martes, 19 de abril de 2022

Dios me Odia

Dramaturgia de Victoria Sarchi. Dirección de Silvana Sabetta.






Miércoles 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Un texto potente y muy actual, llega de la mano de Victoria Sarchi, que pone el foco en los vínculos de pareja, para dejar al descubierto el desgaste que pueden tener con el correr del tiempo y como por ejemplo, el nacimiento de un hijo, en vez de ser un hecho de unión, puede ser el detonante que termine de derrumbar una relación que venía a los tumbos-

Pero la dramaturgia es más amplia, no se suscribe a la relación de pareja,  tocará también el tema de las relaciones familiares y entre amigos, que muchas veces tienen una cubierta sólida, pero debajo de la superficie, esconden hipocresía, egoísmos y celos, que siempre están latentes y que en el momento menos pensando y mas inoportuno, pueden emerger, trayendo verdades que se callaban, desatando una tormenta.





La trama se desarrolla un sábado a la noche en la casa de Florencia y Marcelo, una pareja joven de clase media, casados ya hace un par de años y con un hijo de dos años, que por primera vez no dormirá con ellos, ya que se la llevaron a la casa de la madre de Flor, para estar solos en la reunión programada para esa noche. En esa previa, se nota tensión acumulada entre ellos, diálogos filosos, comentarios hirientes y una violencia verbal omnipresente. 

Están haciendo los preparativos para una cena muy especial, ya que recibirán a Nina y Rodrigo, recientes novios. Nina es la hermana mayor de Florencia y Rodrigo uno de los mejores amigos de Marcelo. Se conocieron en el último cumpleaños de él, ambos estaban invitados y contra todos los pronósticos se pusieron de novios. También contra todos los presagios, aún seguían en pareja. Era muy notorio que eran de personalidades muy diferentes e incompatibles, pero el amor es misterioso y  la realidad era que seguían juntos y les habían pedido reunirse esa noche, porque querían darles una noticia muy importante.





Los anfitriones tenían muy pocas ganas de que esa cena se llevara adelante, algo no les cerraba en esa pareja tan cercana. Es más, a último momento hasta pensaron en cancelarla, pero ya era tarde para ellos, la reunión indefectiblemente ocurriría. Y entre discusiones y enojos, intentaban adivinar cuál sería el motivo de la visita. Descartaban que anunciaran casamiento, porque Rodrigo siempre sostuvo que no creía en ese tipo de compromiso. Un viaje ??? No, eso no seria tan importante para pedir verse. Por más que dieron vueltas, no pudieron adivinar, cual era ese motivo. La pareja reciente, tenía un pedido muy particular que hacerles y aquí en estas líneas no lo vamos a revelar, solo adelantaremos que era un pedido que nunca hubieran imaginado y los dejará con la boca abierta.

Los diálogos entre los integrantes de aquella velada serán intensos y por momentos venenosos, buscando los puntos débiles del otro.  Hay pases de facturas permanentes, intimidades que no debían salir a la luz, pero salen. Trapitos sucios que se lavan fuera de casa y cruces verbales constantes, hay un aire belicoso en el ambiente, que rodea aquel encuentro y que pese algunos esfuerzos, no logran disiparse, pese a que en todo momento se quiere simular un ambiente  cordial o tender puentes, que queda claramente son artificiales.  Pero cumplimos con nuestra palabra y dejamos de contar, así el espectador se sorprende cuando vea la obra, de todos los tópicos que se tratarán, tal como nos ocurrió a nosotros.






Si, podemos resaltar, que hay un texto intenso y actual de Victoria Sarchi, que se potencia con las interpretaciones que presenta la obra.  Los cuatro actores reunidos, se sacan chispas en el escenario, cada uno logra darle peso propio a su personaje, obteniendo espacio para el lucimiento individual y más aún en el conjunto.

Arranquemos como Matías Broglia, que personifica a un joven escritor, que acaba de terminar su última novela. Con gran presencia escénica, funciona como el personaje central de la historia y centro de la mayoría de los conflictos. Es un actor que nos gusta mucho Matías, con un estilo muy personal, que lo muestra tranquilo por momentos y exaltado en otros, pero siempre atrayendo las miradas del público. Gran trabajo para un actor, al que notamos en continuo crecimiento y al que siempre resulta un placer verlo en escena. 





La revelación de la noche, para nosotros fue Victoria Sarchi, a quien es la primera vez que la vemos actuar y nos encantó su presentación. Con mucho desenfado, carácter y un histrionismo a flor de piel, compone a una madre joven, directa, defensora del género y de sus ideas. Para no perderse los cruces con su esposo y con su hermana mayor. Además de ser la autora del texto, Victoria nos regala una hermosa actuación. Nos encantó su trabajo.

Seguimos con Lourdes Invierno, una actriz a la que ya elogiamos en anteriores obras y que también nos gusta mucho. Con mucho oficio compone a una mujer madura, cultora de la vida natural, enemiga de los celulares y con un fuerte deseo que cumplir. Una satisfacción reencontrarnos con Lourdes, llevando adelante aquí en gran forma, un personaje complejo.







Resta menciona a Fausto Guerra, en el rol de un joven y exitoso director de cine, muy encerrado en su mundo y bastante ajeno a lo que ocurre con el resto de los mortales. Buscará ser el centro de atención de la velada, con la propuesta de llevar al cine, el nuevo libro de Rodrigo y es quien menos se mete en los conflictos, ya que parece mirar solo su ombligo. Muy buenos rasgos del personaje, que logra Fausto, en una estupenda caracterización.

Se hizo algo extensa las menciones para el elenco, pero entendemos que es un acto de justicia, ya que si la obra alcanza momentos de alta tensión y absoluta credibilidad, es gracias a las interpretaciones que presenta. Pocas veces nos encontramos con actuaciones tan parejas, por lo buenas y cuando esto ocurre hay que destacarlo.

La puesta de Silvana Sabetta es atractiva, logrando atrapar al espectador desde el arranque, con un funcional diseño escénico de Facundo Veiras que colabora con el clima intimo que pide el texto, logrando dar al relato una dinámica que se sostiene en todo momento, gracias a la calidad de las interpretaciones.






En definitiva, valoramos la propuesta de Dios me Odia, que resulta original, ya que se anima a mostrar vínculos humanos, alejados de lo políticamente correcto, más habitual en las telenovelas, que en la realidad. Poniendo en primer plano, los enfrentamientos verbales, cruces de género y competencias existentes. Dejando al descubierto las mezquindades, la lucha de egos y el debate sobre viejos mandatos sociales, que hoy están seriamente cuestionados.

Disfrutamos mucho la obra, que toca temáticas actuales y que expone vínculos reales, donde el individualismo y mantener las apariencias son objetivos centrales, imponiéndose sobre relaciones plenas y sinceras. Una pieza para reflexionar, disfrutar de excelentes actuaciones, eso sin mirar al celular, para vivir una velada teatral, donde las tensiones y los conflictos, estarán a la orden del día.-




Pensador Teatral.

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