Martes 20 45 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Dramaturgia de Samuel Beckett y Dirección General de Rubén Pires.
Una propuesta tan original, como audaz, la que nos trae Pires, quien seleccionó seis textos cortos del genial dramaturgo y poeta irlandés.
El director quien hace cuatro años se encuentra trabajando con material de Beckett, sin dudas quedó embelesado con su universo, montando primero Esperando a Godot, una de sus piezas más reconocidas y escribiendo luego Beckett y el Mundo de las Abejas ( inspirandosé en la novela del francés Martín Page ), una deliciosa obra, que tuvimos la suerte de ver el año pasado en La Comedia.
En este caso sube la apuesta y elige seis textos, no tan conocidos de Beckett, para traducirlos y adaptarlos con la ayuda de Hugo Halbrich, logrando llevarlos al escenario y condensarlos en setenta minutos de exquisito teatro, de la mano de un elenco virtuoso y totalmente comprometido con la propuesta.
Agreguemos que este trabajo cuenta con la supervisión dramatúrgica de Lucas Margarit, un verdadero investigador de la obra beckettiana.
El desafío es grande, ya que los textos de Beckett no son sencillos, por el contrario son profundos y complejos y aquí son nada menos que seis textos breves los que se trabajan y se presentan.
Repasemos los nombres de cada uno de ellos, La Macedora, Monólogo, Va y Viene, Ohio Impromptu, Pisadas y Play.
Coincidimos con el director, que las dos primeras piezas son las más intensas, La Mecedora. inquietante texto que habla de la repetición y de la muerte, con Jessica Shultz que domina la escena en esa mecedora que se mueve rítmicamente, con esa voz de off, que parece hipnotizar al espectador.
Monólogo, nos habla de la soledad, de la rutina y de la vida que se apaga, en este caso con una excelsa actuación de Gerardo Baamomde, que se luce mucho, jugando con la oscuridad.
Va y Viene, es el encuentro de tres viejas amigas ( Jessica, Marina Tamar y Celeste García Satur, que se reencuentran y rememoran viejos encuentros- Impresionan sus risas y sus movimientos perfectamente coordinados. Aquí el espectador, luego de dos textos duros, se relaja un poco y se escuchan risas nerviosas, que parecen imitar las contagiosas carcajadas, de las actrices..
Ohio Impromptu, tal vez sea la representación más críptica de la pieza, Baamonde y Eduardo Lamoglia son dos ancianos, sentados en una mesa y leyendo unos indescifrables papiros. Un texto perturbador y atractivo.
Pisadas, nos muestra una mujer, que lucha por escapar al recuerdo asfixiante de su madre ya fallecida y entendemos la mejor interpretación de la noche, con una Jessica Schultz brillante, que compone de manera un personaje fantasmagórico y misterioso, que parece salido de una película de terror..
Y la última representación es Play, donde dos mujeres ( Celeste y Marina ) y un hombre ( hace su aparición el histriónico Carlo Argento ). Vemos solo sus cabezas, porque están en una especie de urna, nos cuentan del triángulo amoroso que vivieron. Aquí hay muchas risas y el público disfruta del gran trabajo de coordinación, que hay entre los tres, para intercalar sus diálogos. Un texto y actuaciones excelentes para cerrar bien alto la faena.
Como dijimos, cada fragmento, tiene su temática particular, en la mayoría aparece el tinte pesimista que se le adjudica a Beckett, la repetición, el absurdo, la relación madre - hija y una permanente reflexión sobre la muerte, que es uno de los temas predilectos del autor irlandés. Además en todas hay personajes, llenos de misterio y en muchos casos de apariencia alienada.
La puesta plena de poesía, es minimalista y tiene numerosos puntos para destacar, presentando una escenografía despojada, en la que solo aparecen en escena, mínimos objetos que son intercambiados por los propios actores, cuando termina cada mini obra.
La penumbra es la característica que resalta y que recrea la atmósfera misteriosa y lúgubre, que es el clima que propone el director y logrado en gran forma.
De fondo suena una música con toques circenses y hay tres rubros, que son destacadísimos, en primer lugar los recargados maquillajes que presentan los actores, enorme y bello trabajo de Analía Arcas. El segundo, es el magnífico diseño de pelucas de Miriam Manelli. Estos dos ítems, le aportan una riqueza visual a la puesta, que debemos destacar.
Y en la mismas altura, a no olvidar el particular y original vestuario a cargo de Juan Miceli, otro destacado que presenta la pieza.
Una puesta muy cuidada, en la que se tienen en cuenta, todos los detalles.
En definitiva, estamos ante una propuesta muy original, se nota el buen trabajo previo de investigación, para seleccionar los textos y conseguir adaptaciones tan logradas. Felicitamos al director, por lograr plasmar su original idea y poder exponer en estos textos no tan conocidos, el espíritu del gran Beckett.
El espectador se sube a la propuesta y disfruta la posibilidad de ver varios comienzos y finales, algo que otorga una dinámica y una riqueza en los temas a tratar, algo que solo puede ocurrir con el formato pensado por el director, donde el gran beneficiado es el espectador que se da una panzada de teatro.
Pires puede coronar este proyecto, debido a la acertada elección de un elenco importante, que le responde con actuaciones magníficas actuaciones, donde como dijimos brilla Jessica Shultz, mostrando todo su virtuosismo, pero no seamos injustos con el resto del elenco, que tal vez con menos minutos en escena, redondean todos excelentes papeles. Se nota que todos están comprometidos con el proyecto y se entregan al mismo, con una pasión que los enaltece.
Concluyendo al fin, Hacela Corta Beckett, es una propuesta original, de excelente factura. Recomendamos fervorosamente la obra a todos los amantes del buen teatro, que sin dudas se van a deleitar con los textos del reconocido autor irlandés y con las exquisitas actuaciones del gran elenco reunido para la ocasión.
Pensador Teatral.
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