraños movimientos y danzas, aporta belleza y misterio, en dosis parejas.
Otro personaje intrigante, es La Niña, interpretada por Malena Luchetti, a quien vimos brillar la semana pasada en Jamás me Levanto la Mano, aquí la vemos en un personaje secundario enigmático, dotado de mucho encanto.
También aportan lo suyo, Gaby Barrios, otra actriz de experiencia, a quien vimos el año pasado con el mismo Orlando Luz, en La Luz de un Cigarillo, Rafael Ferrari es el padre de la novia, Julio Pallero y Edgardo Rosini como mozos y leñadores y pedimos disculpas, si nos estamos olvidando de mencionar a alguno.-
Se hizo larga la descripción, porque son muchos los protagonistas, pero entendemos que el tenor de las actuaciones y la pasión con que componen sus papeles, merecían las menciones. Un trabajo destacado en lo individual y creciendo muchísimo en lo grupal la de del elenco, que lograr llevar adelante este proyecto, que tanto exige.
Para no olvidarlo, digamos ya, que las hermanas fotos que engalanan esta reseña, son obra de Rillind Modgliani.
Mencionemos la bella escenografía, que recrea una casa campestre, muy acertado el diseño de luces y un vestuario muy audaz, en el que aparecen camperas de cuero y zapatillas en algunos personajes, detalles que pocos se atreverían, siquiera pensar en un clásico de Lorca, terminan de configuran la puesta diseñada por el director.
En definitiva, una propuesta muy interesante la que nos propone esta Bodas de Sangre, versión Majolo, una puesta audaz, alejada de las solemnidades y aggiornada a los tiempos actuales. Una excelente manera de acercarnos, a este clásico, escrito hace más de ochenta años, que llega, conservando el espíritu original y la poesía del texto de Lorca, con una fuerza y una originalidad, que hay que remarcar.
La muy buena respuesta del público, que colma cada Jueves el Chacarerean, es una clara muestra que la apuesta del director tiene gran acogida de los espectadores, que como nosotros celebra la aparición de nuevos directores que con talento y valentía, se atreven y consiguen espectáculos de alta calidad y sensibilidad como Bodas de Sangre, que sin dudas recomendamos.
Pensador Teatral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario